TRUE LOVE
Summary: Hermione Granger se convirtió en una prestigiosa doctora reconocida por salvar muchas vidas en distintos lugares del mundo, tanto el mundo muggle como el mágico. Su deber es ayudar y curar a personas enfermas, pero, ¿y su corazón? ¿Quién lo curará? Ella debe aprender a dejarse querer por las personas, pero también deberá aprender a dar el amor de la madre que lleva dentro a una pequeña que se cruza en su camino.
Disclaimer: Nunca lo aclaro, pero no está demás hacerlo. Los personajes no son míos –I fucking wish- son de J. K. Rowling. La 'blasfemia' que están a punto de leer, sí es mía. XD
ACLARACION: Este fic contiene un tema muy sensible: violencia física a un menor (solo se habla del tema, pero dudo muchísimo que escriba algo específicamente sobre algún momento. Es muy duro inclusive para mí hasta imaginarlo). Les pido que lean prudentemente y bajo su propio consentimiento. Las me que conocen, saben que yo AMO los finales felices, por lo que lo triste del tema, siempre llevará a algo feliz. También, habrá futuras escenas sexuales (NO CON LA MENOR –DIOS, POR FAVOR, JAMÁS ALGO ASÍ). Solo voy a aclarar esto una vez. De ahora en más, está en ustedes si seguir con la historia o no.
Opinión personal; esta historia va a ser muy tierna… Sobre todo, muy divertida. Así que denle una oportunidad. ;)
INTRODUCCION.
"Buenos días a todos presentes." Dijo la Jueza que se encontraba detrás del gran escritorio. "Nos encontramos reunidos aquí, para deliberar cuál será el futuro de Ángela Rogger, de 4 años de edad." Hermione se removió algo inquieta en su asiento, apretando sus manos entrelazadas que se encontraban encima de su regazo.
"Tranquila, Mione." Le susurró Neville, su mejor amigo y, en ese momento, abogado. "Todo saldrá bien." Sonrió él alentadoramente. Ella asintió temblorosa.
"Sra. Judith Rogger, se la acusa de maltratos y violencia hacia una menor de edad." Dijo la jueza mientras leía los expedientes.
La castaña se giró para ver a la Sra. Rogger fulminándola con la mirada. Hermione le devolvió la mirada con la misma intensidad. Si ella no hubiera empezado con sus maltratos a la pequeña, ella no habría tenido que recurrir a esos recursos.
"Objeción, su Señoría. Todo eso es mentira." Dijo la abogada de la mujer 'golpeadora de menores'.
"Objeción." Saltó Neville Longbottom levantándose de su silla. "Permiso para poder interrogar a la Sra. Rogger."
"Permiso concedido, abogado." Dijo la Jueza mirando algo interesada al abogado. Hermione pudo hasta notar un eje de seducción en su voz y en su mirada. La castaña intentó esconder la sonrisa.
Luego de que a la 'golpeadora' la hicieran jurar que diría toda la verdad, y nada más que la pura verdad y bla, bla, bla – como era típico en un juzgado muggle – Neville salió de su lugar y se acercó a la mujer para comenzar con su interrogatorio.
"Bueno, Sra. Rogger…" Dijo antes de aclararse la garganta. "Usted, ¿cómo se declara? ¿Inocente o culpable?" Preguntó el pelinegro mirándola fijamente.
Hermione adoraba eso de él. Aún le parecía increíble lo mucho que Neville había cambiado desde Hogwarts. No sabía qué diablos tenía, pero fuera lo que fuera, con una de sus miradas, terminabas diciéndole hasta tus más profundos secretos.
Las cosas habían cambiado mucho desde que Neville y ella decidieron alejarse del mundo mágico hacía siete años atrás. Durante el octavo año que Hermione, junto a otros compañeros, decidieran volver a terminar su ciclo educativo, las cosas cambiaron por completo. Amistades y promesas se rompieron, nuevas amistades se forjaron. Y con ello, Hermione descubrió una amistad-hermandad más profunda de lo que jamás pudo haber sentido con Harry Potter.
Neville y ella decidieron probar suerte en ambos mundos. Y gracias a la amistad y el apoyo del uno hacia el otro, pudieron lograr todos los objetivos que se habían propuesto.
Ella había logrado no solo ser reconocida por su gran labor como Doctora en el mundo muggle, sino que también llevaba un exhaustivo trabajo a larga distancia como Investigadora Especial de Pociones y Sanadora Mágica. Actualmente, ella investigaba no sólo cómo lograr que una persona que había sido expuesta mucho tiempo al Maleficio Cruciatus y por ende, llevada a la locura, pudiera volver a recuperar la sanidad de su mente, sino también buscaba mediante pociones la cura, o, por lo menos, aliviar lo más que se pudiera, las transformaciones de un hombre-lobo. Y aún tenía muchos logros a los cuales quería llegar.
Neville, por su parte, descubrió un mundo del cual nadie jamás le había hablado hasta que la castaña lo convenció de estudiar con ella en el mundo muggle. Luego de haberse animado a dar ese discurso durante la batalla en Hogwarts frente a toda una escuela y Mortífagos, Hermione lo había convencido de que probara Abogacía. Y, Merlín, amaría a su mejor amiga de por vida por haber sido la puerta conductora hacia lo que él más amaba hacer, además de la Maestría en Herbología que su mejor amiga también lo había animado a conseguir.
Le debía una grande a Hermione Granger.
Y allí se encontraba en ese momento. No sólo haciéndole un favor a la castaña en presentarse como su abogado en un juzgado muggle, sino ejerciendo lo que él tanto había estudiado y amaba hacer.
La Sra. Rogger se removió un poco incómoda en su asiento, miró a su abogada, y luego se volvió a Neville. "Inocente, yo no he hecho nada malo." Dijo quitando la mirada de los ojos de Neville y bajándola al suelo.
Hermione apretó la mandíbula de la impotencia y furia que sentía hacia esa mujer.
"Ah, ¿no?" Preguntó el pelinegro con tono mordaz. "Entonces, ¿cómo explica usted el miedo que le tiene la niña cuando la ve? ¿Cómo explica usted las marcas en el cuerpo de la niña?" Muchos susurros se escuchaban por toda la sala mientras Neville seguía y seguía nombrando infinidad de cosas que Angie les había contado.
La mujer se veía cada vez más mortificada por las palabras de Neville, y a cada 'objeción' de parte de la abogada contraria, la jueza los rechazaba, permitiendo al pelinegro seguir con sus fuertes preguntas. Luego de un rato de preguntas hirientes para ella, lo confesó todo. La mujer comenzó a llorar desconsoladamente, aunque Hermione no creyó en lo absoluto ni una sola lágrima que aquella mujer sin corazón derramaba. Pero, ¿cómo era posible creerle algo a una mujer que durante bastante tiempo negó haber abusado de su hija y luego confesar que ella y su marido golpeaban a la niña?
Eso era no tener corazón. Hermione podía imaginársela como un maldito vampiro al momento de ir por su presa -un humano-, y sin remordimientos ni penas, torturarlo y drenarlo a sangre fría, sin pudor ni consentimiento. Diablos, ella deseaba ser un maldito vampiro y poder torturar a esa mujer hasta la muerte.
Hermione era una bruja, y esa despreciable mujer debería agradecer que la castaña no tenía permitido usar magia fuera del mundo mágico. Sino, esa mujer ya hubiera sido historia pasada.
La castaña respiró profundamente, intentando calmar su enojo. De nada servía ponerse de esa forma, al fin y al cabo, Neville era grandioso en su trabajo. Y de igual manera, la justicia se haría cargo de esos inhumanos padres.
Cuando la jueza finalmente dio su veredicto y no dudó en encarcelar a esos padres por abuso hacia un menor de edad, Hermione se echó a los brazos de su mejor amigo. Abrazándolo con todas sus fuerzas mientras le agradecía un millón de veces por apoyarla y ayudarla.
Pero toda esa felicidad que sentía, se desvaneció cuando la jueza volvió a hablar.
"Damas y caballeros, todavía nos queda un asunto pendiente. Ya que los padres estarán en prisión por mucho tiempo, la niña será asignada a un Instituto de menores, donde esperará para ser adoptada."
El mundo de Hermione se vino abajo. Ese pequeño y tierno ángel no podía estar metida allí, sola e indefensa. Ella no lo permitiría, costara lo que le costara. Tomó a Neville del brazo y le susurró al oído lo que tenía en mente.
"Mione… ¿E-estás segura?" Le preguntó él asombrado. Ella asintió con una sonrisa y una mirada llena de sentimiento.
Neville la miró asombrado antes de respirar profundo y volverse a la jueza. "Permiso para hablar, su señoría." Dijo levantando su mano. La jueza asintió. "Mi clienta me ha dicho que está más que lista y encantada de adoptar a la niña."
La jueza miró a los demás integrantes del tribunal, y solicitó unos minutos para deliberar el pedido. Las horas pasaban, y los malditos no salían de allí adentro con una respuesta. Neville acarició su espalda a modo de consuelo. Lo único que sabían, era que habían llamado a Angie para tener una entrevista con ella. Neville le aseguró que probablemente era para hacerle preguntas sobre Hermione.
Se notaba que la castaña estaba nerviosa. No podía dejar de mover frenéticamente su pierna, y se sintió más nerviosa aún cuando Neville se sentó y entrelazó los dedos de sus manos sobre el escritorio y los miraba serio. La realidad era que él también estaba nervioso, se había encariñado bastante con Angie, solo que no tanto como su mejor amiga. Realmente dudaba que alguien pudiera llegar a encariñarse con la pequeña de la forma en que Mione lo había hecho.
Estaban todos en un infinito y nervioso silencio hasta que la puerta por la que habían salido todos se abrió, dando paso a la jueza, a los demás integrantes del tribunal y a un guardia que tenía la mano tomada a la de Angie. Hermione miró a la jueza con esperanzas e impaciencia.
"La menor nos ha dicho que no iría con ninguna otra persona que no fuera usted, Srta. Granger, de lo contrario, se mataría ella misma." Un escalofrió recorrió el cuerpo de la castaña ante tan solo el pensamiento. "Por lo que no me queda más remedio que aceptar su solicitud de adopción." Todos los presentes comenzaron a festejar con aplausos y silbidos, inclusive la jueza sonrió.
Ella se giró hacia Neville, al mismo tiempo que él y se abrazaron con fuerzas, dejando que un par de lágrimas traicioneras se le escaparan.
"Muchísimas gracias, Neville. Te quiero." Ella le susurró al oído realmente agradecida. Él se alejó un poco y besó su mejilla sonriéndole ampliamente, modulando un "también te quiero".
Luego ella se giró a Angie y la vio correr en su dirección con una perfecta y hermosa sonrisa. Hermione alzó a la niña besando sus mejillas y abrazándola con fuerza, recibiendo la misma intensidad de parte de la pequeña.
Su vida, a partir de ese momento, cambiaría rotundamente. Ahora, tenía a una personita que dependía de ella, y no podía fallarle. Sabía que Angie era una niña especial, le recordaba a sí misma cuando tenía su edad, así que, ¿quién mejor que ella para cuidarla y entenderla? Pero aún quedaban lastimaduras en la pequeña, por lo que tendría que aprender cómo curarlas sin necesidad de usar medicamentos ni aparatos médicos – como lo haría en su trabajo como doctora.
Esta curación dependía de ambas. De su parte, darle amor. Y mucho. El amor de la madre que tanto le faltó; y de parte de la niña, recibir ese amor, y olvidarse del pasado. Dándole la oportunidad a Hermione de mostrarle que el mundo no era tan malo como parecía. Que era bueno dejarse amar - por más que Hermione aún no aplicara del todo eso último en su persona.
Hermione Granger ahora tenía una hija: Ángela Lyra Granger.
Holó, people!
Sí, ya sé. Todavía tengo otras historias qué terminar, y aquí estoy con una nueva... Pero bueno, así es la vida de un (intento) de escritor. XD
Como algunas se habrán dado cuenta, esta historia la comencé como un fic de Twilight (Crepúsculo). Pero cuando releí lo que llevaba escrito y justo donde me quedé hace tiempo atrás, la pensé como un fic en el mundo de HP y *puuuuuuuf* la inspiración me bombardeó. Y por eso estoy aquí, adaptando todo a HP. *se encoge de hombros*
REPITO: a pesar que contiene temas un tanto delicados, esta historia está pensada para todas aquellas a las que nos gusta lo tierno, dulce y la lluvia de corazones (?) XD
Espero sea de su agrado. ;)
Love ya' all.
Peace. Out.
Laysa L'espoir.
