CAPITULO I: ¿Cómo fue que paso?
Joey Wheeler se consideraba a sí mismo una persona normal, dentro de lo que cabe, su vida era más difícil de lo que quería admitir y pocos sabían de su vida familiar, sólo Tristán Taylor, su amigo de la infancia y Yugi Motou uno de sus mejores amigos y compañero de duelos. Con las demás personas aparentaba tener una vida plena y feliz, ya que detestaba que lo vieran con cara de lástima y que se trataran de meter en su vida dándole consejos que él sabía estaban de más, quien mejor que él para saber como manejar su vida.
Joey no aborrecía a nadie, era muy amiguero, sólo había una persona que podía ponerlo de malas, bueno debía haber más personas, claro que dentro de su circulo de conocidos y compañeros de duelo, sólo había uno que en verdad le repateaba las tripas, y no porque fuera malo, él sabía que no era malo porque más de una vez los había ayudado, sino por el maldito carácter que se cargaba Seto Kaiba, ya que siempre lo insultaba, se burlaba de su forma de jugar Duelo de monstruos y de las veces que le había ganado, de su apariencia y de su forma de ser. Por todo lo anterior Joey decidio que ya había llegado en punto en que no soportaría más insultos de Kaiba y sólo había una forma de ganar su respeto y era ganarle en un Duelo. Para eso había entrenado con Yugi y su abuelo las pocas horas que tenía libre los fines de semana y entre días.
Ese domingo él se levanto seguro de ganarle a Kaiba, estaba decidido, ese día le ganaría, le ganaría a Kaiba a como diera lugar, pero lo que él no sabía era en que forma le ganaría. Tomo el metro y espero pacientemente a que Seto saliera de su oficina, era domingo y no tenía nada que hacer hasta más tarde por lo cual no le molestaba esperar. Una vez que lo vio salir le grito, ya que sabía que con todo el personal de seguridad de Kaiba seguramente no lo iban a dejar acercarse. No podía esperar mas, tenía que darle su merecido a ese cretino que no hacía otra cosa que burlarse de él, y estaba esperando con ansias ese momento.
Kaiba te reto a un duelo, ya estoy cansado de que me humilles y te burles de mi.- Le grito lo más fuerte que pudo
Perro, no crees que es inapropiado que vengas y me grites en frente de toda esta gente- Le dice frío y estoico.
¿Qué? ¿Tienes miedo a que te gane?- Se mofa.
Esta bien, perro, no voy a permitir que me pongas en ridículo, te espero esta noche a las 9 en las instalaciones de juego de Kaiba Corp, solos tú y yo sin tus molestos amigos. No llegues tardes, como siempre. –
Y se fue tan dejando a un Joey muy furioso por el comentario. Pero cuando vio su reloj se fue corriendo y maldiciendo ya que tenía que llegar a su trabajo como mesero en un restaurante o sino sería despedido. Durante todo su turno no pensó en otra cosa que su estrategia para darle su merecido. Sabía que no era tan bueno como él, pero se había esforzado mucho entrenando y tenía que dar lo mejor de sí para ganarle.
Cuando casi iban a dar las 8 pidió un permiso para irse temprano y se fue a su casa. Llego, abrió la puerta, se asomo, no había nadie, respiro hondo y entro. Dio gracias a dios que su padre no estaba.
Se baño, se cambio, suficiente tenía con que Kaiba se burlara de él por sus deficiencias tanto en la escuela, como en el juego como para que también lo hiciera con respecto a su apariencia. Se vio en el espejo y no estaba mal, se dijo con seguridad, cualquier cosa que le diera confianza para enfrentar a Kaiba era valida. Una vez listo, salio corriendo a tomar el metro para llegar temprano a su cita.
Llego a Kaiba Corp y el guardia de seguridad lo dejo pasar y le dio instrucciones para llegar hasta a las instalaciones para realizar pruebas de Kaiba. Era enorme y dio gracias a dios que Kaiba lo creyera un tarado y le halla dado un croquis del lugar por que sino nunca hubiera dado con el dichoso lugar. Estaba muy nervioso, no lo podía negar, pero tenía que concentrarse y dar lo mejor de sí, no podía pensar en que iba a perder otra vez, como siempre, sacudió su cabeza para sacar los pensamientos negativos de ella, él tenía que ganar aunque fuera solo una vez.
Cuando llego Kaiba lo estaba esperando.
Veo que llegas temprano, perro…
Claro ricachón engreído, creías que te iba a dar ese gusto.-
De todas formas vas a perder y lo sabes-
Deja te decir estupideces y empecemos con el juego de una maldita vez-
Después de oír a Kaiba hablar tan petulantemente, Joey no pudo evitar toda la rabia que tenia guardada en su pecho y quería terminar con esto de una vez por todas.
Entonces Kaiba se posiciono en su lugar, dentro del plato de duelos, al igual que Joey y se oyó la tan familiar frase:
-Es hora del duelo-
Joey dio lo mejor de sí y no se podía negar que había mejorado mucho su estrategia de juego pero eso no fue suficiente ya que Kaiba también había mejorado su estrategia de juego al ser derrotado por Yugi o Yami. Como sea a él no se le hacia justo por que como quiera que fuera eran dos mentes en un solo cuerpo y para él eso había sido trampa pero no se iba a poner a decir semejante cosa para que todo el mundo pensara que no sabía perder. Pero bueno ya eso era pasado y el faraón había vuelto con todo y cuerpo, que ha decir verdad no sabía como demonios lo habían materializado, para disfrutar una nueva vida junto a los de la pandilla y Yugi, todos estaban felices por eso. Genial un pesado mas a la lista de gente que aborrecer.
Pero sobre todo, por nada del mundo iba a permitir que ese estúpido perro lo venciera. No, jamás se dejaría vencer por ese don nadie, se burlaría de él, lo insultaría y al fin se vengaría de todos los desplantes que le había hecho pasar, tenía que ganarle costara lo que costara.
Como estaba previsto, Seto Kaiba resulto vencedor…
Bueno perro, ya fuiste derrotado, una vez mas- dijo con petulancia viendo a su rival perder.
Maldito, ¿como pudiste ganarme? Tenía un juego casi perfecto- dijo el rubio cayendo arrodillado golpeando el piso con sus puños y sintiéndose humillado.
Bueno el casi no es suficiente, el mío en cambio fue perfecto, como siempre.-
Eso fue la gota que derramo el vaso, Joey no aguanto mas y se abalanzo sobre el cuerpo de Kaiba y le propino un golpe en la mejilla y lo tumbo al suelo. Después se sentó sobre su cintura, le agarro ambas manos y las sujeto contra el suelo. Kaiba no podía moverse al estar abajo del rubio, a pesar de que el era mas alto que este, Joey había vivido toda su vida en la calle y hecho tantos trabajos físicos que su condición física era poco mas que envidiable y a pesar de que Kaiba estaba en buena condición, seamos francos ser el cerebro de una compañía y dirigirla no aporta músculos por lo que su cuerpo es mas bien delgado y flexible pero bien formado.
¿Que te pasa estúpido?, ¡Suéltame!- Le ordeno Kaiba.
Mira ricachón engreído, ya me tienes harto. Estoy cansado de que me trates como si no valiera nada. Quiero que me demuestres un poco de respeto-
¡Estás loco! Yo, Seto Kaiba dueño de la corporación Kaiba, mostrarle respeto a un perro callejero, ja ja ja, ni aunque el infierno se congelara- dijo con desden el CEO.
Si no quieres hacerlo por las buenas, voy a obligarte por las malas-
Y ¿cómo si se puede saber?- Se burlo Kaiba.
Joey no sabía que responder a eso pero podía sentir como el delgado cuerpo de Kaiba se movía debajo de él y no pudo evitar pensar en lo indefenso que se veía en esa posición.
Kaiba al notar como lo veía Joey y ver en la posición que estaba no pudo evitar que un estúpido sonrojo le tiñera su siempre inexpresiva faz. Esto le enfureció y se empezó a mover mas frenéticamente por liberarse, pero Joey no le daría ese gusto todavía estaba demasiado molesto por su derrota para no disfrutar un poco de lo humillado que se veía Kaiba al estar debajo de él.
Joey no supo que lo impulso a besarlo, pero sintió tal deseo que no lo pudo contener y lo beso, Kaiba tampoco supo porque se dejo besar. El beso iba subiendo de tono, Joey sentía su corazón latir como loco y ese sabor dulce de los labios de Kaiba lo estaban volviendo loco. Kaiba no estaba en mejores condiciones, ese era su primer beso y era mucho mejor de lo que hubiera pensando… Un momento… ¡¡ESTABA BESANDO A WHEELER!!… ¡¡NO!!...
Entonces Kaiba reúne todas sus fuerzas y empuja a Joey lo más lejos posible… Joey todavía atontado por el beso se deja empujar y cae confundido.
¡Lárgate ahora mismo, imbécil! ¡Y ni se te ocurra contar lo que paso aquí!- Le grita Kaiba.
Joey todavía aturdido toma sus cosas y sale corriendo de allí, no acaba de entender que fue lo que paso, ¿Por qué beso a Kaiba? ¿Qué tenía en la cabeza para hacer algo tan estúpido? ¿Qué estaba pasando con él? Y eso no era lo peor del caso, lo peor del caso era que ese fue el beso mas dulce y tierno que halla dado y recibido jamás… ¿Pero que demonios piensas? Se reprochaba Joey, ya que ese beso en verdad hizo que su pulso se disparará y su corazón se desquiciará. ¿Qué iba a pasar el día siguiente? ¿Cómo se iba a comportar Kaiba? ¿Cómo se iba a comportar él mismo? Lo mejor, se dijo, era consultarlo con la almohada y dejar de pensar en ello, de seguro ese insensible bastardo de Kaiba no sintió nada.
Por otro lado, Kaiba no estaba mejor, todavía sentía su respiración acelerada y su pulso fuera de control, ¿Por qué reacciono de ese modo? Su padrastro lo entreno para no inmutarse ante nada, aunque claro, enfrentarse a este tipo de situaciones no estaban dentro del entrenamiento porque, en primer lugar, él nunca debía dejar que este tipo de situaciones se dieran, y segunda, nunca debía sentir nada por nadie, pero allí estaba esa necia sensación en el pecho y el estomago que le había hecho sentir ese idiota de Wheeler. ¿Qué demonios paso? ¿Por qué lo beso en primer lugar? ¿Acaso era una venganza por haberlo humillado tantas veces? Era la primera vez en su vida que no sabía que hacer, no sabía que pensar, él sabía lidiar con problemas de su compañía, con todos sus empleados, con los estúpidos periodistas, con los malditos estafadores y oportunistas, con sus clientes y proveedores, pero en cuestión de sentimientos se sentía tan perdido como un niño chiquito.
Su padrastro le había dicho que los sentimientos lo hacían débil, pero el hermoso sentimiento que sentía por su hermano, no lo había hecho débil, al contrario, lo había hecho superar muchas situaciones peligrosas. ¿Sentía algo por el estúpido perro? ¿Entonces que era es eso que sentía en su pecho? Kaiba sacudió su cabeza para sacar esas tontas ideas de su mente. No se podía dar el lujo de siquiera pensar en que sentía algo por el perro y menos que el perro pudiera sentir algo por él, muchas veces lo humillo, lo rebajo, lo insulto y lo hizo sentir miserable, ¿Por qué iba a sentir algo por él? ¿Pero entonces por que demonios lo beso? No, ya no debía de pensar en eso, sólo afectaba su cordura y eso era algo que no se podía permitir. Lo mejor sería ignorarlo y olvidar que eso pasó.
