Disclaimer: Soul Eater no me pertenece, es obra de Atsushi Okubo-sama y yo solo uso sus personajes sin fines de lucro.

Llorar no es de débiles

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Era la cuarta vez que la pequeña niña se caía y Maka no pudo reprimir una risilla antes de ayudar a que se levantase. La infante, de cabello ceniza, se sujetó a Maka reprimiendo los sollozos que amenazaban a escaparse de su boca. La mayor la miró extrañada, pues la infante no solía reprimirse a la hora de llorar si se hacía daño o estaba triste; Maka siempre le había enseñado que no era bueno reprimir las lágrimas ya que a la larga sólo se conseguía sufrir más.

—¿Kami? ¿Qué pasa? Sabes que aguantarse las ganas de llorar no es bueno.

Maka notó que los ojos burdeos de Kami se aguaron aún más, a la vez que negaba con la cabeza.

—Pero mami, Haiiro-chan me ha dicho que llorar es de débiles y que si soy una llorona nuca podré ser un buen arma como papi —respondió con la voz quebrada.

Maka suspiró y se agachó para abrazar a su hija de cinco años, repitiendo mentalmente una y otra vez que golpearía hasta la saciedad a Black Star por enseñarle a su hijo esas cosas. Obviamente Tsubaki no tenía nada que ver con el tema y aunque los hubiera regañado padre e hijo eran bastante egocéntricos, ambos tan iguales que no se podía razonar con ellos. Y si no fuera porque el torbellino de pelo negro y ojos verdes era adorable y aveces parecido a Tsubaki, Maka ya le hubiera dado una reprimenda.

—Ese pequeño idiota de Gray Starno sabe nada, no pasa nada por llorar, hija.

El verdadero nombre del niño era, en efecto, Gray Star, la única persona que lo llamaba Haiiro —y a la única que Gray dejaba hacerlo— era Kami, quien alegaba que como los padres del pequeño eran japoneses, el nombre de Gray tenía que decirse en japonés. Maka encontraba las ocurrencias de su hija entrañables.

—¿E-enserio? ¿Está bien llorar, mami?

Maka la se agachó para quedar a la altura de Kami y esbozó una sonrisa confiada.

—Por supuesto, llorar no es de débiles.

Finalmente Maka recibió el abrazo de su hija con los brazos abiertos, mientras la niña lloraba apoyada en su hombro.

A lo lejos, Soul observaba la escena con su sonrosa de tiburón adornándole la cara, preparado para acercarse para consolar a su princesita porque sí, llorar no es de débiles, pero prefería ver la radiante sonrisa de su hija a ver sus ojos llenos de lágrimas.


Llevo días con este pequeño drabble y he de decir que para tener sólo unas 400 palabras he variado mucho la trama inicial a la que finalmente veis aquí, ¡espero que os haya gustado!

¡Nos leemos!

Atte: Poppy-chan.