Disclaimer: Las parejas oficiales nunca debieron ser, así que nosotros atentamos contra lo establecido en los últimos dos libros, porque un amor como este vivirá en el corazón de todos nosotros: hoy, mañana y siempre. Los personajes le pertenecen a J.K. Rowling.

¤°.¸¸.·´¯»«´¯·.¸¸ o .¸¸.·´¯»«´¯·.¸¸.°¤

EL ÚLTIMO BESO

By

The Darkness Princess & Lady Muerte


Para ustedes que nos miran desde el cielo.

Siempre estarán en nuestros corazones.

*º*º*º

Cursivas: recuerdos.

Comillas y cursivas: POV y pensamientos.

Letra normal: narración en tercera persona.

*º*º*º

Primera parte/One-shot 1.

«Ya han pasado dos semanas desde lo que ocurrió… desde tu batalla con el Señor Oscuro, en este momento me encuentro en tu cuarto, las lágrimas corren por mis mejillas, no he llorado desde que todo esto sucedió, debo ser fuerte. Se suponía que estaría aquí por unos minutos, sólo venía por ropa para ti, ahora me encuentro sola en este lugar, lleno de recuerdos tuyos, de tu esencia, de tu loción, simplemente de ti. Regreso al principio, cuando nos conocimos en el expreso, tu sonrisa tan tierna que hacía que mi respiración se cortara.»

Se recargó en el dosel de la cama de Harry, parecía que cargaba el peso del mundo y tal vez así era.

«Esto no se suponía que pasaría, tú no debías hacer lo que la gente esperaba de ti, matar a Voldemort. No tenías razón para cargar tú solo con esa responsabilidad y sin embargo no los decepcionaste. Lo hiciste, pero ¿a qué costo? Primero tus padres, después Cedric, Sirius, Dumbledore y ahora Ron y tú. ¿Por qué? ¿Por qué tuviste que hacerlo?, ¿Por qué?... pero es muy tarde para preguntar eso

Tomó la ropa y la apretó contra su pecho como si quisiera eternizar el momento, recordando la última vez que lo abrazó, que lo sintió así de cerca.

«Tus brazos rodeándome, la sensación tan cálida de tu cuerpo, pero esa sensación se va desvaneciendo como tu vida, ambas se me escapan de las manos. ¡Como quisiera que esto no hubiera pasado! Quisiera poder cambiarlo... daría todo porque tú estuvieras bien.» La colocó en una maleta, la cerró, encontrándose con un libro.

—De seguro fue el último que leíste. —Acarició su pasta, lo hojeó pensando que él lo hizo también, probablemente había revisado primero si tenía algún dibujo interesante antes de leerlo. Ron y él definitivamente no eran fanáticos de la lectura, pero Harry solía leer más que Ron e incluso podía llegar a disfrutarlo.

«Mis lágrimas han caído sobre él, se me nubla la vista. Lo cerré colocándolo en su lugar, quiero que este donde él lo dejó para cuando vuelva, porque tiene que hacerlo. McGonagall entra y me encuentra llorando, trate de disimular, pero no soy tan buena en eso.» Caminó hacia la puerta escondiendo su rostro.

—Ya podemos irnos. —Tomó la maleta, sosteniéndola con fuerza.

—¿Está bien, señorita Granger?

—Sí, sí —contestó pasando su brazo por sus ojos.

McGonagall la miró con ternura, parecía que se estaba rompiendo frente a sus ojos, pero aún así deseaba ser fuerte. ¡Vaya chica!, después de todo lo que había pasado, no debería estar haciendo eso. —Las cosas van a mejorar, el señor Potter se recuperará.

No supo cómo responder, se quedó atónita. «¿Cómo sabe que lloro por él y no por Ron?».

Soltó la maleta correspondiendo. Necesitaba sentirse reconfortada, apoyada. Dejó salir su llanto como una lluvia que tardará en cesar, había estado conteniéndose tanto.

—Él no tenía que hacerlo… él… él… era su cumpleaños, ni siquiera me dio tiempo de darle su regalo.

—Lo sé —contestó la profesora, palmeando su espalda. La dejó desahogarse por un rato, hasta que ella estuvo más calmada—. Vamos aún tenemos que volver a St. Mungo.

—Sí —pronunció escuetamente, limpiando su cara con premura.

—Tome, vamos… tiene que verse bien para cuando el señor Potter despierte, a él no le gustará verla así —manifestó, ofreciéndole un pañuelo.

—Gracias —respondió trémula. Se limpió y cuando terminó, levantó la maleta y se dirigieron hacia la Dirección para viajar por la chimenea con los polvos flu y llegar más pronto.

*º*º*º

La familia Weasley aguardaba por noticias, mientras se recuperaba de la batalla, acompañados de Remus, Tonks y Hagrid que no estaban mejores que los otros, sus heridas eran considerables, pero habían sido tratadas a tiempo y ahora se encontraban mejor.

—¿Cómo están? —preguntó Hermione a Molly.

—Ron aún no despierta, pero estará bien.

—¿…y Harry?

—Él aún no reacciona, esta grave aún —divulgó Remus cuando nadie más habló. Colocó una mano en su hombro, transmitiéndole su apoyo—. Harry va a salir adelante.

Hermione asintió suspirando, tratando de esbozar una sonrisa. —¿Puedo pasar a verlo?

—Aún no se sabe, el sanador no ha dicho nada al respecto —habló Tonks, sintiendo la misma impotencia que Hermione, ya que no podían hacer nada más que esperar y la espera los estaba matando lentamente.

Hermione se recargó en un muro con la maleta colgando de sus manos, no tardó casi nada en sumirse en sus pensamientos.

*º*º*º

¿E-en dónde estoy? —pronunció confundida, mientras abría sus ojos, notando el sutil dolor que recorría su cuerpo. Se llevó las manos a sus sienes cuando todo volvió a su mente de golpe—. Estoy en St. Mungo debí desmayarme… ¿y Harry?, ¿dónde está? ¿Ron y los demás? ¿Cuánto llevo dormida y sí ellos…? ¿Él?

Rápidamente se levantó de la cama quitándose todo lo que estaba conectado a ella, aunque eso le causó un leve mareo, pero aquello era mucho más importante. Había una imagen que la atormentaba más que las demás que había recordando, Harry tirado en el suelo gravemente herido.

Se dirigió a la puerta de la habitación, sintiendo el frío suelo, hasta que se dio cuenta que iba descalza y con una bata blanca que dejaba descubierta su espalda y otras partes, por un momento pensó irse así, no estaba para estos inconvenientes, pero se detuvo pensando que sería demasiado vergonzoso. Buscó su ropa en el closet que estaba en la habitación no tenía tiempo de vestirse por completo, tomó los zapatos que se encontraban ahí y su túnica. Entonces corrió a la puerta, pero al abrirla se encontró con la profesora McGonagall.

Señorita Granger, ¿qué hace levantada? Aún no se encuentra bien —exclamó con angustia.

—Yo… necesito ver a Harry y Ron —comento firme.

«Pensé lo peor al notar la rigidez de la expresión de la profesora McGonagall.»

—¿Acaso ellos…? —Se llevó una mano a la boca tratando de contenerse, mientras unas gotas salinas recorrían su cara.

—No, no tranquilícese… ellos aún no reaccionan, su estado es grave —contestó veloz, buscando calmarla.

Hermione experimentó un alivió temporal, llamado esperanza, pero un dolor dentro de ella aún no cesaba.

—¡Quiero verlos, por favor!… ¡¿dónde están?! —inquirió rápidamente con tono desesperado.

—Cálmese, nadie puede verlos aún. Los sanadores no lo creen prudente.

—No… yo necesito verlos, no es justo —declaró frustrada.

De pronto sintió como sus fuerzas la abandonaban, su vista se oscureció. A lo lejos escuchó la voz de Minerva llamándola, su respiración se debilitó y luego nada, la oscuridad.

*º*º*º

«La batalla contra Voldemort había terminado, pero esto sólo había dado inicio a más sufrimiento, parecía que nunca lograríamos encontrar la paz. Esto no era lo que se esperaba para los que triunfan al vencer el mal, era una agonía sin fin.»

*º*º*º

«Comencé a abrir los ojos, me encontraba otra vez en esa maldita habitación, en esas paredes que me separan de la realidad… o mejor dicho de ti. Esta vez es de noche, el azul oscuro del cielo se asoma por la ventana. No pude pensar en nada, lo único que venía a mi mente una y otra vez eras tú, Harry. ¡Por Merlín, necesito verte!».

Automáticamente se incorporó de nuevo con la intensión de salir de ahí, al parecer se encontraba sola, la habitación no albergaba a nadie más o al menos eso creía, tomó su túnica que estaba sobre la silla y caminó hacia la puerta cuando…

—Es mejor que vuelvas a la cama, ellos aún siguen en cuidados intensivos. —Se dejó oír una voz que replicó en el antiguo cuarto, proveniente de Remus, el cual estaba recargado en una esquina de la habitación con los brazos cruzados.

—Pero…

«Note como salía de las penumbras, para dejar ver su figura acercándose a mi, impidiéndome nuevamente ir a ti.»

—Todo va estar bien, ellos van a estar bien. Sé que no es sencillo, pero no tenemos otra opción —aseveró parándose frente de ella—. Antes de querer fugarte de tu habitación de nuevo, deberías estar recuperada. Además, ¿no crees qué es injusto que hagas que nos preocupemos por ti? —Alzó su mano impidiendo que hablará— Sé que no es lo que buscas, pero es lo que sucede.

—Lo sé, no es mi intensión, pero es que… no puedo evitarlo, me siento tan impotente... no quiero simplemente descansar y estar quieta. Entiéndeme, necesito verlos —explicó, sentándose en la cama siendo ayudada por él.

—Hermione, también me pasa lo mismo y al resto, pero tenemos que acatar las órdenes de los sanadores —pronunció abrazándola.

—¿Cuánto tiempo llevó dormida?, es decir…

—Una semana, después de encontrar a Harry, tú no aguantaste más.

—¿Una semana? —murmuró sorprendida— ¡¿Cómo es posible?!… ¿Y simplemente ellos no han mejorado? ¿Por qué? ¿Por qué Remus? ¿Por qué yo estoy bien? No es justo… ¿Por qué aún hasta el final Voldemort ganó? ¿Por qué aún muerto sigue haciéndonos daño? —exclamó ligeramente alterada, mojando con su llanto la ropa de Remus.

—No lo sé, pero todo mejorará. —Es todo lo que podía decirle, pues ni siquiera él había encontrado las respuestas a esas preguntas que también lo atormentaban.

—¿Qué voy a hacer si se mueren? ¿Qué voy a hacer si Harry muere? Nunca le dije que lo…—Se detuvo al percatarse de lo había estado a punto de dejar escapar. Negó con su cabeza, sintiendo la caricia de Remus en su cabeza.

—¿Lo amas? —completó, sonriendo como si supiera algo más. Hermione alzó su cara y lo miró con los ojos llorosos, sorprendida.

«¿Cómo lo sabe?».

—Es así, ¿no? —preguntó con una sonrisa de complicidad—. ¿Cómo lo sé? Siempre tuviste una preferencia por él. Lo miras de forma diferente que a Ron o cualquier otro, lo ves como Lily veía a James… con amor —señaló, limpiando sus lágrimas.

Sus hombros se desplomaron al escucharlo hablar así. —Pero no debería, es decir… él y Ginny. —Ni siquiera podía explicarlo, estaba llena de culpabilidad y dudas.

—No tienes porqué sentirte como si fuera una equivocación o un error, uno no escoge de quién enamorarse —mencionó serio, tomándole el mentón para que elevara su cara—. Jamás te sientas culpable por tener un sentimiento tan bello y puro como es el amor. Yo sé que tu intensión nunca fue el hacerle daño a Ginny, ¿cierto? — profirió tratando de ayudarla—. Ellos hace mucho que no son nada, ¿o me equivoco? —indagó arqueando su ceja.

—Ella no sabe que lo quiero, no tengo valor para decírselo —confesó ocultando su mirada.

—Pequeña —mencionó con cariño—, no podemos vivir con miedo siempre, tenemos que enfrentar las situaciones… tal y como lo hizo Harry con Voldemort. Él también tenía miedo, pero no dejó que lo venciera eso. Tan sólo confía en ti y en su amistad, si es tu amiga comprenderá que si callaste fue por no hacerle daño, pero ahora tú debes pensar en ti y no en los demás.

—Gracias —musitó después de un momento, sus palabras habían retiro parte del peso que cargaba, haciéndola sentir con el corazón más ligero.

—No tienes que decirlo —contestó con una sonrisa.

—Siento hacer que estés aquí, de seguro tú quieres estar con Tonks y yo…

—No importa, además Dora esta bien —respondió con un suspiro. Agradecía a todos los magos que ella hubiese sobrevivido a la batalla, que ambos estuvieran juntos y a salvo.

—Que bueno, debes pensar que soy una mala amiga por no preguntar por los demás —expuso apenada por sólo concentrase en su desgracia.

—No, jamás pensaría eso —Su semblante se ensombreció un poco—, hubo algunas perdidas, pero la mayoría de los miembros de la Orden estamos bien, sólo lesiones, unas más graves que otras, pero vivos. Ginny, Luna, Neville, Fred y George… se encuentran bien, ustedes hicieron lo más difícil, siempre adelantándose a la acción.

—Eso me tranquiliza, pero no quita que intente salir otra vez de aquí, ¿lo entiendes, no? Ayúdame, sólo llévame a la sala de espera o me volveré loca en estas cuatro paredes —suplicó.

—El sanador dijo que aún estás débil, no sé si sea buena idea, recibiste varias maldiciones y aún no te recuperas.

—Si no me ayudas tú, sabes que tratare de huir de todas formas, ¿no crees qué es mejor que vayas conmigo? Además estamos en un hospital, si me pongo mal en cualquier lugar me podrán atender —repuso racional, tratando de convencerlo.

Remus se negó, pero ella no dejó de insistir, dándole cada vez un argumento distinto, hasta que él suspiró. —Bien, aunque Minerva me va a matar —añadió, con una mano en la nuca y una mueca—. Te espero afuera en lo que te cambias.

*º*º*º

«Y vaya que la profesora McGonagall se molestó, pero yo no podía seguir ahí, sentía que me ahogaba entre esas paredes… aún esa sensación no cambia, pero al menos me siento más cerca de ti.»

*º*º*º

—¿Qué hace usted levantada, señorita Granger?, no puede estar aquí —regañó con sus ojos severos clavándose en ella.

—No me mande a mi cuarto, por favor. Estoy bien… sólo quiero estar aquí, esperar para saber cómo están, entiéndame, por favor —pidió suplicante.

—Por favor Minerva, deja que se quede, son sus amigos lo que están ahí luchando por vivir —manifestó Remus, yendo en su ayuda.

—¿Cómo dices eso?, sabes que ella tampoco esta bien. ¿Por qué permitiste que saliera de su cuarto? Es una irresponsabilidad de tu parte —amonestó dura.

—Yo no la hubiera dejado salir si no creyera que ella va estar bien y segura, y yo creo que es mejor que este aquí, que ahí encerrada… y todos sabemos que ella hubiera encontrado la forma de escabullirse de no haberla ayudado. —Se defendió buscando que la mujer se ablandara un poco, todos tenían las emociones al flor de piel y los nervios destrozados, pero no podían simplemente ser tajantes y duros.

—Sí, yo ya estoy mejor y si me pasará algo sigo en el hospital, prometo que me cuidare, sólo deje me quedar —rogó Hermione.

—No sé, esto no es correcto —interpeló no muy convencida.

—Yo la vigilaré no se preocupe, si yo le permití salir es justo que la cuide —comunicó serio.

—No lo sé, los sanadores no estarán de acuerdo —menciono dudosa, pero al ver a su alumna en ese estado de incertidumbre, no pudo negarse—. Bien, pero te lo advierto Remus, tienes que cuidarla y hacer que descanse, no puede descuidar su salud ni su tratamiento.

—Lo haré —aseguró tratando de no mostrarse demasiado satisfecho y sí agradecido.

—Gracias, voy a estar bien —acotó con una pequeña sonrisa.

Así fue como caminaron lentamente hasta la sala de espera.

—¡Por Merlín, Hermione! —mencionó Molly al verla levantada.

—Hola —susurró escuetamente, mientras la señora Weasley la abrazaba maternalmente.

—¿Cómo está… Ron? —cuestionó temerosa.

—Él aún… no se sabe —contestó difícilmente su madre.

—¿Y George, Fred y Ginny? —preguntó preocupada.

—Ellos están bien y Ginny salió casi ilesa —contestó Arthur con alivio.

—Pero, ¿cómo es que estas levantada? —interrogó una voz detrás de ella.

—Yo, bueno… no quería estar en mi cuarto, pero estoy bien —contestó apenada. Tonks tenía un vendaje en su cabeza, un parche en su cara y dos muletas con las que se mantenía en pie, pero estaba completa y bien en lo que cabía.

—No se preocupen, yo la cuidare —informó protectormente, mirando a la pequeña para después mirar a Dora y brindarle una sonrisa tranquilizadora.

Hermione fue llevada a una silla y ahí estuvo abrigada por una manta. Las horas parecían pasar a cuenta gota, el ambiente tan silencioso y lúgubre. Lo peor es que las noticias sobre sus amigos no parecían llegar y ella tenía unas enormes ganas de ir e irrumpir dónde estaban, pero era una locura… tanto como querer subir a azotea y gritar con fuerza.

Se encontraba soltando una suplica al cielo cuando apareció la pequeña hija de los Weasley, fue entonces que comprobó lo que habían dicho Molly y Arthur, se encontraba bien, apenas un poco golpeada.

Ginevra inmediatamente notó a su amiga, la miró como si no lo creyera, totalmente sorprendida de verla levantada.

—Hermy… pero ¿qué? —exclamó aún incrédula.

—Ginny, yo estoy bien… me alegro que tú también lo estés —expresó con una gran sonrisa.

Ginny no esperó y corrió a abrazarla, Hermione le devolvió el abrazo pensando en que ya no podía ocultarle más sus sentimientos, hablaría con ella y le diría la verdad, la verdad que tanto la estaba carcomiendo por dentro. Se separó lentamente de su amiga brindándole una pequeña sonrisa.

Ginevra se dirigió a su madre, mientras ella miraba a Remus recordando su plática, él le sonrió colocando su mano en su hombro.

—No tienes que hacerlo ahora.

—Lo sé.

—Vamos a tu cuarto, necesitas descansar un poco no quiero que te vayas a desmayar y ahora si Minerva no te dejará salir más.

*º*º*º

«Los sanadores no decían nada, mi sanador varias veces me mandó a mi cuarto al que sólo fui a asearme para después volver a salirme sin su autorización, no me importaba eso, él no entendía que yo no podía estar ahí nada más.»

Observó la casi vacía sala, clavando su vista en el techo.

«Además estaba lo de Ginny, horas atrás le confesé que estoy enamorada de ti, Harry. Trate de explicarle, pero ella no lo entendió, ahora sólo me ve con recelo como si fuera su peor enemiga.»

Colocó la maleta aún lado y se acarició los brazos como si quisiera reconfortarse sin éxito, el frío y la ausencia seguían ahí instaladas en su cuerpo, anidándose en su pecho. Ni siquiera había pensado en sus padres y en buscarlos, no se cansaría de pedirles perdón por preocuparlos tanto, pero ahora sólo quería estar en St. Mungo, al lado de Harry.

Dirigió sus ojos hacia su amiga, sentada en una silla lejana, ni siquiera podían apoyarse en ese momento.

*º*º*º

—Ginny yo… hay algo que necesito decirte —mencionó pausadamente, armándose de valor mientras esperaban en la sala, posó sus pupilas en el café que tenía en sus manos, observando su reflejo en él.

—¿Qué pasa?, sabes que puedes decirme cualquier cosa —comentó curiosa, sentada a su lado con una ligera sonrisa.

Hermione tomó aire y enfrentó la mirada de su amiga. —Yo… es decir…—Cerró los ojos y sin pensarlo más lo soltó:— estoy enamorada de Harry.

—¿Q-qué? —exclamó al instante— No es momento para bromas Hermy —agregó descolocada, pero al notar el semblante de su amiga, supo que era verdad—. No puede ser, ¿cómo es posible? —reclamó desconcertada, incapaz de asimilarlo por completo.

—Ginny, lo siento, ni siquiera yo lo se… yo no quería que te enteraras de esta forma, ni en esta situación —explicó apresurada.

—¡Ahora lo dices cuando él esta así! ¡me mentiste! —Se levantó dejando caer su vaso de café— Me hiciste creer que solo eran amigos…

—Porque solo eramos amigos, él ni siquiera lo sabe, yo siempre trate de alejarme de él —contestó apurada, intentando hacerla entender.

—¿Desde cuándo estás enamorada de él? ¿Desde que yo y él salíamos? —cuestionó demandante.

—¡No!… yo me enamore de él desde antes, jamás te mentí... yo quería que él fuera feliz, siempre los apoye cuando estuvieron juntos, incluso te ayude cuando le enviaste esa tarjeta en San Valentín... —argumentó en su defensa.

—No puedo creerlo y aún así saliste con otros chicos —alegó impactada con una revolución de emociones acumulándose dentro de ella.

—Trate de dejar de sentir eso, yo aún estaba confundida… trata de entenderme, tú también saliste con otros antes de Harry, aún gustándote él, así que no me juzgues como si hubiera pecado, porque no fue así —declaró desesperada por hacer que entendiera la situación.

—De verdad, me decepcionaste Hermione… no pensé que tú, mi mejor amiga, hiciera esto —respondió fría, manteniendo sus lágrimas a raya.

—No lo entiendes, lo siento, además cuando Harry te explico porqué te pedía terminar… lo dejaste ir, en lugar de luchar por él, después… te consolaste con… —argumentó Hermione, siendo interrumpida por Ginny.

—No quiero volver a hablar contigo. —Cortó dolida y se alejó corriendo dejándola ahí más rota de lo que ya estaba.

En ese momento Remus se acercó a Hermione sentándose a su lado abrazándola, ya que sin querer se había percatado de todo.

—Dale tiempo —Trató de consolarla cuando notó que unas lágrimas comenzaban a caer de sus ojos, últimamente la había visto llorar tanto que creía que sería capaz de llenar un río—. Todo va estar bien… entiende que en este momento para ella es difícil, aún tiene que asimilarlo.

—Ya no puedo más… ya no —habló entrecortadamente aferrándose a él, arrugando su vieja túnica.

—Vamos… no puedes rendirte, todo tiene que mejorar, ya lo veras… sólo ten fe, creé que es posible —mencionó acariciando su cabello, notando que ya no se refería sólo a Ginny sino a la espera por saber de sus amigos.

—No puedo, la batalla, lo de Ginny, la espera. ¿Y si no despierta?, si muere… si mueren, no quiero perder a mis amigos, no quiero perderlo a él —manifestó con coraje. Él la dejó desquitar su dolor y simplemente la estrechó más..

—Eso no pasara.

—¿En verdad? Ya no sé qué creer…me duele Remus, no pensé que pudiera sentir tanto dolor —dijo sollozando un tanto más calmada.

—Tranquila… ellos aún viven, él aún vive y mientras siga vivo aún hay una oportunidad —expuso confiado y como ya era un actividad común en él, enjugándole las lágrimas.

—Gracias.

—Vamos, ¡ánimo! Minerva quiere que la acompañes para ir por ropa para Harry… ¿puedes? —cuestionó tratando de encontrar formas para que ella se distrajera.

—Yo no lo sé y si me voy y él… —mencionó temerosa.

—Tranquila, ve, yo me quedaré aquí. No va a pasar nada… —dijo levantándose y jalándola claro delicadamente, llevándola hacia donde estaba McGonagall.

*º*º*º

«De verdad trate de dejar de sentir esto por ti, ¡por Merlín, que trate!, pero ¿acaso uno escoge con quién sentirse así?, yo no supe como sucedió… trate de pintar una línea entre tú y yo, comencé a alejarme de ti. Me arrepiento de haberlo hecho, yo debí estar contigo… a tu lado, cuando me necesitabas… así como tú estuviste conmigo, cuando sucedió lo de Víktor, ni siquiera tuve el valor de decirte que había terminado con él y cuando fue lo de Draco, tú siempre encontraste las palabras exactas para consolarme.»

Cerró sus ojos como si quisiera olvidarse de todo, pero su mente la seguía arrastrando a los hechos pasados.

«Cuando entraste al Torneo de los Tres Magos me moría de miedo de pensar que te perdería, por eso tuve que ir y verte, necesitaba abrazarte, pensaba decirte lo que sentía, pero en eso llegó Rita y nos tomaron esa foto, pensando que éramos novios. Durante el Baile de navidad, yo me arregle y me vestí para ti, para demostrarles a ti y a Ron, que había gente que si me valoraba como chica, pero al verte ahí, al final de la escalera, mirándome sólo a mi con esa intensa mirada esmeralda, sentí que el corazón se me salía. Lucias tan guapo desee tanto que él que me estuviera esperando fueras tú y no Viktor.»

Una gota corrió por su rostro, siendo inmediatamente limpiada por su mano, respiró profundamente tratando de controlarse, no quería soltarse a llorar ahí de nuevo, no con Ginny presente, no quería hacerle más daño.

«Tú pensabas que mis relaciones no funcionaban por mi carácter o porque escogía mal a mis novios, que equivocado estabas. Lo que tú no sabias era que con Víktor no funcionó porque yo no pude enamorarme de él, a pesar de sus esfuerzos por hacer que lo quisiera… mientras tú estabas con Cho, yo me moría de celos, pero tenía que ocultarlo, cuando ella se encelo de mi, fue tan tonto… tú sólo la mirabas a ella. ¿Cuántas veces desee que me miraras así?, pero tuvo que cometer tantos errores para que tú la dejaras de querer, con Draco yo sólo fui un capricho para él… él nunca me quiso realmente.»

«Después pasó lo del ataque y la muerte de Dumbledore, me sentí tan tonta de no haberme dado cuenta de que él era mortífago… si lo hubiera sabido tal vez Dumbledore no hubiera muerto, debí hacerte caso cuando dijiste lo que sospechabas, pero no quise escucharte estaba tan obsesionada con querer a otra persona que me perdí.»

Se sentía tan tonta, no debería haberse dejado engañar… debería haber tenido el coraje para acabar con todo eso e ir por lo que realmente quería, ahora era tarde para arrepentimientos, lo sabía y estaba tan enojada consigo misma por eso.

Apretó la maleta, ya nada más podía hacer, miró nuevamente hacía Ginny, incluso en ese momento, ella se veía hermosa… como una flor en medio de la tormenta. Entendía porqué él se había fijado en ella, pero no por eso dejaba de doler.

«Yo no podía con la idea de que tú y Ginny estuvieran saliendo. El verte tan emocionado y tan enamorado, me dolía tanto, pero no podía demostrarlo, por ti, por ella… tú siempre creíste que estaba así por Draco, incluso te equivocaste cuando creíste que yo lloraba porque Ron se había besado con Lavender, esa fue otra tontería, al parecer nunca te diste cuenta de mi amor.»

En ese momento sus cavilaciones fueron interrumpidas al ver pasar al sanador encargado de la atención de Harry.

—Espere… —Lo sujetó del brazo— necesito saber cómo está Harry —dijo con desesperación en su voz.

—Tranquilícese señorita —pidió el sanador Smith.

Hermione se disculpó y lo soltó lentamente. —Por favor, sólo dígame algo.

El hombre apretó sus labios, mirándola con seriedad.

—Por favor.

Finalmente cedió al ver que en verdad no dejaría de insistirle. —Su situación sigue siendo critica, tiene varias heridas muy graves, perdió mucha sangre, la cantidad de energía mágica y de hechizos que recibió fue bastante grande… aún no me explico cómo puede estar vivo —expuso mientras todos se reunían alrededor de él, excepto Ginny, que prefirió mantenerse alejada.

Merlín, no quería escuchar eso, pero era mucho más de lo que había oído en todo ese tiempo. —Y-yo… yo, ¿puedo verlo?

—No creo que sea conveniente, además usted debería estar descansando, aún no esta bien… también recibió varias maldiciones —contestó ceñudo, dándole una mirada de reprobación.

—Yo estoy bien, necesito verlo, ¿qué no entiende? No, puedo más con esto… me estoy muriendo y él… por favor —replicó cansada de las negativas, tomándolo de su bata blanca.

Remus sujetó a Hermione alejándola. —Debes calmarte.

—Déjela pasar a verlo, yo respondo por lo que suceda —interrumpió su superior llegando al lado de Minerva, quién había ido a hablar con él para pedirle ese favor, el medimago había aceptado convencido por su ex profesora.

—Pero…

—Hazlo.

El sanador Smith asintió serio. —Esta bien, pero sólo serán unos minutos.

—Sí, sí… esta bien —contestó Hermione feliz, sintiéndose llena de energía mientras Remus la soltaba—. Gracias. —Miró al sanador, al medimago, a Remus y a la profesora McGonagall con agradecimiento. No escuchó nada más, ni siquiera vio al resto de los presentes, lo único que deseaba ahora era ir y estrecharlo.

—Ven conmigo —pidió el sanador, Hermione caminó tras de él rápidamente como si no estuviese herida y en realidad estuviese flotando entre nubes, no podía aguantar las ganas de verlo—. Necesito que se coloque esta ropa, también le haré unos encantamientos para evitar los virus mágicos que corren por el hospital.

Ella hizo todo lo que le pidió al pie de la letra y al fin llegaron a la habitación, el mago abrió la puerta para ella. —Sólo unos minutos y no haga nada que lo ponga en peligro.

Hermione asintió en automático, avanzó un poco más y pudo ver el cuerpo de Harry inerte en una cama, el corazón se le estremeció de forma dolorosa y el alma se le fue a los pies.

Ahí estaba él, tapado con una sábana hasta el pecho, había varias cosas mágicas conectadas a su cuerpo. Casi no podía reconocerlo, pero era Harry, su Harry.

El sanador Smith cerró la puerta dejándolos solos.

*º*º*º

Continuará...

¡Muchas gracias por leer!

Esta historia fue publicada el 03/06/2007 y terminada el 7/07/2007.

Debido a que fue nuestro primer fic harmony de aquel tiempo en el que comenzamos a escribir contenía muchos errores, por lo que tomamos la decisión de retirarlo y corregirlo. Esta historia puede considerarse AU, ya que la hicimos antes de que saliera el libro 7, por eso algunos detalles no coincidirán con el canon. Originalmente eran 3 one-shots relacionados, ahora decidimos dividirla en varios capítulos para que fuese más ligera de leer.