Una disculpa si no es de tu agrado. Es mi primer fic de estos ángeles.
El ángel de ojos azules había notado un extraño comportamiento en su gemelo. Lo noto en tres ocasiones cuando Pit le preguntaba si se encontraba bien y este se negaba en decirle la verdad de su comportamiento inusual, simplemente su respuesta era la de siempre: estoy bien, déjame en paz o no tengo nada. Su comportamiento era algo nervioso, enfadado (más de lo normal) o pequeños e incomodos espasmos en sus alas negras que llamaban la atención. Pit pensaba en esas tres veces que había notado su comportamiento extraño mientras daba un largo paseo.
Una vez llegaron al palacio después de una misión en la tierra. Se habían llenado de lodo, tierra y sudor de cabeza a pies. Los dos de dirigieron a las relajantes aguas termales en donde sin molestarse en quitarse la ropa, se sumergieron para a la vez sanar sus heridas. Una vez ya limpios del cuerpo, Pit continúo limpiando sus alas que en vez de ser blancas, se veían con tonalidades grises con manchas de lodo. En cambio, Dark Pit solo se sumergió hasta que el agua casi le tapaba la nariz y bajando sus alas lo más que podía para que no quedaran a la vista con la esperanza de que se limpiaran solas haciendo pequeños movimientos dentro del agua.
-No lograras limpiar por completo tus alas si solo las sumerges – y allí fue cuando lo noto. Las alas de Dark Pit se tensionaron tratando de esconderse detrás de su espalda mientras los grandes ojos rojos miraban a Pit con nerviosismo. – ¿A caso dije algo malo? – Dark Pit solo desvió su mirada. – Ya están limpias, no me molestes – Dark Pit agradecía que sus alas eran negras para que no se notara la suciedad que quedaba entre sus plumas.
La segunda vez estaban volando a una altura cerca del suelo para poder esquivar algunos árboles y perfeccionar sus reflejos por si se necesitaba en algún combate en el aire. El entrenamiento termino en una carrera por ver quién era más veloz, cosa que no resultó del todo bien. Una de las alas de Dark Pit choco contra la rama de un árbol no muy gruesa dándose en el codo de su ala izquierda provocando su caída. Pit al ver eso, acudió de inmediato al lado de su gemelo encontrándolo aun en el suelo encogido de dolor con su mano derecha en su hombro izquierdo.
-Pittoo ¿estás bien? Déjame ver el golpe. – aterrizo al lado izquierdo de Dark Pit.
-Estoy bien no es nada grabe – se sentó aun con la mano en su hombro haciendo muecas de dolor. - Tu cara me dice lo contrario, déjame ver. – quiso quitar su mano del hombro pero noto que el dolor no provenía de ese lugar ya que no se quejó al tacto, pero entonces ¿Qué era lo que le dolía? – Pittoo ¿en dónde estás herido?—Dark Pit no respondió y solo se alejó de Pit. - si no vas a decirme entonces regresemos a casa para que te sumerjas en las aguas termales.— Con eso Dark Pit dio media vuelta y comenzó a caminar quejándose de dolor dejando a Pit atrás. – ¿puedes volar? Eso será más rápido que ir a pie.—
-Prefiero caminar — Con eso Pit noto que su ala izquierda estaba mucho más abajo y un poco desplegada que la derecha. – Pittoo tu ala, déjame revisarla - Pit tomo en sus manos el ala herida de Dark Pit tomándolo por sorpresa.
-¡Qué demonios estás haciendo Pit, suéltame!— dijo con las manos de Pit aun en su ala.
-Solo quiero ver qué tan grave fue el golpe— con eso Dark pit lo empujo lejos de su ala y siguió su camino hacia las aguas termales. Nunca lo había visto tan furioso, pero sirvió para notar que no se comportó de ese modo al revisar su hombro. Pit pensó que lo más lógico era que lo alejo por el dolor de su ala y quizás lo pudo a ver lastimado.
La tercera vez y última que lo noto, fue cuando Dark pit estaba recostado sobre su espalda en el sofá muy tranquilamente leyendo un libro. Su ala izquierda reposaba en el respaldo del sofá mientras que la otra llegaba casi al suelo perezosamente. Pit paso caminando tan cerca del ala derecha de Dark Pit que su pierna rozo contras algunas plumas negras. Dark Pit se enderezo gritando molesto por que supuestamente Pit lo hizo adrede. Después de varias palabras y groserías viniendo del ángel oscuro, se retiró a su habitación. Pit aún más confuso, no entendía el por qué se molestó solo por el rose de sus plumas ya que no le veía nada de malo en eso, pero después de unas horas, Pit fue a verlo y lo convenció de que no fue intencional. Como siempre, Dark Pit no quiso darle ninguna explicación al respecto pero acepto salir con Pit a tomar un poco de aire fresco.
Los dos ángeles estaban caminando por los muchos jardines que tenía su hoga. Hacía mucho viento que dificultaba volar sin ser arrastrados por las corrientes de aire. Pero en una de esas corrientes, una pequeña hoja seca se levantó del suelo para quedar atrapada entre las plumas del ángel oscuro.
-Wow eso si fue una corriente — dijo Pit mientras se quitaba el cabello de los ojos.
-Al menos se calmó el aire. Recuérdame ¿Por qué acepte venir contigo? –
-Porque soy irresistible—dijo con una pose sexy guiñándole el ojo
-Desacuerdo, eso fue todo. Me voy — dio media vuelta y comenzó a alejarse.
-Espera Pittoo, no te vallas. – corrió para acercarse a su gemelo notando la hoja atrapada.
-Si vuelves a ser una estúpida broma te golpeare –
-De acuerdo, solo deja quitarte esto. – quiso tomar la hoja entre sus dedos. Pero nunca se imaginó lo que venía despues. Dark Pit al ver que la mano de Pit se dirigía hacia su ala, salto hacia atrás para tomar distancia enfadándose al instante.
-Aléjate de mí idiota –
-¿oh? Solo quería quitarte eso. – Dark Pit aleteó sus alas con desesperación un par de veces.
-Listo ¿vez? Ya no está, ahora aléjate. –
-Pitto ¿qué le pasa a tus alas?— Dark Pit se punso tenso y nuevamente sus alas se quisieron esconder detrás de su espalda.
-¿A qué te refieres? – ahora dando pasos hacia atrás muy nerviosamente. Su enojo se había convertido en pánico.
-Cada vez que hablamos de tus alas, o las trato de tocar, tú te comportas extraño –
-No es verdad. –
-Si lo es, mira. – Pit quiso tocar una de sus alas haciendo que Dark Pit retrocediera aún más nervioso.
-¡Déjame en paz! – con eso se alejó corriendo para dejar a un confuso Pit.
Pit trato de encontrar a su gemelo el resto del día sin éxito alguno. Su cabeza le daba vueltas para saber qué pasaba con él. No encontró respuesta alguna. Tomo un baño, se dirigió a comer algo antes de dormir, pero no había señales de Dark Pit. A si que tomo una decisión algo arriesgada. Se puso su pijama y en vez de quedarse en su habitación, se dirigió a la de su gemelo. Se metió en la cama a esperar a que llegara. Mientras tanto, un ángel oscuro volaba para despejar su mente hasta que decidió que era hora de dormir. En realidad se sentía cansado solo para llegar y tumbarse en su cama, y lo hizo. No se molestó en cambiarse de ropa y se tumbó sobre su estómago con los ojos cerrados. Ya tranquilamente "solo" en habitación, lanzo un suspiro. – estúpidas alas.— con esas palabras, saco las mantas para arroparse sintiendo un gran bulto que lo hizo abrir sus ojos para ver a otro par de ojos azules que lo miraban sin decir una palabra con una expresión triste.
-¡Pero qué demonios! Piiiiiiiit – Dark Pit se sentó de inmediato casi cayéndose de la cama.
-Lo siento Pittoo, pero no me ibas a dejar entrar por tu cuenta. – también se sentó cruzando sus piernas.
-Sal de aquí ahora mismo. ¿Por qué no entiendes que….? – Dark Pit fue cortado por un abrazo
-Por favor Pittoo, dime que está mal contigo, estoy muy preocupado por ti. – Dark Pit se tensó con los brazos de Pit cerca de sus alas, pero no se movió. En cambio tomo a Pit por los hombros y lo alejo muy lentamente para verlo a los ojos. – Si te digo, ¿dejaras de molestarme? – Pit asintió – solo prométeme una cosa, no le contaras a nadie esto. Quedará entre nosotros. – lo que en realidad temía Dark Pit, era el rechazo de su gemelo. Ya que era el único que de verdad se preocupaba por él.
-Lo prometo. ¿Hay algo mal con tus alas? –
-En realidad es el color de ellas lo que me molesta. – Ahora ya no se atrevía a virarlo a los ojos.
-¿Su color? – Pit preguntó arqueando una ceja. Dark Pit asintió y continúo hablando.
-Todos allá afuera me molestan por el color de mis alas. Dicen que el negro es el color del mal y que no se puede confiar en mí. Incluso cada vez que pueden me toman por sorpresa para arrancar algunas plumas para ver si después crecían blancas. –
-Pitto eso es horrible. ¿Cuándo comenzó todo eso? –
-Hace algunas semanas – Pit ahora comprendía el nerviosismo y el pánico de su gemelo cuando trataba de tocar sus alas. – Tú no crees eso ¿verdad? – ahora si miró la cara de Pit para ver su reacción. Pit miró las alas del ángel oscuro alzando una mano para acercarla muy lentamente. Y como se esperaba la reacción que tuvo fue doblarlas detrás de su espalda lo más que podía para tomar distancia, e incluso temblaban como si tuvieran vida propia y se quisieran refugiar detrás de su protector. Dark Pit dudo por un momento en salir corriendo, pero no lo hizo.
-Pittoo, sabes que eres muy importante para mi. Claro que no lo creo, yo creo en ti y te amo. ¿Por qué no me lo dijiste desde el principio? – Pit vuelve a abrazar a Dark Pit envolviendo sus brazos alrededor de su cuello para no tocar sus alas, las cuales estaban muy apretadas contra su espalda poniéndolo nuevamente tenso. —¿recuerdas que aquella vez que queme mis alas por ir detrás de ti para recatarte?, pues no me arrepiento y la verdad lo volvería a ser. – Dark Pit se relajó solo un poco al ver no lo rechazo, pero no se movió. Ahora aquellos ojos rojos miraban las alas blancas de Pit sumido en sus recuerdos. – Además no me importa el color de alas que tengas. Son simplemente plumas – Pit sintió algo húmedo su hombro, y después escucho algunos sollozos que provenían de Dark Pit. Pit se sorprendió por eso pero lo que lo dejo sin palabras un unos minutos fue que sintió un par de brazos que le devolvían el abrazo para atraerlo más cerca de él.
-No sabes cuánto miedo tenia de que tú también pensaras lo mismo que los demás. Tan solo de pensar que tendría que alejarme de ti me mataba. – Pit se sorprendió por las palabras de su contraparte y noto que ahora estaba mucho más relajado, pero ahora temblaba por las emociones que se obligaban a salir quedándose allí por u n tiempo en silencio.
