¡Hola!
Bueno, éste es el primer ff que publico aquí, así que espero que les guste
Les agradecería mucho que me manden una crítica )
Pasos oscuros
El sol brillaba intensamente mientras uno de sus fuertes rayos se colaba de manera discreta entre unas finas y delicadas cortinas grises, logrando iluminar un poco la silenciosa habitación en la que un chico rubio de dieciséis años se encontraba durmiendo plácidamente, recostado en su cama, sin pensar en lo que le acontecería en un par de horas; quizás intentando olvidar el torbellino de sensaciones que le provocaba el hecho de que aquel día al fin había llegado.
Este no era un día normal para Draco Malfoy; sus días jamás volverían a ser iguales. En este cálido día de verano sucedería lo que su familia tanto había esperado: él sería llevado ante el Señor Tenebroso.
Luego que su padre fue arrestado por el Ministerio y encerrado en Azkaban, su madre había hecho todo lo posible por mantener la dignidad y el prestigio que los Malfoy merecen, aunque aquello resultaba difícil, ya que tener de marido a un mortífago que fue capturado siguiendo órdenes directas del Señor Tenebroso no ayudaba en lo absoluto, por lo que una cierta cantidad de magos y brujas consideraban que ellos seguían los mismos pasos que Lucius Malfoy. Pero aquellas personas no tenían pruebas de que Narcisa y Draco también fueran mortífagos, de que hayan estado al tanto de los movimientos de Lucius, por lo que ella aún podía caminar con la cabeza erguida, pisoteando a aquel se le pasara por el frente, aunque no tuviera motivo alguno.
Pero no se podía negar la verdad; la caída de Lucius Malfoy representó también la caída de la familia Malfoy. El Señor Tenebroso no perdonaba fácil, y el error de Malfoy no sólo había significado que por su culpa varios mortífagos fueran encerrados en Azkaban, sino también la pérdida de la profecía, y con ello, una posibilidad de saber como lograr derrotar al pequeño Potter.
Pero Narcisa, al ver su orgullo pisoteado, decidió que ya era hora de que su único hijo se uniera a aquel ejército de mortífagos, por lo cual recibiría el entrenamiento antes que ningún otro, y una vez que este se hubiera completado Draco sería la causa por la cual los Malfoy volverían a tener aquel poder que tantos apreciaban; por lo menos dentro del grupo de mortífagos, que era lo que más les importaba, ya que por el resto de tontos magos y brujas ingenuos no valía la pena preocuparse.
Ahora él y su hijo formarían parte del nuevo periodo que se forjaría con la victoria del Señor Tenebroso; y una vez que Lucius fuera libre, y según sus pensamientos no faltaría mucho para ello, serían los magos más respetados. Por supuesto, pensar las cosas con tanta anticipación y sin pruebas de que aquello funcionaría, no traía buenas consecuencias.
Narcisa entro apresuradamente en la habitación de su hijo, y parándose junto a su cama lo vio dormir durante un minuto, con una expresión de ternura en el rostro. Entonces le entró una duda ¿Acaso aquel joven que se encontraba durmiendo tan relajado merecía pasar por un entrenamiento tan duro¿Era en verdad necesario que su familia esté destinada a unirse a aquel bando¿Cómo sabía que su hijo no sufriría al darle tal responsabilidad? Un ligero escalofrío le recorrió el cuerpo, e instantáneamente agitó su mano por su cabeza, como intentando alejar tales ideas tan absurdas de su cabeza.
Despertó a Draco y le dio diez minutos para que se encuentre completamente listo y esperándola en la sala, donde usarían un traslador ilegal para poder llegar a la reunión con el Señor Tenebroso. Luego de decir esto, salió de la habitación de su hijo con aquellas preguntas aún rondándole en la cabeza.
Draco no necesito escuchar aquello dos veces, sabía que no debía hacer esperar al Señor Tenebroso, y con una sonrisa mezclada con satisfacción y nervios empezó a vestirse, dispuesto a darle la cara a lo que pronto le llenaría de dudas.
Veinte minutos más tarde Draco se encontraba solo en una silla fría como el hielo, mirando hacia la pared desnuda, luego de que su madre le dijera que esperara en aquel lugar y saliera muy de prisa.
Le resultó difícil creer que en aquel lugar los mortífagos, su padre, habían podido asistir a reuniones, ya que las pareces se encontraban desnudas, sólo iluminadas por débiles antorchas que ya tenían las velas muy acabadas. Encontrarse allí le causaba repulsión, ya que el lujo que le había rodeado toda su vida era todo lo opuesto a aquellos minutos en los que ocupaba aquella mohosa habitación. No había nada allí, excepto un escritorio que parecía inutilizado desde hace muchísimo tiempo, por lo que no encontraría nada interesante; pero quizás por los nervios, o el aburrimiento, no lograda definirlo, decidió ver si encontraba algo que podría llenar su deseo de aventura.
La puerta, a la que él le daba la espalda se abrió antes de que lograra ponerse de pie y los nervios se apoderaron de él, por lo que pudo sentir como los vellos de su nuca se le erizaban, pero se calmo al escuchar como resonaban en las paredes el eco que hacían unos tacones al chocar con el piso frío de aquélla nada acogedora habitación. Aún no se realizaría su entrevista con el Señor Tenebroso.
-Pero si es mi pequeño Draco- le dijo una voz a sus espaldas, y sintió como una mano delgada de posaba sobre su hombro y unas uñas se le clavaban suavemente, sin causarle daño- Qué bueno ver que sigues los pasos de tu familia, querido.
Una mujer de cabellos negros, párpados gruesos y rostro demacrado apareció frente a él, acercando su rostro al del chico mientras posaba su otra mano en su hombro libre, haciendo aquel mismo movimiento de uñas, sin hacer daño- Tienes un gran parecido a tu padre, Draco- le dijo Bellatrix Lestrange, mirándolo fijamente- Espero que no cometas las mismas estupideces que él.
