Los últimos 15 minutos de un examen de Matemáticas son siempre los peores. Y más para Shinai Keshin, el protagonista de esta historia. En vez de haber estudiando como todos sus compañeros, se pasaba las tardes jugando al fútbol con sus colegas del barrio. Y él no era superdotado como para encontrar una respuesta correcta a todas esas preguntas que, en aquel momento, no tenían ningún sentido para él.
-¿Quién me mandaba jugar al fútbol? Si hubiera sabido que hoy había un examen...- se lamentaba Shinai.- ¡Ojalá pudiera hacer algo! ¿Eh?
De repente todo cambió para Shinai. ¿En qué sentido? Pues que de repente lo veía casi todo oscuro.
Lo único que pudo distinguir era a sus compañeros y al profesor rodeados de un brillo de color brillante. Los amigos y el profesor tenían un brillo de color azul. Los abusones, de color rojo.
-¡5 minutos!- anunció el profesor.
Shinai miró al examen y se quedo perplejo: veía cosas escritas en el espacio de las respuestas de la hoja. No estaba seguro si eran apropiadas o no, pero solo quedaban 5 minutos y no había tiempo para pensar. Rellenó lo más rápido que pudo los espacios y entregó el examen.
Sonó el timbre. ¡Aleluya! Todo el mundo entregó su examen y salió pitando del aula.
Shinai iba a salir también cuando...
-¡Shinai!-llamó el profesor.
-"Mierda"- se dijó para dentro.
-Bien hecho. - dijo el profesor.-Es la mejor nota de la clase. Se nota que has estudiado.
-¿Yo? - respondió asombrado. – Esto... Sí, no se imagina tanto. Y se largó.
No iba a contarle al profesor lo que vio casi al terminar la clase: porque el profesor le diría que no fuera tan modesto o algo por el estilo.
La mañana pasó muy rápido para Shinai. Tanto, que si darse cuenta, ya había terminado la jornada.
Y
Lo que sería una alegría para todos los alumnos, para Shinai, no lo era tanto. ¿Por qué? Porque para llegar a casa, tenía que pasar por un barrio no muy decente lleno de macarras, vandalistas, y un largo etcétera.
Cuando iba a entrar, escuchó unos gritos de mujer que pedían ayuda:
-¡Socorro! ¡Qué alguien me ayude!
Shinai pensó que eso era lógico, siendo consciente de la reputación del barrio. Así que no le hizó mucho caso.
-¡Socorro!
Aunque ese grito no sonaba a la de una persona del barrio. Y parecía que tenía problemas serios.
-"Creo que será mejor que eche un vistazo"- se dijo así mismo Shinai.
Y fue corriendo para allá.
