Prólogo.
Toda guerra tiene un inicio...toda guerra tiene un final..
Desde antes que los Jedis o los siths existieran, había una raza parecida a la de los humanos que poseían sabiduría, poder e inteligencia...los conocían como Los Sabios del universo.
Un planeta azul, con tonalidades verdes, cafés y blancas era lo que se podía apreciar desde los cielos un planeta lleno de vida, un planeta que existía en el borde central...ahora un planeta olvidado.
En él reinaban dos templos y estos se unirían para fortalecer la paz entre ellos y abarcar la galaxia con sus conocimientos...se contaban leyendas de que ellos poseían la vida eterna. Sin embargo la guerra estalló tras el anuncio de la unión de las dos familias... Creado por la envidia y la pasión desmedida uno de ellos se rebeló, creando así a los primeros Siths... Mientras que el templo restante alzó sus armas para defender la paz del planeta creándose a si los Jedis…
PRESENTE...
La lluvia caía en el campo de batalla, blasters disparaban por todas partes, sables de luz chocan contra los ahora siths salidos de las sombras. La chica cayó a la tierra mojada perdiendo su sable de luz, al alzar la vista un hombre con sable rojo estaba por arremeter contra ella cuando otro del mismo color lo atravesó, la chica le sonrió al caballero de Ren quien la observa desde arriba tendiendo su mano en ayuda.
-Debemos darnos prisa,Luke está en el centro de la batalla- decía un agitado Ben Solo quien arremetió contra un soldado de la primera orden.
-andando- contestó Rey quien alzó su mano llamando a su sable láser para esquivar un disparo.
Los caballeros de Ren atacaban a los siths mientras protegían a Luke Skywalker rodeándolo mientras Luke corría al viejo templo frente a ellos..naves surcaban el cielo mientras la resistencia defendía desde tierra ... Cerca de ahí Ben y Rey luchaban espalda con espalda viendo a Luke llegar a su objetivo.
De la gran nave salió Snoke mirando la escena detrás de él caballeros Siths encapuchados escoltaban a un hombre alto, su cabello era blanco como la nieve, si vestimenta era blanca con rojo y su mirada ámbar veía todo a su alrededor deteniendo su vista en aquel viejo e imponente templo...
El aire se detuvo, todo quedó en silencio las puertas del templo se abrieron lentamente dejando salir a un hombre encapuchado con vestimentas marrones y oscuras, detrás de él la figura femenina con ropas oscuras, su cabello azabache ondulado se movía sin la ayuda del aire, su mirada carmesí se posó sobre él hombre de vestimenta blanca que yacía del otro lado del campo de batalla.
Dando así el inicio de la última guerra decisiva.
