EL RELICARIO

Bueno…ahora o nunca. Soy una persona acostumbrada a plasmar las ideas de manera gráfica, una dibujante de cómics amateur, pero como gran pseudo-guionista adoro leer fan-fics. Nunca he escrito ninguna historia, pero me voy a atrever… JURO SOLEMNEMENTE QUE ESTO ES UNA TRAVESURA!!

Ya sabéis: ninguno de los personajes de HP me pertenecen bla bla bla, etc.

La historia se sitúa en el 7º libro; cuando Harry, Ron y Hermione huyen tras su aventura en el ministerio a la antigua casa de los Black

CAPÍTULO 1: Que ciego estás

Estaba lloviendo a cántaros aquella tarde en el número doce de Grimmauld Place. El cambio brusco de temperatura aún acentuaba más el cansancio de los tres jóvenes tras su arriesgada aventura. Harry abrió la puerta respirando con dificultad, Ron y Hermione entraron detrás de él. No tardaría en aparecer.

- Nosotros no te matamos – dijo Harry, y al momento la figura fantasmagórica de Dumbledore desapareció.

- Vale, al principio dabas miedo, pero ahora aburres – le espetó Ron al espíritu ya evaporado, y al momento se dejó caer en el sofá con los brazos colgando a cada lado.

- ¡Por favor, Ron! No le hables así, él… bueno… - como podría expresarlo - …

- Hermione, es un muñeco… - Harry también buscaba una palabra mejor para definir...ESO - … vamos que no es Dumbledore.

- ¡Exacto! , él no dejaba tanto polvo – Ron se incorporó de repente señalando al pobre Kreacher, que ya había acudido escoba en mano a recoger el destrozo.

Media hora después ya habían dado buena cuenta de la suculenta cena que el elfo les había preparado. Harry llevaba colgado el tan preciado relicario, que tanto esfuerzo le había costado conseguir. Sólo habían pasado treinta minutos desde que lo llevaba en el cuello y ya notaba un gran peso en su interior. Como una extraña tristeza que había comenzado a envolverle desde que se lo había colocado. No había duda de que una porción de Voldemort dormía en el interior de aquel objeto.

- Creo que voy a darme una ducha – dijo Harry. Se levantó de la mesa con la mirada perdida. – ¡Ah!, por cierto… - se quitó el relicario y se lo tendió a Ron.

- Ohhhh, que gran honor llevarlo – el pelirrojo lo aceptó no de muy buena gana y se lo colgó del cuello.

Hermione observaba la escena escrutando con la mirada a sus amigos mientras hacían el intercambio. Sus ojos iban de Harry a Ron, del relicario a Ron, de Ron a Harry…

- ¡¿Qué?! – gruño Ron.

- Nada. – Hermione recordó su juramento "no me pelearé más con Ron".

- ¡Aja!, ¡lo querías tú! – le espetó Ron. – Vamos por una vez que no seas tú la responsable…

Harry miraba la escena recordando viejos tiempos y pensó que quizás su amigo ya había olvidado su promesa de "no pelearse más con Hermione". Se dio la vuelta y subió las escaleras hacia el baño dejando atrás la pequeña batalla que él mismo había provocado. – (Si supieran lo que ese colgante le provocaba a su poseedor no se pelearían tanto por llevarlo)- pensó. Pasó antes por su habitación para recoger su pijama y llevarlo al baño, no quería que Hermione le "pillara" en toalla medio desnudo. Aún no quería pasar esa barrera de confianza con su amiga. Mientras rebuscaba en su mochila algo encima de la cama llamó su atención, era la nota que su madre había escrito a mano, no pudo evitar volver a leerla. La leería veinte mil veces si fuera necesario.

...

Hermione abandonó la cocina antes de que su orgullo le obligara a contestarle a Ron, si le decía lo que en ese momento sentía estaba segura que a los diez minutos de arrepentiría. Se acercó a la enorme mesa que se encontraba en el salón, la cual estaba toda cubierta de libros. Hermione ya había separado varios montones – (aquí los que hablan de horcrux, aquí los de magia curativa, aquí los fácilmente arrojables a la cabeza de Ron…) – vale, ese montón no existía pero quizá sería su próximo proyecto.

Pronto notó algo extraño, no oía el agua de la ducha. Quizá las descuidadas cañerías no funcionaban tan bien como creía y Harry se estaba peleando con la "alcachofa" intentando arreglarla. ¡Horror!, imaginarse a Harry o Ron utilizando la magia para hacer labores de fontanería no podía tener un buen desenlace, uno que no implicara inundar la casa. No lo pensó más, subió corriendo las escaleras para detener el desastre.

…….

Ron ya iba por su tercer trozo de pastel de chocolate mientras Kreacher fregaba los platos de la cena. Era extraño pero entre él y el elfo se había creado una especie de extraña "amistad". A él le encantaba que le preparara todo tipo de comidas fuera la hora que fuera y al pequeño elfo le gustaba servir a un "sangre limpia", además el carácter agrio que a veces Ron mostraba le recordaba un poco a sus antiguos amos. Aunque servía a Harry con total lealtad se pasaba todo el día tras los pasos del pelirrojo preguntándole si deseaba algo. Ron pensaba que siendo amable con el elfo ganaría, por qué no, algunos puntos con Hermione.

Hermione… ¿Dónde se había metido? Él pensaba que estaba maldiciéndolo en el comedor, con la cabeza metida entre los libros y lo miraría de vez en cuando perdonándole la vida. Pero allí no estaba. Quizá hubiera ido a acostarse ya. Había sido un día muy largo. – (Por cierto, no se oye la ducha. Sí que tarda en desnudarse) – burfff… de repente un escalofrío recorrió su columna. Harry, desnudo. Madre mía que imagen más aterradora, de repente recordó que una vez en su habitación de Howarts, el muy imbécil no había echado el pestillo en el baño y sí, allí estaba, la última barrera de confianza entre ellos mancillada con esa imagen. Por lo menos, a él no lo había visto nunca así, bueno una vez; después del entrenamiento de quidditch...

- (No. Bueno, casi. Aunque estaba de espaldas) – Ron comenzó a subir los escalones hacia el baño pensando que era "exactamente" lo que Harry había visto aquel día en el vestuario.

Harry no estaba en el baño.

….

- Harry estás…- Hermione estaba segura de que Harry estaba llorando.

- Hermione, sus "j" son iguales a las que hago yo. Mira – Harry le tendió la carta a Hermione.

Ella no miró el trozo de papel, sólo lo miraba a él. Tenían mucho de qué preocuparse, Harry no podía seguir torturándose con la muerte de sus padres. Sin pensarlo más lo rodeó con los brazos y lo abrazó. No sabía que podría decirle en ese momento, solo pensó que quizá eso expresaría todo lo que quería decirle a su amigo.

Harry recordó de repente las muchas veces que ella le había abrazado, recordó que no estaba solo, ella estaría ahí, Ron estaría ahí. Ellos siempre estarían juntos.

Le respondió el abrazo, y al pensar que era cierto, que ya no estaba solo, aumentó la presión de sus brazos, agarrando fuertemente a su amiga queriendo expresarle que él sabía que lo apoyaban. Tan fuerte la agarraba, que por un momento la levantó unos centímetros del suelo.

Y allí estaba, era una escena preciosa, una especie de "te quiero - yo también te quiero" expresado solamente con un abrazo. Sí era una escena muy bonita si no fuera porque los actores eran tu mejor amigo y tu novia (bueno casi). Ron no se atrevió a interrumpirlos, no por miedo a molestar sino porque la rabia le inundaba de tal manera el cerebro que no fue capaz de mover ni un músculo. Y entonces lo oyó.

"Que ciego estás"

No había sido su subconsciente, era real una voz profunda y terrible había hablado. Se giró en redondo hacía el oscuro pasillo. Pero allí no había nadie. Siguió avanzando a pasos lentos intentando afinar el oído al máximo. Podía oír abajo el ruido de Kreacher fregando, los crujidos de la madera bajo sus pies, incluso los latidos de su corazón que hacía un momento bombeaba lleno de rabia. Pero nada más.

- ¿Ron? – Hermione estaba en medio del pasillo, justo donde él estaba antes. Tenía los ojos enrojecidos.

Ron se giró hacia ella haciéndola callar con un dedo en su boca. Siguió escuchando.

- Ron, ¿Qué pasa? – la estaba asustando con el semblante tan serio que el chico había cogido.

- Shhhhhhhhhh – le susurró él desde donde estaba.

Harry salió de la habitación secándose los ojos. Miró a Hermione y esta le devolvió una mirada interrogante.

- No lo habéis oído.

Harry y Hermione se miraron sin entender nada.

- Un tío. Hay un tío en la casa. He oído una voz.

Harry observó la cara pálida de su amigo, su voz entrecortada evidenciaba que aquello le había sorprendido de tal manera que apenas pestañeaba. No pudo evitarlo, el estrés de aquel día, la tristeza de la muerte de sus padres; tantas emociones y a Ron, ahí plantado cagado de miedo por haber oído hablar a uno de tantos retratos que allí había. Simplemente no pudo más.

Harry empezó a reírse a carcajada limpia, llorando de nuevo, pero esta vez de la risa, tanta que hasta tuvo que agacharse para poder coger algo de aire. Estuvo riéndose allí un rato ante un Ron que desde la otra punta del pasillo lo miraba estupefacto. Hermione tampoco pudo evitarlo y empezó a reírse también. Intentaba aguantarse porque estaba convencida que Ron se enfadaría, pero no podía. Ahora Ron los miraba a los dos.

- Ron… esas… jajajaaja… esas vo… jajajajajaaja… - Hermione intentaba hablar pero no podía.

Ron conservaba el semblante serio.

- He oído una voz. En vez de reíros deberíais comprobar…

- Tío…jajajajajajaja…en serio los cuadros… jajajajajajajajajajaja – era inútil Harry no podía parar de reír.

- ¿No hay un hechizo de esos para ver si hay más gente? … Hermione, lo hiciste ayer hazlo ahora.

- Jajajajajajajajajaja

- ¿Hermione?

- Jajajajajajaja – Tomó aire y al final pudo decir algo – Ronald, son los cuadros, la gente que hay pintada en ellos a veces dicen cosas…

- ¿Los cuadros?, no hay cuadros en el pasillo.

- Jajajajajaja – dijo Harry - venga Ron, el pasillo, la biblioteca o el wáter, qué más da…jajajajajaja…

- En este pasillo no hay cuadros, yo he oído…

- Será de la biblioteca como dijo Harry – Hermione parecía haber recobrado un poco la compostura al ver que Ron seguía serio.

- … ya pero es que no era allí, sino A-QUÍ, en este pasi…

- A lo mejor en la habitación de Regulus, allí dejamos un cuadro que había en la cocina. – Hermione recordó haberlo quitado de allí - Un lejano antepasado de Sirius creo, como se llamaba… Storfeo…

- A ver que no estoy desvariando que estaba a…

- Jajajajajaja Hermione no era Storfeo sino Storrible, jajajajajaja

- Pero queréis revisar ya el…

- ¡Es cierto! Harry no puedo creer que te acuerdes. Es un nombre muy complicado.

- Jajajajajajajaj para no acordarse menudo nombrecill…

- ¡¡HABÍA UN HOMBRE, AQUÍ, EN ESTE JODIDO Y ESTÚPIDO – Ron resaltaba cada palabra con un manotazo en la pared – PASILLO DE MIERDA!!

Harry y Hermione enmudecieron de golpe. Ron les estaba mirando de una manera muy extraña. Tenía un brazo apoyado en la pared con el puño apretado y los nudillos blancos. Se mordía los labios tragándose una frase que se moría por salir de su boca.

- Voy a leer los cuentos que Dumbledore me dejó, a ver si encuentro algo nuevo. – Hermione solo se dirigió a Harry, se giró hacia las escaleras y bajó hasta el comedor.

- Yo, voy a bañarme – Harry tampoco miraba a Ron. Se dirigió al baño que estaba justo detrás de Ron.

Este se apartó para dejarle pasar sin levantar la cabeza del suelo. Harry pensó que seguramente estaba arrepintiéndose de cómo les había hablado. Estaban agotados y… bueno Ron llevaba el relicario, eso podía afectar a cualquiera. Cuando se encontraba en el umbral del baño se giró hacia su amigo. Tenía que decirle que no había sido culpa suya al cien por cien, sino que era un efecto secundario de llevar el horcrux.

- Ron… mira no te lo había dicho pero el relicario que llevas… ¡¡PLOM!!

Ni siquiera tuvo tiempo de terminar la frase cuando Ron le propinó un puñetazo directamente sobre la cara, con tan mala suerte que se golpeó de lleno con el marco de la puerta en la nuca. Harry cayó al suelo.

Hermione escuchó un ruido muy fuerte arriba, pero pensó que Ron había acabado su arrebato de furia pegando un portazo. Así que siguió leyendo a pesar de que no podía olvidar la forma tan dura en la que Ron se había dirigido a ella.

Ron se quedó de piedra. No solo había pegado a su amigo, ¡sino que accidentalmente lo había liquidado! La cabeza de Harry no paraba de emanar sangre a borbotones, era demasiado surrealista.

Ni Avada Kedavra, ni venenos, ni mortífagos; a Harry Potter "El Niño que Sobrevivió", el "elegido" se lo había cargado su mejor amigo con un sólo puñetazo desafortunado.

¿Y ahora qué?

"Lo hecho, hecho está"

Aquella voz volvió a sonar por el pasillo. Pero esta vez Ron la oyó perfectamente. Era SU voz. Mucho más profunda y siniestra, pero su voz al fin y al cabo.

"Los accidentes ocurren"

Allí estaba de nuevo.

En un segundo, sin ni siquiera creer que hubiera sido idea suya, de lo brillante que era; ya había cogido a Harry por los brazos y lo había arrastrado hacia el interior del baño. Comenzó a quitarle la ropa, total ya no podía caer más bajo y lo metió en la bañera completamente desnudo. Dejó caer el agua, que a su paso arrastraba no sólo la sangre de Harry sino toda prueba de que aquello no había sido más que un terrible accidente doméstico.

Cogió dos toallas que estaban en el baño y limpió la sangre del suelo con mucho esmero. Hizo una bola con las toallas y se dispuso a bajar a la cocina. Kreacher se ocuparía de hacer desaparecer esas toallas, pruebas del delito – (no, AC-CI-DEN-TE)- se repetía Ron para sus adentros.

Mientras bajaba los escalones se debatía entre – (Ha sido un accidente, no es culpa de nadie…) – y un – (Se lo merecía).

Al llegar abajo pudo ver que Hermione estaba de espaldas a él, sentada en una butaca leyendo "Los cuentos de Beedle, el Bardo".

Hermione notó la presencia de Ron pero no se atrevió a girarse, si lo hacía volvería a soltarle una bandada de canarios asesinos. Sintió como sus pasos se dirigían a la cocina.

- (Maldito seas) – Hermione no pudo contenerse más, le diría cuatro cosas bien dichas y cara a cara. Se levantó en dirección a la cocina.

(Fin capítulo 1)