Family Ties


Capítulo 1

Es increíble lo terriblemente largo que puede resultar un trayecto que has recorrido la mitad de tu vida, del que conoces perfectamente cada señal de tránsito o árbol sobre la acera; y un buen día simplemente pareces estar dentro de un nuevo kilometraje, pues por más que avanzas la llegada más lejana parece.

Resulta curioso también como el espacio que estás acostumbrado a compartir con las personas más allegadas a ti, pueda ser asfixiantemente reducido, sobre todo cuando te están clavando cinco pares de ojos -de las más distintas tonalidades- sobre ti con toda la intención de fulminarte.

No es que se les pueda culpar, los dueños de esas pupilas tenían razón de su amenazadora mirada, la noticia que reciente les daba su hermano mayor era para los jóvenes, el equivalente a la bomba de Hiroshima y cinco Chernovils juntos. Ahora justo en este momento se arrepentía de no haber esperado un poco más para decirles, así al menos había oportunidad de huir, pero en el reducido espacio del automóvil…

-¡Sí esta es otra de tus bromas Kanon, te juro que…!

-¡HEY, ese es Saga! – replicó el aludido desde el fondo del carro, acentuando el hecho de que no era él con quien hablaban y ligeramente ofendido por la confusión que era más que nada un acusación, aunque no podría culparles, después de todo era quien solía hacer ese tipo de comentarios.

-No estoy bromeando Dino –La tranquila y afirmativa voz del mayor de los gemelos trajo de nuevo aquel incómodo silencio entre los seis ocupantes del sable negro que se deslizaba entre el tráfico del boulevard. Saga mantenía la mirada fija en la vía y el volante, sometiendo al último a la presión de sus dedos, cuyos nudillos comenzaban a palidecer. Esperaba esta reacción de sus hermanos pero prefería que explotaran. Sabía manejarles mejor cuando se explayaban, para su fortuna eso ya no tardó en ocurrir.

-¡¿Se volvió loco? ¿Acaso le afectó el sol de Toscana o que demonios le pasa?!– replicó nuevamente el más impulsivo de todos, Dino, cuyos azulados ojos resplandecieron con incrédula molestia, más cualquier otro comentario fue cortado al sentir un tirón en su camisa y encontrarse con el rostro preocupado del más joven de sus hermanos: Afrodita.

-¿E-Entonces… él? Pe-pero….- el chico de celestes cabellos y andrógena apariencia tartamudeó confundido, abrazándose a su hermano justo cuando alguien más intervenía.

- Vaya, quién diría… Yo pensaba que sólo vacacionaría, no que iría al "crucero del amor"…-

-¡Milo!– reprendió Saga, dedicándole un seria mirada por el retrovisor, ganándose a cambio un gruñido de su hermano.

-Esto es muy confuso…-murmuró un quinto joven de cabellos negros y mirada profunda, el más mesurado de los cinco jóvenes, y Saga lo agradecía, pues si con alguien contaba para aligerar y racionalizar el asunto, era con Shura.

-Al menos espero que sea un buen partido, me entienden ¿no? – fue el nuevo comentario del de ojos turquesa y apiñonada piel, Milo, más antes de recibir una nueva reprimenda, otra voz se hizo presente, llamando la atención de su gemelo, quien le miraba resentido y con un brillo de dolor en sus ojos esmeralda.

-¿Desde cuándo lo sabías?- recriminó con seriedad.

-Me llamó poco después de que se conocieron.

-¿Y se puede saber por qué demonios no me lo dijiste?

-Me pidió no decir nada, si lo hice ahora es porque papá necesitaba que estuvieran preparados, pues estarán esperándonos en casa.

-¡¿Qué?! ¿Justo ahora?- Gruñó de nuevo Dino, alborotando más su corta melena con el aspaviento que hizo. Saga dejó escapar una queda afirmación y asintió, mientras atravesaba la última curva del camino, la que dejaba ver su destino final para seis pares de ojos.

-oo-


-Luces como un gato de cola larga en medio de una habitación llena de mecedoras.

-¿Y te extraña?- respondió con obviedad, jugueteando nervioso con la copa que sostenía entre los dedos, mientras dejaba que sus rosácea mirada se perdiera en el paisaje tras el ventanal que anunciaría su arribo.

Shion Belier sintió un par de cálidos y fuertes brazos rodear su cintura y apegar su espalda al pecho de quien recargaba la barbilla sobre su hombro derecho y ahora dejaba un tierno beso en su mejilla. El delicado gesto trajo una sonrisa al de largos cabellos olivo, junto a un delicioso escalofrío que le hizo encogerse instintivamente entre los brazos que le sostenían.

-Deja de preocuparte, van a adorarte-

-¿Por qué estás tan seguro?

-Porque yo lo hago…- susurró el moreno de ojos verdes y cabellos marrón, balanceándose de un pie a otro al ajustar el abrazo que sostenía sobre quien ahora giraba el rostro para encararle, mostrándole la sonrisa que sus palabras habían hecho nacer en sus labios.

Portando un gesto similar y cual magneto atraído a su carga opuesta, Dhoko du Rozan eliminó la distancia que le separaba de besar lenta y profundamente los labios de quien mantenía atrapado entre los brazos. Quien había revolucionado su vida. No era alguien prejuicioso, pero ciertamente, nunca esperó encontrarse idiotizadamente enamorado de un hombre.

Pero lo estaba, y jamás antes se había sentido tan feliz.

Shion giró entre los brazos del moreno sin dejar de responder al beso que compartían y que segundo a segundo se intensificaba al grado que, cuando Dhoko deslizó su lengua dentro de la dulce boca del peliverde, no sólo degustó la calidez que le esperaba, también le recibió un ahogado gemidito de placer. Aunque este último fue resultado directo de que los inquietos dedos del moreno se colaran por debajo de la camisa de seda blanca que portaba Shion.

Ambos sabían la difícil situación que se les venía encima y habían necesitado compartir este momento de mutuo apoyo y remanso, que se dejaron llevar, llenándose de la presencia y confort que el otro le proveía.

-¡AH!... ¡QUÉ DEMON… PAPÁ!-

La pareja se separó de inmediato al escuchar el disgustado reclamo a sus espaldas, espetado por un incrédulo Dino. Shion tuvo la decencia de sonrojarse y trató de esquivar la penetrante mirada que había sobre sí, regalada por un joven de corta y alborotada melena azulada desde la entrada del salón, a la que pronto se le sumaban otras más.

Dhoko se aclaró la garganta nervioso, mientras se volvía a los muchachos que le cuestionaban una explicación en sus rostros.

-Hey, ahora sabes cómo fue para mí encontrarte con aquella chica en el sofá…-comentó casi despreocupadamente, buscando la mano de ojirosado para entrelazar sus dedos.

-¡No es lo mismo! –replicó el otro indignado

-Por supuesto que no, yo traigo toda mi ropa puesta…- concluyó sarcástico- Siéntense, tenemos que hablar.

Saga, el mayor de los seis hijos de Dhoko mantenía una tenue curvatura en los labios, sinceramente divertido de haber encontrado en tal situación a su padre. Pero ahora y como siempre, siendo quien diera ejemplo a sus hermanos, dio un paso al frente para encaminarse al sofá, sin embargo su acción fue retenida por un leve tirón proveniente de su espalda. Intrigado, ladeo ligeramente su cabeza para que sus ojos le mostraran qué fue aquello que le detuvo, instantáneamente una de sus delineadas cejas se enarcó al encontrar un puño prensado de su camisa índigo más un par de cabezas negando ligeramente.

Afrodita, el más joven de los seis herederos Rozan sujetaba la prenda que su hermano portaba. Milo y Shura le miraban con cierto desconcierto y ansiedad en los ojos, como si esperaran a que el de largos cabellos añiles les asegurara que todo estaría bien. La situación era bizarra por decir lo menos y Saga comprendía su reticencia. Hacía apenas quince minutos atrás, su padre era un hombre fácilmente enamoradizo pero cien por ciento heterosexual. Encontrarse de pronto con el cambio de género de su figura paterna era sin duda atemorizando.

Saga resopló y sonrió suave, en ese momento se le antojó que sus hermanos volvían a ser los niños que buscaban siempre su protección y que él, por supuesto, siempre estaba dispuesto a proveer.

Kanon el otro "hermano mayor", se percató de la inseguridad entre sus hermanos y conciente de que no había suficiente Saga para los tres, se encaminó hacia Milo, le pasó un brazo por los hombros y tras una traviesa sonrisa al de cabellos ensortijados le dirigió junto a él hasta el sofá. Saga agradeció internamente el gesto, mientras sujetaba los hombros de los otros dos y les llevaba consigo al cómodo sillón donde se sentaron a esperar lo que su padre tuviera que decirles.

Dino fue entonces el único que permaneció de pie, recostado sobre el marco de la puerta y aún con un gesto de pocos amigos en el rostro, dirigido hacia quien se encontraba detrás de su padre, observándoles.

-Iré al grano… -comenzó Dhoko, paseando su mirada por sobre todos sus hijos, recibiendo un par de asentimientos- Chicos, quiero presentarles a Shion, de quien supongo Saga ya les habló camino acá como mi pareja, pero aun hay algo más que deben saber…

Tragó saliva con algo de dificultad, ahora venía la parte más complicada de todo, un suave apretón de la mano que mantenía entrelazada a la del peliverde le dio el impulso que necesitaba para continuar.

- Shion y yo nos casamos.

Sepulcral silencio. Seis pares de desorbitados ojos. Seis mandíbulas caídas.

El timbre de la puerta resonando.

-Ah, por cierto… sus hijos vivirán con nosotros y creo que ya llegaron.

Una risa nerviosa.

Incredulidad.


continuará...