Capitulo 1
Era un día mas como cualquier otro, de esos que pasan sin pena ni gloria, donde las fuerzas para seguir luchando frente a las adversidades decaen, pero a sabiendas de que nunca se podría dejar doblegar.
Rachel Berry era una joven de 25 años, doctora clínica, y una ferviente activista por los derechos homosexuales, haber nacido con dos padres marcó todo su infancia y adolescencia, fue testigo directo de lo que sufrieron para superar el pensamiento retrogrado de una sociedad. Ni bien se fue de casa comenzó sus estudios y ahí en la universidad su mundo al fin tuvo sentido, se rodeo de gente con mente abierta, que aceptaban su realidad, que la querían por lo que era, y lo más importante de todo conoció el amor, por primera vez en su corta historia, alguien se animó a quererla, tal y como era.
Se conocieron en una de las fiestas por el orgullo gay, él era amable, guapo, honesto y sensible, tenía dos madres, por lo que entendía a la perfección a Rachel y todo lo que debía haber pasado, siempre estuvo a su lado.
Rachel amaba a Brody, amaba todo de él, su triste infancia, la había llevado a no tener amigos, a caminar la vida sola, hasta que él le abrió las puertas a un cariño deslumbrante, donde no solo pasó a rodearse de gente, sino que también conoció el cariño de una madre, la pequeña morena había sido prácticamente adoptada por las madres de su novio.
A fuerza de voluntad y de mucho trabajo en conjunto, habían abierto las puertas de un pequeño lugar para las personas que eran maltratadas por su condición sexual. Brody y su profesión de psicólogo eran una pieza fundamental para atender a todo aquel que se sentía desprotegido y sin fuerzas para luchar. Rachel tomaba papel activo cuando las agresiones pasaban a plano físico, muchas veces habían llegado jóvenes quebrados, golpeados, inconscientes por maltratos. Y la morena era quien con ayuda de Brittany, su cuñada y enfermera, ayudaban a rehabilitar de a poco a todo aquel que caía en la desgracia del maltrato.
No era fácil mantener ese lugar abierto, no recibían ayuda económica del estado, ni había una empresa que les ayudara a salir adelante.
-Brody, entiende de una vez que no tenemos dinero!- Rachel se exasperaba, no lograba entender como su novio pretendía agrandar aquel lugar, si a duras penas les alcanzaba para tener las puertas abiertas.
-Rach, es fundamental tener una habitación más, tú misma viste el fin de semana pasado, como ingresaron esas dos chicas, ¡le bajaron todos los dientes Rachel! ¡TODOS!.
Era verdad, habían pasado por uno de los momentos más difíciles, cuando dos niñas de apenas 14 años habían ingresado, a una de ellas les faltaban cuatro dientes, y a la otra le habían quebrado el codo, y lo más irrisorio era que había sido el padre de una de estas que las había encontrado besándose a escondidas, y ante la furia de que su hija sea lesbiana no encontró mejor solución que golpearla. Su hermana mayor las había dejando en las puertas de su centro de ayuda.
-Lo se, pero abrir una habitación más demandaría muchísima plata que no tenemos, ya hemos hipotecado nuestra casa, la de tus madres, y las de mi padres, ya no hay de donde sacar dinero. Rachel quedaba abatida, dolida y ya sin fuerzas.
Hacía dos años que estaban juntos y peleando por la misma causa, vivir en Texas y ser homosexual era una de las peores cosas que podrían pasarte, el estado era ultraconservador, nada que saliera del foco común de la sociedad se permitía, por lo mismo abrir ese centro de ayuda no solo los llevo a amontonar deudas, sino también a ser rechazados en todos los trabajos que buscaban. Habían logrado subsistir gracias a sus padres, que siempre le dieron todo lo que necesitaban, pero ya habían llegado a todo límite.
-Como lo vamos a lograr Rach?, cerrar este lugar no está en mis planes. –Así era Brody, luchador hasta morir, terco, y ambicioso.
-Y no lo cerraremos, eso no está en discusión.
Las puertas de su centro de ayuda, abrían un día más. A la mañana Brody se encargaba de entablar sesiones de grupo con las personas que ya habían pasado por allí. Y en algunos casos los familiares se abrían y accedían a intentar entender porque sus hijos, padres, tíos, sobrinos, amigos eran homosexuales.
Rachel por otro lado, sus mañanas eran ocupadas recorriendo hospitales, clínicas, sanatorios, ofreciendo sus servicios, pero siempre obtenía el mismo resultado, un completo y total rechazo.
Llegado el medio día y con su inminente regreso a su casa, a tan solo unas 4 cuadras de su hogar, escuchaba gritos desesperados de ayuda. No estaba en su naturaleza seguir como seguían todas aquellas personas que caminaban a su lado, escuchando el grito de auxilio de una mujer. Los gritos por momentos eran cada vez más fuertes y desesperados.
-¡Cállate lesbiana asquerosa!-
Ante ese grito Rachel no aguanto más y comenzó a correr siguiendo el sonido de los aullidos, y los insultos del atacante. Realmente no sabía con que se iba a encontrar, no tenía con que defenderse, pero no podía seguir caminando como si nada estuviera pasando. Su miedo iba en aumento, y solo atinó a revolver su cartera en busca de algo, algo que sabía podría ayudarla. Y allí lo encontró su amado gas pimiento, confiaba con todo sus ser, que eso podría salvarla.
Solo corrió unos metros más y vio lo que sucedía, en un callejón obscuro, tres hombres que según ella no superaban los 30 años, golpeaban sin piedad a patadas a una joven rubia que estaba esparcida por el suelo, doblada en posición fetal, con sangre en su rostro, que a penas y abría la boca para pedir piedad.
Rachel se congeló lo que estaba viendo era una brutalidad, y las patadas no paraban, los insultos incrementaban, conjunto a escupitajos y desproperios propios de animales sin piedad, no de personas.
Le costó reaccionar, pero al fin lo logró, sus piernas se movían, pero su mente temblaba conjunto se acercaba a esos monstruos.
-¡SUELTENLA!- grito desaforadamente, lo que a continuación sucedió ni ella misma podría haberlo supuesto, los tres hombres sonrieron, y la miraron como si de una presa se tratara, y lentamente se iban acercando hacia ella. Apenas pudo desviar la mirada hacia la joven que yacía en el suelo, eso le basto para tomar coraje, y sin pensarlo roció la cara de los atacantes con su amado gas pimienta.
Sin perder tiempo, mientras los tres gritaban de dolor, y refregaban sus ojos, corrió hacia la joven rubia que parecía no tener fuerzas ni para abrir sus ojos.
-Por favor ayúdame, no tenemos tiempos debemos irnos ya de aquí- Rachel le suplicaba que se parara y caminaran, apenas unos segundos le tomó a la joven reaccionar y con sus últimas fuerzas recargarse en el cuerpo de Rachel y las dos caminar con toda la velocidad que el cuerpo maltrecho de la victima podía.
Pasaron cerca de los tres atacantes que seguían insultando al cielo, el dolor que sus ojos sentían, lo lograron llegaron a la calle central.
Rachel sin siquiera dudarlo paró el primer taxi que aparecía y cambió su destino, dirigiéndose directamente a su lugar seguro, su centro de ayuda.
Apenas llegaron Brody abrió la puerta sorprendido debido al llamado que su novia le había hecho segundos antes, donde le gritaba que preparara una camilla, suero, antibióticos y que llamara a Brittany urgentemente.
No tardaron en recostar a la joven en la camilla, y con suma delicadeza Rachel comenzó a curar las heridas de la víctima.
-Por favor reacciona- Suplicaba la morena, mientras controlaba los signos vitales de la rubia que decaían poco a poco. –Por favor rubia, ten fuerzas-
Poco a poco los signos de la rubia comenzaban a normalizarse y Rachel se tranquilizaba, Brody miraba todo desde la puerta en silencio, luego se enteraría de lo que había pasado.
De a poco Rachel vio como la joven estaba despertándose, debido a que el dolor tendría que haber cesado por calmantes.
Los ojos de la rubia poco a poco se estaban abriendo. Rachel la miraba expectante parada a su lado. Y los vio, vio esos espectaculares ojos avellanas, y sonrió.
-Tranquila, aquí estarás bien, te cuidaremos hasta que te sientas bien, y nadie podrá hacerte nada- Le susurró con tranquilidad, ganándose una mirada llena de temor. –Por cierto me llamo Rachel, puedes decirme tu nombre?-
Con un esfuerzo sobrehumano la rubia buscaba abrir su boca y dejar salir se nombre. Y luego del tercer intento sus cuerdas vocales vibraron.
-Q… Quinn.
Y cayo desmayada inconsciente nuevamente.
N/A: LOS DEMÁS CAPITULOS SERÁN MÁS LARGOS. TENGO PENSADO QUE SEA UNA HISTORIA DE NO MÁS DE 10 CAP. ESPERO QUE SEA DE SU AGRADO. SALUDOS... LU
