VIVIENDO MI PROPIO DESTINO
Capítulo 1.- Si la amas, déjala ir.
"Nuestro amor se acabó" Una castaña se levantaba de su cama cuando la luz del amanecer la hizo reaccionar. El sueño no la había visitado esa noche, solo botellas de hidromiel estaban esparcidas a su alrededor. Llevaba días en ese estado, todo estaba en un profundo silencio desde aquellas últimas palabras del pelirrojo antes de desaparecer con un ¡plop! junto a sus maletas. Y nadie se había atrevido a ir a verla ya que contestaba los mensajes con insultos y desvaríos. Pro ese día sería diferente, cuando fue a bañarse, ya tenía días sin sentir el agua corriendo por su cuerpo, pensó en todo aquello. En los últimos momentos a su lado.
- ¡Ron, amor, ya llegué!- una emocionada chica abría la puerta de su casa, aquella morada que compartían desde hace un año, después de que la guerra terminara. Ambos habían decidido darle un rumbo a su relación y ahora vivían juntos divinamente. Hermione trabajaba como medimaga en San Mungo y Ron era ya un famoso jugador de quidditch y por ello a veces se ausentaba, pero ese día él llegaba después de su última gira mundial.-¿Ron?- la chica no escuchaba nada pero el equipaje de su novio estaba en la sala, de seguro había llegado ya, es más, ella le quería dar una sorpresa y había perdido la tarde libre para estar con él. Que equivocada estaba, la sorpresa iba a ser para ella. Subió los escalones de uno en uno con extrema tranquilidad, sabiendo que lo que pasaría, cambiaría para siempre su vida.
Pasó un minuto mirando la puerta con temor, no deseaba abrirla. Pero no estaba dispuesta a ser una cobarde o una de esas esposas que saben que el marido la engaña y no hace nada solo por comodidad. Suavemente giró el pomo de la puerta blanca que no la dejaba observar lo que ocurría en el interior de la habitación que había sido testigo de sus noches de amor y pasión. Efectivamente al echar un vistazo, un manojo de cabellos negros tapaban la cara de los amantes, un cuerpo moreno desnudo y sudoroso estaba encima del pálido y musculoso cuerpo de su novio y se movían al compás de los gemidos de la mujercita de cuerpo perfecto que estaba sentada en su regazo. El pelirrojo la tomaba con furia, de forma tan apasionada y salvaje que Hermione se escandalizó. Con ella nunca había sido así en la cama. Siempre era dulce y tierno, pero él estaba dándole a esa mujer lo que no le había dado a ella: pasión.
- Ronald…- Hermione solo lo miraba mientras él se sentaba de golpe mirándola con sus ojos azules como platos. Nunca pensó que llegaría tan temprano. También pudo ver la cara de la muchacha que estaba en su cama.- Prima… vete ya- ella hablaba tranquilamente y los otros dos estaban impactados, la chica que tendría apenas unos 18 años recién cumplidos recogió su ropa y se desapareció. Ron estaba tan rojo como su pelo de la vergüenza.
- ¿Desde cuando?- fue lo único que atinó a decir una aparentemente controlada muchacha.
- Mione, ella y yo… fue solo esa vez. Fue un desliz, yo te amo mucho como para….- empezaba a hablar Ron
- ¿Cómo para engañarme? Perdiste el derecho de llamarme Mione, Ronald. Hoy mismo te vas, ni siquiera desempaques- Hermione tenía una cara muy decidida y ni un grito o una lágrima.
- Pero Hermi… te lo pido. Escúchame, si quieres, grítame. Fui un idiota, un inmaduro-Ron estaba de rodillas siguiéndola por toda la habitación.
- Nunca dejaste de ser un perfecto inmaduro, fui yo la que no quería verlo, yo y mi idiotez. Te vas ahora mismo, he dicho. No quiero volver a verte-le susurraba Hermione mirándolo a los ojos y el hombre que le imploraba pudo ver que ya no había nada que hacer, por ahora.
- Haré lo que tú digas, pero volveré. Te reconquistaré mi querida Mione- Ron se alejaba de ella y fue a buscar sus maletas, ella lo siguió sin responderle.
- Cuando vuelvas, no estaré. Es la última vez que me verás o que me escucharás pronunciando tu nombre. Pronto te enviaré el documento de divorcio, Ronald. Es mi última palabra.
- Tú no me dejas. ¡¿ESCUCHASTE?! HERMIONE GRANGER NO VA A TERMINAR CONMIGO- Ron la tomaba por el brazo y la pegó contra la pared con furia.- ERES MI MUJER Y HARÁS LO QUE YO DIGA. ME QUEDÓ Y TÚ HACES EL PAPEL DE ESPOSA PERFECTA.- Ron le gritaba y ella solo lo miraba sin inmutarse. Nunca pensó que sentiría como su corazón era traspasado por un Avada Kedavra, así se sentía, su corazón moría y su cuerpo no lo aceptaba. Él no era el Ron con el que se había casado a escondidas, el hombre que ella amaba.
- Tú te vas, yo no voy a ser nada tuyo. Fuera. No pienso gritar como tú- le decía ella cuando él se calló.
- Ni para pelear sirves. ¿Sabes qué? Nuestro amor se acabó-masculló Ron con sorna mientras la miraba. Una sonrisa irónica se dibujó en su rostro y con un sonoro plop desapareció de la vista de la mujer que estaba en shock.
De allí en adelante, su vida era confusa, no recordaba mucho de lo que había pasado. Se había desmoronado, sin embargo no sabía ni como, ni cuando. Pero de repente escuchó un golpe seco escaleras abajo. ¿Un ladrón¿Alguno de esos mortífagos rezagados?
- ¿Y ahora qué hago?- se preguntó la castaña con el pelo mojado. Rápidamente se
vistió y tomó su varita, bajó la escalera sigilosamente con su varita en alto. Justo cuando llegó al piso inferior, pudo ver la silueta de un hombre.- ¿Qué demon…? empezó a preguntar Hermione, pero cuando aquel alto hombre se volteó, se encontró mirando unos dulces ojos esmeralda que le sonreían, una tez blanca y un pelo bastante despeinado, al bajar la mirada, el joven cargaba un delantal color celeste.
- ¡Hermi, los extrañe tanto a todos!- el chico fue a abrazarla y la levantó en vilo. Por primera vez, sonreía después de días en soledad y hastío. Lo miraba con tanta emoción y alegría que por un momento olvidó todo aquello que la había hecho sufrir tanto.
- ¡Harry¿Dónde estuviste¿Por qué tardaste tanto en volver? Fueron cuatro años sin saber de ti…- la castaña hablaba y hacía preguntas sin respirar siquiera.
- Tú no cambias, Hermi, la misma curiosa de Hogwarts- fue lo que le respondió.- Siéntate, te hice un almuerzo muy rico. Vine porque tú misma me dijiste que podía pasar por aquí, que esta era mi casa y… espero no ser una molestia.- Harry la miraba azorado. La mujer que se encontraba delante de él estaba completamente cambiada, pero sus ojos brillaban igual que cuando la vio por primera vez en el tren. Su silueta estaba perfecta, una cinturita pequeña y unas caderas proporcionadas así como su pecho que se podía adivinar por el escote un poco descubierto que traía y unas piernas tostadas divinas que solo vestían un short blanco. Se había ido por ella, y si había vuelto fue para aclarar todo, ya no eran unos niños. Contaban con 25 años ya.
- Tú si has cambiado. Estás mucho más alto y apuesto, pero tu pelo y tus ojos son los mismos, querido amigo- fue lo que dijo una sonrojada Hermione al ver que este la miraba de arriba abajo.
- Quiero que me cuentes sobre todo lo que ha pasado con ustedes- Harry le servía una pasta que se veía bastante apetitosa.
- Pues, yo soy medimaga en San Mungo. Después de que terminó todo… pues ya todos teníamos 21 y era hora de que cada cual buscara algo que hacer. Yo decidí entrar en San Mungo y desde hace unos meses me nombraron jefe de personal. Neville también está allí, lo que le pasó a sus padres lo marcó y es uno de los mejores, se esfuerza muchísimo. Él estará muy contento de verte… Luna… Luna se fue a Italia hace un año, se le metió en la cabeza estudiar Derecho y nadie pudo convencerla, pero nos mandamos lechuzas. Está bastante feliz y dentro de poco se regresa, ya tiene un trabajo esperándola en el Ministerio- Hermione omitió a Ron y a Ginny adrede, no sabía que decirle al pelinegro.
- ¿Y los Weasley?- Harry quería saber sobre todos. Estaba muy feliz de hablar con aquella mujer que siempre estuvo a su lado.
- George y Fred siguen en la tienda, Bill se fue a Francia con Fleur y ya tuvieron unos gemelos hermosos, Charlie está trabajando en el Banco de Gringotts y se casó hace un año con nada más y nada menos que Cho Chang. ¿La recuerdas?- Hermione vio como la cara del chico se azoraba y reía. Se veía tan lindo cuando hacía eso.
- Hermione, fue la primera chica que me gustó. Claro que la recuerdo. Me alegro que se haya casado con él. Serán felices. ¿Y Ginny y Ron? no he escuchado sobre ellos. Ya quiero verlos- Harry se removía en su puesto pensando en la pelirroja, él la había dejado pero no por eso no le importaba, lo hizo para no hacerla sufrir.
- Bueno, Ginny vive con su novio y ya casi no nos hablamos. Ella se alejó de todos después que sus padres fallecieron y tú… te fuiste- Harry bajó la mirada. No quería encontrarse con los ojos miel de la chica. Hermione decidió salir de ese trago amargo.- Y Ron… hace una semana que no lo veo ni quiero verlo más… Vivimos juntos un año y él es ahora jugador de quidditch… cuando llegó de su viaje, vine a verlo temprano como sorpresa y estaba… estaba en la cama con mi prima. Le dije que se fuera y se portó como un… miserable- los ojos de Hermione estaban inundados de lágrimas y Harry la veía con tristeza, quería gritarle la verdad y debía hacerlo.
- Hermi, no te tortures. Él te perdió a ti… Cuando yo me fui, él me había hablado de sus planes contigo pero siempre me opuse. Debo decirte la verdad ahora para que termines de desengañarte. Sé que esto te hará más fuerte, esa es la Hermione que conozco. Siempre que salíamos, Ron se enredaba con cualquiera y yo me tuve que alejar de ustedes porque odiaba ver como Ronald te hacía aquellas trastadas cuando yo… yo si te amaba- Harry esta vez la miraba a los ojos con una madurez y decisión inigualables.
- Pero Harry…- Hermione estaba un poco mareada por haber escuchado todo eso de la boca de Harry. Ella lo suponía pero nunca quiso creérselo. Se sentía muy mal pero sin querer, los instintos se impusieron en ella y se le abalanzó a Harry. Cayó en sus piernas y empezó a besarlo apasionadamente. Harry estaba asombrado pero esos labios dulces y suaves siempre lo habían cautivado. Siguió con el beso hasta que notó que Hermione buscaba más de él y le desabrochaba la camisa.
- No, Hermi. No…- Harry la paró en seco tomándole las manos delicadamente y Hermione estalló en llanto.
- Perdóname, Harry. Es que estoy necesitada. No sé que hacer. Ron nunca fue el que yo imaginé y yo fui muy estúpida como para verlo- decía abrazada a Harry. Él la consolaba como buen amigo y la escuchaba.
- Desahógate, llora, grita. Habla…- le susurró al oído suavemente.
- Él me hizo mucho daño… Harry debo irme. No puedo seguir en esta casa. Quédate tú aquí, te la regalo. Es toda tuya. Deja que me vaya. De vez en cuando prometo enviarte una lechuza para que sepas que estoy bien. Pero no aguanto un día más en este ambiente. Necesito renacer- Hermione ya no lloraba, hablaba más claro que nunca y Harry la miraba tranquilo, sabía que ella tenía derecho a hacer lo que una vez había hecho ya él: Huir y olvidar.
- Siempre te apoyaré en todo. Te ayudaré a empacar- la abrazó nuevamente con mucho cariño.
- Cuando te fuiste, era para olvidarme ¿Verdad¿Lo lograste?- Hermione lo miraba, todavía con un hermoso brillo en sus ojos y la cara roja de llorar.
-Sí, Hermi. Logré volver a verte como mi amiga incondicional- Harry le dio una fugaz mirada. Sabía que le estaba mintiendo. No había logrado nada pero no pensaba decirle ese detalle. Ella estaba muy mal, no necesitaba un problema más. En ese momento recordó algo que le dijo Ginny antes de terminar: "Si amas a alguien, déjalo ir. Si regresa, es tuyo; si no, nunca lo fue" Era su turno de hacerlo.
Sin hablar, recogieron todas las pertenencias de la castaña. Pero algunas cosas eran de Ron, Hermione solo las obviaba o de plano las incendiaba con rabia. Harry se limitaba a mirarla y a seguir con su labor.
- ¿No me dirás a donde te irás?- le preguntó el pelinegro sabiendo de antemano la respuesta de la mujer de rizos castaños que seguía empacando su maleta.
- No, Harry. Solo cuando esté lista. Tú pasaste por lo mismo.- Hermione lo abrazó nuevamente.- Te quiero muchísimo. Si alguien pregunta, solo di que volveré. No digas más nada, por favor. ¿Tú qué harás ahora?
- No te lo había dicho pero seré profesor de Defensa contra las Artes Oscuras en Hogwarts- Harry se reía ante la mirada anonadada de la mujer.
- Pero Harry, ese puesto es tan…
- ¿Embrujado? No creo en eso. Ahorita ser auror está de más, casi no hacemos nada.- le respondió Harry.
- ¿Dónde estabas tú ejerciendo tu profesión?- le preguntó Hermi.
- Fui a Estados Unidos. Decían que allí había varios mortífagos disfrazados y pues, ya los eliminamos todos- le respondió.
- Ya está todo, Harry. Me voy- le dijo sin saber que más decir.
- Buena suerte, Hermione Jean Granger- su amigo le dio un apretón de manos y su sonrisa hizo que dos hoyuelos se formaran en su cara, justo como cuando tenía once años.
- Tiempo sin ver esa sonrisa, nunca la cambies. Vas a conquistara cualquiera- fue lo último que dijo antes de desaparecer de la habitación dejando a Harry viendo todavía el espacio que hasta hace poco ella y sus maletas ocupaban.
- A la única que quería conquistar era a ti… y siempre llegué tarde- fue lo último que dijo antes de bajar y empezar a arreglar un poco la casa. Decorándola con un estilo más varonil. Ya mañana buscaría a sus amigos..
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Espero les guste. Es mi primer fic en esta pag... Dejenme review, please, mala o buena yo la aceptaré :) Gracias.
