NA: Esto es esencialmente una historia que comienza desde el quinto libro – perdonarme, pero detesto el sexto y el séptimo libro – así que podría llamarse un Universo Alterno, no sé si añadiré cosas sobre los restantes libros, pero me guio por el canon desde el quinto libro.
A Draco lo he humanizado un poquito – tampoco quería hacerlo muy OOC – aunque siempre acepto sugerencias. Aunque a mí, siempre me ha gustado más el Draco de los fanfictions que de la misma autora, porque seamos un poco sinceras, no le hace caso y no desarrolla el personaje dejándolo como un secundario plano y después que intenta desarrollarlo lo hace a las prisas y metiendo cosas que no vienen a cuento. Bueno, opiniones personales muchas, aquí está la mía.
Como tengo una imaginación muy extraña, digamos que decidí titular este trabajo como una de las canción que más me llegan en estos momentos "With me" de Sum 41. Para aquellas o aquellos que no conozcan la canción, os dejo la lyrics y la traducción, si tenéis medios bajárosla, porque creo que explica en esencia todo lo que quiero transmitir escribiendo en este Dramione que me salió del alma.
Conmigo – With me
I don't want this moment
To ever end
Where every things nothing, without you
I wait here forever just to
To see you smile
Cause its true
I am nothing without you.
Quiero que nunca se acabe
Este momento
En donde todo es nada, sin ti
Esperaría aquí para siempre solo para
Ver tu sonrisa
Porque es cierto
No soy nada sin ti.
Though it all
I've made my mistakes
I've stumble and fall
But I mean these words.
Después de todo
He cometido errores
He tropezado y caído
Pero quiero decir estas palabras.
(Chorus)
I want you know
With everything, I won't let this go
These words are my heart and soul
Ill hold on to this moment you know
As I bleed my hearts out to show
And I won't let go.
(Coro)
Quiero que sepas
Junto a todo lo demás, que no dejaré que esto se vaya
Estas palabras son mi alma y corazón
Me guardaré este momento, tu sabes
Mientras hago sangrar a mi corazón para demostrártelo
Y no quiero dejarlo ir.
Thoughts read unspoken
Forever and know
Pieces of memories
Fall to the ground
I know what I did and how so
I know let this go
Cause it's true
I am nothing without you
Los pensamientos leen sin hablar
Por siempre y yo lo se
Pedazos de recuerdos
Caen al suelo
Yo se que lo hice y como lo hice
No quiero dejarlo ir
Porque es cierto
No soy nada sin ti.
On the streets, where I walked alone
With nowhere to go
I've come to an end.
En las calles, por donde he caminado solo
Sin un lugar a donde ir
He llegado a un final.
(Chorus)
(Coro)
In front of you're eyes
It falls from the skies
When you don't know what you're looking to find
In front of you're eyes
It falls from the skies
When you just never know what you will find
(What you will find – x 4)
En frente a tus ojos
Cae el cielo
Cuando no sabes que es lo que estas buscando
En frente de tus ojos
Cae desde el cielo
Cuando no sabes que es lo que estas buscando
(Lo que tu entrarás – x 4)
¿A que la canción es preciosa?. Escucharla y acabará por enamoraros hasta las trancas, jeje.
Disclaimer: Nada me pertenece, creo que eso está bastante claro, ¿neh?
Sumario: En el entierro de Narcissa Malfoy, Draco recibe la visita inesperada de Hermione. Seis años han pasado, un pasado lo une a Hermione. Sin embargo, ella ahora no está sola.
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Por Hiromi Yukishiro
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El cielo parecía una cúpula grisácea, sobrevolando sus cabezas, ni siquiera un atisbo azulado en aquel desierto helado, lo más curioso es que en esa época debería hacer algo de calor, a pesar de que Inglaterra tiene uno de los veranos más húmedos que Europa.
Sin embargo, los Dioses parecían mandar su amargura, pues esa tarde de Agosto el cielo grisáceo acompañaba al mar de sombras negras que se arremolinaban torno a una lápida que aguardaba abierta a la espera de que el cuerpo que debía descansar por la eternidad recibiera las bendiciones de los presentes.
-Aquí, yace el cuerpo de Narcissa Black, amante y esposa de Lucius Malfoy, familia y amigos dan su bendición para que su espíritu no quede atrapado y ascienda al cielo – Decía en voz baja, el Mago que daba la despedida a la difunta.
No había sido una muerte dolorosa, pues había muerto de un ataque al corazón. La guerra y su oscuro pasado familiar no habían podido soportar la vida. Su marido había muerto unos años antes en Azkában, algo que se clavó a fuego en Narcissa, cuyo espíritu se fue apagando poco a poco. A pesar de la época de paz, siempre tuvo la sensación de que su vida seguía un camino recto para reunirse con su marido. Quizás su vida solo se basaba en eso, en la espera del reencuentro y la despedida de la vida mortal. Solo, que no se rindió a ese reencuentro hasta que su hijo fuera un hombre y estuviera alejado de cualquier peligro.
Después de todo, una madre lo da todo por sus hijos. Y a pesar de que Lucius veía a su heredero como su herencia para los Malfoy, Narcissa siendo mujer y madre, solo lo veía como el muchachito que tenía que consentir y proteger del mundo.
Una vez su hijo parecía tornar a una vida normal, alejado de aquella guerra que pese haber pasado, aún habían muchas heridas, su destino la reclamó y ella no se quejó.
Narcissa murió con una sonrisa, desafiando a la muerte.
Una mano apretó el hombro con camarería al ultimo Malfoy y Black que había en vida y el hombre entornó los ojos mirando al otro individuo y cabeceó un saludo.
Harry Potter sonreía con una mezcla de tristeza y nostalgia. Draco sabia que Sirius Black jamás recibió, pese a ser el primo de su madre, un entierro donde sus seres queridos pudieran asistir orgullosos.
-Potter.
-Cuídate, Malfoy.
Tenían una fría relación de antiguos camaradas de escuela, pero jamás aquel brutal desprecio que los unió desde primer curso. Con el tiempo la mente y el alma maduran, Draco aprendió muchas cosas importantes a la fuerza en la guerra. El odio solo genera mas odio, y él quería salir de aquel círculo vicioso en el que se había convertido su niñez y adolescencia, pero nunca olvidaría que fue ese chico quien metió a su padre en Azkaban, como Potter jamás olvidaría el daño que le hizo su familia por muchos medios. Había resentimiento inolvidable, pero los dos querían avanzar.
Draco miró como en el horizonte se perdía la figura de Potter acompañado de su prometida, una servicial Ginevra Weasley que se adhirió a su brazo y lo miró con cierto consuelo. Los dos Gryffindor desaparecieron del cementerio y Draco centró sus ojos en el ataúd que lentamente bajaba en aquel agujero que pronto sería llenado de tierra y después de gusanos. La hiel se metió en su sangre causándole un escalofrío gélido.
Más allá de los invitados de aquella reunión de amigos y conocidos que despedían a la inerte Narcissa, una sombra se apoyaba contra un ángel de piedra a muchas lápidas del lugar, pese a que medio rostro estaba oculto por una ancha capucha oscura y pesada, los labios femeninos se veían cortados de las numerosas mordiditas nerviosas que sus dientes hacían según pasaban los minutos.
Sabia que no tenía derecho a asistir a aquella reunión, no después del pasado que le unía al hijo de la fallecida, pero cuando en el profeta leyó la muerte de la bella mujer, algo se rompió en ella.
Tristeza. Amargura. Desesperación.
"¿Lo sientes Draco?... Ahora estamos a la inversa, recuerdo que cuando murieron mis padres, tu me acogiste entre tus brazos y me consolaste, pese a que no había ninguna razón, a que deberías haber sonreído, pues eran muggles, tu me consolaste… Ahora, no te puedo devolver el favor. Cuanto lamento que el destino sea tan travieso con nuestros caminos. Aunque supongo, que no me recibirías como yo te recibí aquella noche de Primavera"
Los dedos enguantados se apretaron contra el cemento blanco de la lapida alta y conmemorativa en la que se apoyaba y dejó escapar un suspiro de perdida. Sus ojos sombreados por la prenda siguieron los movimientos del hombre que resplandecía con su cabellera rubia, muchísimo más clara que el trigo, en aquel sombrío grupo de túnicas negras.
De nuevo sus dientes se clavaron en el labio inferior; triste.
Y en ese instante como si de alguna forma había algún canal donde los pensamientos se conectasen entre los que hoy eran dos personas prácticamente desconocidas, Draco levantó el rostro y lo giró. Las pupilas grises se dilataron y se contrallaron y la mujer retrocedió asustada. Pues la intuición del hombre había dado en el blanco.
"Sabia que vendrías"
Y él caminó abriéndose paso entre los individuos que rodeaban la lapida de su madre. Una ligera sonrisa resplandeció en el rostro cetrino por el cansancio y aceleró su caminata intentando no levantar sospechas, pero era difícil actuar como si el mundo no importase cuando el corazón bombeaba frenéticamente causándole un ligero dolor o quizás un agridulce placer.
Los ojos volvieron a cambiar, esta vez fueron los parpados cerrándose ligeramente irritado al ver la reacción de la mujer, que pese a estar rezagada y oculta, él conocía su identidad perfectamente. Ella huía.
-¡Espera!
"Mierda Granger, esta vez no te me escapas"
No le importó arrancar una exclamación de sorpresa en los otros personajes cuando sin disimulo echó a correr hacia la sombra que con agilidad se separaba de él a grandes zancadas.
"No tienes salida"
Una piedra quizás por el mal talante de Murphy tropezó en la trayectoria de la huidiza mujer haciéndola tropezarse, su calzado alto no ayudó mucho.
Se cayó de cara contra el suelo.
Cuando levantó la mirada frotándose la rodilla que utilizó de mal apoyo en la hierba se encontró con su perseguidor y agachó ligeramente la cabeza cuando él en un signo de caballerosidad le extendió una mano.
-¿Te hiciste daño?
-No – Se levantó sin ayuda – Pero gracias.
-¿Se puede saber porque huyes? – Se lo pensó mejor - ¿Se puede saber porque no he podido encontrarte durante seis años?. Por Dios Hermione, parece como si te hubiera tragado la tierra.
-El mundo mágico y yo acabamos el día que me gradué en Hogwarts.
-No puedes obviar lo que eres.
-Resulta irónico que Draco Malfoy me impulse a reconocer mi herencia mágica.
-Sabes que muchas cosas cambiaron entre nosotros, y sobretodo, sabes que no importa que seas muggle o una bruja pura.
-Debo irme.
-Tienes muchas cosas que explicarme, que explicarnos – Rectificó, no quería parecer tan egoísta – Potter y Weasley tampoco se han quedado quietos, mientras tu desaparecías sin dar explicación.
-No te metas en mis asuntos, Malfoy.
-¿Volvimos a los apellidos?
-Nunca nos olvidamos de ellos, sangre pura – Gruñó, buscaba protección en su falsa irritación – Ahora déjame ir, estas despidiendo a tu madre.
-Viniste a verme.
-No, solo vine a despedir a una buena mujer.
-No me mientas.
Irritada se quitó la capucha, revelando sus rasgos y alzó la cara en símbolo de rebeldía, una que Draco conocía muy bien.
-Hago lo que me da la gana.
-Lo sé – Sonrió con diversión – Pero quiero hablar contigo.
-Yo no.
-Nunca me dejaste posibilidad de hablarte, cuando acabó la guerra.
-Dejaste muy claro en pocas palabras lo que significaba para ti – Se burló con amargura - ¿Cómo era?. ¡Oh sí!. Para mí, solo fuiste una diversión, ¿te has enamorado de mí?. Que ingenua eres Granger.
-Estábamos en una guerra, yo protegía a mi familia, y tú, a la tuya, tus amigos – Le recriminó por el viejo dolor sin cerrar que sintió por sus antiguas palabras – Te expliqué por medio de una carta que solo fue una farsa para alejarte del peligro, creo que la recibiste, porque me la tiraste a la cara, el día de la graduación – Recordó.
-Las cosas importantes cuando no llegan a tiempo carecen de importancia, un hombre de tan alta estirpe como tú, debería saber la importancia de la puntualidad.
-En cambio a mí, siempre me han dicho que la tardanza es un símbolo de aristocracia.
-Aquel quien inventó esa expresión era un tonto sin recursos – Sonrió ligeramente, pues pese a todo, Draco la animaba a sonreír.
-Vamos avanzando, ahora me sonríes. Pensé que habías perdido la capacidad.
Sus palabras divertidas y burlonas sin malicia cayeron sobre ella, como un cubo de agua helada.
Su sonrisa se borró.
-Adiós, Draco. Me alegro mucho de que te encuentres bien.
-¿Sabes?. Ahora me viene a la memoria un recuerdo donde yo te consolaba, pese a que no tenía ningún peso moral sobre aquellas muertes, tú recibiste ese apoyo y lo aceptaste. ¿No puedo obtener lo mismo de ti?
-Estas jugando conmigo, Malfoy. ¡Eso no te lo permito!
Draco se metió las manos en los bolsillos, pensativo.
-¿Jugando?. ¿Me lo dices tú, fugitiva?. Seis años sin saber si vivías o estabas muerta, seis años sin una mísera carta a tus amigos. Nos has tenido a todos en la más completa miseria. Potter durante los dos primeros años junto con Weasley te buscó hasta debajo de las piedras. ¿No crees que la brujita juguetona seas tú?
-¿Y tú?
-¿Yo?
-¿Tú me buscaste, Malfoy?
Él tardó unos segundos en responder, pero lo hizo.
-Sí maldita sea, te busque – Gruñó malhumorado – Te busque con Potter y Weasley. Te busque mientras tu escudero me dejaba la cara amoratada, porque me culpaba de que tu te hubieras ido, y habiendo recibido más maldiciones que las que puedo contar con los dedos de Potter. Pero me cansé de que no me quisieras ver. Yo no suplico nada, Granger. Deberías de saberlo.
-Lo sé, jamás olvidé que eres un Malfoy.
-No, jamás suplico no por ser Malfoy, sino por dignidad. Al parecer tú tienes demasiada, ya que no nos regalaste ni un solo recuerdo, o una pista de tu paradero.
-No quería continuar en este mundo, solo me ha traído desgracias, y no voy a cambiar de opinión.
Y antes de que Draco pudiera intervenir, Hermione sacó su varita y murmurando un hechizo desapareció bajo la mirada desorbitada de Draco.
oOo
-Para mi solo fuiste diversión, ¿te has enamorado de mí?. Que ingenua eres Granger.
El corazón de Hermione se paró, o quizás así lo sintió ella. Apartó la mano de Draco de su hombro de un manotazo furioso, retrocedió unos pasos.
-¿Cómo es posible que…?
Él le regaló una risa hueca llena de malicia.
-¿Qué me acostara contigo?. Bueno Granger, en la cama resultaste excitante y aunque rechace tu genética como una aberración para mí, eras una interesante compañía. Después de todo, las hormonas a veces gobiernan sobre las reglas sociales. ¿No crees?
"Puta" parecía decirle con otras palabras. Y una venda muy gruesa cayó de sus ojos. ¿En que se había convertido?. ¿En la fulana de Malfoy, engañando y burlando a sus amigos para estar con ese chico de alma hueca?. ¿Por qué había llegado a esa situación, porque no supo decir que no?.¿Porque se conformó con las sombras, y huyó de la luz?. Lo miró fijamente preguntándose como alguien tan claro, con aquel aspecto de ángel caprichoso pudiera regalarle tanta oscuridad, él debería regalarle luminosidad como sus ojos, como sus cabellos. Pero su alma era contraria, oscura.
"Le entregaste todo, Hermione. Le entregaste tu corazón, tu virginidad y tú futuro"
-Espero que lo hayas disfrutado – Murmuró, sus ojos opacos tuvieron el suficiente coraje de no derramar ni una sola lágrima por ese ser que no merecía ni una mirada de ella.
-Ya lo sabes.
-Si lo sé, hormonas – Sonrió con tristeza - ¿Sabes?. Cuando me encontraste aquella noche llorando por mis padres, creí que había conocido a alguien diferente, que tonta… ¿no crees?. Te veneré creyendo que solo habías sido un chico con un destino truncado, que posiblemente hubieras sido de otra forma naciendo en otro hogar, alguien más puro, y yo me aferré a eso. Pero no eres más que un demonio que se ríe de los demás. Creo que disfrutas cuanto el daño es mayor. Dime Draco… ¿alguna vez no has echado de menos tener corazón?
-¿Alguna vez lo echaste de menos tú, cuando te escapabas después de las rondas a mi cama?
"No te atrevas a llorar" se rogó así misma por la afilada contestación.
-No… - Fue sincera – Pero un ser humano sin esperanzas es un ser vacio, como tú.
-Buenas noches Granger, convive tu sola con tu melodrama barato, tengo que ocuparme de cosas más importantes.
-Lo sé, un Malfoy jamás deshonraría demostrando abiertamente que es humano, y no una maquina que tu padre creó para estar en el mundo siguiendo sus pasos – Sonrió con mofa – Espero que te sepa bien vivir a la sombra del hombre que más odias, porque eres tú, y solo tú el que te has convertido en lo que eres. Convive con tu melodrama barato.
Y sin dejarle responder le dio la espalda saliendo de aquel aula vacía.
"Estúpida te fiaste de un demonio, recibe tu merecido, tonta. Tonta. Tonta."
"Nunca se me dieron bien los sentimientos, de hecho creo que mi mayor habilidad es herir a los demás. No voy a culpar a mi padre, porque soy yo quien eligió que camino tomar. Contigo elegí el mejor camino, y me siento muy orgulloso de haber hecho la primera cosa bien en mi vida.
Te lo hubiera dicho en persona, pero no soy capaz. Llámalo cobardía o vergüenza. A partir de quinto curso, mi mente empezó a cambiar, no sé como ni en que determinado momento, quizás fue cuando vi que todo lo que creía no era más que una locura que me condenaría de la misma forma en la que murió ejecutado mi padre.
Mortifago. Parecía el sueño de mi infancia, tonterías tras tonterías. Pero me empecé a imaginar los rostros de nuestros compañeros como mis victimas y comencé a retroceder en aquella estúpida utopía donde nosotros desparasitábamos el mundo mágico como héroes de sangre sucias o traidores. Cada día, mi conciencia me atacaba con aquellas imágenes, al principio me limité a imaginar rostros de conocidos que detestaba, y creía que seria capaz, pero solo me estremecía de pavor. No estoy tan loco para acabar siendo un asesino por odiar a alguien. Y después rostros de desconocidos, de madres y padres, protegiendo a sus hijos, cuyas vidas no tenían culpa de un odio sin razón.
Y después llegaste tú, aquella noche cuando te encontré siendo consolada por la llorona de los baños de chicas, mientras apretabas la nota donde te avisaron del ataque. Me pregunte durante un eterno segundo que pasaría si yo hubiera estado allí, entre esos asesinos matando a los padres de un compañero nacido de muggles y el sentimiento me devastó. Me recibiste asustada, creyendo que iba a burlarme de ti… o por el contrario iba a afirmar lo merecido de aquellas muertes, pero juré por impulso te dije en voz alta todos los demonios que me perseguían. Y pese a que sentiste que tú eras la que estaba siendo consolada, era yo, Hermione. Porque por fin, todo lo que me perseguía no solo vivía en mi conciencia, sino en otra persona que me comprendía y apoyaba.
Me pase semanas observándote, quizás buscando un nuevo enfoque a mi punto de vista sobre ti, había penetrado en un lugar de mi enemiga nunca antes conocido. Mi persecución por descubriste se convirtió en algo cálido, algo cálido hacia a ti. Me sentía confundido y molesto por no saber entenderme, por hacerme preguntas sin respuestas.
Y también hubo celos, muchísimos celos. Odiaba al pelirrojo con todas mis fuerzas, Merlín sabe que siempre lo odié porque solo era un molesto acompañante del cara rajada, pero lo odiaba porque estaba enamorado de ti, lo leía en sus ojos, siempre lo supe, pero nunca me molestó hasta que yo empecé a sentir lo mismo. Me volví loco de rabia, aprovechaba cualquier momento para demostrarle que lo detestaba.
Y tú, siempre lo defendías con uñas y dientes. La rabia me carcomía como un furioso veneno. Pero exploté como bien te acordarás en una de nuestras últimas rondas de prefecto. Recuerdo que me gritaste lo animal que era, y yo te grité sangre sucia, al parecer ese recurso era lo único que tenía para discutir y buscarte, porque no podía más, sentía como todo me quedaba grande, o estaba al borde del precipicio.
Y entonces te besé, creo que fue un gesto más de rabia que de atracción, tú me abofeteaste, creo que la mejilla me ardió media hora, pero estaba demasiado ocupado esquivando los golpes, quitándote la varita y buscando como un loco tus labios. Fue una pelea, más que un encuentro, y lo juro, nunca me sentí tan vivo.
Todo lo que sucedió después lo recuerdo borroso pero lo idealizo de forma estúpida, porque es un buen recuerdo. Las noches ya no eran la morada de mis miedos, sino mis minutos de paz a tu lado. Nunca te lo dije, porque tengo orgullo, y eso es algo que ni quisiera tú, en esos momentos me podría arrebatar, pero no fuiste la primera chica que besé, pero sí la primera con la que yací. ¿Nunca te diste cuenta?. Temblabas, pero yo también, quizás más que tú. Supongo que soy bueno fingiendo.
Creías en mí, y yo creía en lo nuestro, parecía que estaba viviendo lo que siempre creí merecerme por derecho, pero la guerra se acercaba a Hogwarts y no podía ignorarla. El Señor Oscuro la noche que te pedí que me cubrieras en la ronda, porque yo tenía que ir a mi casa a ver a mi madre, y me ayudaste a salir por el bosque prohibido, no te mentí. Fui a verla, pero no la vi solo a ella.
Lord Voldemort, ahora que esta muerto, puedo decirlo sin temor, como tú aprendiste también, estaba enfadado con mi familia. Y Bellatrix, mi tía, maldita y podrida por dentro era su mensajero. Creí que Bella nos querría un poco por lazos familiares, pero Bella solo quería a alguien y los dos sabemos quien era. Ella nos dijo "Mi señor está defraudado por el falso mago que resultó ser el estúpido de Lucius, sin embargo mi señor es benévolo y quiere dar a los Malfoy una segunda oportunidad. Draco, ocuparás con tiempo y esfuerzo el lugar de tu padre, pero él te moldeará a su semejanza, para que seas un buen siervo de su causa, no cometerás los errores de tu padre". Recuerdo que me quedé sin aliento, y solo se oía en esa odiosa mansión grande y vacía los gritos de horror de mi madre, aún sentía el espíritu de mi padre con ella, nunca la comprendí, pero lo amaba con todo su corazón. Mi madre me abrazó y me apartó de las garras de mi tía, gritando que no le iban a arrebatar a su hijo, entonces, recuerdo perfectamente como Bella sonrió "Bueno, hermanita, si no nos das a un Malfoy nacido, apuesto que Rabastan cumplirá encantado sus funciones como tu nuevo marido" Lo recordaba muy bien. Mi padre siempre odió al hermano de mi tío, por el sencillo hecho de que Rabastan acosaba a mi madre, antes de que ellos se comprometieran. Ahora era el momento de Rabastan, daría un vástago de sangre pura a Lord Voldemort y Rabastan cumpliría con su morbosidad.
Esa noche fui a una mansión vieja y raída, los antiguos dueños se apellidaban Ryddle y allí esperaba ese ser que tenía semejanza con una serpiente, besé su mano, arrodillado y lo último que sentí fue fuego en mi antebrazo izquierdo. Me arrastré sin conciencia por Hogwarts de madrugada, pero Albus Dumblendore dio conmigo, antes de que pudiera llegar a las mazmorras. Sabia de mi marca y solo me pidió algo "Protegeré a tu madre, si tu me ayudas a proteger este mundo", me volví siervo de dos causas enemigas. Y creyendo que mi vida no daba para más que ser el bufón de Voldemort y Dumblendore, el anciano me dijo "Draco, tienes que abandonar cualquier otra acción que te distraiga. Podría haber daños colaterales". ¡Él lo sabía!. ¡Sabía perfectamente que tu y yo estábamos teniendo algo a escondidas!. ¡Por todos los Dioses, no sabia si odiar más a ese viejo decrepito que me entregaba cierta esperanza o el castigador de mi familia!
Pero él tenía razón, mi posición no solo era peligrosa, pendía de un hilo, sino también la tuya. Estabas en el blanco del Señor Oscuro, tus padres habían sido asesinados, y por Severus sabía que la Oclumencia era un arma de doble filo en mi contra. Debía alejarme lo más posible de ti, pues los dos estábamos en peligro, demasiado peligro. Fue la decisión más acertada de mi vida. Te dejé, arrastré tu orgullo y lo pisoteé sabiendo que me odiarías, era el mejor camino. Pero me quedaba el consuelo de que a mi forma te estaba dando esperanza, y después de tres meses de espionaje a Harry Potter, informes falsos y bastante bien logrados, el señor oscuro cayó.
No te estoy pidiendo una oportunidad, solamente me estoy abriendo con la única persona que creo que me ha comprendido en toda mi existencia. Puede que me odies después de estas mentiras, o quizás, te olvides del odio que me tienes, cada vez que entro en un lugar donde tú estás, puedo sentir el aguijón de tu mirada llena de odio en mi nuca, no te lo reprocho.
Pero ahora que sabes la verdad podrás valorar como mejor sabes, son sabiduría. Mañana nos volveremos a ver en la Graduación.
¿Esto fue pasajero, una especie de transición, o fue algo más?
Ni yo lo sé, a pesar de lo que siento.
Solo espero que tú me comprendas más de lo que lo hago yo.
D.M."
oOo
-¡Mami!.¿Por qué lloras?
-Porque a veces los mayores solemos pensar en los errores del pasado.
El niño miró a su madre con un dedo metido en la boca pensativo y curioso.
-¿Qué errores del pasado?
-Ven Damien, siéntate conmigo – Le hizo hueco en el sofá, mientras apagaba la televisión con el mando a distancia – Mamá quiere que la abraces.
El niño trepó sin dificultad por el sofá y se acurrucó en el hueco abrazando a su madre, su carita se enterró en el mar confuso de ondas castañas en donde casi siempre se quedaba dormido. El perfume de las ondas siempre lo tranquilizaban.
Y en su momento su padre también tuvo la misma manía.
Hermione sonrió con amargura.
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