Para Arashi Sorata, agradeciéndote de corazón, y espero que te guste de verdad… yaoi…
Disclaimer: Los personajes de Gundam Seed no me pertenecen, no tengo idea de quién los creó, y de hecho, no pienso lucrar, así que da lo mismo… Advertencia, Yaoi, yaoi, yaoi, osea hombre-hombre… amor amor amor…. Si no gustan del género, por favor salgan de aquí cuanto antes, y cuéntenselo a quien más confianza le tengan… lemon leve…
Serie de honestos (casi drabbles) relatando historias autoconclusivas de los deliciosos y violables varones de la maravillosa serie Gundam Seed
MOMENTOS
¿AMIGOS?
Hacía ya un buen rato que se habían despedido de las chicas. Sus chicas. Kagalli en asuntos oficiales ocupaba casi todo su día. Lacus simplemente ya no se pertenecía, le pertenecía a las fanáticas masas…
Así que se quedaron solos.
-¿Te parece si vamos a mi departamento? –inquirió Athrun, con una mirada esperanzada- Te invito a cenar, y luego vemos una película o algo…
-¡Claro!, yo también estoy un poco aburrido – los ojos violetas relampaguearon- ¿y que vamos a comer?
-Lo que se te antoje –fue la alegre respuesta – cocinaré lo que quieras… pero dime de una vez, para pasar por el supermercado de ser necesario…
-¿Súper? –Kira rió con ganas- ¡Bien!... de paso, compramos algunas golosinas…
-Me temo que ya estás muy grande para golosinas, Kira, pero como quieras…
-Hey… no critiques, al fin de cuentas, pocas veces tenemos oportunidad de disfrutar la vida…
-Si… eso sí…
Continuaron con la charla sin sentido. Entraron al supermercado juntos, riendo y bromeando respecto a la comida que harían. Athrun logró convencer al castaño de que una comida tradicional japonesa sería mucho más saludable, obligándolo (olvidando, de paso, que le había ofrecido complacerlo) a dejar de lado las hamburguesas y refrescos gaseosos…
Terminaron uno junto al otro, tras la opípara cena, incapaces de mover más que el dedo absolutamente necesario para usar el control remoto del reproductor de películas. Se habían encargado a duras penas de elegir cinco de ellas y colocarlas en el artefacto, para no tener que moverse de nuevo.
La primera, una de terror, los hizo reír y gritar (reír de nervios y gritar de miedo)…
-Es una reverenda estupidez, Athrun- el castaño se acercó apenas un poquito más al hombro de su amigo, casi sin darse cuenta- hemos peleado, matado… hecho un millar de cosas… y nos asustamos por una niña fantasma…
-No compares, amigo – el pelinegro percibió la nueva calidez junto a su brazo, deseando rodearlo por los hombros- ¿Acaso hemos peleado con muertos… así de feos?...
-Eso sí que no…
La película acabó, dejándolos a oscuras, con la tétrica música de fondo como acompañamiento. Dejaban escapar leves risillas nerviosas, siendo ambos incapaces de dejar el sofá para ir a encender alguna luz.
-¿Te parece si iniciamos la otra?
-Eh… esto… ¿También es de terror, verdad?
-S-Sí… - Athrun se removió en su sitio, buscando el control- ¿Y el control?
-Acá está, a mi lado – la voz de Kira se sintió muy cerca, mientras la diestra del ojiverde pasaba frente a él para buscar el dichoso control…
-¿Dónde dices que…?
La frase no continuó…
Sin querer… no… más bien, sin aceptar que fue intencional, los labios del pelinegro encontraron suavemente a los del castaño… fue un roce lento mientras pronunciaba la pregunta…
Pregunta que, para Kira, con el aliento tibio de su amigo en su boca, le supo a té con miel…
-¿Athrun…? – sin embargo, no había apartado ni un milímetro su rostro, para no deshacer el contacto- ¿Qué…?
- Kira… yo… - y sin pensárselo mucho, al notar que la boca del aludido seguía unida a la suya, entreabierta, se pegó más, obligando al beso a profundizarse…
Kira respondió al contacto… no pudo sino dejar que su amigo tocase su lengua con la propia, dejándole el gusto exquisito de su saliva, y la sensación latente de una excitación en crecimiento. Ambos eran buenos besando, ambos estaban acostumbrados a ello…
Pero en esta memorable ocasión, los dos se sentían como niños con su primera experiencia…
Trastabillaron un poco, tal vez demasiada intensidad… o tal vez muy poca…
Sin embargo, sonreían con los labios unidos, exhalando dulcemente, incapaces de comprender ni de detener lo que ocurría… lenta, pero inexorablemente, las manos de ambos comenzaron a recorrer los cuerpos, enardecidos. La mano del pelinegro fue la primera en alcanzar cierto notorio objetivo. Un largo gemido escapó de ambas bocas, encontrándose en el instante justo en que, de algún modo, Athrun había recostado a Kira, y, acomodándose con destreza sobre él, rozaba sus pelvis, descubriendo que un pantalón puede ser un instrumento de tortura para dos desesperados…
El videoteléfono repiqueteó, haciéndolos saltar del susto…
-Athrun – el otro no parecía tener intenciones de contestar- es mejor que atiendas… puede ser una emergencia… o puede ser mi hermana…
-Ah – la mención a Kagalli le cortó la inspiración de inmediato- sí… voy…
En efecto, era Kagalli. La rubia lucía sonriente y positiva, como siempre. Le pedía que fuese por ella ya que había acabado sus tareas antes de tiempo… quería estar un rato con él. Saludó a Kira, quien lanzó un grito de respuesta desde la sala.
-Bien Kagallí, deja alistarme un poco, y voy por ti – el ojiverde tenía una mano sobre el bulto en su pantalón, que, aunque disminuido por la interrupción, latía- dame vente minutos…
-¿Veinte minutos? – la bonita rubia le increpó juguetona- ¿y que piensas hacer o qué?... normalmente no te tardas más de cinco…
-Kagalli… - ambos hombres se ruborizaron intensamente, aunque la interpelada solo pudo ver a uno- tengo que cambiarme, Kira y yo… estuvimos cocinando y todo…
-¡Bueno! – la chica le dedicó una sonrisa deslumbrante- te espero entonces…
Colgó.
Atrhun se quedó frente al aparato, mirando al vacío.
De pronto unas manos le rodearon por detrás, acariciando su pecho y jalándolo hacia el firme y musculoso cuerpo de su acompañante. Se dejó hacer, recargando su peso en el otro, mientras sentía la respiración pausada en su nuca.
-Kira… ¿Qué vamos a hacer? – preguntó, poniendo sus propias manos sobre las blancas del otro- ¿Que debo hacer…?
-Por el momento, esperar – hablaba pegado a su cuello, cosquilleándole con su aliento- tomarlo con calma… yo no sé que es esto… ¿y tú?
-Tampoco…
-Pero sí se, que, si mi hermana no hubiese interrumpido, ya estarías desnudo… y abajo…
-¡De ninguna manera! – gritó, aturdido, pero sin soltarse del contacto- ¡Yo SOY seme!
-Ja… -Kira lo apretó un poco más, restregando su hombría contra el firme trasero del pelinegro- ¿de verdad?
Minutos más tarde, salían del departamento, uno por su novia, otro a casa. En silencio, pensativos…
Y al acostarse, esa misma noche, dos hermosos hombres, cada uno en un punto distinto de la ciudad, al mismo tiempo esbozaron una sonrisa cómplice…
Lo que fuera que pasara entre ellos, ya no eran solamente amigos…
