/ Bokuto \
Bonhomía. (Afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento)
Bokuto conoce el dolor, conoce el abandono y conoce esa pequeña luz y esperanza que se extiende por la vida luego de que los problemas se vayan lentamente.
Él conoce, también, la paciencia. Quien lo conoce diría que en realidad no, él no tiene una maldita idea de lo que es esperar pacientemente por algo. Pero lo hace.
Kuroo (su mejor amigo de la infancia y de todo lo que le queda de vida, como dice él) conoce todas sus partes oscuras. Lo conoce, como un libro interminable pero abierto y firme ante él. Bokuto se deja leer, siempre lo hizo.
Él es, sin engrandecer, una de las mejores personas del mundo. Todos lo amaban, era ruidoso y amaba y ayudaba y siempre estaba ahí para todos sin importar el asunto o el problema. Estaba. Y Kuroo agradecía eternamente a su madre por haberse mudado a unas cuantas cuadras de su casa. Y por haberlo mandado a conocer el suburbio al siguiente día diciendo que haga amigos.
El padre de Bokuto los había abandonado a su madre y a él cuando apenas cumplía 5 años. Recuerda haber despertado con su madre llorando y mirando la televisión. En ese tiempo, siendo tan inocente, Bokuto le había creído que solo lloraba por el final inesperado de alguna serie; y que su padre se había ido, porque aparentemente ya no era feliz, y él debía aprender que no importa lo mucho que quieras a una persona; no puedes obligarla a quedarse.
Hacía lo que podía, cuando podía y cuando se lo pedían. ¿Ayuda con alguna tarea? Claro. ¿Ayuda con algunos pases en el equipo de volley? Claro. ¿Donaciones para niños con cáncer? Dios, llévate todo mi dinero.
Kuroo bufaba fuertemente diciendo "Deberías hacer mas tiempo para tu mejor amigo" a lo que Bokuto respondía riendo "Tienes a tu maravilloso novio aquí" apuntando a Kenma "No creo que necesites un poco mas del tiempo que te doy" el cual, los dos saben, era muchísimo tiempo; vivían prácticamente en la casa del otro, cuando Kuroo no estaba con Kenma, claro.
Una mañana, había encontrado una bufanda negra con rayas grises en un banco de la secundaria y había recorrido prácticamente todo el lugar preguntando a quién pertenecía. Hacía frío, eran principios de febrero, la temperatura era baja y al no encontrar a la dueña (o dueño) de la bufanda, simplemente se la puso. Olía a cerezas y vainilla y comodidad, si es que la comodidad tuviera olor.
"¿De quién es la bufanda?" Le había preguntado Kenma mientras guardaba su psp, comía unas papas y Kuroo lo abraza tratando de protegerlo del frío.
"¿Uhm?" No lo sabía. Había pasado una semana desde que la encontró y nadie se lo había reclamado. "La encontré y nadie la reclamó, huele bien aunque en realidad está perdiendo el olor poco a poco" Responde frunciendo el ceño con tristeza.
"¿No la llevaste a objetos perdidos, idiota?" Kuroo lo miraba burlándose, Bokuto lo sabe pero de todas formas no puede evitar sonrojarse.
"No pude ¿bien? Una gran parte de mi no quiere entregárselo a nadie" Él sabe que no lo juzgan. Es más, saben, mejor que nadie, que había tardado una gran parte del tiempo buscando a su dueño.
Kuroo y Kenma se miran y sonríen por lo bajo mientras Bokuto acepta ayudar a alguna de primer año en sus tareas de historia.
