CAPITULO 1:

Siguió a su compañero de casa y amigo Luke Pritchard al compartimento de prefectos. Ese año, a la mayor de los Weasley le habían nombrado prefecta junto a su amigo y se dirigían al vagón que les correspondía. Rose había cambiado mucho desde el cuarto año, tal como le había relatado su madre: lo mismo le ocurrió a ella. Su pelo ya no estaba tan voluminoso y corto y los bastos rizos se habían convertido en suaves y elegantes ondulaciones que le caían por los hombros hasta llegar por encima del pecho, ahora tenía un flequillo liso que se dedicaba a cuidarlo cada mañana y sus pecosas mejillas le producían un aspecto inocente bajo aquellos grandes ojos azules intensos que había heredado de su padre. Cerró la puerta tras ella y descubrió que los prefectos de Slytherin ya estaban dentro del vagón. Luke los saludó, Rose se limitó a quedarse de piedra mientras miraba esos ojos grises que la miraban con determinación.

-¿No te vas a sentar? – le espetó la prefecta de slytherin de 5º año.

La chica, sin perder el contacto visual se sentó. El chico no quería desviar la mirada, quería seguir manteniéndola a pesar de que fuera demasiado descaro, el caso es que ella también le correspondía aquella mirada fría con sus ojos azul intenso llenos de alegría, a diferencia de los suyos, unos ojos que luchaban por mantenerse fríos sin mostrar debilidad alguna.

El compartimento se abrió y los jóvenes se sobresaltaron para mirar quiénes habían entrado.

-¡Hola! –

Los prefectos de Hufflepuff habían entrado, minutos después aparecieron los de Ravenclaw. Un muchacho de unos quince años con preciosos ojos azules se sentó frente a Rose y le dedicó una perfecta sonrisa.

-¿Qué tal las vacaciones?

-Muy bien, Will ¿y las tuyas?

-Estupendas, estuve con mi familia por…

-¿Por qué no habláis en otro sitio? – inquirió Scorpius Malfoy que no había dejado de mirarlos desde que el chico entró en el vagón.

-Porque es una zona para hablar, Malfoy, si te molesta puedes marcharte.

-No estoy para escuchar tus estupideces Scarlett.

-Ni yo las vuestras, Malfoy, que tu problema sea precisamente la poca comunicación que se puede mantener contigo no es nuestro problema así que déjanos en paz – le espetó la chica.

Scorpius la miró con una ceja alzada y los brazos cruzados. De nuevo aquel contacto visual que a ambos tanto les irritaba pero que no podían evitar. El rubio echó su cabeza sobre las piernas de su compañera de casa: Lía Gudrish, y se tumbó tan campante en el asiento ante la mirada de asombro y de odio de la castaña. Lía comenzó a acariciarle el pelo y Jack los miró con desaprobación, Luke se mantenía distante, tenía en sus manos unas revistas con guitarras eléctricas muggles que había comenzado a leer y su rostro estaba contenido de emoción. Scorpius sonrió con malicia ante la cara que había puesto Weasley esta siguió mirando sus ojos, eran hermosos, a él le desapareció la sonrisa… la mirada de ella ya no era tan dulce como el primer día…

FLASH BACK

OoooooooooOooooooooooooooo

-Malfoy Scorpius – Anunció el profesor Flitchwick con su característica voz de pito.

-Es el hijo de los Malfoy – le susurró Albus a Rose que contemplaba al chico mientras este subía al taburete para colocarse el sombrero.

El muchacho tenía la tez pálida y parecía muy nervioso. Sus ojos grises y casi transparentes se escondían débilmente bajo unos finos mechones rubios rebeldes. Era un poco más alto que Albus y la túnica le llegaba hasta los tobillos.

-¡Slytherin! – anunció el sombrero.

-¡Lo sabía! Como nos dijeron, todos los Malfoy van a parar a Slytherin.

-Pero… Albus, el sombrero ha tardado bastante en decidirse.

-Pero finalmente lo ha hecho… será mejor que le evitemos… - Rose asintió.

La selección prosiguió como siempre y Albus Potter fue seleccionado para la casa Gryffindor junto con algunos alumnos de primer año que ya habían pasado la prueba. James Potter, que estaba ya en su segundo año despeinó a su hermano.

-¿Ha sido malo? ¿Te ha dicho algo de Slytherin?

-No – contestó Albus muy digno mientras miraba el resto de su generación.

Lo cierto era que, unos segundos después de ponerle el sombrero, la vieja prenda parlante gritó el nombre de la casa roja, así pues, los peores temores del pequeño no se cumplieron y eso fue gracias al consejo de su padre a quien deseaba escribir en cuanto llegara a su habitación. Saludó a su prima Amelie, la hermana pequeña de Victoire que estaba en el mismo curso que James, esta, había heredado el pelo de su padre pero los ojos casi cristalinos de su madre, aunque se veía que la chica tenía diferentes cualidades que su hermana, pues estaba en Gryffindor y era una de las mejores amigas de James.

-Rookwood Phaull – un chico ancho, pero no gordo, subió sobre la tarima para ponerse el sombrero, nada más rozarlo, gritó Slytherin.

-Scarlett William – Un muchacho de ojos azules y moreno subió y fue nombrado Ravenclaw.

La casa estalló en vítores y Albus, en ese momento, se percató de que su hermosa prima Victoire, que había heredado la belleza de su madre, y su primo Mark Weasley, el hijo pelirrojo de Percy y Penélope que estaba en tercer año, le habían estado mirando desde su mesa a partir de su selección para darle la enhorabuena. La rubia guiñó uno de sus ojos azules y el chico sonrió de oreja a oreja.

-Thomas, Lucy – Una chica rubia, mulata y de ojos azules y grandes subió al taburete, y tras ponerse el sombrero, este gritó:

-¡Gryffindor!

La mesa estalló en vítores recibiendo a la pequeña.

-Weasley Rose – Victoire, Mark, Amelie, Albus y James atendieron a su prima pero otros pares de ojos que también habían recibido información de aquella chica la miraban con detenimiento.

-¡Ajá! ¿Otra Weasley? ¡Que generación más diferente! Pero… a pesar de tu inteligencia… tú sigues con la tradición… ¡Gryffindor! – La chica, con una sonrisa de oreja a oreja se dirigió a la mesa y recibió los abrazos de sus primos.

La ceremonia terminó y tras el discurso de la actual directora McGonagall, los platos se llenaron y los chicos comenzaron a comer.

-¡Todo esto está delicioso!

-¿A que sí? Rosie, Vicky y Mark te llaman – la chica retiró la mirada de su plato y miró a ambos que estaban frente a ella en la otra mesa.

Sus primos le hacían gestos señalando el chico que estaba frente a la castaña y que veía unos deliciosos dulces. La chica abrió los ojos desmesuradamente y cogió la bandeja de dulces.

-¡Eh! ¿Qué haces?

-Lo siento, pero estos tienen aquí ciertas iniciales.

El muchacho se elevó por encima de la mesa para contemplar la dulce comida: Eran unos pequeños pasteles que parecían magdalenas pero estaban cubiertos de diferentes capas de chocolate: Había 6: Una rosa, chocolate con leche, chocolate blanco, chocolate negro, una capa morada, otra amarilla y otra naranja y encima de estos, formaban dos "P" y cuatro "W". Rose cogió la magdalena de chocolate blanco y la capa amarilla que era de sabor a limón con unas "W", y le pasó la rosa a su prima y la otra al chico pelirrojo, para ello tuvo que levantarse, después le pasó la bandeja a sus primos que se sirvieron.

-¿Qué se supone que es eso? – preguntó Lucy Thomas que estaba junto a Rose con ojos desorbitados.

-Son unos dulces que Kreacher, un elfo doméstico de la familia, se ha encargado de preparar para nosotros y mandárselo a los elfos de las cocinas.

-Aaaah – dijeron los alumnos de primer año que escuchaban a Rose.

El chico que permanecía frente a ella al que le había quitado los pasteles se quedó mirándola. Era moreno, con ojos oscuros y pómulos rosados marcados.

-Me llamo Boone Ford, mis padres son magos.

-¡Los míos también! Dijo Lucy – Mi padre es hijo de muggles pero mi madre es la editora de El Quisquilloso.

-¿Eres la hija de Luna Lovegood? – La rubia abrió desmesuradamente los ojos ante la pregunta que habían proporcionado los Potter y la chica Weasley.

-Sí… Mi madre me ha hablado mucho de vosotros.

-Sí… y nuestros padres de ella, pero hace mil años que no saben de tus padres desde que fueron a su boda.

-Sí, es que nos fuimos a España, con la familia paterna de mi padre… hasta que me ha tocado entrar este año y hemos reparado la casa que mi abuelo materno tenía en una colina…

-Ah sí, nuestros padres nos comentaron lo que sucedió con ella cuando fuimos a veros

-¡Caray! Vuestros padres son extremadamente famosos… - se apresuró a añadir un chico de pelo larguito y rizado, con cara redonda y ojos azul oscuro - … esto… soy Luke Pritchard… antes de venir aquí… me he informado sobre las cosas que han ocurrido en el mundo mágico… porque soy hijo de muggles - se sonrojó.

-Encantados - les sonrieron y Luke se ruborizó y también se relajó al saber que no le miraban como un bicho raro.

Cuando la cena terminó, Rose, Albus y los demás alumnos de primer año se limitaron a seguir a los prefectos de su casa, al igual que los demás alumnos de primer año que se dirigían a sus nuevas casas. En la puerta de El Gran Comedor coincidieron con los alumnos de Slytherin y debido a que los alumnos estaban ansiosos por ver sus habitaciones, se descompusieron las filas Y Rose, mientras buscaba a su primo chocó con alguien.

-Perdón – dijo al darse la vuelta.

-No pasa nada – un chico rubio le sonrió. Era él, Malfoy.

Rose ruborizó bajo aquel pelo corto y voluminoso que tenía, no se esperaba aquellos ojos grises. El chico le sonrió, pero, al verla bien, la sonrisa le desapareció.

-Weasley… - susurró. Las palabras fueron capturadas por la chica.

Los dos permanecieron quietos en medio de la marabunta que se amontonaba en la entrada, ambos se miraban a los ojos…

-¡Rose! Venga, vamos – Albus, su primo, le agarró del brazo y la arrastró no sin antes fijarse con quien hablaba su prima. Cuando estuvieron solos en el vestíbulo y siguiendo a la fila le preguntó: ¿Te ha hecho algo?

La castaña negó extrañada, ese mini-encuentro le había resultado muy extraño.

OoooooooooOoooooooooo

FIN FLAH BACK

-Esas guitarras son estupendas – le comentó el prefecto de Hufflepuff -. Mi padre es un fanático de esas cosas muggles, empezó a coleccionarlas pero… el presupuesto se le agotó – le sonrió y Luke se limitó a asentir siempre mostrando su dulce sonrisa.

-A mi me encantaría tener una. Mis amigos muggles estaban formando un grupo de música… pero ya estaba todo ocupado así que no había sitio para mí.

-Una lástima – comentó Scorpius sarcásticamente.

Rose hablaba con Jack pero de vez en cuando sus ojos le traicionaban para deparar en aquella personilla tan… tan… ni ella misma sabía cómo definirla. Habían pasado tantas cosas en esos últimos años…. Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos: los prefectos de séptimo aparecieron por la puerta del vagón y se quedaron allí de pie para explicarles sus obligaciones: tendrían que hacer rondas por parejas por el tren y por el castillo a partir del toque de queda que sería a las 10 de la noche. Las rondas durarían una hora y media aproximadamente. Deberían quitar puntos a los alumnos que incumplieran algunas de las normas y llevar a los que permanecieran despiertos fuera del toque frente a la directora para que hicieran su correspondiente castigo.

-Deberéis comenzar la ronda ya, chicos – les dijo la prefecta de Ravenclaw.

Los de su misma casa la obedecieron y se levantaron, Jack se despidió de Rose con una sonrisa que endulzaba su cara tan atractiva. La chica se ruborizó y luego le hizo un gesto a Luke para que siguieran a los de Hufflepuff y empezaran la ronda pero, el chico fue detenido por una mano en el hombro cuando su compañera ya se había perdido entre los alumnos que circulaban por los pasillos.

-Déjame a mí ir con Weasley, Pritchard.

-¿Para qué? – inquirió mirándolo con desconfianza.

-Tenemos temas pendientes para hablar.

CONTINUARÁ

Bien… debido a que estoy de vacaciones y no puedo continuar con mis otro fics, y debido también a mi aburrimiento xD he decidido escribir este fic… espero que sea de vuestro gusto, a mi me recuerda a un Dramione… pero los chicos son muy diferentes que sus progenitores y las circunstancias también, por eso me gusta, porque es una historia que puede ser real.