Disclaimer: El anime y manga de Hetalia Axis Power pertenecen a Estudio Deen y a Hidekaz
Advertencias: Se dirán conforme aparezcan los apartados.
Aclaraciones: -Las "parejas" de las que se hablará son: Escocia/USA, Romano/Italia, USA/México, Irlanda/Irlanda del Norte, Gales/Inglaterra, Alemania/Romano, Irlanda del Norte/Islandia, Australia/Gales.
-Los dos capítulos estarán conformados por diferentes viñetas que no tendrán relación entre sí.
-Al comienzo de cada una se dirá qué pareja se tratará, el género y las advertencias.
Bieeen, quise hacer esto en honor a este día xDDD Me pareció divertido y entretenido, aunque un poco frustrante dado que AL MUNDO ENTERO se le ocurrió dejarme trabajos, encargos, tareas, aclaraciones por todos lados y el tiempo que tuve para escribir fue prácticamente en las clases xDDDDU. Quizá por eso se vean las viñetas muy apuradas, "sin concluir", errores que fueron inevitables pero sin la intención.
Como sea, ¡Feliz día de los Chocolates Felices! Pásenla bien y ojala se diviertan un rato con mis ocurrencias :DDDD
Gracias, ¡Owari!
"¡Chance!"
Pareja: Escocia/Usa.
Género: Drama, Humor, Romance.
Advertencias: AU. Crack.
Existía una gran diferencia entre la estupidez y la valentía. El valor era reconocer los riesgos de una situación, verlas como una iniciativa y arrojarse al peligro aún con las evidentes desventajas. La estupidez sólo se trataba de actuar por capricho, con falta de lógica y quedar en absoluto ridículo por los resultados.
Claramente ese estadounidense cayó en lo segundo de la manera más insoportable de todas.
— ¡¿Quieres ser mi Valentín?! — eso fue lo que le preguntó… mejor dicho, lo que le gritó en medio de la calle.
El uniforme escolar, la postura firme, la sonrisa de imbécil casi le hizo rogar que no se estuviera dirigiendo a él. Expectativa vaga si tomaba en cuenta que llevaba siguiéndolo desde que salió de la Universidad y que no había tenido NINGUNA MALDITA DELICADEZA en ocultarlo.
Este tipo de acciones hacía que su inmunda esperanza por la humanidad se perdiera por completo.
Suspiró.
— Hey, ¿me estás escuchando? — de pronto lo tuvo frente a sí, luciendo esa estúpida sonrisa que casi lo "obligaba" a darle un pequeño empujón para que se cayera de la acera y así lo atropellara un camión — ¡¿Quieres ser mi Valentín?!
Sabía quién demonios era ese mocoso: Alfred F. Jones, el amigo inútil de Arthur que luego los visitaba bajo los patéticos pretextos de los deberes.
Por supuesto, no conoció el dato por voluntad propia –tenía mejores cosas qué hacer, gracias -, pero fue inevitable rememorarlo por la fastidiosa forma en que se presentó y el escándalo que hacía en sus visitas. Estudiar en la biblioteca o pasar la noche con alguna chica jamás fue tan placentero dado que podía evitarse una presencia tan desesperante.
¿Cómo era que ahora le preguntaba algo tan irreverentemente estúpido?
Suficiente. Ni siquiera se tomaría el tiempo.
Pasó a su lado con normalidad, con el gesto aburrido de alguien que tenía prisa. Marcó su paso natural, la respiración que nada perturbaba, convencido absolutamente de aquello no valía la pena.
— ¡Eso no es justo! ¡Al menos podrías responderme! — de nuevo lo seguía, y ahora llamaba la atención de las personas por el tono que usaba. En serio, estaba pidiéndole a gritos que lo arrojara de un puente — ¡Un día tan importante como este merece una respuesta igual de importante!
Oh, sí, "aquel día" en que el mundo entero vivía una estupidez colectiva. No pensó que semejante celebración creada por la mercadotecnia le traería tantos problemas alguna vez, tomando en cuenta que representaba el Adonis de muchísimas mujeres.
Sin embargo, continuó su camino: molestarse, prestarle atención, detenerse, e incluso pedirle que dejara de seguirlo sería reconocer aquel acto de completa idiotez. Era más fácil ignorarlo, como si no existiera.
— ¡Jajaja! ¡Estás muy equivocado si crees que me daré por vencido! — dijo de repente. Palabras que provocaron un nuevo suspiro, pero que no interrumpieron su andar — ¡Scott Kirkland, juro que un día de estos aceptarás ser mi Valentín!
La risa en medio de la calle le indicó que ya no estaba caminando atrás de él. Vaya, al menos un beneficio. La supuesta advertencia no tuvo efecto, naturalmente.
— ¡Jajaja! ¡Ya lo verás! ¡Sólo espera y verás!
A la estupidez no había que darle crédito. Ni siquiera si contaba con rastros de valor.
Pareja: Romano/Italia.
Género: Family, Friendship, Humor.
La caja perfectamente decorada. El listón que remataba el adorno. El contenido de delicioso sabor y la sonrisa que ya portaba en el rostro fueron elementos para indicar sólo una cosa: ¡su obsequio estaba listo!
Dio un par de vueltas, soltó su característico "Veee~" en señal de alegría, y como buen italiano, se sentó impaciente en el cómodo sillón de la sala. ¡Romano llegaría en cualquier momento! Si no fuera porque quería conservar la caja en secreto hasta el mejor momento, estaría afuera viendo el camino, listo para abrazarlo en cuanto lo distinguiera.
Es que aquel era un día especial, ¡uno de sus favoritos en el año! No sólo porque las tiendas vendían los mejores dulces, o porque recibía muchos presentes de las más hermosas damas de la ciudad: era el momento en que podía prepararle un chocolate a su hermano sin que se enojara.
Francamente no entendía cuál era el problema de Romano con el "Día de Sn. Valentín", si él también era muy guapo y no tenía ninguna dificultad para relacionarse con mujeres preciosas, pero en vista de que su humor variaba de forma increíble durante el día, cocinaba un gran chocolate sólo para él.
Como era su costumbre, Lovino se levantaba temprano –aunque muchos no lo creyeran- para supervisar personalmente el cuidado de los plantíos de tomates, ¡nadie los cuidaba como él! Y a pesar de que le daba vergüenza escucharlo, le había dicho incontables veces que sus tomates eran los mejores: crecían grandes, jugosos, de bonito color y delicioso aroma.
El sitio no quedaba a más de 15 minutos a pie, y dado que tardaba más o menos 1 hora en atender las plantas, ¡llegaría de un momento a otro! ¡Sería el primero que le daría un chocolate de Sn. Valentín!
Sólo quería verlo feliz~
Se puso de pie de un salto cuando vio la puerta abrirse: Romano entraba limpiándose las mejillas con un pañuelo que personalmente elaboró para él.
— ¡Ya estoy en…!
La expresión se quedó a medias No pudo evitarlo: saltó sobre él para rodearle los brazos con el cuello, cayendo sobre el piso por la fuerza que usó.
— ¡ARGH! ¡Feliciano, ¿qué demonios te sucede?! — se quejó, tratándole de quitárselo de encima — ¡¿Es que quieres matarme?!
— ¡Veeee~! — como dijo, no pudo evitarlo — ¡Qué bueno que ya estás de regreso!
— ¡Mierda, ya levántate! — hizo lo que le pidió, sonriendo en el proceso — ¡¿Qué tienes en la maldita cabeza para saltar sobre mí de esa manera?!
— ¡Esto! — le extendió el paquete — ¡Feliz Sn. Valentín!
El rostro de Lovino cambió en un segundo: de aquel ceño fruncido pasó a uno más ligero, después a un gesto neutral, para finalmente volver a juntar las cejas mientras se coloraba de golpe.
Sólo quería hacer a su hermano feliz.
— ¡Es chocolate! — aclaró alegremente — Por favor, cómelo y después dime si te gustó.
— E-En r-realidad… — balbuceó un poco. Antes de que pudiera notarlo, ya había ido a la cocina y regresado con una cajita más pequeña sin forro — E-Esto es p-para ti… ¡Y no tienes que decir nada! ¡Si no te parece, sólo puedes tirarlo…!
Nuevamente no pudo continuar: volvió a saltar sobre él para abrazarle con todas sus fuerzas. El hecho de que Romano le obsequiara algo, fuese lo que fuese, en un día como aquel, no ameritaba menos.
Si su hermano era feliz, él también.
— ¡Y-Ya no me abraces!
— ¡Veeee!
Pareja: Irlanda/Irlanda del Norte.
Género: Family, Friendship, Humor.
Al mirar aquella escena, cualquiera diría que se trataba de un gesto de buena voluntad.
— Muy bien, ¿estás listo? — dijo con cantarina voz.
— ¡Eso ni siquiera debes preguntarlo! — afirmó con toda la alegría de su juventud.
— Entonces… ¡ahora!
Muchos verían con agrado que dos hermanos tuvieran un detalle de ese tipo, sobre todo en un día que no sólo se conmemoraba el amor, sino la amistad, la convivencia, y la camaradería entre miembros de una familia.
— ¡Waa! ¡De verdad me trajiste algo! — el gesto de Ryan no cambió en lo absoluto, ¡sino que aumentó! Tener entre sus manos un paquete de considerable tamaño, forrado con bonito papel verde y un moño de corazones, lo alegraba sin medida — ¡Pensé que lo olvidarías!
— ¡Por favor! ¡No podría cuando hoy es el Día de Sn Valentín! Tenía que darle algo a mi hermano gemelo~ — Bryan también recibió una caja de las mismas medidas, adornado con papel azul y moño de Cupidos — ¡Esta vez sí que te luciste!
— Jajaja, ¡no te queda decir algo así!
Por supuesto, el tipo de personas que diría eso serían unos completos estúpidos.
Sólo alguien falto de verdadero sentido común pasaría por alto la tensa pero graciosa atmósfera que se había creado alrededor de ellos.
¿"Buena voluntad"? Ese par no lo tendría ni bañándose con el agua bendita de San Patricio.
— ¡Vamos, tienes que abrirlo! Quiero saber si te gusta~
— ¡Oh, no! ¿Dónde estaría mi educación si lo hago primero? No, por favor, hazlo tú~
— No me pongas en semejante dilema, ¡nada me gustaría más que ver si te agrada tu obsequio!
— Sin abrirlo sé que me encantará, ¡pero yo sí que tengo dudas con lo que te di! ¿No me dejarás con la duda, o sí?
El ambiente se hizo más pesado. Las sonrisas casi se tornaron angelicales. Sus ojos fijos y las manos tensándose alrededor de los paquetes indicaban, sin duda, que alguien iba a morir.
Era San Valentín, ¿cierto? Significaba que el amor y la amistad flotaba en el ambiente, ¿cierto?
Nadie esperaría que alguien se aprovechara e intentara jugar una broma, ¿no? MENOS A UN HERMANO QUE PENSABA EXACTAMENTE IGUAL, ¿NO?
Por favor.
— Ryan, no seas necio y abre tu regalo primero~
— No actúes como un niño~ ambos sabemos que tú te mueres por hacerlo antes.
— Insisto en que procedas — siguió sonriendo, pero una venita se distinguió en su sien. La tensión en sus manos era impresionante — No queremos quedarnos todo el día decidiendo lo obvio.
— En ese caso, deberías apresurarte — sus ojos alegres y fijos ya parecían resplandecer. El rechinido de unos dientes se hacía presente — Aunque somos gemelos, eres el primero que naciste: como el "mayor" te demuestro mi respeto dándote tu lugar.
— Tú no respetas ni a tu abuela~
— Te recuerdo que también es la tuya~
La siguiente escena demostró lo que de verdad significaba Sn. Valentín para aquellos hermanos: una perfecta oportunidad para fastidiarse divertidamente el día.
Bryan aventó el paquete a la vez que Ryan. Ambas cajas chocaron y terminaron en una explosión de merengue, caramelo y chocolate.
La cocina se ensució, el piso quedó irreconocible en medio de las migajas, y ellos no pudieron ver nada porque la crema de frambuesa –una que no olía del todo bien- les cayó sobre el rostro.
Pronto todo se convirtió en un campo de batalla en que intentaban obligar al contrario ingerir un poco del sospechoso pan. Un ojo común podría ver ya restos de moho y otras cosillas propias del estado de descomposición en él, lo que potencialmente arriesgaba la vida de ambos si el cometido se realizaba.
Fue un verdadero encanto.
Ellos sí que sabían cómo celebrar.
Pareja: Australia/Gales.
Género: Family, Friendship, Humor, Romance.
Advertencias: Crack.
Había meditado la cuestión desde que supo que tendría que viajar a Inglaterra por asuntos de trabajo.
Dado que sus superiores le avisaron un par de meses antes, con emoción descubrió que coincidían con aquella fecha del calendario, "Sn. Valentín".
Estaba muy emocionado, ¡tenía mucho tiempo que no viajaba al hemisferio Norte! Pero más que eso, casi no podía contenerse ante la promesa de poder ver a Gales.
Lo pensaba y ya se encontraba saltando como si fuese un niño, ¡y no era para menos! Estaba encantado de poder verlo en persona, ya que los mensajes que se enviaban por correo electrónico no lo dejaban satisfecho.
Suspiró largamente, sonriendo de nueva cuenta, ¡tenía que darle un obsequio muy especial! Algo que realmente lo impactara y le recordara a él. Por supuesto, sabía que Glen no lo olvidaba, y tampoco le parecían indiferentes las anécdotas que le compartía, pero el detalle de la distancia no era fácil de ignorar.
Eso le recordaba a cuando era pequeño, en que podía pasar años sin verlo antes de que pudiera regresar por motivos de administración y asesoramiento. En esas temporadas se sentía muy solo, aislado del mundo con la complicada población que empezaba a conformarlo… sin embargo, cuando regresaba, ¡qué alegría! Sentía que jamás había pasado el tiempo, ya que el de ojos verde oliva seguía siendo el mismo: amable, considerado, tan tranquilo y comprensivo, como si supiera exactamente lo que pensaba a pesar de su temple serio y facciones imperturbables.
Aun con las Actas de Australia, que terminaron por eliminar los últimos vínculos constitucionales entre Reino Unido y su gobierno, Gales continuó inmutable y observador, sin cambiar su trato personal pero dándole el sitio de Nación independiente.
¿Cómo no querer a una persona así? ¿Cómo no ansiar verlo y dejarlo sorprendido? ¡Se trataba también de una fecha especial! Y aunque antes le parecía una celebración divertida, esta ocasión adquiría un significado personal.
No era necesario pensar si se trataba de cariño familiar, amistad, complicidad, profunda admiración o un amor que se asentó desde su infancia. Sólo sabía que Glen era una persona especial para él. Eso le bastaba.
Entonces, ¿qué debía darle? Tenía que ser grande, sorprendente y temerario, algo que le inspirara el pensamiento "Esto sólo puede venir de Australia".
Jum…
…
Infló las mejillas en señal de puchero. Miró el techo de su casa, miró por la ventana hacia la avenida. Miró el vaso de agua sobre la mesa y le dio sed, ¿cómo podría pensar si veía el vaso y…?
…
Lo supo de repente. ¡Eso era…! ¡¿Cómo no lo supo antes?!
Salió corriendo, emocionado y apurado, ¡había tanto que arreglar! Todo debía estar listo para mañana en la tarde, que era la hora en que salía su vuelo a Londres.
¡El obsequio le encantaría, podía sentirlo!
Y días después, cuando arribó al aeropuerto y se dirigió inmediatamente a la oficina de Glen con el regalo entre los brazos, el presentimiento se acrecentó.
Tan sólo entrar a la habitación cuando la voz del mayor se la autorizó, la leve pero significativa sonrisa que le dirigió compensó de manera fantástica sus expectativas.
Curveó los labios con diversión y alegría.
— ¡Hola, Glen! — se acercó a paso rápido — ¡Feliz Día de Sn. Valentín!
— Muchas gracias — se levantó de su asiento y se aproximó con calma — Pero Kyle… ¿qué es lo que traes ahí?
— ¡Tu obsequio! — lo extendió — ¡Por favor, acéptalo!
El bebé de Cocodrilo de Estuario, que tenía un bonito moño rojo en el cuello, se movió más y comenzó a soltar pequeñas mordidas, ¡era tan lindo y adorable!
— Se llama "Kili" — el reptil también movió las patas y la cola, mirando a su alrededor con salvaje curiosidad — ¡Pensé que te gustaría!
—… ese tipo de cocodrilo es considerado el más grande del mundo.
— Sí.
— Los machos llegan a medir entr metros de longitud. Pesan entre 900 y 1500 kilogramos. Incluso un estudio reciente indicó que su mordida ejerce una presión de 1770 kilos.
— ¡¿No te parece fantástico?! Y no tienes nada de qué preocuparte: es muy obediente y ya puede atrapar pequeños peces por sí mismo, ¡no te dará problemas!
Era verdad, por eso no entendía por qué las personas con las que se topó en el avión y en la calle se alejaban asustadas.
—… está bien. Gracias Kyle, lo cuidaré muy bien — dijo en un suspiro, sonriendo con ligereza — Sólo a ti se te podría ocurrir.
— ¡Tienes razón!
¡Jajaja! ¡Le encantó! Por supuesto que lo sabía~
