Lo mejor de dos
Buenas a todos.
Este es mi primer trabajo formal aquí... y allá. Para presentarlo les diré que es una alegoría a la cotidiana perdida de la pasión en tres capítulos. Je, también quiero decir que esta historia está más influenciada por los fanfics que la serie…creo que he leído muchos, je. Por lo demás, solo quiero pedir que puedan dejar un comentario opinando o corrigiendo algún errorcillo que haya por ahí.
¡Gracias por leer!
Capitulo 1 de 3: Recuerdo de todo aquello que daba felicidad
Con el lenguaje de la flores, la primavera anunciaba su arribo...
...Y hasta el aire con sus finos andares, se escondía por los caminos libres entre la arboleda de lúcumos y ciruelos. Vivos e intensos días en el andar errante para cumplir mis sueños.
Dios, si las lágrimas fueran pétalos; ¿el olor cegarían mi mente?
Llegamos a lago Veraz por la mañana y nos instalamos en un claro cerca de sus orillas. Teníamos motivos para creer que un descanso obligatorio nos ayudaría a tener una perspectiva más clara de las futuras pretensiones de triunfo. Para Dawn y para mí era un pretexto para distraer nuestro estupor producido por las expectativas para el uno y para el otro. Brock no tenía que perder.
Tomamos el almuerzo en paz y sonrisas encontradas.
Aun con el plato a medias me tocaron el hombro y ella me conto al oído sus planes de escapar a todos y correr para humedecer sus pies en la frescura del lago. Cerca y oliendo su aliento, le vi el sano rubor de sus pómulos y asentí discreto para volverme su cómplice.
Por distracción de Brock salimos de claro y nos enredamos con los dedos para estrechar el espacio entre ambos. Su mirada amorosa que antes era amistosa, la dirigió a mí y me jalo hasta un árbol para besarme en silencio. Un beso rápido, suave y tierno. Cuando nos separamos le vi con los parpados cerrados y me regocije por no ser el único inexperto. Le acaricie la mejilla y retome su mano para correr al lago.
Encontramos un parte en la orilla con la sombra y la entrada de rayos, suficientes para acomodarnos y quitarnos el calzado. Me quite mis deportivas y las deje junto al árbol que nos daba sombra. Dawn hizo lo mismo y se sentó junto a mí. Subí mis pantalones hasta las rodillas y juntos metimos nuestros pies al agua.
Jugueteábamos y hablábamos. Teníamos tanto y tan poco para desperdiciar. Le acariciaba las piernas y ella temerosa me susurraba para pedir que bajara mi intensidad.
Fuimos despacio entre beso y caricia. ¿Cuánto más duraríamos hasta tener que bifurcar nuestros caminos? Para escindirnos y regresar al solitario estado ante de nosotros.
Vivíamos el gran momento de nuestras vidas, y mi corazón no saciaba ni se llenaba de júbilo.
Creo que Dawn vio las sombrías dudas en mis ojos porque me acerco a su pecho y acaricio mi cabello. Canturreaba siguiendo las ondulaciones del agua en el lago. Así tomaba los trozos de mi quebrado razonamiento y los juntaba amorosa.
Se detuvo y levanto regresándome a mi yo indefenso. Dijo que nuestro tiempo había acabado; le di la razón y pusimos el calzado en nuestros pies.
Cuanto más caminábamos, Dawn apretaba con más fuerza mi mano.
¿Puede que ella no quiera regresar?
Cuando vimos el humo de la fogata que Brock encendió para preparar la comida, Dawn soltó mi mano. Aún más rápida, camino indiferente; como si todo su amor a mí se desprendiera y en calma se olvidara de nosotros.
Por ahora, no más sonrisas coquetas.
Me sentí...
Herido.
