—Hey chicos, muero de frio ¿Podemos volver al castillo? —Preguntaba una pelirroja mientras se frotaba los brazos.

—Vamos, Rosie ¡Es nuestra primera excursión! —Le animaba su primo Albus.

Rose estornudó dos veces y le miró de mala forma.

—Bien, que no es tan grave —Se escuchó al otro lado de Rose —¿Y si nos refugiamos en Las Tres Escobas?

—Ni muerto —Negó la cabeza Albus —James debe estar por allí y Teddy estará visitándolo de seguro… ¡¿Acaso quieres que muera? —Agregó con tono dramático y de último momento.

Rose volvió a estornudar.

—¿Podemos movernos al menos?

Los tres amigos estaban varados en medio del camino, cerca de la casa de los gritos.

—¡Es tu culpa, pelirroja! —Le apuntó acusadoramente su primo.

—¿MI culpa? ¡Déjame recordarte quién me arrastró de mi acogedor lugar en el gran comedor para venir a este lugar, sin capa! —Le enfrentó la muchacha de trece años.

Scorpius bufó.

—Sois unos niñatos —Rodó los ojos, excusándose.

—Eres sólo algunos meses mayor —Le recordó Rose, volvió a estornudar.

—Pero aun así —Se encogió de hombros.

A su lado, un conejo salió de un arbusto.

—¡Mirad, que monada! —Le tomó en brazos la chica.

Albus dejó escapar un pequeño gritito ahogado, los otros dos le miraron.

—¡Podría tener la enfermedad del conejo loco!

El rubio y la pelirroja se echaron a reír y dejar el conejito en la nieve, que al verse liberado de su opresora echó a saltar lejos de ellos.

—Albus, esa "enfermedad" la inventó James para que Lily accediera a que la tía Luna se llevara a "Señor Cara-Blanca" ¿Recuerdas? —Le dijo Rose entre risas.

Luego, volvió a estornudar.

—Bien. Si ustedes dos, malos amigos, no quieren quedarse a esperar a Evangeline Finnigan conmigo… Se pueden retirar.

Scorpius alzó sus manos hacia al cielo.

—Gracias, Merlín —Susurró.

—De acuerdo —Anunció Rose —Me largo ¿Vienes, Scorp?

El aludido cogió su mochila del suelo y la siguió en silencio.

—¡Malvados, roedores, traidores! —Se escuchaba gritar a los lejos a Albus, sentado sobre una roca.

—Es un exagerado —Habló Rose después de un rato —Lo que pasa es que se adelantó a su cita… Como si Evangeline no muriera por salir con él.

Su amigo asintió en silencio. Rose volvió a estornudar.

—Toma —Se sacó su bufanda y se la ofreció a la chica —Ven, acércate.

La pelirroja, con la bufanda de colores ya en su cuello, se acercó lentamente a su amigo, hasta poder sentir el calor de su cuerpo.

—Más —Dijo simple y tranquilamente.

Con su capa, los envolvió a los dos.

—Gracias —Agregó levemente sonrojada Rose, luego estornudó de nuevo.

Scorpius lanzó una carcajada.