Aquel día lleno de trabajo, tanto formal como de entretención lo había dejado satisfecho, sin ganas de nada pero a la vez conforme, lo único que quiso hacer en todo lo que restaba de "día" fue comer, los buenos banquetes que daban aquellos cocineros que se había llevado de la Harusame.
Takasugi últimamente había esta extraño, era como si estuviera en una época difícil, Matako le había comentado que cada año en esas épocas el capitán del Kiheitai se volvía sensible, sin ganas de matar, explosivo ante cualquier cosa; Abuto de manera burlesca le respondió que era igual a él cuando hablaban de "ella", quién era, nadie lo sabía, bueno, a excepción de ellos dos, pues era un secreto entre Yatos.
Gracias a los estúpidos comentarios del adulto sus ganas de comer se fueron, era extraordinario, llegando al punto de ser un acto inefable, caminó directo a un ventanal para ver el espacio, sumergido en los recuerdos y memorias quiso verla, tenerla con él.
¿Qué tan malo habría sido haberla llevado con él? Se preguntó mientras miraba una estrella.
+Sí, ella lo habría golpeado al punto de quedarse sin fuerzas, ni piel en la mano, aunque le pudiera aguantar cada golpe que ella le habría proporcionado le dolería verla mal, después de todo, seguía siendo su debilidad.
¿Qué habrían pensado los demás?
+Que se había vuelto loco de aguantar a una chica mil veces peor que él, una fiera indomable, una mujer que tenía creencias humanas, además de que tenía tendencias suicidas, porque al final de cuenta ella lo terminaría por matar.
¿Qué habría dicho su padre?
+¡¿QUÉ PADRE POR LA BARBARIDAD DE LOS DEMONIOS?! A su padre le importaba menos de un maldito yen el bienestar de su hijo, a lo sumo se molestaría por su hija menor, quien viviría un suplicio estando con su malvado hermano.
Esa respuesta le dio un tanto de risa a él, le importaba una mierda lo que digiera su padre con respecto a su estilo de vida, si se podía resumir, importancia familiar: en lo único que concuerdan es en la Yato femenina.
Aquella estrella que había estado mirando cuando empezaba a pensar en cada una de sus dudas se extinguió a los pocos segundos después de dejar de mirarla, y ahí estaba la razón de su culpa, tormentos y sueños extinguidos.
Él la consumía, ella no podía brillar con él al lado, simplemente ella no podía vivir, existir ni menos ser ella misma con él ahí.
Eran como la vida y la muerte, eran opuestas, muy contradictorio, sin embargo no puede haber vida si no hay muerte. Para Kamui, Kagura era su vida; y para Kagura, Kamui era su muerte, pero tanto como la vida como la muerte, para ellos dos, eran necesarios, transmitía límites, que extrañamente, ambos rompían.
Por ese motivo el antiguo capitán del séptimo escuadrón de la Harusame no podía tener deseos, tanto amistosos, románticos o familiares, porque todos estos los complacía una persona, que para la impresión de él, no quería tener ninguna incumbencia con él.
Ambos estaban muy equivocados.
Se necesitaban tanto.
Pero los dos necesitaban aspectos que solo podían llenar los antiguos Kamui y Kagura.
Aquí yo con otra historia, esta vez desde Kamui y bah, que es puedo decir, amo el Okikagu pero el KamuKagu me mata, aunque sea incesto no hay que verlos como humanos, son de otra raza intergaláctica, XDD, bueno, son mis dos personajes favoritos, así que verán mucho de ellos en mis próximas historias.
Recuerden, son drabbles, o sea pueden tener continuación pero siempre serán cortas, cuando haga One-Shots les dire, o se darán cuenta porque serán más largos de lo que comúnmente escribo, ehh... las respuestas de los reviews de Algunos Apodos Son Más Dolorosos Que Otros se publicara como segundo capítulo en la historia original, al igual que lo haré con esta después de un tiempo.
Se despide una agradecida mocosa, Adióooooooos
