Las volteretas de Karen
Una chica llamada Clara salía de su casa con una cesta llena de comida para su abuela, la cuál vivia muy lejos. Para llegar a ella debía cruzar un frondoso bosque, lo que hacía que cada vez que la chica tenía que ir hacia allí pensara en qué demonios le habia dado a su abuelita para mudarse allí.
-¡Ya me he vuelto a olvidar de ponerme ropa interior! -exclamó una vez dentro del bosque.
Millas después, Clara ya estaba por la mitad del bosque. Aún conservaba la cesta y la caperucita roja que había traido... Caperucita roja literalmente, llevaba una chica con una caperuza como la protagonista del cuento infantil.
-¡Aquí dentro hace calor Clara!
-Anda calla, encima que te saco a pasear... -contestó la chica al diminuto ser de su cesta.
De repente salió un lobo de un agujero negro.
-¡Oh no, un lobo, espero que no pase nada! -gritó Clara.
Mientras el lobo atacaba a la chica, la pequeña caperucita roja de nombre Karen escapó de la cesta. Corrió y corrió hasta llegar a un enorme campo de coles. No podía imaginar lo que le hubiera hecho esa bestia si se hubiera quedado allí.
-Aquí estaré a salvo de Clara... -se repetía cansada mientras se subía a las hojas de una col.
Un gigantesco buey marrón se comió la col donde estaba Karen y se la tragó junto con la chica. Dentro del estómago se encontró con otro chico del mismo tamaño que ella.
-Soy Garbancito. -dijo el chico- ¡Cásate conmigo!
-Oh, Garbancito, yo también te amo con locura pero no podemos casarnos...
-¿Por qué, amada mía?
-Mi padre nunca aceptaría nuestra relación. Lo siento...
Lágrimas por tres bandas después (Karen, Garbancito y el buey), el animal decidió morir y reencarnarse en célula de pelo. Así lo hizo y los dos pequeños se fueron por patas.
Llegaron a una explanada y Karen elevó un castillo entorno suyo (N/A: Véase la construcción del castillo de Frozen en la canción Let it Go).
¡Karen! ¡¿Dónde estás?! -gritaba Garbancito.
-¡Aquí arriba! -Karen movía las manos en lo alto de una torre.- ¡Me olvidé de hacerle puerta!
Karen lanzó su pelo, haciendo una larga cuerda por donde Garbancito podía trepar. Por desgracia la chica llevaba tiempo sin usar el shampoo que usaba para reforzar el pelo, así que la cuerda capilar se rompió y Garbancito cayó al suelo desde los cincuenta metros (un tercio de torreón).
-¡Cáspitas! bueno, pues nada...
Karen pulsó un botón que llevaba en el cinturón que acababa de comprar, lo que hizo que una manada de unicornios zombie aparecieran del horizonte. Dichas criaturas derrumbaron la torre y Karen siguió su camino, aunque se tuvo que poner una tirita porque se rascó al caer. Se despidió de los unicornios y siguió su camino (sí, el camino era suyo). Un caracol se puso a su lado.
-¿Hey, me puedes hacer un favor, Sandra?
-¡Claro! -contestó Karen.
-Hoy mi mujer y yo cumplimos diez años de casados y no encuentro nada por las tiendas. ¿Puedes ser el regalo?
-Por supuesto.
Llegaron a casa del caracol y Karen se presentó como regalo. Y murieron todos.
Bien pues esto ha sido todo (no me matéis por bajar tanto el listón). Este relato random no tendrá continuación, pues solo es el fruto de unas divagaciones que tuve con mis amigos y decidí subirlo xD.
Intentaré pronto seguir con mis fics de verdad (si el bachillerato me lo permite) y nada.
¡Hasta la próxima! :D
