Harry Potter y el príncipe de los mestizos

Cap. I

¿La muerte del niño-que-vivió?

La vida en el barrio de Little Whigning se podría decir que es bastante aburrida, ya que sólo variaban los jardines y los números de las casas. Aunque no se repetía el calor asfixiante del verano pasado, no estaba tan regulado el uso del agua, por lo que los autos brillaban, los jardines estaban más verdes y llenos de vida.

En el número 4 de Privet Drive, no era la excepción, pero lo extraño era que ese verano una mujer delgada y de cabello rubio, que no era más que Petunia Dursley estaba arreglando el jardín en vez de un muchacho de cabello negro azabache y ojos verdes con una curiosa cicatriz. Éste último se encontraba en su cuarto encerrado, pero por decisión propia, muy a menudo se lo podía ver por la ventana, pero la mayoría de las veces era por la noche.

Había pasado una semana, una semana sin novedades de ningún tipo, ni de la orden del fénix, ni de Ron, ni de Hermione. No había carta de Sirius… en ésta parte el niño-que-vivió no pudo evitar que las lágrimas salieran por sus opacados verdes ojos, ya no tenían el brillo característico en ellos. No podía sacar la imagen de lo sucedido en el cuarto del velo, como caía Sirius a través de ese velo dejándolo solo. Todas las noches esa bendita pesadilla que lo atormenta sin contar la profecía que lo dejaba a él como el verdugo de toda la comunidad mágica, ya que si no lo vence estarían condenados a una época de terror a manos del mago más tenebroso y poderoso de los últimos cien años.

El hecho de estar casi incomunicado no ayudaba para nada al humor y temperamento de Harry, no tener noticias, dejarlo afuera cuando era él el encargado de acabar con Lord Voldemort. El estado emocional era un sin fin de altibajos, pasaba del llanto por la perdida de Sirius al odio hacia Voldemort, Bellatrix y Colagusano, y a la ira hacia Dumbledore por sus medias verdades y todo lo que le ocultó por "su bien" por "querer protegerlo". La rabia, el dolor y la frustración estaban presentes en Harry que caminaba por la habitación como león enjaulado, en su rostro se podían ver las diferentes expresiones que una persona podría tener, pero los más presentes eran la desesperación y la del dolor. Los sentimientos de soledad y de dolor de su corazón desolado, la falta de cariño en su vida, la maldición de ser Harry Potter, la risa estridente y fría de Voldemort que se hacía eco en su atormentada y perturbada mente, las voces de sus padres antes de morir, la cara de sorpresa de Sirius mientras caía por el velo y la impotencia de ver como moría Cedric hacían que se haga las mismas preguntas y que todavía no encontraba una respuesta positiva, ¿para qué? ¿Por qué? ¿Por quién o quienes?

Ahora se ponía a ver las acciones de los magos más poderosos de la actualidad, uno del lado oscuro, otro del lado del bien y por último estaba el ministro de la magia, esto por ordenarlos de alguna manera a los hechos y acciones de estos personajes en la guerra que comenzó. Uno busca matarlo, el otro busca protegerlo y el último buscaba desacreditarlo. Uno lo engaño para poder tener el conocimiento del contenido de la profecía y así poder acabar con su vida, el otro le oculta información muy valiosa haciendo alusión que es por su bien estar, pero esa información dicha a tiempo no hubiera costado una vida o si solo le decían que lo iban a intentar engañar esa vida quitada no sería la de su padrino y el último lo tilda de loco y la comunidad mágica hace eco de eso. Uno no puede acercarse a él, el otro lo tiene encerrado y vigilado como si fuera el peor de los criminales, claro por "su bien" le dicen, ahora el último ¿me va a venir a pedir perdón? ¿O va a hacer política conmigo? Y la comunidad mágica ¿ahora me cree? ¿Me quiere porque piensa si lo detuve una vez lo puedo hacer de nuevo? y así salvar su pellejo de nuevo. Lord Voldemort nunca oculto sus intenciones hacia Harry Potter, en cambio Dumbledore… ¿Qué más sabe y no le cuenta?

-¿Cómo puede ser? – se preguntó Harry

-¿Cómo puede ser que Dumbledore me haga daño?

-¿Cómo puede ser que me dañe igual o más que Voldemort?

-¿Para qué…? – se cuestionaba

A esta altura el dolor en su pecho era muy fuerte y no había nadie para consolarlo, nadie para abrazarlo, nadie para confortarlo ¿a caso esto es ser egoísta? ¿Es, pensar en uno, el querer un abrazo? ¿El querer que alguien te consuele? ¿El querer desahogarse o descargarse? ¿Es ser egoísta el querer que alguien te contenga?

-¿Hermione, donde estas? – dijo en un suspiro que ni siquiera escucho

Luego del suspiro la imagen de Hermione cayendo inconsciente por la maldición de Doholov llegó golpeando fuerte su mente. Donde ahora llegaba el sentimiento de culpa por no haberle hecho caso, si solo la hubiera escuchado Sirius estaría vivo, si le hubiera hecho caso con lo de oclumencia, si tan solo le hubiera hecho caso ninguno de ellos hubiera estado cerca de la muerte y Neville no habría sentido lo que sufrieron sus padres antes de llegar a la locura a manos de Bellatrix. La angustia en su pecho crecía de manera alarmante, sentía un nudo en la garganta, quería gritar y no podía, sentía como su dolor lo desgarraba por dentro y como también su corazón lloraba, se dejó caer de rodillas al suelo, las lágrimas inundaban su rostro. Se sentía solo aunque sabía que había gente que lo quería como los Weasley, Remus, Tonks, Kingsley. Ojoloco y demás miembros de la orden del fénix que velaban por su bienestar, nadie lo hacia como Hermione.

Mientras tanto en otro lugar de Inglaterra una joven y preciosa adolescente de 16 años se encontraba recostada en su cama leyendo, algo no la dejaba dormirse, algo la incomodaba, algo muy dentro suyo le decía que él estaba mal, muy mal, pero estaba segura que había algo más que la muerte de Sirius y lo iba a averiguar. Trataba de relajarse para poder conciliar el sueño pero no podía, no podía sacar de su cabeza el que Harry estaba mal, ese muchacho de pelo negro azabache y revuelto, con unos ojos verdes en los cuales se perdía, ese muchacho del que se enamoró…

-Harry… - suspiró Hermione - ¿Cuándo te vas a dar cuenta?

Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por una creciente angustia, sus ojos se pusieron vidriosos, esta angustia era muy grande y solo lo podía estar sintiendo una persona.

-¿Harry, que te pasa? – preguntó sin poder evitar que una lágrima cayera marcando su bello rostro.

En Privet Drive Harry seguía con su dolor en el pecho, el cual iba en aumento, como a su vez las ganas de luchar disminuían, se estaba dejando morir, estaba dando por perdida la batalla antes de empezarla. La punzada en el pecho se hacía cada vez más fuerte, ahora tenía que aguantar el dolor de la cicatriz.

-¡Perfecto, lo que faltaba! – dijo con marcada ironía mientras se agarraba la cabeza

No solo se torturaba el mismo con los sucesos de su quinto año en Hogwarts, sino que las torturas, ahora estaban en manos de Voldemort. Pero no fue una imagen, no ahora era todo distinto. Todo se volvió blanco, muy blanco como la leche, a lo lejos se distinguían cuatro figuras que se iban acercando, de las cuales un iba más adelante que las demás, todos con túnicas negras y capuchas que ocultaban sus rostros. Las figuras se hacían cada vez más grandes a medida que se acercaban a Harry. Pudo distinguir que eran dos figuras altas, una de estatura media como si se tratara de una mujer y por último a una más baja, mientras más se acercaban el dolor de la cicatriz era mayor, brillaba intensamente como si se fuese abrir.

-¿Tanto miedo de mostrar el rostro? – dijo Harry

-¿Miedo? … ¿a quién? – contestó el que estaba más adelantado

-¿Si no hay miedo, para que se lo tapan? – retrucó Harry

-¿Así está mejor? – respondió Voldemort bajando su capucha

-Si, ¿y los demás? – dijo Harry

-No tientes tu suerte Potter – dijo el otro de los encapuchados

-¡Vaya! ¿Pero que tenemos acá? – decía Harry – Malfoy ¿supongo que los demás son Bellatrix y Peter?

-Supones bien – respondió Bellatrix, al escucharla su ira comenzó a crecer

-¿Percibo enojo, ira u odio en tus ojos? – preguntó socarronamente Voldemort - ¿preparado Lucius?

El dolor, la impotencia y el odio estaban presentes en Harry, no podía creer que no solo Voldemort entrara en su mente sino que también sus mortifagos, no entendía como, pero lo iba a averiguar en seguida. Lo que era una habitación blanca ahora lucía como una taberna o bar muy desalineado, como cabeza de cerdo, un hombre se encontraba apoyado en la barra dando la espalda a una pareja, de golpe el hombre se levanta como para irse del lugar, pero ella también se levanta y se dirige hacia el hombre y se logra escuchar…

-"…el único con el poder de vencer al señor oscuro se acerca… nacido de aquellos que lo hayan desafiado en tres ocasiones, nacido cuando el séptimo mes muere…"

Luego un remolino de imágenes lo envolvió para dar en un lugar lúgubre, en penumbras, donde se ve a la misma persona que estaba de espaldas contándole a Voldemort lo escuchado, haciendo que sonriera.

-Por tu nacimiento…tus padres murieron – se escucho una voz fría

Otra vez el remolino de imágenes, hizo que el cuarto lúgubre cambie a otro totalmente distinto, era un apartamento amplio y luminoso ocupado por una pareja de aurores que mantenían una cruenta lucha con cuatro mortifagos, los cuales estaban ganando terreno al punto de desarmarlos…

-¡Crucio! – luego de esto se escucharon los gritos de dolor por parte de ambos

Harry estaba siendo testigo de la tortura que sufrieron Frank y Alice Longbotton, no lo pudo resistir y una lágrima cayó por su rostro, no pudo resistir el ver como una persona era llevada por el dolor que le infringía la maldición cruciatus a perder la cordura.

-Por tu culpa los Longbotton fueron torturados, no podía ser que un recién nacido venza al Señor Oscuro – dijo Bellatrix - ¡teníamos que encontrarlo!

Una brisa empezó a mover las túnicas y los cabellos de los presentes, la magia de Harry se estaba manifestando y eso no era nada bueno. Los rostros de los mortifagos mostraban asombro y miedo, salvo el de Voldemort que estaba impasible, en cambio se podía ver que el odio se apoderaba de él.

-Bueno Peter…es tu turno – dijo con una sonrisa al ver que estaba logrando su cometido

Nuevamente el remolino de imágenes lo depositaron en un valle, en el valle de Godric para ser más exactos. Un hombre de baja altura se dirigía a una bella casa de dos pisos, donde lo esperaban tres personas adultas con un bebe…

-¡Peter! Pasa – dijo una mujer de bellos ojos verdes – tardaste mucho nos preocupaste

-Lo siento Lily, pero con estos tiempos quería estar seguro de que no me siguieran – se excuso

-¡Amigo llegaste! – exclamó James

-James, Sirius ¡que gusto verlos! – dijo Peter - ¿y Remus?

-¿Peter donde tienes la cabeza? Se acerca la luna llena y ya sabes lo que pasa – explicó James

-James, sigo sosteniendo lo mismo – decía Sirius – sería un blanco seguro y nadie pensaría que es él…

-¿el qué soy? – pregunto Peter y tanto James y Sirius pusieron los ojos en blanco

-Vamos a hacer el encantamiento Fidelius y queríamos que Sirius sea el guardián, pero el dice que nadie pensaría que lo fueras tu – explicó Lily con suma paciencia – ya que Dumbledore piensa que es Sirius el guardián – completó

-Me parece bien – dijo Peter con un extraño brillo en los ojos, que sólo Sirius se dio cuenta

Prepararon todo para poder realizar el encantamiento, mientras Sirius observaba las reacciones y actitudes de Peter. Cuando hubieron terminado se despidieron y cada uno por su lado, los Potter entraron a su casa, Sirius preocupado se fue para su casa, mientras que un Peter muy contento por poder entregarle a su amo a los Potter por otro lado.

Ahora el remolino de imágenes lo llevaron a una mansión de apariencia lúgubre y tenebrosa que de verla daba escalofríos, al cruzar la puerta de entrada, la imagen cambió a un lugar oscuro, con la iluminación que era proporcionada por una antorchas y el fuego que crepitaba en la chimenea. Frente a esta chimenea había un sillón que a los pies se movía una serpiente, en ese sillón se encontraba el amo de Peter Pettigrew conocido también como Colagusano, el amo conocido como Señor Oscuro más poderoso de los últimos tiempos, Tom Marvolo Riddle o Lord Voldemort para los valientes que osan llamarlo así o ya-sabes-quien por el resto del mundo.

-¿Qué información tan importante tienes para mi? – preguntó Voldemort

-Se…se…Señor ¿es verdad lo de la profecía? – pregunto Peter

-Así es

-¿y que tiene que encontrar al hijo de una pareja?

-Al punto Colagusano que estoy perdiendo la paciencia

-Si…si…disculpe amo, le puedo entregar a los Potter…

A esta altura enterarse de esta manera de lo sucedido por parte del propio Voldemort no era nada agradable. Sus sentimientos eran totalmente negativos, la ira, la cólera, el coraje y el odio estaban latentes en el ambiente, el poder de Harry se estaba descontrolando, se podía sentir, Voldemort esbozaba una sonrisa. Los ojos de Harry se volvieron oscuros, la cicatriz le dolía y ardía mucho, como si se estuviera abriendo, el único pensamiento era el de acabar con todo, matar a Voldemort, Malfoy, Bellatrix y Colagusano, si era necesario morir, moriría con tal de que termine esta pesadilla. Voldemort tenía le expresión de estar concentrado para mantenerse allí, mientras que Harry se concentraba en querer atacar y lastimar lo más posible a sus visitantes, ya que supuso que estando en su mente lo podría aprovechar para que sintieran el dolor, aunque no lo sufrieran físicamente si mentalmente. Para lograrlo tendría que hacer lo que no podía hacer con Snape, concentrarse, y eso hizo concentró todo su ser para que no pudieran escapar y así poder atacarlos.

Mientras pasaba esto en Privet Drive, en el cuartel de la orden del fénix comenzaron a saltar todas las alarmas que había colocado en Privet Drive para la protección de Harry en su estancia allí. Lo que provocó el pánico en los habitantes del cuartel, los Weasley, Remus, Ojoloco, Tonks, Kingsley, Luna y Neville…

-¿Qué pasa? – preguntó preocupado Remus

-¡Están saltando todas las alarmas! – exclamó Kingsley

-Pero… ¿están atacando? – Preguntó Tonks alarmada por el hecho

-No puede ser – susurró Remus

-¿Quién está de guardia hoy? – preguntó Kingsley

-Mundungus – respondió Ojoloco

-¿Por qué no dio la alarma? – preguntó Arthur

-Si llegó a irse de nuevo de la guardia lo mato – dijo Remus

-No creo que… - decía Tonks pero fue interrumpida

-¿Por qué no llamamos a Sra. Figg? – preguntó Arthur – perdón Tonks

-No hay problema – contestó la chica

Cuando estaban por llamar a la Señora Figg, se oyó que alguien llamaba desde la chimenea con urgencia, haciendo que todos salgan para ver quien era y mandando a los chicos a sus habitaciones, haciendo que ellos se reúnan en un solo cuarto.

En tanto en un lugar alejado de todo, con muchos encantamientos anti-muggles se hallaba un hombre de pelo grasiento, nariz ganchuda, que estaba asombrado por el repentino ataque que se llevaba a cabo por parte de su Señor y tres mortifagos más, a un joven que según él no había aprendido lo suficiente para cerrarle la mente al Señor Oscuro. Pero no había podido avisar del ataque a Dumbledore y dudaba mucho que Potter pudiera resistir tamaño ataque mental. Aunque todavía no entendía el motivo por el cual ese Potter era tan importante y el líder de la orden del fénix lo protegía tanto. Pero eso ahora no importaba, tenía que buscar la manera de avisar lo que estaba pasando. Cuando estaba por salir algo llamó su atención, Bellatrix, Lucius y Colagusano se retorcían como si estuvieran sufriendo una sesión de cruciatus, mientras su amo hacía grandes esfuerzos…

-Potter – murmuró antes de salir

-Albus Dumbledore, despacho del director, Hogwarts – dijo claramente una vez que encontró la manera de comunicarse con una chimenea segura para poder hablar

-Dime – apremió Dumbledore

-Ataque a Potter

-¿Cuando?

-Ya lo están atacando

-¡¿Cómo!

-Mentalmente, y dudo que pueda aguantar mucho más no es sólo el sino que también Malfoy, Black y Pettigrew

-No lo subestimes, voy para allá, ven cuanto puedas

-Ver para creer – murmuro mientras volvía a la habitación

Mientras que en Grimmauld Place todo era una alboroto, las alarmas, los habitantes y encima ahora tenían una noticia de Arabella que llamaba de parte de Mundungus para contarla…

-Rápido, algo raro está pasando, se siente una magia poderosa, está haciendo temblar la casa e hizo estallar los vidrios, los Dursley salieron de la casa muy asustados, hay que hacer algo – decía Arabella – Mundungus está viendo si hay alguien por los alrededores de la casa

-Está bien Arabella, gracias – contestó Kingsley

Todos los presentes estaban en estado de shock, habían saltado las alarmas, Harry estaba en peligro, todo era un caos, los chicos desde las escaleras escucharon el mensaje de la Sra. Figg, los adultos trataban de organizarse por si era un ataque directo, pero…

-No voy a esperar más, me voy a aparecer – dijo un desolado y desesperado Remus

-Remus, no puedes los muggles… - decía Arthur

-¡Me importa muy poco los muggles! – gritó Remus -¡¡SE TRATA DE HARRY!

-¿y… si se trata de un ataque de los mortifagos? – preguntó Kingsley

-Pues…pobre de ellos si se topan en mi camino – contestó muy suave, con un brillo en los ojos muy poco común en el, dando entender que no era muy alentador el resultado de un enfrentamiento

Harry está usando todo lo que podía para devolverles lo que le estaban dando a él, supuso que su cicatriz sangraba al sentir que algo más denso que una lágrima recorría su cara hasta llegar a su boca el sabor metálico de la sangre. Su deseo era únicamente el poder dañarlos, hacerles sentir parte de su dolor. Ahora los que tenían cara de pánico eran Colagusano, Lucius y Bellatrix al ver la cara y la mirada del niño-que-vivió, no tenía nada que envidiarle a la de su amo y para terror de ellos no podía dominarlo, ya que se estaba acercando.

-Es hora de devolverles un poco de lo que dan – dijo Harry con la voz cargada de odio

Lo que pasó después fue ver la cara de asombro del Lord al sentir los gritos de dolor de sus mortifagos y verlos retorciéndose de dolor como lo hacían los Longbotton cuando fueron torturados por sus seguidores.

-Muy buena demostración de poder Potter – siseó Voldemort

-Gracias

-¿Te crees tan poderoso como para batirte conmigo?

-Probemos y veremos que pasa

En ese momento se aparecían Remus, Arthur y Kingsley provenientes del cuartel general con sus varitas en alto preparados para atacar, dando un susto de muerte a los Dursley y a los curiosos. Remus se dirigió hacia los Dursley con cara de pocos amigos.

-Nosotros no le hicimos nada – se excuso Vernon muy asustado – solo se encerró, no le hicimos nada.

Ante este comentario solo miró a la ventana que daba al cuarto de Harry, tanto Arthur como Kingsley comprendieron la expresión del licántropo y lo acompañaban en sentimiento. En ese momento escucharon un plop, alguien se aparecía y todos levantaron sus varitas apuntando en diferentes direcciones con intenciones de atacar…

-Bajen las varitas – dijo Dumbledore con un semblante serio y mirando hacia el número 4, ya que podía sentir el poder de la magia que desprendía Harry – hay que…

-ah!...aaaAAHH!... – se escucha el grito de Harry (al estilo del grito de Morfeo en Matriz, cuando se suelta de las esposas)

-Pero ¿Qué… - trató de decir Mundungus

-AAAAHHHH! – grito Harry

Seguido de ese grito un destello de luz muy fuerte y luego se escuchó un fuerte estallido que destruyó gran parte de la casa, sin llegar a derrumbarse, pero dañándola notoriamente, para luego no escucharse más nada, todo era silencio que fue roto por…

-Harry… - dijeron al unísono todos los presentes (que eran magos)

Antes de la explosión, en la mente de Harry, se encontraban ahí parados de frente, se miraban con sumo odio, pero uno lo hacía con suficiencia y el otro con el odio en su más puro estado. La concentración se podía apreciar en ambos rostros, como también un aura que rodeaba a ambos cuerpos, cosa que sorprendió a los dos pero ninguno lo hizo notar, Harry quería terminar con todo, estaba harto, quería vivir en o morir en paz, por lo que estaba tratando de liberar todo su poder mágico. Sin saber como atacó al mismo tiempo que Voldemort, haciendo que choquen las maldiciones, sus ataques formaron una esfera de energía que se iba acercando a uno como a otro según la fuerza, ambos hacían esfuerzos para que esa esfera fuera hacia el lado opuesto a ellos. Todo pasó muy rápido la esfera explotó estando más cerca de Harry que de Voldemort, pero ambos quedaron lastimados por la explosión, aunque la peor parte se la llevó Harry.

En tanto en la mansión donde estaban los mortifagos, éstos quedaban sorprendidos al ver como gritaban sus compañeros y amo, el cual tenía un aura que lo rodeaba, quedaron en estado de shock con el último grito de su amo, ya que todos quedaron inconscientes. El más sorprendido de todos era Severus Snape, que no podía creer que Potter pudiera llegar a hacer el daño que podía percibir, ahora comprendió que era el momento indicado para partir.

-¿Rodolphus, te encargas? – preguntó Severus

-¿Tu que harás? – respondió

-Sabes perfectamente, que me tengo que presentar con Dumbledore en Hogwarts y que no puedo desaparecer por mucho tiempo – contestó, añadiendo – ahí tienes las pociones revitalizadoras para que les sean suministradas.

Mientras Snape se aparecía en Privet Drive, en distintas partes de Inglaterra se producían reacciones similares, tanto en Grimmauld Place, como en la casa de los Granger y como todo aquel que tiene algún lazo ya sea sentimental o no con Harry.

-Harry…Harry no – dijo Hermione dejando caer el libro que estaba leyendo, sintiendo unas enormes ganas de llorar por la opresión en el pecho que tenía.

-Harry… - dijo Ron dejando caer el vaso que tenía en la mano, mientras que Ginny al ver a su hermano rompió a llorar, Neville con el semblante serio, pero triste trataba de consolar a Ginny, mientras que Luna palmeaba la espalda de Ron, sin su brillo característico en sus grises ojos. Los adultos no entendían la reacción de los chicos, pero la angustia les llegaba y eso les hacía presentir lo peor.

Mientras tanto lo que veía Snape no era para nada alentador, Remus Lupin de rodillas con una actitud de derrota que era consolado por un apesadumbrado Arthur y Kingsley junto con Mundungus no comprendían como pudo pasar algo así, dirigió la mirada hacia la casa semidestruida y que sintió como la magia que desprendía se hacía cada vez más débil a diferencia de su amo, que estaba débil pero estable, sin embargo esta estaba desapareciendo como si se estuviera muriendo, entonces comprendió y corrió hacia los escombros del segundo piso. Al llegar donde estaba el director Dumbledore, la escena era desalentadora, el rostro del profesor estaba tenso, preocupado y triste, se estaba esforzando para poder quitar los escombros de encima de Potter. Se puso a ayudarlo para poder quitar el cuerpo del chico, una vez al descubierto el cuerpo, las prendas estaban rasgadas y quemadas, dejando ver heridas. Sin embargo se detuvo en su cicatriz que sangraba como si fuese recién hecha.

-Hay que verificar que se haya roto la conexión que hicieron – dijo preocupado Snape

-Si pero…

-cof cof cof – tosió Harry escupiendo sangre

-Si lo perdemos…estamos perdidos – completó Dumbledore

Al salir de la casa se encontraban las personas del ministerio para poder arreglar el hecho de la explosión y modificarles la memoria a los curiosos. Pero todos se quedaron congelados al ver el estado de Harry Potter que era llevado en brazos de Snape, mientras Albus hacía un traslador para llevarlo a San Mungo. Remus corrió hasta Harry, logrando tener un peor panorama del asunto, la vida del hijo de su amigo se estaba apagando y el sin poder hacer nada.

-Arthur, ve al cuartel y avisa que hay reunión – dijo el anciano mago y girando para el lado de Kingsley dijo – arma una guardia las 24 hs en la habitación de Harry y que un miembro de la orden esté dentro.

-Mundungus, vigila que todo quede en orden acá

-Remus, vamos no hay tiempo que perder – dijo Snape

-Lo siento – contestó y toco el traslador.

Mientras todos estaban shockeados por los hechos acontecidos, que fueron aprovechados por una astuta reportera para sacar fotos y escabullirse por los jardines como un escarabajo sin que nadie lo viera para ir rumbo al hospital de enfermedades y lesiones mágicas.

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