Disclaimer: Sword Art Online y sus personajes son propiedad de Kawahara Reki
Hola, gracias por entrar aquí n.n En este sencillo drabble intento reflexionar un poco sobre la insatisfacción y la existencia (asocien ambos conceptos según sus gustos XD). Para ello tuve que plasmar en Kirito unos sentimientos que quizás lo muestren algo OoC, él no es un chico tan conflictuado.
Por supuesto que el título es una ironía y alude claramente al clásico de Lewis Carroll, obra a la que los orientales son muy afectos.
Disculpen por los posibles fallos y gracias por leer :D
En el país de las maravillas
No recordaba haber visto a ningún conejo blanco corriendo a toda prisa, mucho menos haberlo seguido. Sin embargo, Kirito sabía bien que ya no estaba en el mundo cotidiano, material, perfectamente racional donde había nacido. ¿En qué momento había cruzado el umbral?
Echado sobre la hierba de una solitaria colina, en algún número de nivel que no le interesaba memorizar (porque a esas alturas le daba igual), contemplaba reflexivamente ese cielo virtual, engañoso, el cielo inventado por alguien más. ¿Por qué estaba allí? ¿Quién había decidido que él debía estar allí?
-Maldito mundo –murmuró.
Kirito todavía podía evocar el otro lado, todavía se veía a sí mismo en otro lugar. Recordaba la angustia, la soledad, el absurdo, pero por sobre todo recordaba la insatisfacción. La vida "real" había sido como una pesadilla, un escenario grotesco sobre el que había tenido que actuar por obligación. Allí había cumplido su rol, el rol que pudo, el que le salió, el que estaba disponible. Pero jamás el rol que lo saciara o que le deparara algún grado de realización.
Supuso que fue entonces cuando creyó encontrar la salida. Nunca se le ocurrió pensar que esa vía de escape sería tan sólo una trampa.
-Maldito mundo –repitió sintiendo el dolor.
El otro lado era incómodo y este lado era una mentira. Ni en un mundo ni en el otro encontraría jamás lo que estaba buscando. ¿Entonces de qué valía continuar?
¿Quién fue el sádico? ¿Quién fue el gracioso? ¿Qué dedo lo había señalado para hacerle conocer su propia existencia? Dolía tanto que ni siquiera tenía fuerzas para gritar.
-Duele –musitó, dominando a duras penas la emoción.
Hizo cuanto pudo para controlarse, para superarlo, para volver a enfocarse en sus circunstancias. Aunque si lloraba abiertamente tampoco importaba, pues no había nadie allí para acompañarlo. Nunca había nadie.
Lo único que había aprendido en ese universo alternativo, en ese país fabricado a partir de un sueño ajeno, era que la vida no se trataba de una carrera de velocidad, sino de resistencia. Y Kirito quería sobrevivir, en verdad lo quería. ¿Pero cómo?
Sólo había un modo de escapar para siempre de la insatisfacción, la salida definitiva siempre era una opción. Pero aún había algo que lo retenía. Cada vez que parecía decidirse a hacerlo, alguna clase de sentimiento lo frenaba. Pararse ante esas bifurcaciones lo llenaba de espanto.
Así era su realidad. Y como en aquel cielo no hallaría la respuesta –nunca, jamás-, con esfuerzo, lentamente, se irguió hasta lograr incorporarse sobre sus pies. Se sentía pesado, cansado. Luego, inseguro, dio un paso tras otro, y un paso tras otro... Kirito se resignó a seguir caminando.
No quiso pensar todavía en todos los niveles que le quedaban por superar.
