Ni Naruto ni sus personajes me pertenecen, son propiedad de Kishimoto-sama.

No obstante, la siguiente historia es mía en su totalidad.


Comienzo a llorar desconsolada mientras la confirmación de mi mayor temor aparece ante mí.

¿Cómo pudo pasar esto?

Sollozo adolorida mientras tiro la prueba de embarazo al retrete y bajo éste. Me siento en el suelo y pongo las manos en mi cabeza, para apretarla hasta que duele. No me puede estar pasando esto. Yo me cuido, nunca fallo con las píldoras, ni una vez, y sobre todo él usó condón. ¿Por qué diablos me embaracé? Si las probabilidades eran mínimas.

¿Qué haré?

No puedo criar a un bebé sola y estudiar a la vez… Pero tampoco quiero llamarle a Sasuke.

Le doy un golpe a la pared del baño y después pego la frente a esta.

Unos golpes se escuchan del otro lado de la puerta y yo me congelo.

―¿Sakura? ―Habla Ino, mi mejor amiga y compañera de cuarto en la universidad―. ¿Te encuentras mal? ¿Sucede algo? ―Y vuelve a tocar, no me gusta preocuparla, pero como calmarla cuando yo misma estoy en un máximo estado de desasosiego.

Pasan unos segundos y ella empieza a gritar, me espabilo y como un zombie abro la puerta.

Debo dar un gran espectáculo a la vista, con los ojos rojos, despeinada y una cascada saliendo de mis ojos, no puedo detenerme. Por fin sé el motivo de mis cambios de humor, aunque no era el esperado.

De pronto todo se vuelve negro y lo último que escucho es un chillido de alerta.

La cabeza me da vueltas, mis ojos duelen y me siento incapaz de abrirlos, la garganta me arde y el brazo izquierdo lo siento frío, muy frío.

Una mano se pasea por mi frente y yo me agito bajo el contacto.

―¿Puedes enfocarme? ―Con sumo esfuerzo, lo hago―. Mucho mejor, ¿cómo te sientes?

Parpadeo confusa al ver a la mujer de cabello rubio frente a mí, ¿quién es ella?

Miro a mi alrededor y obtengo mi respuesta, es más que obvio que estoy en un hospital. El olor a antisépticos, el blanco constante, la bata de la mujer que me habla.

Intento sentarme, y es cuando noto la vía firmemente adherida a mi brazo, suero.

―¿Cómo llegue aquí, doctora?

―Tu amiga te trajo ―Dice sacando una linterna para examinar mis pupilas―. ¿Estabas al tanto? ―Pregunta de repente.

Ni siquiera tengo que inventar una excusa, ¿de qué serviría?

―Me enteré hoy. ―Susurro con la cabeza baja.

―Ya veo ―Guarda su utensilio y se mete las manos en los bolsillos de su impoluta bata―. Entonces fue eso lo que produjo el desmayo. Tienes las defensas bajas, y estás anémica, ¿lo sabías?

―No.

―Pues ya estas al tanto, debes cuidarte ―Me mira fijamente, casi como reproche. Bien, deberé acostumbrarme a ese tipo de miradas de ahora en adelante―, Te recetare los medicamentos adecuados para que tu salud mejore, no obstante debes alimentarte mejor de ahora en adelante. Ya no sólo por ti.

―Gracias.

―Pasaré a dejarte la receta médica, después solo debes esperar a que el suero se acabe y podrás irte a casa. ―Se va del cubículo y segundos después entra Ino.

―¿Qué sucede, Sakura? ¿Qué te han dicho los médicos? ―Habla demasiado rápido y eso me marea―. ¡¿Por qué nadie me dice un carajo aquí?!

Toma mi mano libre de jeringa y le da un apretón, parece confundida y no es para menos.

―Ino, verás… ―Un nudo se forma en mi garganta y se me hace imposible seguir.

―¿Qué? Sakura, no me asustes.

Miro al techo para evitar derramar lágrimas, me siento la peor persona del mundo.

―No es esa mi intención… ―La primera lagrima resbala por mi mejilla― No estoy a punto de morir, si eso es lo que crees ―Bromeo para quitarle tensión al asunto―. Sólo, estoy embarazada.

No puedo mirarla al rostro, así que cierro mis ojos con fuerza y espero a que todo pase, que grite, explote, salga con algunas de sus ocurrencias o algo, pero no lo hace.

―¿Estás jugando?

―No, Ino.

―¿Desde cuándo lo sabes?

―Unos minutos antes de que llegaras al dormitorio.

―Por eso fue el desmayo... ―Comienza a atar cabos poco a poco, y temo que llegue a la maldita pregunta que sé que viene ahora―: ¿Quién es el padre?

La miro cuando habla y no soy capaz de responderle, en cambio vuelvo a llorar, cosa que odio pero que parece ser lo único que soy capaz de hacer en este instante. Ino me abraza con cuidado y susurra palabras de aliento mientras acaricia mi cabello, temo perder a mi mejor amiga por esto, no lo soportaría, ella ha sido como mi hermana a lo largo de todos estos años.

―No… No puedo. ―Sollozo.

―Tranquila, después me lo dirás, ahora cálmate ―Apacigua―. Esto no te hace bien, ni a ti ni al bebé que llevas dentro.

Lo dice con semejante expresión de ternura y cariño que lloro con muchas más fuerza que antes.

¿Cómo pude hacerlo? ¿En qué demonios pensaba?

La miro a sus acuosos ojos azules y me maldigo.

No tengo fuerzas para contarle que el padre de mi hijo… Es también su padre.


Regreso con nueva historia, ¿se esperaban tal inicio?

Este será mi primer SasuSaku y espero no embarrarlo, por lo que no quiero que exista tanto OoC, cosa prácticamente imposible cuando es una historia AU, pero bueno, lo intentaré.

Para las personas que siguen mi otro fic, pido disculpas por la tardanza, pero tuve un gran bloqueo para escribir el nuevo capítulo. Sin embargo esto se formó en mi mente y no pude pasarlo por alto. En cuanto mi imaginación este apta de nuevo (eso suena raro :c) les actualizaré.

No desesperen.