¡Bueno chicos!, ¿cómo se encuentran?, ¡aquí ando de maravilla debido a que me emociona sentir el venir de un aire navideño!, quería comentarles respecto a mi otro fic (es un Korrasami), ese fic tomará su tiempo para cada momento de actualizar, debido a que me gustaría reflejar cómo es la sociedad en estos temas y blah blah blah, pero para distraerme y sentirme algo mejor en cuanto al revuelco de pensamientos en mi mente quería escribir una historia corta que si funciona podría volverlo una historia de alrededor de 10 capítulos (inclusive más), sin más preámbulos les dejaré leer tranquilos y muchísimas gracias por su apoyo, i love you my reader 3 (~*3*)~ pd: Creo que me conocerán un poco ya que hay aspectos de mi vida en esta historia hahaha 3 espero que así como me conozcan yo pueda conocerlos 3- With love, Mek.
Una vida amándote
Ella parece el día, su viveza, su esplendor, sus colores radiantes y una pureza increíble –Pensó-
Era un patio no tan grande pero sí bastante accesible y basto para el corretear de los niños que estudiaban durante las tardes en lo que sus padres trabajaban ya que no podían ayudarles a realizar sus tareas, entre ese patio se encontraba una niña de una piel pálida y cabello oscuro observando fugazmente a una niña de tez blanca de un cabello rubio muy largo y liso, jamás ella se había sentido así en su vida, a pesar de su corta edad, pensaba "¿Por qué mi corazón late así?" como cualquier otro niño le restó importancia y se concentró a jugar con su mejor amigo Bongo a las carreras con un grupo de niños, así eran las tardes luego de hacer sus tareas, quien terminaba podía salir a jugar, ellos siempre terminaban primeros para poder disfrutar más aunque la pequeña niña Marceline Abadeer, empezó de un momento a otro a acercarse a aquella niña pero al contrario como creía que iba a ser su amistad resultó todo un desastre y una competitividad inmutable con Bonnibel Bubblegum aunque le puso el sobrenombre de "Princesa" por lo delicada que ella era.
-Uh, ¿otra tarea fácil Marceline? -Decía con un tono provocativo-
-Silencio princesa, esto lo hago rápido, además ya no me salgo de la línea al colorear –Saca su lengua para expresar grosería-
-¡No me saques la lengua! –Decía muy molesta-
-¿Y quién me impedirá el no hacerlo? –Seguía sacándola y haciendo varios gestos molestos
-¡Ustedes dos vuelvan a estudiar! –Gritaba la maestra perdiendo la paciencia ante las constantes peleas entre Marceline y Bonnibel-
-Si profesora –Dijeron al unísono-
-Hey princesa, veamos quien lo hace más rápido, ¿te parece? –Decía la niña se cabello azabache-
-¿Y qué pasa con el perdedor? –Decía con un gran interés junto con una mirada fulminante-
-La perdedora no podrá ser la aguja durante el juego y tendrá que contar 3 veces en las escondidas –Dijo-
-Me parece bien, ya verás Marcy que te voy a ganar, ¡yo soy mejor! –Decía haciendo muecas-
Y así fueron todos los días entre ellas, competencias insaciables, derrotas que negaban y excusaban con cualquier cosa, pero a pesar de todo no era realmente así, no es como si fuera un odio el que ellas creían tener, eso era más como lo que las unía, Marceline cada vez se sentía más confundida, aquellas veces donde hablaban como personas normales eran los momentos más felices que ella pasaba, cada vez que ella hacía alguna competencia entre sus amigos y Bonnibel se entraba cerca ella trataba de lucirse como si quisiera impresionarla, se sentaban juntas y aunque se pelearan que se quedaban ahí, a menos que la maestra hirviendo las separara debido a todo el escándalo dentro del aula.
-¿Estará mal sentirme así? Acaso... ¿Hay algo de malo? ¿Será algo prohibido? Nunca he visto a alguien tomado de la mano con un igual…Mejor no digo nada…Sería extraño, seguro es admiración –pensaba-
-Marcy, ¿Podemos hablar? –Decía la pequeña de ojos azules-
-Claro Bonnie –La siguió hasta el aula de los niños grandes que en ese momento estaba vacía ya que todos habían terminado sus deberes-
-Marcy, me voy a ir, ya no voy a estar aquí –Decía con cierto tono triste-
-Bonnie, ¿Por qué? –Trataba de esconder su posible, corazón roto-
-Mi abuelo Gumball dice que es mejor que empiece a hacer mis deberes sola ya que pronto entraré en nuevas etapas de aprendizaje y además que soy muy talentosa en los estudios, ya no podremos jugar, lo siento –Decía sollozando-
-Vamos –Agarraba Marceline a Bonnibel de la muñeca-
-¿A dónde? –Decía curiosa-
-A disfrutar el poco tiempo que nos queda, ¡vamos a jugar como nunca! –Decía felizmente para animar a la rubia-
-Si –Decía ruborizada-
Era una tarde con un cielo tornándose rojizo por el ocaso, Marceline, Bonnibel y Bongo correteaban y disfrutaban aunque Marceline se enojaba porque Bongo hacía trampa y cada que discutían Bonnibel se reía ya que le parecía gracioso que ellos se insultaran a través de decirse "come torta, tu mamá es una gordota", Marceline se deleitaba la vista cuando volteaba ya por inercia a ver a Bonnibel, sin duda ella representa el día y si se habla de una estación, sería la primavera, es tan colorida, ama las flores, es linda, tranquila aunque muy orgullosa y le produce a Marceline una sensación cálida en el corazón con sólo estar a su lado, ver como la brisa se llevaba su cabello y pensar lo genial que se veía más su combinación rubia con el atardecer, le parecía algo totalmente espectacular.
-Ha sido un día muy lindo, gracias por subirme los ánimos Marcy –Decía con una gran sonrisa extendida por su rostro-
-No te preocupes, digo, para eso estamos los amigos, ¿no? –Decía notablemente sonrojada y con su corazón acelerado-
-Bonnibel ya es hora de irnos –Se escuchaba una voz gruesa en la entrada-
-Bueno, adiós Marceline, me gustó estar contigo todo este tiempo, fue divertido –La abraza y se va-
-¡Adiós Bonnie! –Gritó y Bonnibel le devolvió con un gesto feliz-
...
-Finn, ¿Qué tenemos luego del receso? –Decía una chica alta de ojos verdes-
-No sé Marcy, de por sí ya quisiera salir de esté retén juvenil disfrazado de instituto educacional –Decía un chico rubio muy guapo y algo fortachón- además es el primer día de clases, a nadie le importa.
-Exacto hermanito –Decía un chico de aspecto serio, pero muy agradable y gracioso- ¿ya ves Marcilencita?
-Supongo que tienen razón –Empezó a reír y fue a comprar su almuerzo-
-Hahaha recuerdas cuando Brandon se cayó al momento de…-Se escuchaba al otro lado de la fila para comprar aperitivos-
Marceline no era una persona que amase oír conversaciones ajenas ya que no le interesa vivir de la vida de otros, prefiere vivir tocando su bajo con forma de hacha y cantar las melodías que su madre cantaba para ella, pero algo en una voz que se coló por su cabeza retumbaba en sus pensamientos, algo que se le hacía familiar, algo conocido, pero no quiso seguir indagando en algo que sólo podría ser una memoria borrosa e inútil.
-¿Oye Finn tienes cambio? –Se voltea para ver al chico con gorro de forma de oso polar- Espera…-Pensó-
-Sí, entonces ahí fue cuando llegó Abraham y…-Se iba aquella chica rubia de mechas rosas-
-No puede ser…-Se queda en estado de shock- ¿ella es…? Ni siquiera se percató de mi existencia –Decía con un tono triste en lo que sus pensamientos se encontraban fuera de la atmósfera y no se daba cuenta de que Finn le hacía señas cerca de su rostro-
-Tierra llamando a Marceline... ¿Hay alguien en casa? –Decía curioso ya que su amiga no reaccionaba-
-Sí, te estoy oyendo –Trataba de mantenerse firme aunque, ¿por qué su corazón estaba tan agitado?-
Transcurrieron las horas de clase muy rápido hasta que sonó el timbre que avisaba el finalizar del día, Marceline como pudo trató de concentrarse en clases pero le fue una misión totalmente imposible.
-¿Cuántos años han pasado? ¿11 años?, si, si ha pasado todo ese tiempo, vaya apenas pude reconocerla, su esencia no ha cambiado del todo, su voz sigue siendo tan angelical como su rostro, toda una…"princesa" –Sonrió en lo que pensaba-
Durante la noche Marceline indagaba en su Facebook aburrida como todos los días hablando con Finn, Jake y Lady en un chat grupal, cuando se dio cuenta de algo que le llama la atención.
-Bonnibel Bubblegum, amigos en común Lady Rainicorn (~-w-)~-
-Gracias Facebook por arruinar la privacidad de las personas –Decía con un brillo en los ojos-
Marceline Abadeer, 16 años, signo: Libra, toca el bajo y canta, ha participado en peleas callejeras y aunque sea inteligente vive en una flojera constante para realizar actividades escolares, no siente miedo a nada aunque acaba de pensar que por fin encontró su mayor miedo, agregar a una chica que seguro no se acuerda ni de su nombre, que ahora, se va dando cuenta que aquellos pensamientos de "admiración" podrían no serlo ya que…Con el tiempo, se ha dado cuenta de cosas que pasan desapercibidas en la vida de un infante…"el amor".
-Vamos Marceline, tú puedes –Cierra los ojos y deja en manos de Glob lo que va a suceder luego de haber clickeado para la solicitud- Rayos…-Click, se escuchó en lo que Marceline se maldijo y empezó a sentirse totalmente como una acosadora-
-Notificación-
-Bonnibel Bubblegum aceptó tu solicitud de amistad, puedes escribirle algo en su perfil-
-¡¿Me aceptó?! –Gritó de forma hilarante sin darse cuenta- ¡¿Ella me recuerda?! –Decía ruborizada-
-Abriendo Chat-
-Hola n.n, ¿Qué tal?
-Holaa, ¿bien y tú?
-¿Sabes quién soy?
-Uhm…Realmente no, ¿nos conocemos de algún lado? :s
Dolor, fue lo primero que Marceline sintió, dolor no porque no recordara su nombre, sino por el hecho de saber, que para Bonnibel ella no significa lo mismo que ella significa para Marceline, saber que no dejó alguna huella en ella.
-Soy Marceline Abadeer, es un placer, aunque nos conocimos desde niñas.
-¡Oh! ¡¿En serio?! ¡Qué genial! Realmente mi memoria no es buena pero wow qué pequeño es el mundo (n.n)/
-Sí, realmente fue mucha coincidencia verte hoy, no sabía que estudiabas donde yo estudio :3
-¡¿En serio?! ¿Podemos conocernos? O bueno, mejor dicho, ¿reencontrarnos mañana? :O
Su corazón empezó a acelerarse a más no poder, creía que se iba a salir de su pecho y casi podía oírlo.
-Claro ;) ¿en el receso podemos?
-¡Sí! :D
-Entonces nos veremos ahí n-n
A partir de ahí durante casi toda la noche estuvieron hablando de todo tipos de cosas, nada con respecto a ellas porque prefirieron guardárselo para el día siguiente, donde de seguro, sucederán demasiadas cosas, desde este punto, es donde lo verdaderamente duro empezará para las dos y muchas nuevas emociones por descubrir.
