Los amores de Hermione
Capítulo I: Forjando un destino
Era una jovencita como cualquier otra. Fresca, atractiva, un poco retraída. Llevaba sus dieciocho años muy bien, más que bien dirían algunos. Había finalizado sus estudios y estaba en instancia de elegir una carrera. Eso le era bastante difícil, puesto que había muchas que le gustaban y no lograba decidirse.
Dentista había sido la primera opción. Sus padres habían intentado convencerla de seguir odontología, pero realmente no le convencía. La idea de tratar bocas ajenas no era algo que la entusiasmara.
Psicología, medicina, arquitectura, derecho… Estaba cansada de meditar acerca de las posibilidades. Su amiga, Lavender, ya se había decidido por la locución. A Hermione siempre le había gustado su voz. Además tenía una capacidad única para relacionarse con los demás y conversar de los temas más diversos. No dudaba de que fuera una gran locutora.
Sin embargo, ella aún estaba indecisa. Por eso, se dirigía hacia una universidad que prestaba un servicio de orientación a aquellos jóvenes que no supieran qué estudiar. Estaba nerviosa, lo desconocido le asustaba. Su madre insistió en acompañarla, pero sabía que tenía que hacerlo sola.
Una vez allí, Hermione trató de comportarse lo más adulta posible, y no mostrar sus nervios en absoluto. En la entrada, un hombre de la recepción le indico el lugar de la reunión.
Ella creyó que llegaba temprano, pero ya había varios chicos en la sala. Saludo tímidamente y se sentó en una de las sillas vacías. Observo a los demás chicos, todos parecían desconcertados. Se sintió un poco mejor con ella misma. Eran todos más o menos de su edad. No había ningún adulto a la vista.
Un chico la miraba fijamente. Era rubio y de ojos grises. Sonrió. Estaba a dos bancos de ella, pero se acercó y se sentó a su lado susurrándole: —Ya viene—, Hermione lo miró confusa.
–El orientador, ya viene—, se corrigió.
—Ah… Gracias…— Respondió ella con una sonrisa ligera. Miró hacia el frente, había un pizarrón, para evitarlo de alguna manera, pero él seguía mirándola.
Finalmente un grupo de personas llegó (era el equipo orientador) y comenzó la charla. Se presentaron, conversaron acerca de sus intereses, que sirvió como punto de partida para desarrollar las carreras que dictaba la universidad, las materias de cada una de ellas, de qué podrían trabajar una vez recibidos, etc.
Al salir, Hermione sentía que aún no tenía una decisión tomada, pero al menos, había un par de opciones que ya había descartado. Era cuestión de seguir investigando. Además la charla la había tranquilizado. Ninguna opción elegida es definitiva, siempre hay tiempo para cambiar.
—¿Para dónde vas?— La increpó Draco Malfoy.
—Ehm… Para allá—. Señalo Hermione en una dirección. Sintiendo que debía decir algo más añadió: —Voy a tomar el subte.
—Ah bueno, te acompaño. Yo también voy hacia allá.
El camino fue incomodo. Al menos para Hermione, lo cierto es que ella no hacia vínculos con el "otro sexo". No porque no quisiera, sino porque era en extremo tímida.
— ¿Ya decidiste que vas a hacer?
—No la verdad que no, estoy entre Letras, Medicina o Filosofía.
—Mmm que difícil. Cuantos intereses.
— ¿Y vos?
—Derecho. Ya lo tenía resuelto. Lo que sucede es que mi padre quiere que estudie Ciencias políticas, me envío al curso para que evalúe mis opciones. Pero lo cierto es que ya estaba decidido.
—Ah…
—Sos muy callada, Hermione.
Soltó una sonrisa tímida. –No, más o menos. Solo tengo que entrar en confianza.
—Ah, ok. Con tu novio no debes ser tan tímida, ¿no?
Hermione solo lo miró. Jamás había tenido novio.
