El mundo de Harry Potter y todos sus personajes pertenecen a la maravillosa JK.
Yo solo escribo esta historia esperando que sea de su agrado.
Después de la Segunda Guerra Mágica, Ron y Harry decidieron empezar inmediatamente el curso de auror, aprovechando la oportunidad ofrecida por el nuevo Ministro de Magia, Kingsley Shacklebolt. Hermione, por su parte, había decidido rechazar la oferta, considerando que sería más sensato para su formación finalizar el séptimo año en Hogwarts. Pensaba que ese año lo podría aprovechar relajándose un poco en el castillo, ayudando a reconstruirlo, recibiendo nuevos alumnos como Premio Anual, y distrayéndose en las tardes libres en la biblioteca, o bajo un árbol frente al lago, con un buen libro entre las manos. Pensó que después de pasarse un año completo persiguiendo y escapando de magos tenebrosos, lo que menos quería ahora era seguir hablando sobre ellos. Necesitaba un respiro.
Septiembre 1 de 1999
Antes de salir hacia Kings Cross, Hermione dio una corta parada en el Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas. Harry, Ron y los señores Weasley iban con ella.
Tras la finalización de la Guerra en Hogwarts, ella había viajado a Australia, esperando encontrar a sus padres donde se supone que tendrían que estar. En un lindo apartamento con vista hermosa al horizonte, un apartamento que ella había elegido personalmente. La profesora Minerva McGonagall se ofreció a acompañarla, esperando ser de ayuda al momento de generar credibilidad a la larga historia que Hermione tendría que contar. A su favor estaba el hecho de que los padres de Hermione seguían siendo igual de tranquilos y comprensivos, y después de mostrarles unos cuantos recuerdos de la castaña en un pensadero que había traído consigo la profesora, accedieron gustosamente a acompañarla, con la ilusión de volver a recordar los momentos vividos con su hermosa hija.
De modo que ahí se encontraba, en la recepción de la cuarta planta del hospital, esperando al medimago encargado del cuidado de sus padres, rogando porque le recuperación estuviera saliendo como era debido.
-Tranquilízate, Hermione- le susurro Harry dándole un leve apretón con el brazo que tenía sobre sus hombros- Estoy seguro que todo está saliendo bien- la castaña lo miro agradecida, sonriendo levemente.
-Gracias Harry- dijo, esperando que su mejor amigo tuviera razón.
-Eres la mejor bruja de nuestra generación, te aseguro que no habrá ningún inconveniente deshaciendo el perfecto hechizo que realizaste- dijo Ronald llegando con un café para Hermione y otro para Harry, sus padres venían detrás con los otros tres vasos, el de su hijo y el de ellos.
Los tres amigos soltaron una pequeña risa, ella más aliviada con el apoyo de las personas que la rodeaban. Probablemente Ron tuviera razón, para deshacer un hechizo de ese tipo el mayor inconveniente es que estuviera mal hecho; confiaba en sus capacidades, estaba segura que la ejecución del que había lanzado era perfecta.
-Señorita Granger- dijo Hipócrates Smethwyck, un sanador que ya conocía- Buenos días. Joven Potter, Joven Weasley, señores Weasley- saludo a todos con un asentimiento de cabeza, el grupo devolvió el saludo de la misma manera.
-Buenos días, Dr. Smethwyck, ¿Cómo están mis padres?- El Dr. Smethwyck sonrió un poco, divertido por la ansiosa pregunta de la joven bruja.
-Me complace informarle que la recuperación va mejor de lo que esperábamos- El rostro de Hermione se ilumino y todos sus acompañantes soltaron aire aliviados con las buenas noticias.- Su madre ya ha logrado recordar los primeros cinco años de su vida, y su padre está por la mitad del tercero. Aunque lo que más me alegra es que al parecer han tenido diferentes visualizaciones de los años venideros, lo cual es una excelente señal- termino el sanador, sonriéndole ampliamente.
La castaña no podía contener la dicha que le producía escuchar esas palabras, ¡iba a recuperar a sus padres! Con una noticia así, empezar Hogwarts sin sus dos mejores amigos de repente ya no le parecía tan terrible.
-Eso es maravilloso, Doctor.- dijo una sonriente Molly Weasley mientras miraba a Hermione más tranquila. – ¿Será posible que Hermione pueda entrar a verlos?- pregunto secundada por el asentimiento de todos los presentes.
El sanador Smethwyck dio el permiso para que la joven entrara donde sus padres. La señora Weasley la acompaño y los demás solo le dijeron que les diera un abrazo de su parte, el señor Weasley anuncio que no podrían quedarse mucho más tiempo, pues Hermione tenía que estar en Kings Cross a más tardar a las 10:30, sino podría perder el tren. Tras mirar el reloj para comprobar que eran las 9:15, la castaña le dio un abrazo a cada uno de los tres hombres que la habían acompañado, quienes se encaminaron hacia la cafetería, y siguió su camino con Molly hacia la habitación 414, donde estaban Jane y Georg Granger. Tomando una bocanada de aire, tratando de calmar los nervios que la invadían, levanto el puño, dando tres suaves golpes en la puerta. Una voz desde el interior las invito a pasar. Hermione abrió la puerta con suavidad, asomando primero su cabeza dentro del blanco espacio. Desde la cama más cercana a la puerta la observaba su madre, con una pequeña sonrisa en el rostro; haciéndole un gesto con la mano le indico que entrara.
-Hola mamá- saludo dándole un abrazo no muy largo, no era su intención agobiar a sus padres con atenciones que apenas estaban comenzando a asimilar.
-Hola pequeña- respondió Jane Granger. –Buenos días, Molly.- la aludida sonrió y saludo cortésmente a los padres de Hermione; estos ya la conocían debido a que siempre acompañaba a la castaña a visitarlos.
-Princesa- saludo alegremente su padre. Hermione rio por el entusiasmo que había expresado- ¡Cuanto has crecido! Si mi memoria no me falla, la última vez tenías tres años.- las tres mujeres rieron ante el mal chiste de Georg, sin embargo, su esposa le dio un pequeño regaño recordándole la seriedad de la situación en la que se encontraban y él, derrotado, trato de poner su cara más seria.
-Hola papá, ¿cómo están ustedes dos?- pregunto Hermione tomando asiento al pie de la cama de sus padres, después de darle un abrazo a Georg.
Durante los siguientes 50 minutos estuvieron hablando animadamente de cómo se estaban sintiendo los señores Granger ante el proceso de recuperación, ante el nuevo mundo que se volvía a abrir frente a ellos, de los recuerdos tristes, de los felices que les sacaron más de una carcajada. Pedían explicaciones constantemente a Molly y a su hija sobre el funcionamiento del tratamiento al que los estaban sometiendo, esperando entender mejor que era lo que les estaban haciendo, después de todo, como profesionales en la salud muggle querían formarse una opinión decente con un conocimiento más amplio del proceso. Hablaron también sobre el próximo año en Hogwarts, Hermione les explico que en menos de una hora se dirigiría a la estación donde tomaría el tren al colegio, les conto lo emocionada y lo asustada que estaba, quería volver pero nunca había esperado hacerlo sin sus dos mejores amigos. Sus padres la escucharon atentamente, dándole ánimo y prometiendo escribirle con bastante frecuencia. Así mismo, preguntaron un poco sobre las clases que vería, extrañándose cuando la castaña no nombró Matemáticas, Biología, Química o Física, su hija les comento entonces lo diferente de la educación comparada con la del mundo muggle. En eso estaba cuando Molly le recordó a Hermione que tendría que irse despidiendo si no quería perder el tren. Un poco triste por dejarlos, pero más tranquila al presenciar por si misma el gran avance que estaban teniendo sus padres, Hermione se despidió con largos abrazos de cada uno, prometiendo escribirles cuando llegara al colegio. Jane y Georg le desearon muchos éxitos en este año, le dijeron cuanto la querían y la dejaron ir después de una larga despedida.
-¿Cómo te fue?- le pregunto Ron al verla llegar junto con su madre a la cafetería.
-De camino a la estación les cuento- dijo la castaña sonriendo ampliamente, sus amigos asintieron y junto con los señores Weasley se pusieron en movimiento para comenzar el desplazamiento a King's Cross.
Durante el viaje Hermione toco todos los temas que había tratado con sus padres, incluyendo algunos vergonzosos momentos, de los cuales Harry y Ron se rieron, pensando que jamás se habrían imaginado a su amiga haciendo todas las cosas que al parecer realizaba a diario durante su niñez. Al llegar a King's Cross y entrar en el andén 9 ¾ se encontraron con Ginny, quien los esperaba junto a la columna, con el baúl posado a su lado.
-¿Lista?- preguntó a Hermione quien asintió con la cabeza.
-Señores Weasley, muchísimas gracias por todo lo que han hecho por mi estos meses. Perdón por todas las molestias que pude haberles causado.- la castaña se acercó a Arthur y a Molly, dándole un abrazo de despedida a cada uno.
-No te preocupes, querida. Cada que nos necesites puedes contar con nosotros.
-Nuestra casa siempre tendrá las puertas abiertas para ti.- Complemento el señor Weasley con una cálida sonrisa muy característica de él.
Hermione volvió a darles las gracias para después, dirigirse a sus mejores amigos.
-Chicos, gracias por acompañarme. Los voy a extrañar mucho, no sé qué haré sin ustedes este año.- invadida por las emociones se lanzó al cuello de dos de las personas que más quería en el mundo, deseándoles suerte en su entrenamiento para ser aurores.
-Te escribiremos constantemente, lo prometemos.- le dijo Harry apretándola en un gratificante abrazo.- Te quiero muchísimo, Herms. Escríbeme si necesitas algo.- Hermione asintió. Seguidamente miro a Ron, quien le sonrió tristemente tomándola de la mano y atrayéndola hacia él.
-Cuídate mucho y no vayas a romper muchas reglas este año.- la castaña rio ante el comentario, agachando la mirada. Ron la tomó de la barbilla para que lo mirara.- Te voy a extrañar mucho, pero te escribiré constantemente, ambos lo haremos.- le dijo señalando a Harry con un movimiento de cabeza, quien asintió enérgicamente.- Te quiero, Hermione.- termino dándole un suave beso en los labios que ella recibió gustosa.
-Yo a ti.- respondió abrazándolo una última vez antes de soltarlo.- les escribiré apenas pueda.
Se separó de Ronald y espero a que Ginny se despidiera de Harry. Cuando terminó, ambas se subieron al tren, el cual ya había dado el primer aviso para que los estudiantes entraran. Llevaron con ellas sus baúles y a Arnold y Crookshanks y se dispusieron a buscar un compartimiento donde pudieran sentarse cómodamente a hablar. Al encontrarlo en el último vagón, se instalaron, el tren empezó a avanzar y las dos chicas, mirando por la ventana dijeron adiós con la mano a quienes las habían acompañado.
La primera mitad del viaje estuvieron hablando sobre lo extraño que sería ver clases juntas, Hermione estaba aliviada sabiendo que al menos Ginny estaría con ella. Al percatarse de la cantidad de tiempo que ya había pasado, la castaña se excusó con su amiga, pues tenía que ir a dar un recorrido a lo largo del tren como prefecta y premio anual, para asegurarse de que todo estuviera bien. La chica Weasley aprovecho la ausencia de su amiga para cambiarse la ropa que llevaba y ponerse el uniforme.
Hermione empezó su camino mirando en los compartimientos vecinos, revisando quienes estaban allí, saludando a los conocidos y mirando que todo estuviera en orden. Se encontraba saliendo del vagón cuando se topó con Neville Longbottom y Luna Lovegood.
-¡Hola, Hermione Granger!- saludo Luna con su reconocida pasividad.- ¿Cómo te fue descansando en estas merecidas vacaciones?
-Luna, que gusto verte.- dijo Hermione, dándole un abrazo.- Mejor de lo que esperaba, me alegro comunicar.- Su amiga sonrió con ese aire elevado que siempre cargaba con ella.- Neville, no esperaba verte acá. No sabía que volvías.
-Era necesario, el año pasado fue un año perdido en cuestión de estudios y no quiero que ese sea el último recuerdo que tengo de Hogwarts.- explico el chico, quien llevaba a Trevor en sus manos, acariciándolo suavemente.
-Me parece más que lógico.- se quedaron hablando cinco minutos más sobre las vacaciones hasta que Hermione recordó que todavía tenía que cumplir con sus obligaciones.- Chicos, lo siento pero tengo que irme. Ginny está en el segundo compartimiento del último vagón por si quieren ir con ella.- Neville y Luna asintieron y se despidieron temporalmente de Hermione para dirigirse al compartimiento donde estaba Ginny.
La castaña entonces, siguió con su camino a lo largo del Expreso de Hogwarts, sorprendiéndose gratamente al ver rostros conocidos como Seamus o Dean Thomas, e intrigada al encontrarse con el grupo de serpientes conformado por Blaise Zabbini, Pansy Parkinson, Gregory Goyle y Theodore Nott. Malfoy no se encontraba allí.¿Dónde se habrá metido el hurón botador? Se preguntó Hermione mirando inconscientemente a su alrededor, esperando encontrarlo en alguna parte. No lo vio.
Estaba aún con esa duda rondando en su cabeza cuando llego al primer vagón del tren, revisando los compartimientos, saludo a sus ocupantes. Llego al tercer compartimiento del vagón y toco a la puerta suavemente con los nudillos. Nada. Tocó una vez más. Ninguna señal de vida. Frunció un poco el ceño y dio un tercer golpe. Nadie contesto. Extrañada al encontrarse con un compartimiento vacío, teniendo en cuenta que eso nunca pasaba en el Expreso de Hogwarts, abrió la puerta. Al instante se quedó sin habla. Recostado lo más cómodamente que se podía en una de las sillas, se encontraba Draco Malfoy, dormitando tranquilamente. Hermione tuvo que reconocer que tenía mejor aspecto, la última vez que lo vio fue en el juicio donde salió absuelto, y en ese momento lo encontró tan delgado y acabado que le dio pena. Ahora se veía más sano, no había ojeras bajo sus ojos y no se le marcaban insanamente los huesos. La castaña dudo por un momento si despertarlo o no, de todas maneras no faltaba mucho para llegar y él tendría que ponerse el uniforme. Decidida, entró en el compartimiento ajustando la puerta tras de sí.
-No estoy dormido, Granger, no tienes que despertarme.- dijo el rubio con una voz algo ronca, debido al tiempo que llevaba sin hablar. Hermione dio un pequeño salto.
-Merlín, me has asustado, Malfoy.- el joven río suavemente y abrió los ojos, observándola desde su posición. La bruja no dejaba de extrañarse por la actitud de su compañero, pero no dio pruebas de ello.- Estaba en mi ronda como premio anual, tengo que avisarte que pronto llegaremos y deberías ponerte el uniforme de una vez.- Draco sonrió una vez más y se desperezo para ponerse de pie lentamente. Hermione lo observo extrañada pero se encogió de hombros y decidió salir de allí. Se dio la vuelta y salió. Al cerrar la puerta pudo escuchar claramente la despedida de Malfoy.
-Nos vemos más tarde, Granger.
Se encontraba sentada en el Gran Comedor, con Ginny a su derecha y Neville a su izquierda. Dean y Seamus estaban frente a ellos, los cinco hablando animadamente. Hermione, después de darle vueltas a la actitud de Malfoy, decidió olvidarlo al menos hasta que se diera cuenta que no iba a ser algo recurrente, pues seguramente mañana en la primera clase volvería a ser todo como antes. Si bien no con insultos y miradas despectivas como en sus primeros años, si con sus constantes ganas de molestarla y sacarle la rabia. Estaba segura de que se lo había imaginado, o que le había dado algún ataque de locura al hurón, no era normal. Sin embargo, decidida a disfrutar su primera y añorada cena en Hogwarts, decidió dejar ese problema de lado.
-Buenas noches, alumnos y bienvenidos a un nuevo año escolar en Hogwarts- saludó la directora McGonagall, tras pedir silencio con unos cuantos golpes a su copa. – Sé que esto no será para nada fácil, pero espero de todo corazón que este curso se dé como un espacio para recordar lo que hemos perdido, recuperar lo que podemos salvar, y disfrutar lo que nos queda. Está de más decirles que para cualquier cosa que se les ofrezca, pueden contactarme a mí o a alguno de los profesores, estaremos encantados de atenderlos. Sin más preámbulos, demos comienzo a la cena de bienvenida que los elfos nos han preparado tan amablemente. Después de esta les comentare con más detalles los diferentes planes que tenemos pensados para el transcurso del periodo. – con otros tres suaves golpes a su copa, se sentó, justo en el momento en el cual la comida empezaba a aparecer en las cuatro mesas, tan suculenta y apetitosa como los años anteriores.
Los tres chicos que se encontraban alrededor de Hermione se abalanzaron rápidamente sobre el plato de su interés, Ginny y la castaña los miraron un poco horrorizadas, pero riendo divertidas ante el salvaje comportamiento de sus compañeros. Cuando lograron calmar un poco las carcajadas, cada una se sirvió un poco de lo que les apetecía. La charla animada siguió por el tiempo que duro la comida, hablando todos un poco de lo que había sido de ellos durante ese receso que tuvieron entre la guerra y el comienzo de las clases, todos muy cuidadosos de no tocar temas delicados.
Estaban terminando de comer el postre cuando se escucharon los suaves tres golpes característicos de la directora. Los más hambrientos de los estudiantes se metieron lo que les quedaba aún en la boca sin ningún reparo, dificultándoseles un poco el masticar por la cantidad de comida que habían ingerido, los demás dejaron los cubiertos en la mesa tranquilamente, para verlos desaparecer un segundo después. Todos los ojos se posaron entonces en la directora McGonagall, quien acababa de pararse tras el podio para dar lo que parecía, un anuncio muy importante.
-Espero que hayan disfrutado mucho de la cena de bienvenida- empezó con una pequeña sonrisa asomándose en su rostro al ver a algunos alumnos todavía masticando- y para no demorarlos mucho, pues estoy segura de que querrán descansar, voy a hacer un anuncio general de las actividades que tenemos preparadas para este año escolar, quienes estén interesados en recibir más información pueden consultar a los jefes de sus casas.
Si algún murmullo seguía escuchándose en el Gran Comedor, en ese momento se silenció.
-En primer lugar, quiero que sepan que si bien muchas partes del castillo ya están listas para ser utilizadas de nuevo, hay unas cuantas que todavía necesitan trabajo, por lo cual se abrirá un grupo para aquellos estudiantes que quieran ayudar en estas labores, quienes estén interesados por favor comunicárselo a sus jefes de casa, ellos les darán más detalles al respecto. –los susurros de aceptación de los más entusiastas se escucharon por unos segundos, mientras compartían entre ellos su deseo de ayudar. McGonagall, sin embargo, continúo con su discurso.- En segundo lugar, como parte de la reinvención que estamos buscando este nuevo año, se formará un grupo de ayuda para los Premios Anuales y prefectos, el cual se encargara de la organización de diferentes eventos que tendrán lugar a lo largo del curso, este grupo será elegido por el comité de profesores y por los premios anuales, sus miembros se darán a conocer a la hora del almuerzo del próximo viernes. Y por último, aunque no menos importante, es mi deber informarles que este año contaremos con un grupo de ayuda anónima, solo en caso de que deseen compartir sus pensamientos sin miedo a ser juzgados. Quienes estén interesados en pertenecer, preséntense en mi oficina a más tardar el próximo lunes en la mañana. Debido a que el tema a tratar es bastante delicado, no todos los que se presenten van a quedar seleccionados, el lunes a la hora del almuerzo, se les notificara a quienes hayan sido elegidos, y por favor eviten comentar si son parte de este grupo. Sin más que decirles, les deseo una muy buena noche, descansen que mañana les espera un agradable comienzo de clases. Pueden retirarse.
Los estudiantes de las cuatro casas se pararon estrepitosamente de sus mesas y emprendieron el camino a sus salas comunes, todos hablando de los diferentes anuncios que había dado la directora, pero discutiendo en mayor cantidad el tema del grupo de ayuda anónima.
-Me parece una enorme estupidez.- comentó Blaise Zabini, mientras iba camino a las mazmorras.- ¿Quién se pondría a buscar ayuda en anónimos? Te aseguro que nadie va a usar ese inútil medio.
Theodore Nott, un chico pálido, de cabello negro y ojos azules, negó suavemente con la cabeza mientras miraba a su compañero seriamente.
-Tú no sabes Blaise, créeme que a más de uno podría ayudarle. No me parece una idea tan descabellada, conozco gente a la cual no le vendría nada mal ser escuchada.- dijo haciendo un leve gesto hacia donde caminaba Draco. Zabini frunció el ceño, observando calculadoramente a quien fue conocido anteriormente como el Príncipe de Slytherin.
-¿Tú crees?- susurro acercándose más a Nott, quien simplemente se encogió de hombros.
El rubio iba caminando un poco más adelante que sus compañeros, con las manos en los bolsillos de su túnica, y una mirada distraída que vagaba entre las piedras del techo. Caminaba totalmente erguido, con la barbilla levantada altaneramente, ignorando olímpicamente las miradas y los susurros de sus compañeros de casa, quienes habían dejado de tratarlo como si fuera el rey del mundo. En realidad solo un puñado de ellos seguía tratándolo de alguna manera, el resto se dedicaba a "ignorar" su presencia, aunque la verdad era que lo único que habían hecho desde que lo vieron en la plataforma 9 ¾ fue hablar a sus espaldas, señalándolo como si él no lo notara.
-¿De qué carajos están hablando?- preguntó con su característica forma de arrastrar las palabras, mirando a los dos chicos por encima del hombro.
-Nada en realidad.- se apresuró a contestar el moreno mientras Nott le daba la razón asintiendo suavemente. Draco se detuvo y giro sobre sus pies para enfrentarlos.
-No me engañan, algo he escuchado. Y no, no haré uso de esa estúpida idea, no andaría pidiendo ayuda por ahí incluso si la necesitara y menos a un anónimo. Es lo más ridículo que he escuchado en muchísimo tiempo y eso es mucho decir. Así que déjense de susurros y de psicoanálisis, par de imbéciles. Suficiente tengo con verme obligado a volver a este antro como para que ustedes dos me lo hagan más difícil.
-Relajate, Draco.- dijo Blaise alzando ambos brazos en señal de rendición.- solo estábamos comentando al respecto, nada grave.
-Si Dragón, respira un poco, acá ninguno de los dos está en tu contra.
Draco suspiro pasándose una mano por el cabello rubio. Se dio la vuelta lentamente y siguió caminando, esta vez un poco más despacio para que sus compañeros lo alcanzaran. Los tres siguieron su camino a las mazmorras, esta vez en silencio.
-Sigo diciendo que es una ridiculez.- soltó Malfoy antes de llegar a la sala común.
-Lo es.- lo secundaron sus dos amigos para que, seguidamente, Zabini dijera la contraseña y los tres entraran, dirigiéndose a su cuarto.
-Creo que es una maravillosa idea.- comentaba animadamente la castaña mientras caminaba con Ginny hacia la torre de Gryffindor. La pelirroja soltó un suave gruñido.
-No estoy tan segura, puede que no funcione.- dijo pensativa.
-Pero si lo hace, podría ayudar a muchas personas. Desahogarse es lo mejor que se puede hacer ahora, y muchos no quieren hacerlo por el miedo al qué dirán, el que sea anónimo les da un respaldo para atreverse. Maravillosa idea, sin duda.
Ginny sonrió ante el entusiasmo de su amiga, negando suavemente con la cabeza. Estaba segura de que Hermione se inscribiría en el grupo de ayuda anónima, y también estaba segura de que quedaría elegida para participar. Sin embargo, a la pequeña Weasley le preocupaba que su amiga se olvidara de sí misma al estar enfrascada en los problemas de los demás, y sabía que ella también necesitaría desahogarse en algún momento, lo que no sabía es si iba a ser capaz de hacerlo. Con un pequeño suspiro que su amiga no notó, cambio el rumbo de sus pensamientos, volviendo a escuchar a la castaña, que ahora hablaba de las clases que verían mañana.
-Herms, lamento interrumpirte pero tengo una pregunta.
-Dime.- respondió deteniendo su constante hablar para escuchar a Ginny.
-¿No deberías estar yendo a la torre de premios anuales en vez de venir conmigo a la de Gryffindor?- Hermione torció los labios pensativa.
-En realidad no, McGonagall me mandó una carta junto a la lista de materiales para este año. Al parecer hay un tema delicado con el asunto de los premios anuales y me pidió que pasara la primera noche en la torre de Gryffindor. Mañana en el tiempo libre que tenemos después de almuerzo tengo que ir a su despacho a hablar con ella. Supongo que mañana si podré dormir allá.
La pelirroja asintió en señal de entendimiento y ambas siguieron el camino hacia la torre. Cuando llegaron al retrato de la Señora Gorda, Hermione dijo la contraseña y ambas se adentraron en la sala común, saludando a los rostros conocidos pero excusándose para ir a descansar lo más pronto posible. Llegando al dormitorio de las chicas de séptimo año, se pusieron sus pijamas y se lavaron los dientes, para seguidamente meterse entre las sabanas rojas. Ginny carraspeo un poco desde su cama haciendo que Hermione se volteara a mirarla.
-¿Qué asunto delicado crees que sea?- pregunto la chica Weasley mirando a su amiga, quien se encogió de hombros.
-No tengo ni idea, a lo mejor hay partes de la torre que aún no están terminadas.
-Puede ser.- Ginny hizo una pausa pensativa mirando la tela de las cortinas que colgaban de los lados de la cama.- ¿Y quién es tu compañero?- pregunto volviendo la vista hacia su amiga.
-Uhm, no había pensado en eso.- medito la castaña.- Supongo que Anthony Goldstein, aunque no lo vi haciendo sus rondas esta mañana en el tren.
Ginny volvió a asentir, mientras se ponía en una posición más cómoda para dormir.
-¿No crees que el tema delicado sea ese? Tu compañero de torre?- pregunto antes de entregarse a los brazos de Morfeo.
-No creo- dijo la castaña imitando a su amiga y cerrando los ojos.- ¿Qué otro candidato hay que no sea Anthony? Dudo encontrarme a Ernie Macmillan, y menos aún a Malfoy o alguien de Slytherin.- concluyo Hermione, mirando de soslayo a Ginny quien no le respondía.
Sonrió cuando la vio ya dormida, con un movimiento de varita cerro sus cortinas y las de ella, dejando un pequeño hueco por el cual podría entrar el sol de la mañana. Le gustaba despertarse con los rayos de luz.
¡Hola a todos! Me presento brevemente, pueden llamarme Manu si así lo desean y soy una constante lectora de las maravillas que aparecen en esta pagina. Sin embargo, ahora decidí dar un paso más en este mundo y arriesgarme a publicar este fanfic que me ha estado rondando por la cabeza desde hace un buen tiempo ya. No es el primero que escribo, pero si el primero del mundo de Harry Potter y, sinceramente, me parece todo un reto.
Recibo hasta tomatazos si así lo desean, yo solo soy su fiel servidora con ganas de traerles algo que los entretenga y les guste.
¡Hasta la próxima!
