Los personajes de Saint Seiya y sora no Otoshimono no me pertenecen, pertenecen a sus respectivos autores, ahora sin más continuemos con la historia

PROLOGO

6 largos meses han pasado desde que Seiya se había sacrificado en aquella cruel batalla contra los dioses gemelos y Perséfone por el bien de todos. De hecho, en todo el mundo salió la noticia del posible "apocalipsis" que estuvo a punto de acabar con la tierra pero que fue evitado por un misterioso individuo que pudo detectar los satélites donde se le ve a un joven desapareciendo en un flash de luz para no dejar rastro alguno. Sugata, Sohara, Nimph, Mikako y Tomoki solo podían agradecer que todo esté en secreto, mas no en manos del gobierno pero a la vez muy tristes porque extrañaban a su amigo, pues nada había vuelto hacer como antes, las discusiones, las peleas, las aventuras, los llantos, las risas, etc. Que pasaban con el peli café ya no volverían, pero Ikaros era otra cosa. Meses después de la muerte de su hermano, todos empezaron a dejar a Seiya en el pasado para ya no cargar con esa pena para luego tratar de hacer comprender a Ikaros que deje descansar en paz el alma de su hermano, intento fallido, ella seguía con la esperanza de que algún día se volvería a reencontrar con su hermano nuevamente, pues este antes de morir dijo "hasta pronto hermana" lo que no era un hasta nunca y tenía fe que, el día en que Seiya regrese a su lado sería algo más que su hermana...

Sería su novia y tal vez en algún futuro no muy lejano podría formar una familia con el, teniendo hijos, casa, un perro, nietos, etc. Fantaseaba mucho Ikaros por lo que tenía muy presente esas palabras en su mente, dos meses después de la muerte de su hermano, ella se estaba esforzando en todo tipo de actividades para ser lo más normal posible, desde llegar al primer puesto de su clase con Nimph siguiéndole de segundo puesto, hasta asegurar su beca en un instituto y todo para enorgullecer a su hermano, los alumnos de la escuela que intentaron ligar con ella fueron prácticamente destrozados en combate por...

Sugata y Mikako que la protegían, ellos hicieron la promesa de proteger a Ikaros delante de la armadura de su amigo prometiéndole que no permitirían que cualquier hombre la perturbe, Ikaros ya era mas antisocial que de costumbre con todos, ahora era un poco más callada con todos en la clase, lo que resaltaba de ella era su diadema que la hacía ver como princesa y el anillo de su hermano que ella misma le había regalado aquel día tan trágico, diciendo que eso era símbolo que ella misma le pertenecía a Seiya en cuerpo y alma asombrando a todos sus amigos

Incluso iba al santuario debes en cuando a visitar a kiki, al principio se mostró muy hostil ante el, por el hecho de no ir a ayudar a su hermano cuando él los necesitaba, incluso ataco al santo de Aries, este solo recibía cada golpe sin defenderse siquiera, quedando un poco adolorido y temeroso de que esa discusión continúe por el miedo a terminar muerto para luego explicarle que su deber como guardián del templo de Aries es proteger el santuario y comunicándole que Seiya atraves del cosmos le comunico que pase lo que pase no interferiría en esa batalla.

Un día yendo a visitar el santuario se topó con los antiguos amigos de su hermano, no eran ni nada menos que Shiryu, hyoga, Shun e Ikki que tuvieron la mala suerte de ser apaleados por una Ikaros cabreada de odio hacia ellos, a pesar de ser amigos y compañeros de armas no hicieron nada para ayudar en el combate en contra de los dioses, los 4 jóvenes de bronce a un destrozados en el suelo le explicaron lo mismo que kiki, luego de ese incidente ella se había vuelto popular en el santuario por ser la hermana adoptiva del "santo legendario" y poder machacar a los 4 santos los cuales se creían que eran poderosos pero fueron prácticamente derrotados por una niña pues muchos la vieron apalear al santo del dragón, cisne, Andrómeda y fénix con mucha facilidad aunque también la veían entrar en el templo de sagitario para conversar con la armadura contándole todo lo que pasaba en la escuela y su vida personal, Marin que alguna vez fue la maestra de Seiya, también compartía su dolor, el perder a un ser querido, dolía a ambas mujeres pero más en Ikaros, el escuchar la confesión de amor de su hermano antes de morir era lo único que la mantenía cuerda en esos instantes, porque si no...

Ya hace bastante tiempo hubiera destruido el planeta, pues para ella un mundo sin su querido Seiya no significaba nada

En Sorami más específicamente en la residencia de Tomoki, la armadura de Pegaso se hallaba en el cuarto de Ikaros donde esta lo protegía de cualquier cosa. no permitía que ni sus amigos hocen tocarla llegando al extremo de transformarse en la Reyna Urano para castigar a quien cometa ese grave error, inclusive los insectos que querían tocar la caja de la armadura eran asesinados por la peli rosada.

En las noches, pocas veces la constelación de Pegaso brillaba intensamente y era en ese momento donde Ikaros contemplaba el cielo desde el tejado, se podía apreciar una melodía de cuna que hacía que Ikaros quedase dormida profundamente, este caso era muy raro para Nimph porque todas las angelroide no podían dormir y esto lo descubrió una noche donde encontró a alpha tendida en el tejado, a su parecer parecía desmayada pero al acercarse casi le da un ataque al corazón cuando vio que se encontraba profundamente dormida sosteniendo la diadema de la armadura de Pegaso entre sus pechos fuertemente con el anillo entre sus dedos, al poco rato escucho una melodía que le resultaba familiar al punto de caer dormida por el hecho de que ella reconocía la voz, no era otro más que Seiya que arrullaba con su cosmos a su pequeña hermana en la fría noche, ante esto, Nimph derramo unas lágrimas, Seiya aun después de muerto seguía cuidando a su hermana de un lugar muy lejano donde los vivos no pueden ir, por lo que se puso a investigar más a fondo la conciencia de alpha para averiguar el síntoma que le permitiera esa odisea, la cual era muy difícil para muchas de su propia especie, la cual era dormir

Todos los días antes de irse a la escuela, Ikaros siempre le daba una oración a la armadura de Pegaso pensando que tal vez de ella le llegarían sus pensamientos a su Seiya en algún lugar del mundo, espacio tiempo o dimensión. No importa que tan lejos esta seguía orando en el nombre de su hermano sin saber que este se hallaba preso en un mundo donde la luz nunca llego a tocar, un lugar de eterna oscuridad donde solo iban aquellos hombres que cometían el peor delito del universo "asesinar a un dios" y justo ahora se hallaba pagando sus culpas un peli café atado de pies y manos con cadenas que lo rodeaban por todo el cuerpo desnudo sin saber que su vida iba a tomar un rumbo diferente a partir de... ahora

NOTAS DEL AUTOR

Como prometí, aquí tienen la segunda temporada de esta historia, espero les sea de su agrado, y ya saben, compartan y comenten. Hasta la proxima