Dragón Ball Z no me pertenece, los derechos son exclusivamente del maestro Akira.


En un bosque de la provincia del oeste, en los verdes senderos de entre la arboleda que brindaba sombra, tranquilidad y vida a los animales del bosque, un joven cabalgaba a todo dar desafiando el sendero del bosque, cruzándolo rápidamente como buscando llegar a su destino.

El caballo iba cabalgando a gran velocidad, donde un joven caballero de cabello en estilo de flama. La ventisca balanceaba el cabello del guerrero de un lado a otro.

El joven guerrero de apenas 19 años estaba nostálgico de regresar a su tierra luego de 7 años luchando, sin duda la guerra vio su paso de niño a hombre, había sido admirado varias veces por sus superiores e incluso con sus superiores, lo decían el pequeño espadachín algunos lo hacían de cariño y otros lo hacían para burlarse de su estatura pues media como máximo 1.66. Pero sin embargo él era un joven seguro de sí mismo, amante de las batallas y de la familia, nadie sabe cuánto añoró a su madre o incluso al recto de su padre y cuando tuvo que contenerse las lágrimas al ver a su hermano pequeño muerto a manos de un arquero.

Aun podía recordar el momento en el cual la garganta de su pequeño hermano fue atravesada por una filosa flecha lanzada por los enemigos. Fue simplemente devastador ¿Cómo recibiría su santa madre aquella terrible noticia?

Vegeta era un joven profundamente religioso por su familia, y creía profundamente en el matrimonio y deseaba alguna vez encontrar la mujer correcta para tener una familia pero creía que solo crearía una gran agonía a su futura mujer en tiempos de guerra.

Las mujeres lloran y sufren por hijos y esposos, eso es mucho peor que ir a la guerra, los guerreros simplemente mueren mientras que sus mujeres quedan muertas en vida.

Ese era el pensamiento de Vegeta, ese pensamiento se formó al recordar como su tía Gine se había quitado la vida al enterarse que su esposo Bardock había muerto en la guerra, dejando a sus hijos al cuidado del padre de Vegeta. Pero lo triste fue que tuvieron que hacer la sepultura del cadáver de Gine en un lugar apartado pues los cementerios católicos no la aceptaron por considerarla un alma pecadora.

El joven caballero no deseaba causar dolor en una mujer pero simplemente no se había enamorado aun.

"Para Cañón" ordenó Vegeta a su caballo.

Cañón era el caballo de Vegeta, lo tenía desde que tenía 10 años y recordaba que fue un regalo de su padre marcando que era el momento de comenzar a convertirse en todo un guerrero.

Tuvo que parar a su caballo pues había hallado un río en cual su caballo podía beber, sin dudar bajó del caballo y tomó un pequeño balde de madera. Amarró al caballo por un viejo árbol y fue rumbo al río.

El agua era cristalina y se veía fresca, la tentación de meterse era grande sin embargo él no tenía intenciones de retrasar más su viaje. Tomó el balde en sus manos y lo sumergió en el cristalino río.

Había cargado bastante agua que ya le había servido a Cañón pero de repente un sonido causo su atención, se puso en guardia podría ser un caballero enemigo. Pero sin embargo ese sonido era dulce y fino, era una voz de mujer, un angelical canto.

Atraído por aquel celestial cantar comenzó a buscar el origen de aquella voz, en la cual vio una hermosa chica de aproximadamente 15 años, estaba sentada sobre una piedra al borde del río. Llevaba un camisón enagua blanco muy conservador pero sin embargo la transparencia de aquella blanca tela dejaba la aureola de sus pechos al descubierto, esa era una prenda íntima y su cabello rizado de color azul era simplemente hermoso tal como su blanca piel y su angelical voz.

Ella cantaba algún canto católico, de esos que suenan en la iglesia, era normal escuchar a las mujeres cantar canciones de iglesia pues solo los hombres conocían otro tipo de canciones.

Hipnotizado por tal belleza Vegeta avanzó hacia la muchacha, sin darse cuenta de que la mujer estaba en prendas íntimas.

La hermosa muchacha estaba ensimismada en su canto que no se había percatado de que estaba siendo observada.

Nunca antes, él había visto una belleza que lo tuviera de esta manera, sus ojos simplemente brillaban y su cuerpo actuaba por inercia tal como su boca estaba abierta sin poder controlarlo.

Pero de repente sus miradas se cruzaron, él había sido descubierto y ella se había asustado que de un susto se paró, se desestabilizó y cayó al agua.

Señorita – dijo Vegeta antes de tirarse al río para salvarla.

Se tiró y luego de buscar a la chica de pelo azul, la encontró y la sujetó de la cintura y la sacó del agua.

Ella lo miró y se apartó de él como si quemará pues la estaba abrazando, y él al darse cuenta se sonrojó.

No me tema – dijo intentando calmarla – yo solo pasaba y escuche sonidos, pensé que era algún enemigo – expresó Vegeta.

Pues como ve soy una simple dama y si me disculpa, usted está invadiendo la privacidad de una mujer, eso es algo indebido a los ojos Dios, caballero – dijo Bulma intentando exprimir su enagua blanco.

Entiendo, pero al menos me dirá su nombre – dijo Vegeta.

Bulma – respondió – ahora por favor podría retirarse – pidió ella a lo que Vegeta accedió.

Ya un poco cerca del pueblo Vegeta cabalgaba en su caballo pero aquella muchacha de tan bellos ojos, bella voz, bella sonrisa, bello cuerpo y bello cabello, en fin, lo había cautivado sin duda, ahora lo único que rondaba era cortejar a aquella chica y hacerla su esposa.

Bulma – repitió para sí mismo.


Primer capítulo, espero haberlos atrapado.