Título: Cuídate

Palabras: 1.075

Tipo: Song-fic (Cuídate — LOVG)

Pareja: Kagome/InuYasha


Nada me pertenece, todo es propiedad exclusiva de Rumiko Takahashi, creadora del manga y anime InuYasha

Editado: 22/12/2014


Cuídate

Detrás del tiempo me instale,

Ya ves no me quejo ni me quejare

Mi ser, mis recuerdos y alguna canción

Son hoy un premio de consolación

Y tu, ¿que has echo para olvidar?


Se acaba de instalar en su nuevo departamento. Tiene nueva casa y nueva vida, pero casi por instinto y costumbre, extraña la adrenalina del peligro, la energía de buscar algo casi insignificante, pero no por ello menos importante.

La habitación está ricamente decorada, los candelabros a los lados de la puerta le dan un toque romántico, la cama de un estilo Luis XVI y la gran puerta hacia el balcón le da a la atmósfera la ilusión de poder volar, pero nada de eso importa porque ella esta triste y lo demás se ve igual. Se acerca a la ventana y se da cuenta que faltaba algo en el cielo, la luna llena plateada, que le recuerda el hermoso cabello de su amado, quien seguramente ahora es humano. Un humano muy atractivo.

—Ay, Kagome, que idioteces piensas. Se realista, ya no volverás a verlo —dice para si misma—. Fuiste una idiota, tanto trabajo para quitárselo a Kikyo y mira, lo dejaste. Deberías ya olvidarle.

De pronto un frió aire recorre la habitación y se siente más sola que nunca.

—Si estuviera en el pasado, habría una fogata.

...

Se recuesta en la cama y extiende las manos, como queriendo atrapar algo en el aire, algo que no se ve pero esta ahí. En realidad está imaginando caer por el pozo y volver al pasado; está tratando de revivir las cosas muertas; está queriendo jamás haberse enamorado para no sentir esta pena. Su mente está buscando eliminar el pasado y borrar la dolorosa historia de un adiós. Un adiós que quizás ni existió, porque es parte del pasado. E InuYasha ¿Qué habrá sido de él? ¿De qué forma murió? O tal vez aun vive.

La sola idea de sobrevivir al tiempo, teniendo en cuenta que es inmortal, es deliciosa, es simplemente…

—Imposible, si así fuera ya me hubiera buscado, desde hace mucho tiempo.


Sin ti ya no podre escuchar:

A la, buena vida más,

Volver, a reírme del aquel final;

En el, que el bueno acaba mal

Sin ti, ya no regresare al lugar

Donde te conocí;

Lo se, prohibido recordar

Muy bien si eres sincera.


Las lágrimas empiezan a mojar la almohada, a ser mas ácidas que nunca y a doler mucho peor que cualquier enfermedad. Su corazón se encoge, se siente mal, muy mal.

—Cuídate InuYasha, se feliz. Vive libre como siempre quisiste. Por favor, no te reprimas por mi —dice entre lagrimas y sollozos—. Sabes que vivo por ti. No sé cómo fue, pero al final me conquistaste; y ahora qué será de mi sin ti.

Lentamente se queda dormida, como si sus propias lágrimas la mecieran y la arrullaran en un melancólico canto.

La luz del tibio sol entra por la ventana y descubre a una chica pelinegra durmiendo plácidamente en una linda cama, pero algo cambió desde la noche anterior. InuYasha se halla junto a ella, contemplando su delgada figura disfrutar el sueño después de aquella noche tan pesada.

...

El solo verla dormir es perfecto para él y le regocija tanto el que, a pesar de la distancia, estén ahora tan cerca. De pronto se escucha una melodiosa canción en el aire y el sol se vuelve a esconder. Inuyasha abre lentamente los ojos y se da cuenta que eso fue un sueño y que está sentado bajo el árbol sagrado.

Siente a su corazón estremecerse al ver el gran vacío del cielo y sus largos cabellos con un detestable color negro. Respira hondo y trata de calmarse y sentirse menos indefenso en este estado, pasa rápidamente un pensamiento agobiante.

"En la época de Kagome estaré todavia vivo o ¿por qué causa habré muerto?"

—De nada bueno, querido —agrega una misteriosa mujer, saltando del árbol

—¿Quién eres? —Inuyasha no se siente muy cómodo ante aquella mujer que claramente es un demonio—. ¿Qué clase de demonio eres?

—No te asustes, Inuyasha —La mujer extiende su mano y le entrega un cofre al hanyu—. Úsalo bien, te hará falta —Dicho esto se aleja volando, con una fuerte expresión de solemnidad.

El hanyu examina detenidamente la caja, luego la abre y descubre en ella una pequeña gota de rocío dentro de un cristal.

—Esto no sirve para nada —Exclama lleno de ira al sentirse confundido y llega a pensar que lo que vio no fue más que una alucinación.

—¡Esto solo me ayudaría si pudiera llevarme con Kagome! —grita a más no poder, apretando la pequeña piedra. De ella empieza a exhalar una aroma a agua fresca y después una luz.

Se encuentra frente a una Kagome totalmente ajena a su presencia.


Tú cuídate

Aquí yo estaré bien

Olvídame, yo te recordare...


La chica se prepara para la universidad y no se da cuenta de su presencia. Él intenta hablarle. Ahí, en ese instante, comprende que no es más que un espejismo atrapado en el tiempo. La ve desde otro punto muy distante en el espacio. Ella se ve triste y melancólica, quizás aún piense en él tanto como él la piensa. Su corazón está tan solo que por fin se digna a aceptarlo. La ama, loca e irónicamente la ama, más de lo que pudo esperar o imaginar.

Ella voltea a mirar, e Inuyasha encuentra de frente esos hermosos ojos chocolate. De da cuenta que su vida sin ella ya no era nada, así que desea estar a su lado, en su época y bajo sus costumbres, recordando todo lo que ya han vivido; esa era la esencia de su vida.

...

Kagome va a la universidad, resignada a su nueva vida y a que lo vivido en el pasado está tan enterrado como el metro por el que viaja. Al llegar la sorpresa la invade de repente, tiene frente a ella a Inuyasha tal y como lo recordaba, aunque con un atuendo más actual. Y es humano. "solo debe ser su reencarnación" piensa un poco decepcionada, sin saber que en realidad lo ha dicho en voz alta.

—¿La reencarnación de quién? —Le dice por la espalda, cuando ella se dispone a entrar en su salón.

—Inu… InuYasha —tartamudea—. ¿Eres tú? ¿De verdad?


Cierra la puerta ven y siéntate cerca

Que tus ojos me cuentan que te han visto llorar,

Y llena dos copas

Y vamos a bailar...

Tu y yo...