Disclaimer: Todo lo que reconozcas pertenece a J. K. Rowling.
Entrevistador: ¡Hoy tenemos aquí a una eminencia de la prensa mágica: Rita Skeeter! Buenos días, Rita.
R. Skeeter: Buenos días. Estoy encantada de estar aquí.
Entrevistador: Y, ¿de qué nos vienes a hablar esta mañana?
R. Skeeter: De uno de los más famosos matrimonios mágicos. Harry y Ginevra Potter.
Entrevistador: En una palabra, ¿cómo definirías esa unión?
R. Skeeter: Falsa. Es un matrimonio construido a partir de una mentira para ganar más dinero. El señor Potter, salvador del mundo mágico, ha escogido a la hermana pequeña de su mejor amigo como su mujer por la publicidad que esto provocaría y, en efecto, provocó.
Harry Potter entró en la cocina de La Madriguera y allí encontró a sus dos mejores amigos, Ron y Hermione. Habían pasado apenas unas semanas desde que la guerra se terminó y verlos tomados de la mano todavía era raro a sus ojos. Les sonrió y se sentó con ellos.
-Al fin, ¿no? -dijo señalando con la mirada sus manos entrelazadas.
-Sí, me llevé a la chica. -dijo Ron sonriendo. Haciendo que Harry y Hermione rodaran los ojos.
-¿Cuántas veces te tengo que decir que no estoy interesado en lo más mínimo en Hermione? -se quejó Harry.
-Me parece que Harry tiene otros intereses, ¿no? -dijo Hermione, sonriendo de lado.
-¿Cómo quién? -preguntó Ron, adquiriendo esa mirada de amenaza hacia Harry. Tendría que tener cuidado con su respuesta. Pero su única respuesta era la correcta para su amigo.
-Pues mi único interés estará durmiendo justo encima de este techo, en una habitación morada y con una camiseta del equipo de quidditch de Gryffindor. -dijo Harry. No podría haber descrito mejor la escena que se vivía en el cuarto de Ginny. Ron sonrió, pero acto seguido borró la sonrisa.
-¿Cómo sabes de qué color es la habitación de mi hermana y con qué camiseta duerme?
Entrevistador: ¿Nos quiere decir que Harry Potter y Ginevra Weasley no se aman de verdad?
R. Skeeter: Dudo acerca de los sentimientos de la joven bruja. Pero acerca de los de Potter estoy segurísima. Él no ama a Ginevra, él, probablemente, no ama a nadie.
Entrevistador: ¿A nadie? Corazón de Bruja ha sacado varios artículos acerca de los intereses amorosos de Harry Potter. Una veela, una auror, su mejor amiga...
R. Skeeter: Yo misma escribí el artículo sobre Hermione Granger y Potter, hace muchos años y estaba totalmente equivocada.
Entrevistador: Granger está casada con Ronald Weasley si no me equivoco, ¿cierto?
R. Skeeter: Ese es otro matrimonio que desmontaré pronto. Pero hoy estamos con los Potter. Él no la ama, estoy segura. Tan solo la utiliza para mejorar su imagen.
-Señor Potter... -dijo un trabajador del Ministerio después de asomar la cabeza por la puerta de su despacho. Él lo miró expectante.- La señorita Weasley ha venido a verle.
-¿Qué? -dijo él, sorprendido, levantándose de su sitio. Detrás del hombre de su puerta apareció Ginny, sonriendo. Harry bufó y tiró de la mano de Ginny hacia dentro y se dirigió a su compañero.- Burkes, si no dices nada de esto prometo cubrirte un turno, el que tú quieras.
-Trato hecho. -dijo él, sonriendo y saliendo del despacho de Potter. Harry con un movimiento rápido de varita cubrió todas las ventanas y cerró la puerta de su despacho. Luego miró molesto a Ginny que se había sentado en la silla que solía ocupar él durante muchas horas al día.
-Te dije que no vinieras a verme al Ministerio. Nos pueden ver. -dijo Harry.
-¿Y a mi que me importa? Soy la hermana de tu mejor amigo.
-A la gente le encanta especular, Ginny.
-Además, me da igual que digan que somos pareja. Es cierto, ¿no?
-Claro que es cierto. -dijo él, agachándose al lado de la silla que ocupada Ginny.- Pero no quiero que esté toda la prensa mágica, liderada por Skeeter, persiguiéndote por ser "la novia del salvador del mundo mágico". O que digan que ser mi novia te ayudó a llegar a donde estás llegando en tu carrera deportiva. No es justo para ti.
-A mi todo eso me da igual.
-Pero a mi no. No quiero que nadie te moleste.
-¿Te avergüenzas de ser mi novio, Potter? ¿Prefieres que llame a Romilda Vane o, mejor, a Cho Chang?
-Claro que no. -dijo él, dándole un suavísimo beso en los labios.- Me encanta ser tu novio. Muchísimo.
-¿En serio? -dijo ella sonriendo y mirando fijamente los labios de Harry. Él asintió y le dio otro beso.
Entrevistador: ¡Menudo notición! La falsa más grande de Harry Potter.
R. Skeeter: Su matrimonio tiene que ser un auténtico infierno. Quiero que la gente se imagine lo que tiene que ser dormir todas las noches junto a una persona a la que detesta.
Como un intruso entró en la habitación morada, que él ya conocía, a las cinco de la mañana, cuando el sol ni siquiera había salido. Encontró a la pelirroja más bonita y sexy que había visto en el mundo jamás. Dormía boca abajo, con todo el pelo alborotado sobre la almohada y ocupando por completo su minúscula cama. Él se agachó al lado de su almohada, con una sonrisa. Ginny abrió los ojos perezosa.
-Potter, es muy temprano todavía.
-Lo sé...
-¿Te hago un sitio?
-No hay nada que me guste más que eso. -dijo él sonriendo. Ginny también sonrió y le dejó más de la mitad de la cama, abriendo las sábanas para que él se metiera en ellas a su lado. Harry se quitó los pantalones y la camisa y se metió en cama de Ginny. Ella sonrió y se abrazó a su pecho. Harry le dio un beso en la coronilla y la abrazó fuerte.- Te quiero.
-Yo también te quiero. -dijo Ginny sonriéndole y acomodando la cabeza sobre su hombro.
Entrevistador: ¡Eso tiene que ser horrible, sin duda alguna!
R. Skeeter: Y lo peor es que yo no dudo que los dos tuvieron que pasarlo mal tras la guerra. Ella perdió un hermano, con el que Potter también tenía amistad, y ambos perdieron a decenas de amigos, familiares y conocidos. Pobre Ginevra, perder a un hermano y que nadie la apoye.
-Ginny... -dijo Harry al encontrar a su futura esposa, sentada en el jardín de La Madriguera, con lágrimas corriendo por las mejillas. Se agachó delante de ella y colocó sus mano en las mejillas llenas de pecas. Limpió con lo pulgares las lágrimas de la pelirroja. Y entonces vio entre las manos de ella una foto con los gemelos de hacía unos años.
-Lo echo de menos, Harry.
-Lo sé... Lo sé, Gin... -dijo él, besando su frente. Ella abrazó el brazo de Harry y él dejó que llorara sobre él durante casi dos horas. Él acarició su pelo y su espalda mientras repetía las mismas palabras.- Estoy aquí...
R. Skeeter: Y lo mismo digo de Potter. ¿Quién lo consoló todos estos años?
Teddy Lupin se marchó en los brazos de su abuela del número 12 de Grimmauld Place. Le sonrió a Harry desde el hombro de Andrómeda y él forzó una sonrisa también. Tras él, Ginny vio como su novio apretaba los puños por la rabia y cogió una de sus manos, acariciándola hasta que dejó que entrelazara los dedos con los suyos.
-Harry... -dijo Ginny, cuando Teddy desapareció de su vista. Harry la miró y Ginny no pudo evitar colgarse de su cuello para abrazarlo. Harry pasó los brazos por la cintura de Ginny y la apretó todo lo que pudo contra él. Terminó enterrando la cara en su cuello mientras Ginny acariciaba los mechones de pelo que caían sobre su nuca. Ginny le dio unos dulces besos en el hombro.- Tranquilo, Harry... Está todo bien. Ya está todo bien...
Entrevistador: Si no me equivoco, no se ha publicado antes ninguna entrevista directa al matrimonio, ¿no?
R. Skeeter: No, por supuesto que no. Ellos se han ofrecido en innumerables ocasiones, pero siempre me he negado. ¿Qué interés tiene una entrevista basada en mentiras?
Una corriente de frío viento atacó su espalda. Se estremeció de punta a punta y tiró de las sábanas para cubrir todo su cuerpo. Abrió un ojo y vio que la cortina y la ventana dejaban entrar ya la fresca brisa matutina de octubre. Se giró y encontró la otra mitad de la cama vacía. Se apoyó con los codos en el colchón y frunció el ceño. La puerta estaba entreabierta y no escuchaba nada tras ella. No había notas en la mesilla de noche, ni alguna señal para ella. Se sentó en la cama, tapándose con las sábanas hasta su pecho y echando todo su largo pelo pelirrojo hacia atrás.
Entonces sí escuchó unos pasos tranquilos por las escaleras y sonrió. Segundos después el salvador del mundo mágico entró en la habitación con dos tazas humeantes en las manos. Ginny le sonrió y él la imitó. Llevaba nada más que sus calzoncillos de colores -comprados por George las pasadas Navidades, su hermano siempre era tan simpático- y sus gafas redondas. Se sentó a su lado en la cama, le dio un beso -en el que ella aprovechó para acariciar su cosquilleante mejilla debido a la barba de tres días- y le pasó una taza de leche caliente, como a ella le gustaba.
-Te eché mucho de menos. -dijo Harry, sentándose a su lado con su taza llena de café.
-¿Seguro? ¿No habría alguna auror interesada en esa misión? -bromeó Ginny. Harry acababa de volver de su primera misión como auror larga. Había pasado casi tres semanas en busca en antiguos aliados de Voldemort. Había llegado el día anterior y sorprendió a Ginny a la salida de su entrenamiento diario.
-Ninguna que me interesara a mi, al menos. -le dijo él antes de darle otro beso muy corto. Ella lo miró y sonrió.
-Buena respuesta, Potter.
-Gracias. -le dijo él, sonriendo.- ¿Cómo fueron tus últimas semanas?
-Aburridas... -dijo Ginny, suspirando y acurrucándose al lado de Harry.
-Rita Skeeter me ha propuesto hacernos una entrevista, sobre nuestra vida. -le comentó el azabache. Ginny lo miró, sorprendida.
-¿Y qué le has dicho?
-Que nuestra vida, es nuestra. -le dijo Harry. Ginny sonrió y él pronto siguió hablando, nervioso.- Gin, no es que me avergüence ni mucho menos. Pero no quiero a nadie más metiéndose en mi vida y mucho menos en la tuya y...
-Ey, Harry, está todo perfecto. -le dijo ella, divertida.
-¿Sí? ¿No te enfadas?
-Es imposible enfadarse contigo. -le dijo antes de darle otro beso.- Me has traído el desayuno a la cama.
Harry le dio otro beso, este más lento y profundo. Ginny no se dio cuenta cuando él estiró su mano hacia atrás y dejó su taza sobre su mesilla de noche, pero sí cuando le quitó su taza e hizo lo mismo con ella. Notó la mano cálida de su novio sobre su cintura, rodeándola, mientras que con la otra le acarició la mejilla. Justo antes de volver a hundirse con ella entre las sábanas.
Entrevistador: Lo que más me choca es que... Tienen tres hijos, ¿no?
R. Skeeter: Pobres criaturas... Sobre todo el primero. Se tuvo que dar cuenta él solo de que sus padres no se querían.
Harry llegó del trabajo y encontró a su mujer sentada en la butaca de la habitación de su, por ahora, único hijo. Tenía al pequeño James Sirius en brazos y lo mecía con cuidado. Al ver a Harry, Ginny sonrió y él se acercó. Cuando estuvo delante de la butaca, Ginny se levantó, Harry se sentó y Ginny se acomodó con James en brazos sobre Harry, siendo abrazada por él.
-Es guapo, eh. -dijo Ginny, sonriendo mirando a su hijo. Harry asintió y sonrió, dándole un beso en el hombro a su mujer.
-Tiene los ojos de su madre. -dijo él. Ginny lo miró sorprendida y Harry aprovechó para darle un beso, largo y que profundizó con una mano en su mejilla.
-Harry... -susurró Ginny cuando tuvo la mínima fuerza de voluntad para separarse de Harry y mirarlo colorada.- El niño nos está mirando.
-Déjalo en la cuna, se dormirá. -dijo Harry.
-¿Para qué?
-Para encargar al segundo. -dijo él, sonriendo. Ginny se rió, dejaron a James en la cuna y lo miraron hasta que su respiración fue tranquila y él cerró los ojitos. Y ellos se fueron corriendo al otro lado del pasillo, a su habitación, a encargar a Albus Severus.
Entrevistador: Creo que todos nos quedamos consternados con esta noticia.
R. Skeeter: Es duro saber que un personaje con Harry Potter no ama. Pero así es. La prensa en el amor no miente.
