¡Holas!
Aquí vuelvo con este fic, después de años de hiatus. No creo que mi actividad sea demasiado prolífica ya que escribir esto me ha costado mil años, pero bueno, espero poder traer algo de vez en cuando.
Se lo dedico a Hessefan, como le dije hace por lo menos un año XD y ella bien acertó que conociéndome lo terminaría en 2017 XDD. No sé si le gustará porque a ella no le gustan los Espada…
Es un Crossover Bleach/Shingeki no Kyojin, sí, raro, lo sé. En él intentaré dar respuesta a algunas cositas que ya iréis viendo. La historia está terminada, en principio iba a ser un one shot pero me ha quedado demasiado largo y he tenido que dividirlo en tres capítulos, más que nada porque al estar pensado como one shot no tenía estructura de capítulos he tenido que cortar los capítulos por donde la historia más o menos daba para ello, por eso han sido tres.
Sobre el fic: No tiene pairings, tampoco tiene spoilers de Shingeki ya que la historia se sitúa antes de que Eren, Mikasa & co sean introducidos en el canon pero Levi ya estaba en la Legión de Reconocimiento. No tiene en cuenta lo ya sabemos de los titanes etc… Al final ya veréis por qué lo he situado en esa parte, tiene su explicación. También me disculpo si los personajes estuvieran un poco OOC, he intentado mantenerlos lo más IC posible dentro de lo absurda que es la historia en sí y también porque hace mucho que no escribo (¡eso no es excusa, lo se!). Contiene lenguaje vulgar, muchos clichés y un poco de crack!.
Disclaimer: Ni Shingeki no Kyojin ni Bleach me pertenecen, son de Isayama Hajime y Tite Kubo (dudo que a ellos se les hubiera ocurrido juntar estos dos fandoms XD). Por supuesto no gano un céntimo con esto.
Pues nada, espero que os guste.
El gigai.
Capítulo 1: Llegada a Las Noches.
No tenía ni idea de cuánto tiempo había pasado, ni de dónde cojones estaba, lo único que tenía claro era que estaba hasta los mismísimos de la puta arena. Porque no llevaba zapatos que si no, habría sido capaz de vaciar de dentro de cada uno de ellos una tonelada por lo menos. Sin hablar de cómo picaba la condenada… Si por lo menos hubiera agua, pero no había visto ni una gota por ningún sitio. ¿Cómo era posible que hubiera vida, o al menos bichos, por así decirlo, en un sitio sin agua? ¿Cómo demonios se bañaban? Porque se bañaban ¿no? ¿NO?
Otra de las cosas que me tenían muy pero que muy mosqueado era el tema de la luz. Desde que llegué aquí siempre ha sido de noche y no entiendo por qué. No es que no me guste la noche, de hecho, viví en Ciudad Subterránea donde no veíamos la luz del sol, pero claro, una vez que sales de allí, te acabas acostumbrando a lo bueno, es inevitable.
No sabía si esto era el infierno y todas estas cosas son el karma que me perseguirá por toda la eternidad, pero joder, que tampoco fui tan malo como para merecer esto. Sí, vale, robé mucho, maté a más de uno y fui bastante cabrón, lo admito, pero en compensación también debo decir a mi favor que luego me convertí en la esperanza de la humanidad al jugarme la vida matando titanes. Creo yo que eso compensa al menos un poco como para tener algo de agua ¿o no?
La cuestión es que desde que aparecí estuve vagando sin rumbo en busca de algo de civilización. Sí, ya, tanto querer salir de las murallas al mundo exterior y mandar a tomar por culo a toda la humanidad y ahora toma, en toda la boca, perdido en un puto desierto deseando encontrarme a alguien. Quién me ha visto y quién me ve… Lamentable.
No ayudaba nada que todo el paisaje fuera siempre igual, tan sólo dunas de arena y árboles raquíticos, y esa luna que nunca se mueve del mismo sitio. Con lo cual, tampoco me extrañaba que hubiera estado dando vueltas en círculos todo el tiempo porque así es imposible orientarse.
De vez en cuando me encontré criaturas, y digo criaturas como podría decir bichos, porque a pesar de que algunas parecían tener algo de inteligencia, lo único que intentaron hacer es comerme.
En resumen, que mi situación básicamente era la misma que antes: salvar el culo mientras seres estúpidos me quieren comer.
A veces pensaba que desperté en una época en la que la humanidad se extinguió y los titanes evolucionaron de esta extraña manera. Con lo que me he reído yo de Hanji y lo mucho que me he acordado de ella. Seguro que si hubiera estado aquí podría haberme dado algún tipo de explicación de lo que estaba pasando.
De todas formas, conseguí apañármelas más o menos bien. Sí, estaba cansado, sucio y desesperado, pero había una cosa buena: no tenía hambre. No sabía por qué pero poco a poco el hambre fue desapareciendo, y menos mal, porque no llegué a encontrar nada para comer, y también cada vez me sentía más fuerte. Era algo inexplicable. Mi experiencia cazando titanes me sirvió para ir deshaciéndome de esas criaturas cada vez con más facilidad una vez que ya le había pillado el truco. Era un fastidio dar cuatro pasos y encontrarte a uno de esos, luchar, dar otros cuatro pasos y otro, y otro… pero llegó un momento en que ya apenas me los encontraba. No sé si porque acabé con todos los que había o porque tenían miedo de mí y no salían a mi encuentro.
Estaba ya al borde de la locura cuando de pronto a lo lejos me pareció ver la silueta de un edificio. Al principio pensé que estaba tan mal que estaba teniendo alucinaciones, pero conforme me iba a acercando pude comprobar que era real.
Era un edificio muy raro que para nada se parecía a lo que había visto antes. Diría que era muy futurista, pero incluso me parecía demasiado futurista para el concepto de "futurista" que yo tenía. Y ya lo más de lo más fue cuando pude entrar en su interior.
Si antes había pensado que estaba en el infierno, debía tachar esa idea de mi mente y poner en letras bien grandes que aquello era el cielo.
Dentro todo era blanco e inmaculado. Los suelos estaban tan limpios que te podías reflejar en ellos como un espejo. La decoración seguía pareciéndome de lo más extraña. Sobre todo porque brillaba por su ausencia, apenas había muebles ni nada, y lo que había era de formas tan puras o redondeadas que mi cerebro era incapaz de procesarlas. No tenía nada que ver con los edificios supuestamente distinguidos que había visitado en el pasado como las oficinas de Sina o las casas de los nobles a quienes les había robado. No podía describirlo pero sí que podía calificarlo como de buen gusto y elegante.
Y también encontré personas.
O más o menos, porque aunque su aspecto era humano todos tenían alguna parte de su cuerpo cubierta por hueso. Pero vaya, después de lo que esperaba encontrarme allí, tampoco era como para ponerme quisquilloso con ese tema. Al menos hablaban mi idioma, que no era poco.
Porque claro, lo primero que pensé era que en un edificio así no iba a encontrar uno de esos bichos raros con los que me había estado topando desde que llegué. Sin duda, aquello debía ser obra de una inteligencia superior. Y, como buen soldado y delincuente más que experimentado, de sobra sabía que entrar en casas ajenas por toda la cara no solía estar bien visto. Así que me metí allí sin saber a lo que me enfrentaba, si habría seres inteligentes y si éstos serían hostiles o no, por lo que no debía bajar la guardia.
Fue casi inmediato, como si estuvieran esperándome, uno de ellos salió a mi encuentro cuando aún estaba absorto con ese nuevo estilo de arquitectura.
-Bienvenido a Las Noches, Aizen-sama te está esperando –fue lo único que dijo.
Y le seguí, así me llevara a la Conchinchina o luego resultaran ser unos cabrones, que estaba a punto de llorar de felicidad por haber encontrado al fin gente con la que podía comunicarme. Y eso viniendo de alguien como yo, que no destaca por ser elocuente, dice mucho.
El tal Aizen ese debía ser el rey de aquel lugar, porque vivía en el quinto coño y ya llevaba más de diez minutos caminando por pasillos que no terminaban nunca. Allí todo era muy bonito, paredes blancas, techos altos, puertas blancas, suelos blancos limpísimos, y ni un mueble hortera ni ningún cuadro ni una maceta. Todo muy bonito, sí, pero como tuviera que escapar de allí estaba jodido porque al igual que el exterior, no había ningún punto de referencia para poder guiarme en ese laberinto.
Después de la caminata, por fin llegamos al Salón del Trono, como anunció aquel tipo antes de informar de mi llegada a mi anfitrión y largarse de allí dejándome solo.
Una voz me invitó a entrar y allí, al final de unas escaleras larguísimas, estaba el rey en su trono. Joder, que si quiso crear un efecto de superioridad, desde luego que lo consiguió porque estaba tan alto y tan lejos que ni lo podía ver bien. Era una suerte que la habitación fuera tan grande que nos comunicábamos a través del eco, que si no, iba a dar muy mala impresión teniendo que gritar como un paleto para que me escuchara.
-Toma asiento –dijo.
No me dio tiempo a decir que no había nada donde sentarme, cuando ya tenía a dos personas trayéndome un sillón y una mesita con una taza de té.
Té.
Se me hizo la boca agua aunque no tuviera nada de hambre. Definitivamente, debía estar en el cielo.
-¿Cómo te llamas? –preguntó.
-Levi –contesté. No, no iba a decir mi apellido. Borrón y cuenta nueva.
-Así que tú eres el soldado más fuerte de la humanidad ¿no?
Buf, ¿allí también se habían enterado? ¿Es que nunca voy a tener derecho a una vida anónima?
-Eso dicen –contesté yo, quitándole importancia.
-Bien, esto es Hueco Mundo, estás en Las Noches, mi palacio, y yo soy Sôsuke Aizen, shinigami y líder de los Arrancar. Y te necesitamos.
Genial, dicho con ironía. Como si me hablara en chino, no me había enterado de una puta mierda. Para una vez que tengo la oportunidad de empezar de cero y ahora me veo protagonizando otra vez "el soldado más fuerte de la humanidad 2" versión Hueco Mundo, que para colmo no sé ni qué coño es, si un país, un planeta o el infierno.
-Nunca hasta ahora se había producido la transformación en Arrancar de forma natural con tal grado de perfección sin necesidad del Hôgyoku. Estoy impresionado –comentó Aizen.
Suponía que se trataba de mí pero como no tenía ni idea de lo que hablaba no sabía si sentirme halagado o preocupado.
-Verás, desde la aparición de los titanes el flujo de las almas se ha visto alterado hasta tal punto que tanto Hueco Mundo como la Sociedad de Almas están en peligro. Como es una situación que nos incumbe a ambos, se firmó una tregua y se acordó que tanto si terminabas aquí como en la Sociedad de Almas, se te enviaría de vuelta con la misión de reestablecer el equilibrio entre ambos mundos –explicó.
A lo que yo asentía dando sorbos de té muy despacio para que no se acabara y sin enterarme de nada.
-Cuando los humanos mueren, sus almas son purificadas por un shinigami, y en ese caso, vuelven a la Sociedad de Almas donde más tarde, a modo de reencarnación, vuelven a formar parte del ciclo. Si esa alma no es purificada, o si algo le ata demasiado al mundo humano, termina por convertirse en un Hollow y se quedará en el mundo humano devorando almas o regresará a Hueco Mundo.
-Un momento, ¿me estás diciendo que estoy muerto?- pregunté.
-Sí, debiste morir y convertirte en un Hollow, por eso estás aquí- respondió.
-¿Y por qué en un Hollow?
-Eso sólo lo puedes saber tú –contestó Aizen.
Traté de hacer memoria, pero no recordaba siquiera haber muerto. Además, tampoco había nada que me atara al mundo humano, según había explicado. Es más, desde siempre había pensado que era un mundo de mierda y que se podían ir todos a tomar por culo.
-La razón es que quedan muy pocos humanos. La mayoría fueron transformados en titanes, con lo que sus almas están atrapadas y fuera del ciclo de las almas hasta que mueran. La natalidad y la mortalidad de los humanos que quedan es insuficiente para reestablecer el equilibrio.
O sea, que los humanos que quedan deberían follar más y reproducirse. Anda que de haberlo sabido íbamos a haber estado perdiendo el tiempo haciendo el tonto matando titanes…
-¿Entonces? –pregunté, curioso por saber cual era mi cometido. Esperaba que no se tratara de hacer campaña a favor del sexo libre y crear un baby boom.
- A menos que sepas la manera de que los titanes recuperen su forma humana, debes volver y matar todos los titanes que puedas para que esas almas puedan reintegrarse en el ciclo.
-Eso es lo que he estado haciendo durante años, ¿por qué iba a ser diferente ahora? –pregunté.
-Ya estás muerto, no puedes volver a morir. Eso es una gran diferencia.
Mmmm, interesante…
-De acuerdo, ¿y cuando me voy? –quise saber. Me bebí el té que quedaba de un trago por si acaso me decía "ahora", y por nada del mundo iba a dejarlo allí sin terminar después de no tomar absolutamente nada durante mil años.
-Todavía hay que hacer algunos preparativos. Tenemos que fabricarte un gigai –anunció Aizen.
Otra de esas palabrejas extrañas. Sólo esperaba enterarme antes de irme de qué significaban.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Aizen acordó otra reunión para después, cuando hubiera descansado y me hubiera puesto presentable (admito que ese comentario me jodió bastante, pero también admito que estaba hecho un desastre así que no podía culparle). Según él, iba a presentarme a mis nuevos compañeros.
Dejaron que me diera un baño, me pusiera ropa limpia y comiera algo, aunque no tuviera hambre. Sí, todo parecía muy bonito, un cuarto de baño con comodidades que jamás habría imaginado, una ropa elegante, un palacio limpio y precioso… demasiado bonito para ser verdad. Tanto, que empezaba a desconfiar una vez pasado el alivio inicial por haber encontrado otros seres inteligentes.
Mis sospechas se confirmaron cuando fui llevado de nuevo frente a Aizen y mis supuestos nuevos compañeros.
Aquel tío, Aizen, era demasiado amable y su cara de no haber roto un plato me decía que era mejor mantener las distancias. A lo largo de mi vida había conocido muchos como él y ya tenía más que aprendida la lección. Gente como Erwin no se encuentra todos los días y, aunque también desconfié de él al principio, era consciente que lo de Erwin era simplemente la excepción de la regla.
Por otro lado, también estaba el hecho de que me hubieran acogido sin más y me hubieran integrado en su grupo sin que yo siquiera lo hubiera pedido. Y no sólo eso, que me hubieran asignado una misión atribuyéndome méritos de salvador de la humanidad. Si a todo eso se le sumaba que no había entendido ni media de lo que me había contado ¿cómo podía saber yo que lo que querían que hiciera no era algo malo? ¿Por qué iba a fiarme de lo que me decía un desconocido? Por mucho que me prometiera volver al mundo humano, ¿qué garantías tenía de que aquello no fuera a empeorar las cosas?
Muchas veces había dicho que lo que le pasara a la humanidad me importaba una mierda y que si los humanos se extinguían sería lo mejor que podía pasar, sin embargo, ahora que lo podía ver desde otra perspectiva esa idea se me antojaba bastante egoísta. Podía negarme y quedarme allí por los siglos de los siglos y dejar a la humanidad a merced de los titanes, o podía acceder a la misión y regresar, pero si eso suponía ponerlos en mayores peligros de los que ya enfrentaban, preferiría no intervenir. Al fin y al cabo, pese a que me costara admitirlo, allí había gente a la que le había tomado cariño y no querría hacerles pasar más apuros de los que ya tenían.
Pero, de momento, no había nada que me pudiera aclarar si el volver sería la solución, o algo peor.
Así que decidí hacer el papel hasta esclarecer ese asunto. Por si acaso, mientras me llevaban de nuevo al Salón del trono, intenté memorizar el recorrido en caso de tener que huir por sorpresa.
Allí, con Aizen, había doce personas más que me miraban de forma extraña. Algunos parecían enfadados, otros curiosos, decepcionados… lo que dejaba claro que no todos había aceptado de buena gana mi llegada a Las Noches.
Dos de ellos eran amigos de Aizen y los otros diez se hacían llamar los Espada. Ni idea de qué coño era eso, pero me imaginé que se trataba de alguna organización militar o algo así.
Después de presentarme a ellos, y yo que no me quedé con casi ningún nombre porque eran casi todos rarísimos, Aizen me encasquetó a compartir cuarto hasta que mi gigai estuviera listo.
-El palacete de invitados está en reformas desde que Barragán liberó accidentalmente dentro de la cúpula –se disculpó Aizen.
"No seas mal pensado, no seas mal pensado…" me repetía mentalmente, porque eso de "liberar" me sonaba muy pero que muy mal, aunque a la vez era consciente de que no tenía nada que ver con lo que estaba pensando, ya que, joder, destrozar un palacete así me parecía demasiado bestia.
-Por lo que compartirás habitación con Ulquiorra hasta que tengamos listo tu gigai –explicó el líder de Las Noches.
Las reacciones fueron de lo más variopintas, menos el aludido, que ni siquiera cambió su cara de palo. Ese tío tenía menos expresiones faciales que yo, que ya era decir mucho.
-¡Me dijiste que me lo ibas a poner a mí! –protestó Stark, el único que parecía estar deseoso de compartir habitación con alguien más.
-Ya, pero he cambiado de opinión. Levi se irá dentro de poco y no quiero que te encariñes con él –le explicó Aizen, a lo que Stark se cruzó de brazos con gesto enfadado- Además, tú ya tienes a Lilinette.
"No soy un puto perro" pensé al oírlo, aunque enseguida sentí un poco de lástima por el tal Stark. De entre todos parecía el más amigable o por lo menos, de los pocos que no tenían pinta de querer matarme, y desde luego debía estar muy solo y desesperado para querer compartir habitación con un desconocido que bien podía ser un guarro o un psicópata.
La mujer también suspiró aliviada y no la culpo. Si yo fuera ella también lo habría hecho porque compartir habitación con un hombre que no conoces y que podría ser un pervertido es totalmente innecesario cuando hay otros nueve hombres más.
O bueno, lo de nueve hombres era muy relativo.
Porque ¿cómo saber si esa cosa con cabezas flotando en un líquido era hombre o mujer? Bueno sí, hay una manera muy fácil de saberlo que no viene al caso además de ser inapropiado. Me alegré de que no me pusieran con "eso", qué grima.
Grimmjow y Nnoitra no cabía ninguna duda de que eran hombres, o al menos ellos se encargaban de alardear de ello, uno mostrando abdominales y el otro crujiendo nudillos. Si Mike estuviera allí habría podido oler testosterona a la legua.
El negro místico, no por favor. No tenía ganas de lidiar allí también con cultos extraños y que me dieran el coñazo todo el día.
El viejo parecía demasiado arrogante y engreído y el grandullón, supongo que Aizen no consideró oportuno colocarme con alguien de semejante tamaño por si acaso trataba de matarlo en un ataque de sonambulismo confundiéndolo con un titán.
Y llegó "él".
En cuanto lo vi dudé de que Hanji también hubiera muerto y se hubiera convertido en él. La mirada de los científicos locos es algo que no deja lugar a dudas. Aunque lo que sí que dejaba lugar a dudas era el género de ese tipo.
Debe ser algo inherente a los cuatro ojos obsesionados con la ciencia porque, a pesar de que Hanji es una mujer, mucha gente que no la conoce piensa que es un hombre. Con Szayel es lo mismo pero a la inversa. Pero, con esas gafas y ese pelo rosa y el precedente de la ambigüedad de Hanji, ¿cómo no dudar?
Aunque cuando abrió la boca (y se despejó la duda al oír su voz masculina) lo de menos era qué género tuviera ese sujeto. Lo de más era que hablaba como si quisiera hacerte biopsias nocturnas mientras duermes, típico también de Hanji pero no tan "alegremente" como Hanji, no sé si me explico.
Sentí un pequeño escalofrío, porque bueno, estoy acostumbrado a tratar con gente rara y titanes que miden veinte metros y tampoco iba a sentir un gran escalofrío por eso, pero el mal cuerpo se me quedó, sobre todo cuando supe que mi famoso gigai (sea lo que sea eso) estaba en manos de ese colgado.
No, no hubo feeling, para qué negarlo.
Así que, a pesar de todo, tuve que dar gracias porque me hubieran puesto con el tal Ulquiorra. No parecía problemático, o por lo menos no dijo ni hizo nada extraño. Con algo de suerte igual ni siquiera tuviéramos que cruzar palabra.
Porque eso sí, la idea de compartir habitación con alguien como si fuera otra vez un adolescente en el campo de reclutamiento no me hacía la más mínima gracia. A mi edad y con el status que tenía… qué triste…
Se me venía a la mente las noches de borrachera, el desorden y la dejadez, el sexo desenfrenado (todo esto de otros, por supuesto)… y eso sí que me daba escalofríos sólo de pensar en volver a verme envuelto en algo así. Menos mal que el tal Ulquiorra ni parecía un guarro, ni un pervertido, ni la alegría de la huerta precisamente.
La reunión terminó, con más incógnitas de las que tenía antes del llegar. Seguía sin saber si la dichosa misión sería joder al mundo humano más de lo que ya estaba, encima bajo mi responsabilidad. Seguía sin ser capaz de orientarme en aquel sitio. Mientras seguía a mi nuevo compañero de habitación sólo veía puertas y pasillos e iba detrás de él como un imbécil sin mediar palabra. Lo único bueno era que como Hollow, no tenía necesidades físicas que cubrir, así que no tendría que cagarme en todos los muertos de Aizen si por la noche (es un decir, porque siempre es de noche) tenía que salir a buscar un baño y terminar meando en cualquier esquina (que ya puestos, ni esquinas había, todo era redondeado) por no haber ni una puta maceta.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
N/A: Espero que os haya gustado y espero vuestros comentarios. Me disculpo de antemano si no puedo responder vuestros reviews, ¡sorry! En cuanto tenga un hueco subiré el siguiente capítulo.
¡Besitos!
Ak
