Verloren
(Perdido)
Rating: de momento, PG-13
Pairing: Hyde. Aka, HeixEd. Con implicaciones de Elricest y Altercest.
Advertencias: Angst, para variar. No sé hacer otra cosa. Shonen-ai que espera convertirse en yaoi. Uso de alcohol. Obsesiones, culpa, traumas. Lo usual, coño. Realismo.
Spoilers: Final de la serie y trailer de la película.
Timeline: 1923. Desde que Ed se encuentra con Alfons Heiderich en adelante.
Notas de autora: He acá otro desvarío. No he visto la película, así que no teman en ese sentido. Rayos. Me gustaría que no me la hubieran espoileado tanto (me contaron casi todo lo importante, damnnit T.T) y como soy de la idea confuciana de "no le hagas a tu prójimo lo que no quieres que te hagan a tí..."
Traté de hacer algo más o menos realista, que calce con la época. Es periodo entreguerras. A lo mejor por eso tiene un carácter tan amargo este fic. Más lo que investigué para que así fuera (si, soy una maniática de la historia. ¿Y qué?) Buehh... sé que la mayoría de las personas que adoran el elricest busca el angst como si se le fuera la vida en ello (me incluyo XD) así que no creo que les moleste.
Uhhh... incluso me di la lata de averiguar palabras en alemán para los títulos XD soy tan perna / empollona / nerd / etcétera...
Están advertidos.
Disclaimer: Me ven cara de japonesa? no. Estoy nadando en dinero? Obvio que tampoco. Si Hagaren fuese mío, el elricest sería aún más explícito. Lamentablemente, pertenece a Hiromu Arakawa y la muy maldita prefirió colocar a Winry como pareja de Ed en el manga (Si gente, es la triste realidad. Lean el cap. 48 y verán. Puaj.)
La misma nota de siempre: esta web (que no me permite ni colocar su nombre) me come los signos de puntuación, algunos espacios, saltos de párrafo y una que otra vez alguna palabra. Soy perfeccionista, y me fastidia MUCHO que pase esto, así que pido que perdonen esas pifias que no son mi culpa.
Dedicado a:
Lila, porque ella si es una narradora genial, hábil con palabras y emociones. Y la quiero mucho.
Hanasaki, a modo de disculpa. Haré mi mejor esfuerzo para que mi fic no parezca plagio del suyo.
Arence, porque cree que sé escribir y me alegra la vida en mi blog. Arigatou.
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Capítulo Uno.
Entsetz (En shock)
Lo despertó el aroma del detestable sucedáneo de café, aquel barato de cebada, que sus sentidos agudizados por la resaca recibieron como un ataque artero. Sentía la saliva amarga, y luz ensartándole los ojos. Decidido a no abrirlos todavía, se dio vuelta y el estómago le devolvió un eco de náuseas que subió hasta su boca. Gimió.
Fue entonces cuando sintió los dedos de alguien más apartándole las mechas de la cara. No quería ver quién era. Ni recordar que había hecho la noche anterior. Y el sitio al que había llegado a dar no era cosa de su interés.
Nada importaba. Tampoco el grado de corrupción que había alcanzado. Lo único claro, de momento, era que estaba en una cama. Y una limpia, por añadidura. Bien, eso le permitía descartar los lechos de algún burdel o de la seguridad social.
Volvió a sentir los dedos, esta vez acariciándole el rostro. Apretó los párpados. Las yemas eran suaves, pero las uñas, ligeramente descuidadas, estaban con seguridad dejándole marcas rojas sobre la piel. Hizo un gesto de contención con la mano izquierda. Le dolía demasiado la cabeza.
-Hermano… creí que nunca te vería de nuevo.
Devastadoras, las palabras lo hicieron saltar en una incorporación forzada que le envió puntadas a toda la masa encefálica. Su mirada buscó febril al dueño de la voz, y la suya propia sonó trémula al exclamar:
-¡Al!
El aludido sonrió con los ojos húmedos y lo abrazó. Nada de esto era sorprendente para Ed, pero estaba condicionado para seguir la corriente. Por supuesto la esperanza seguía ahí. Avivada de vez en cuando por cosas como esta. En su interior, la parte racional esbozaba muecas sarcásticas mientras él se dedicaba a actuar como un idiota. Como si no supiera que era imposible.
Aceptó de buena gana la caricia, los movimientos fluidos, el beso rápido e intenso que le dejó en los labios. Sabía que era un sueño, o para ser más realistas, una alucinación. Tenía el hígado suficientemente destrozado como para que lo fuese.
Siendo así, la visión desaparecería apenas su mente se desentumeciera un poco. Pero pensaba disfrutarlo mientras durara. Masoquista, su boca siguió el juego de la otra.
Algo no andaba bien.
Aún con la luz dándole en la cara, podía notarlo. El cabello de este muchacho era claro como el maíz nuevo. También los ojos eran distintos. No era "su" Alphonse.
Un nuevo escalofrío le bajó por la espalda, más desagradable que el anterior. Sentía náuseas. Y las respuestas eran obvias, pero prefirió preguntar. No se consideraba en condiciones de andar filosofando por sí mismo.
-¿Quién eres?- todo movimiento se detuvo de inmediato.
Pausa. Al menos unos diez segundos de silencio asustado.
-Acabas de decir mi nombre- se confundió el otro- ¿Edward¿Te sientes bien?- sonaba preocupado, pero Ed no podía evitar enlazar esa voz a la que oía en sueños, incapaz de hallar alguna diferencia que no fuera idiomática.
-No.- respondió.- Por favor, tu nombre…
El muchacho parecía herido por sus palabras. Se tragó todo al respirar hondo para contestar:
-Alfons Heiderich. Y tú eres Edward, mi hermano. Estás en Munich, año 1923.- Y no dejaba de mirarle como si temiera por su cordura. Trató de sonreír, como si pensara que eran lagunas producto del alcohol, y le tomó la temperatura con el dorso de la mano.- Dios… desde la Gran Guerra que no te veía.- deslizó los dedos sobre la mejilla, cogió un mechón de pelo y lo acomodó detrás de la oreja.- Nunca pude responderte.- suspiró- y no sabes cuánto me arrepentí.
Un alter ego. Hohenheimm le había advertido que los encontraría a menudo. El había tomado en aquel mundo el lugar de su otro yo, aquel Edward -¿Heiderich?- y era natural que conociese a los reflejos de su gente cercana.
Tiritó de nuevo y la resaca le envió agujetas ácidas al cuerpo. Mareado, se dejó caer de espaldas a la cama. Calló. El chico se había acomodado en su regazo, sin saber cuántos sentimientos de culpa le estaba originando en ese momento. Tendría que pensar en otra cosa antes de cometer alguna tontería.
Por cierto¿dónde estaba Hohenheimm? Bastardo. Probablemente le había dejado tirado en la calle cuando la borrachera le impidió seguir caminando hasta la pensión.
-Hermano… ¿No te acuerdas de mí?- preguntó el otro después de un rato. Trató de ocultar la inseguridad de la voz bajando el volumen. No tuvo éxito.
Deseando engañarse ante el estímulo auditivo, Edward estuvo a punto de responder "todos los días". Pero no fue capaz. Suspiró, y un mutismo neblinoso se instaló en la habitación: húmedo y frío. Alfons en la oscuridad bien podría ser su hermano, y dudó al verle el rostro decepcionado de antemano. Negó con la cabeza:
-No sé quién eres.- Dijo la verdad.
Y Alfons, aumentando las similitudes, volvió a abrazarlo, le besó la frente y murmuró un "no importa". Queriendo distraerse, Ed notó que afuera llovía, que las paredes eran blancas, que la pequeña habitación estaba atestada de libros. Se rindió pronto. Sentándose en la cama sin soltarlo, acarició con su mano humana la cabeza del muchacho, imaginándose un reencuentro lejos, muy lejos. Sus dedos tropezaron con una kipá negra, que cayó sobre la colcha. Con los nervios demasiado torpes aún, la colocó en su sitio con ambas manos. Heiderich vio entonces la prótesis del brazo y le regaló una mirada triste.
-Voy… a traerte el café.- con una tranquilidad que no sentía, lo soltó y salió de la habitación.
Edward se desplomó por segunda vez sobre el colchón. Fuera del cuarto, oía a Alfons sollozar.
OoOoOoOoOoOoOoOoO
.
A un paso de la puerta, calzó la manilla redonda de bronce en el hueco de la mano y volteó para despedirse. El bolso militar con las escasas pertenencias que le dejaban llevar, colgaba de un hombro de forma descuidada.
-Al… si salgo de esta, iré a Londres a postularme para terminar Física en Cambridge¿de acuerdo? Y entonces, te mandaré a buscar.
Alfons odiaba sonar pesimista, y era inusual que así fuera. Pero estaba asustado, y no quería decirlo. No directamente, al menos.
-Hermano… ¿Y si no vuelves?- falló en sus intentos de sutileza.
Ed Heiderich dudó. También tenía miedo, y fracasaba en mantener la imagen de adulto invencible que solía mostrar para proteger a su hermano. Estaba pálido, y la mano que sujetaba el picaporte le transmitía a este su vibración.
-Si no vuelvo… - tragó saliva.- ¿Me perdonarías?...- en su mente, noticias y rumores sobre lo que resultaba vivir en una trinchera, se agolparon con ruido de cristales rotos.- Por no volver y…. por esto.- Diciendo lo último, se inclinó para tomarle la boca, rodeándole unos instantes la cintura con los brazos. El bolso resbaló hasta golpearle la cadera, como si se tratara de una señal.- Perdóname.- repitió, separándose con brusquedad.- No sé que me pasó.
-Edward…- murmuró el muchacho, demasiado sorprendido como para decir otra cosa.
-Seguro crees que soy un enfermo¿no?.- Dio una mirada fugaz al candelabro de siete brazos que decoraba el altar de la casa. Una risita amarga escapó de su garganta. Tanteó visualmente el rostro de su hermano, inseguro. Al seguía tocándose los labios, ruborizado: No negó ni afirmó nada.
En verdad era mala suerte ser sacado de la universidad para pelear en la guerra. Habían respetado a los estudiantes en un principio, pero surgió una necesidad urgente de efectivos para pelear en Francia, que coincidió con el rechazo de los profesores a la teoría en la que Ed estaba trabajando. Era demasiado poco convencional. Le habían retirado la beca, y fue entonces cuando lo llamaron al frente.
Giró el picaporte y salió, luego de sonreírle a Alfons una última vez. Dos meses después, éste recibía una carta que lo notificaba de la deserción y desaparición del cabo Edward Heiderich, 17 años. Año en curso: 1916.
Resulta cliché agregar que fueron las últimas noticias que tuvo de él.
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Fortgefahren werden
Continuará.
Seh. Es un fic largo. ¿Por qué demonios estoy haciendo una historia con continuidad, dammnit? ; ; espero que me de el cuero para esto. Oh, si. No quiero resultar incoherente como Paku Romi cantando Melissa (coño, tienen que oír eso. Ed suena tan ebrio como en este fic.)
Aunque creo que se me dan mejor las introspecciones. (si es que se me dieran, claro). Pero sentía que tenía que escribir esto, antes de ver la película (que ya me bajé, pero aún no me siento preparada para ver TT) Y soy un fracaso como narradora de historias largas, así que quéjense con toda libertad.
Damas y caballeros, un incentivo no hace mal a nadie. Dejen review antes de que sea absorbida por el espíritu del angst y me corte las venas de una buena vez.
