Capítulo 1:"Voy a por ti"

Dolor.

Pesadez.

Miedo.

Eran las cosas que sentía en esa pequeña y claustrofóbica habitación. Nunca había estado allí, y tampoco lograba asociarla con alguna de las muchas habitaciones que había en Hogwarts. Las paredes eran grises, y no poseían nada más que una fina capa de humedad. La pequeña luz que colgaba del techo resquebrajado, apenas y alumbraba la zona del centro. Intentó deslizarse hasta allí, pero, por algún motivo que desconocía, sus piernas no reaccionaban, y una de ellas le dolía levemente. Parecía que le hubieran aplicado un petrificus totalus. Cuando estaba apunto de bajar su mirada hacia sus piernas, sintió cómo algo se movía en las sombras. Pasó rápidamente sus ojos por el perímetro que la rodeaba, intentando visualizar lo que fuera que se estuviera moviendo. Hasta que lo encontró, justo en el centro de la habitación.

Era una persona.

Estaba vestida completamente de negro, y su rostro se encontraba cubierto por un velo del mismo color. No logró distinguir si era hombre o mujer; su complexión física no era ni muy grande ni muy pequeña. Comenzó a acercársele, y, en un intento de alejarse, sintió una punzada de dolor en su pierna derecha. Bajó su mirada, y comprobó que estaba herida. El desconocido hizo lo mismo, y emitió un sonido burlesco. Hermione le miró.

-¿Quién eres?- preguntó con firmeza. No podía demostrar temor; eso le haría sentir al desconocido una leve ventaja. Pero la persona no respondió. Simplemente se quedó frente a ella, sin moverse.- ¿Qué hago aquí?

El silencio le sirvió de respuesta. No le contestaría. Si lo veía con detenimiento, hasta podría llegar a pensar que la persona estaba allí por algo en específico. Antes de que pudiera preguntar algo más, el desconocido se movió rápidamente hacia ella y le tomó bruscamente por el brazo. Iba a soltarse, pero en ese instante, un ardor altamente doloroso le invadió en esa zona donde el desconocido había enroscado su mano.

-¡¿Qué haces?!- preguntó alarmada, mientras reprimía un grito de dolor. El desconocido no hizo más que soltarle, para después pararse frente a ella. Parecía como si estuviera contemplándola.

La castaña guió su mirada hacia su entumecido miembro superior, y lo que encontró en él la paralizó. Era una mancha enorme y oscura, con formas escalofriantes en el no tuviera sangre muggle en sus venas, pensaría que ese sujeto le había colocado la marca tenebrosa. La tocó, y supo entonces que eso había sido un error. Sintió como si algo estuviera apunto de salirse de su cuerpo. Era un dolor desgarrador, como si miles de uñas estuvieran rasgando su cuerpo desde adentro. Miró al desconocido. Este no hacia más que mirarle, o eso pensaba.

-¡¿Qué.. me has… hecho?!- preguntó entre jadeos. El dolor era casi insoportable, y tenía la impresión de que, de un momento a otro, su brazo se saldría de su lugar. El desconocido se limitó a colocar sus manos por entre su ropa negra, para después sacar una varita.- Dime qué me has…

-Prepárate, vamos a por ti.

Su voz era grave, y poseía una pronunciación perfecta. No lograba asociarla a ningún rostro, por lo que concluyó que no le conocía. Quería reconocerle, quería saber qué le había hecho y por qué. Pero no tuvo oportunidad de preguntar nuevamente, porque el desconocido le apunto con su varita.

-No… espera. No lo…

-¡Crucio!

No pudo articular palabra; su cuerpo comenzó a convulsionar esporádicamente, como si hubiera recibido una descarga eléctrica altamente peligrosa. Gritó tanto, que su voz comenzó a quebrársele. Se desplomó por completo en el suelo, como si fuera una muñeca de trapo. El dolor se había expandido por todo su cuerpo… y fue cuando lo sintió.

Una voz.

Una grave y profunda voz.

Hermione. Su nombre era repetido una y otra vez por esa persona. Sabía que no era el desconocido, puesto que se había esfumado como si de humo llevado por el viento se tratase.

Hermione. Tal vez se estaba muriendo, y por eso estaba teniendo alucinaciones. Hermione. Hermione. Sonaba cada vez más cerca, como si a cada letra la voz se estuviera acercando. Pero poco importaba. Su vista comenzaba a nublarse, y su cuerpo estaba entumecido a más no poder.

-Hermione…- otra voz. Esta era más aguda. Aunque no importaba. El dolor acabaría con ella pronto, y todo terminaría.- Hermione…

Solo unos segundos más…

-¡Hermione!

Sus ojos se abrieron abruptamente ante el grito. La luz de la habitación le dio de lleno en el rostro, por lo que tuvo que entornar los ojos. Logró vislumbrar unas paredes de tonalidad cálida, las cuales estaban recubiertas por un sinfín de cuadros que le devolvían la mirada. Más allá, se encontraba un armario de caoba enorme, y dentro de éste, había una cantidad excesiva de medicamentos y pomadas. De igual forma, lo que más le llamó la atención, fue que la sala contenía más camas que una habitación de…

-¡Hermione!

Giró su rostro, y enseguida lo comprendió. Estaba en la enfermería, y junto a ella, estaban sus amigos. Harry la miraba preocupado, y Ron no paraba de gritar su nombre. ¿Qué le había pasado?

-¿Qué hago aquí?- preguntó débilmente. Sentía pesadez en su cuerpo, como si una aplanadora hubiera pasado por encima de ella.

-Comenzaste a hablar en sueños. Ginny pensó que era una pesadilla, por lo que intentó despertarte.- comenzó a relatar Harry- Pero no pudo. Dice que comenzaste a decir cosas. Y luego empezaste a removerte en tu cama.

-Ahí fue cuando nos llamó.- agregó Ron, mientras se sentaba a su lado.- Nosotros te trajimos, y Madame Pomfrey nos mandó a llamar a Dumbledore.

- ¿Un… sueño?- preguntó Hermione, desorientada. No recordaba nada. Apenas y sabía dónde estaba.

-Al parecer sí- respondió Ron.

-Aunque es raro.- agregó Harry, atrayendo la mirada de sus amigos.- Ginny nos dijo que murmurabas una y otra vez "él vendrá a por mí". Y cuando te trajimos aquí, tenías una mueca de dolor bastante notoria.- explicó, para después mirarla- ¿Te duele algo, Herms?

-A decir verdad sí.- respondió. Su pierna le dolía, y su cuerpo estaba totalmente adolorido.- Pero, dejando eso de lado, creo que…

- Buenos días, Señorita Granger- saludó amablemente el director del colegio. Sin decir más, se acercó – ¿Cómo se siente?- preguntó. Hermione se encogió de hombros.

- no tan mal. Nada que un par de medicamentos no cure- respondió amablemente. No le gustaba ser el centro de atención. Dumbledore le miró seriamente.

- Me temo que esto va más allá de un mal sueño, señorita Granger- dijo el director, haciendo que todos le prestaran atención.

- ¿Qué quiere decir, profesor?- preguntó Harry, mientras acomodaba sus lentes. Dumbledore suspiró.

- Ni bien la señorita Granger entró a la enfermería, Madame Pomfrey le realizó un chequeo general.- empezó a explicar- Sus valores son completamente normales- agregó, solo para tranquilizar a Hermione, quien le miraba con expectación- pero Pomfrey encontró una mancha negra en su brazo. También un grave hematoma en su pierna, y signos de magia negra utilizada en su cuerpo- finalizó, mientras posaba su mirada en Hermione, al igual que todos.

En silencio, y con una tranquilidad que no sentía en lo absoluto, Hermione retiró su manga y comprobó con sus propios ojos lo que el director le decía. Tenía en su antebrazo una mancha negra e irregular. No parecía un hematoma, y cuando lo tocó, no sintió dolor, sino que un frío espantosamente helado.

-¿Qué está pasando aquí?- pregunto Harry, horrorizado. Sentía una leve punzada de dolor en el estómago, como si su inconsciente supiera lo grave de la situación.

-No lo sé- respondió con sinceridad el director- pero tengo un par de teorías.- admitió, para después ver a la castaña- Señorita Granger, debo pedirle que ni bien se recupere, vaya hasta su casa y tome todas sus cosas. Es necesario que se mude.

- ¿Mudarme?- preguntó, confundida.- ¿por qué?

- Alguien muy poderoso está detrás de usted, y no creo que esté segura dentro de la casa de Gryffindor…

-¿Pero qué dice?- intervino Ron, incrédulo.- Por el contrario. Con nosotros estará a salvo.

-Sé, señor Weasley, que usted y el señor Potter serán capaces de cuidarla.- afirmó el profesor- pero me temo que es necesario que la señorita Granger abandone su habitación en la casa de Griffindor.

-¿Por qué?- preguntó Harry secamente. No le gustaba en absoluto la idea de que Hermione abandonara su casa, lejos de ellos. Dumbledore le miró.

-Porque, quien quiera que esté detrás de esto, debe de estar bastante cerca.- respondió el profesor, y, ante las miradas curiosas de los tres alumnos, añadió- La intervención en sueños es muy compleja, y se necesita estar a una distancia bastante pequeña de la persona.- explicó, para después acomodarse los lentes. Miró a Hermione- Es necesario que se mude a otra casa.

-¿A qué casa, profesor?- preguntó la castaña con la ceja enarcada. Algo le sonaba mal de todo eso, muy, pero muy mal. El director pasó su mirada por todos los presentes, hasta detenerla en la chica.

-A la única donde nadie pensaría jamás que usted se encontraría- dijo el director, haciendo que los presentes le miraran con desesperación- y donde es menos probable que se pueda practicar la intervención en sueños por la ubicación de la casa…- siguió, haciendo que todos comprendieran.

-No me diga que…- empezó Harry, callando abruptamente, como si el no mencionarlo, lograra que el presagio no se cumpliera.

-Sí, señor Potter- aclaró el profesor, para después, fijar su mirada en Hermione- La señorita Granger se debe mudar a la casa de Slytherin. Y lo antes posible- finalizó, y antes de que alguno de los alumnos allí presentes saliera de su estado de estupefacción, se fue, dejando detrás de sí una tormenta ancestral.

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¡Hola!

Aquí les traigo el comienzo de una historia que espero que sea de su agrado. Les pido que, si pueden y quieren, dejen reviews. Es la única forma que tengo de saber si les gusta o no el desarrollo de la historia. Muchas gracias por tomar unos minutos de su tiempo para leer esto.

Besos.

¡Nos leemos!