Mi primer slash de House M.D.
Quizá el primer escrito de mi autoria que sí considero slash. Me he tardado pero he conseguido algo que, espero, guste de su lectura; agradezco a Houseshead13 por sus comentarios en otras obras relacionadas a ésta temática en específico. Y, si es de tu gusto este género: magnífico, espero lo disfrutes. Sino, me sirvió para agradecerte.
Prólogo~
775 palabras
-O-o-o-o-o-o-o-
Terapia intensiva
Hospital Princeton-Plainsboro
(Nueva Jersey)
16:15 horas
Sala de espera
-O-o-o-o-o-o-o-
Simplemente deberías haberlo sabido, James. Todo indicaba eso.
¿Cómo pudiste ser tan idiota? Se supone que la razón común eras tú, no él.
Aún cuando el intelecto era realmente diferente pudiste haberlo intuido, pero no…
Sólo lo disfrutabas, no lo razonabas.
Sabías que Gregory te ocultaba algo, y cuando todo ocurrió… dejaste de indagar. ¿¡Por qué mierda dejaste de indagar, Wilson!? Te recriminaba tu mente Si tan sólo hubieses prestado más atención nada de esto estaría ocurriendo.
Sintió una mano en su hombro, apretándolo… tratando de reconfortarlo cuando en realidad, lo único que le recordaba aquella acción era la realidad, el porqué estaba ahí y ahora. James bufó, irritado, exhausto… adolorido.
—Sabes que esto debía pasar —le musitó Foreman.
—¿Saber? —gruñó irritado, su voz estaba ronca. Sus manos temblaban y sus ojos luchaban por contener aquellas lágrimas que, sinceramente, sólo demacrarían más la situación; él no era la víctima en este momento—. ¿¡Cómo mierda quieras que sepa algo que él nunca se atrevió decirme!? —… no, él no era la víctima. Entonces, ¿por qué se sentía como una?
—Wilson…
—¿¡Pero claro, que jodida importancia puede tener el decirle a tu mejor amigo por lo estás pasando!? —bramó, sintiendo temblar su cuerpo y, cómo, aquél agarre ejercía más presión en su hombro.
—Wilson…
—¿Por qué tiene que ser tan estúpidamente orgulloso? Pudo haberse metido en aquél tratamiento desde la primera vez —sus labios temblaron—. ¡Pero, carajo! Siempre tiene que ser un idealista presuntuoso, un idiota que creé no necesita ayuda alguna.
—Tú mejor que nosotros sabes que él es así, Wilson —replicó Cameron, sujetando fuertemente su bata, perdiendo sus modales de manera temporal.
—¡Ustedes pudieron haberlo sabido mejor que yo! —gritó James, perdiendo los estribos—. ¡Son su equipo de trabajo, pasaba la mayor parte del tiempo metido hasta las narices con ustedes! —tragó, amargamente, saliva—. ¡Y no me vengas con idioteces mal fundamentadas como lo es el tiempo, Cameron! —siguió, interrumpiendo los futuros reclamos de la chica—. ¡Los síntomas, maldita sea! En algún momento con ustedes pudo haber mostrado alguno.
—¡Tú eres el experto en ese puto campo, no nosotros! —peleó Chase
Y Jimmy calló, abrumado por la verdad de sus argumentos. Golpeado ferozmente por la realidad. Seguía sintiendo la mano de Foreman, de una sacudida se libró de ella y le encaró, éste —regresando su mano al bolsillo de su pantalón— habló.
—Es bueno desahogarte, Wilson; House te diría lo mismo si estuviera aquí —expuso—. Pero no debes enojarte con ninguno de ellos, nadie lo sabía… en lo absoluto y, cuando llegué a enterarme, ya era demasiado tarde. House no lo dijo, presentó todo como simples síntomas sin importancia, planeó cada momento —aclaró su voz, cuando el oncólogo intentaba replicar y prosiguió con el mismo tono—, al menos la mayoría. Lo único que él jamás planeó es que tú estuvieras en el momento en que él decayó.
—Él es un imbécil… —gimoteó sin ganas, dejando que las lágrimas recorrieran sus sonrosadas mejillas.
—No lo niego, jamás lo haré —aprobó Foreman—. Es el imbécil más grande que he conocido, arrogante y egocéntrico. Pero también es inteligente, Wilson. Nos usó a todos como piezas de ajedrez, utilizando su vida misma como tablero. Hizo lo que quiso, con quién él lo decidió.
—¿¡Cómo puedes decirlo tan calmadamente, Foreman!? —vociferó Cuddy, intentando detener aquél temblor de sus manos.
—Por que… —suspiró desganadamente, haciendo que James fijara su vista en su colega por primera vez desde que fueron rechazados en aquella habitación. Aún cuando las lágrimas nublaban su vista pudo percibirlo…— él así lo hubiera querido, ¿no lo crees? —los ojos del doctor denotaban culpa...dolor…miedo.
—¿Te lo hizo prometer? —quiso saber James, atrayendo la atención de todas hacia su persona. Ciertamente, poco le importaba.
—Wilson yo-
—¿Te lo hizo prometer? —repitió, interrumpiéndolo; cerrando los ojos, dejando que las lágrimas siguieran su camino.
—Comprende que-
—¿¡Te lo hizo prometer, Foreman!? —gruñó, con la voz quebrada—. ¡Sólo son dos jodidas opciones, maldición! ¿¡Sí o no!?
—House sabe manipular a sus peones, Wilson —habló, Eric, con rapidez—. Es lo único que se me permite decir —sonrió melancólicamente—, el más apto para responder tus interrogativas es él.
Jimmy se paró de su asiento y abrió sus ojos, aún con lágrimas recorriendo sus mejillas, caminó a la salida.
Necesitaba pensar, aclarar sus ideas… sus pensamientos.
Deseaba aire fresco.
Al llegar a fuera, miró el cielo. Grisáceo, a punto de llover.
No, él no necesitaba nada eso, no deseaba nada de eso… sólo quería excusas, argumentos falsos para no pensar, para no sentir.
—Mierda —musitó, dejándose caer en una de las bancas.
Necesitaba de House…
