La mayoría de estos personajes pertenecen a J. K. Rowling, nosotras solo los tomamos y los deformamos para conveniencia de nuestro fic. Lo mismo hicimos con otros dos personajes invitados, uno es de J.R.R. Tolkien y el otro es de la Fox ( si , el canal de tv). Debemos agregar que esto es un slash (relación chico/chico) y si no les gusta este tipo de literatura, mejor no lean. No aceptamos reclamos posteriores.

Esta es nuestra primera obra (somos dos las que escribimos: Catzeruf y Diox). En esta primera entrega, vamos a subir los primeros seis capítulos. Aceptamos toda crítica constructiva pero sean suaves, nuestros corazones no soportarían una masacre. Somos propensas al suicidio.

Ahora si, el primer capítulo!

Harry estaba apoyado en el borde de una ventana, mirando hacia el horizonte. La noche era más oscura de lo normal. El cielo cubierto de nubes, impedía cualquier resplandor que pudiera venir desde el firmamento. Se podía ver el lago desde ahí, que sin el reflejo de la luz era totalmente negro, dando la impresión de vacío, el fin del mundo...

La respiración de Harry, tibia, se volvía vapor al entrar en contacto con el aire de hielo, casi cortante, que mantenía su piel más pálida de lo que alguna vez podría haber imaginado ser. Parecida a la de un conocido chico desagradable...

Miró su reloj, tal vez el maldito rubio se había acobardado y no llegaría a su duelo, aunque aún quedaban dos minutos para el enfrentamiento.

No sin dificultad, había logrado que Malfoy aceptara verse con él sin sus guardaespaldas, para saldar al fin ciertas cuentas pendientes que tenían y que ya no podía dejar pasar por ser este su último año en Hogwarts.

Habían acordado que el duelo sería sin varitas (aunque Malfoy no deseaba pelear a lo bruto, Harry lo convenció señalándolo como débil y cobarde si no lo hacía) pero no estaba seguro de que el pequeño gusano cumpliera con esa regla, por lo que empuñaba su varita dentro del bolsillo, en el caso de que le tendiera una trampa.

Al fin escuchó pasos ligeros pero firmes acercándose y reconoció la fina figura de ese ser que solo quería golpear. Deseaba sentir la piel sangrante bajo sus puños. Aunque Malfoy era un par de centímetros más alto que él, Harry estaba seguro de que sería el vencedor, el rubio no poseía su energía ni su fuerza y sobretodo le faltaba la cólera, esa que era tan propia de los Gryffindor y que hacía erupción en el moreno cada vez que veía la maliciosa y encantadora sonrisa de su rival... un momento ¿encantadora sonrisa?

Aquí me tienes- dijo con su característica forma de arrastrar las palabras- ¿deseabas que nos viéramos a solas?

Deja tu varita sobre la mesa- le respondió cortante.

Para su sorpresa Draco hizo lo que le pedía sin chistar, y se acercó coquetamente a Harry. ¿Coquetamente? ¿No debería ser amenazante?...aunque había algo amenazante en esa mirada gris, pero no se parecía a ninguna que le hubiera visto antes. El gryffindor dio un paso hacia atrás, tratando de alejarse de esa mirada.

¿No vas a dejar tu varita a un lado Potter? ¿O estás esperando a que te la quite?

Harry no sabía que hacer. Apretaba su varita con fuerza, petrificado. ¿Era su idea o Malfoy se le acercaba en forma seductora?... Ok, si era en forma seductora pero... ¿porqué se le hacía tan agradable?

No alcanzó a pensar mucho cuando el rubio metió su mano en la túnica de Harry y le quitó la varita arrojándola hacia el otro extremo del salón. La distancia entre ellos era demasiado corta como para no alarmarse y sin aires de guerra... bueno había aires de guerra pero de otro tipo.

Malfoy apoyó las manos en el marco de la ventana, una a cada lado de Harry, atrapándolo. Acercó sus labios a los del gryffindor pero no lo tocó, solo se limitó a sentir el calor y nerviosismo de Potter, el que temblaba ante la tentación que tenía enfrente... tan cerca... tan deseable...

¿A quién quería engañar? Maldición, estaba loco por esos rosados, suaves y venenosos labios. Decidió que no tenía sentido seguir sufriendo separado de la fuente de sus más ocultos deseos y besó a Malfoy.

Podía sentir su lengua tibia dentro de su boca, suave, dulce... era tan intenso... el corazón que ya había estado acelerado por la cercanía, aumentó su ritmo aún más, todo su cuerpo se estremecía por el contacto que al fin experimentaba, sentía que algo le quemaba por dentro, lo debilitaba y desesperaba al mismo tiempo. Necesitaba más de ese cuerpo, levantó sus manos y enredó sus dedos en el cabello platinado, suave, casi irreal aumentando su deseo. Todo desapareció a su alrededor, no podía pensar en nada más que no fuera Malfoy...

De pronto sintió que el chico lo zamarreaba y lo golpeaba contra la pared.

-¡Harry!. ¡Harry! ¡HARRY DESPIERTA!!!!

Ron lo miraba sonriendo.

Mi mamá está sirviendo el desayuno, si no te levantas no alcanzaremos a ver la tienda de bromas de mis hermanos- y al decir esto se fue a desayunar.

"Que diablos sueña que le cuesta tanto despertarse" se preguntaba el colorín mientras se dirigía al comedor de su casa.

Capítulo uno: 24 horas

9:30 hrs. "La Madriguera"

¡¿Harry ya estás listo?!- le gritaba Ron desde la mesa mientras untaba mantequilla en su tostada.

¡Ya casi, solo intento peinarme un poco!- se miró al espejo y como todas las mañanas se rindió frente a su azabache y desordenada cabellera. Mientras se lavaba la cara, (por enésima vez) en un intento por sacarse las imágenes de la pesadilla, no dejaba de recordar al rubio y sus desagradables ojos. Cada vez que comenzaba un nuevo año escolar, este tipo de fantasías le asaltaban unos días antes, dejándolo un tanto aturdido y enfadado. No hallaba la hora de llegar a Hogwarts, ya que ahí, esos extraños y horrorosos sueños desaparecían. ¿Por qué Él tenía que soñar eso?. Simplemente, era asqueroso...aunque se sentía tan bien.

Toc toc (esto es el ruido de golpes en una puerta, vale) , ¡Ya Harry, tenemos que irnos... no puedes irte sin desayunar...!- le gritó Ron, y agregando más para si - Nunca entenderé porqué demonios se esfuerza en hacer algo imposible.

La mesa estaba prácticamente vacía, la mamá de Ron servía leche y avena mientras Ginny se sentaba media dormida aún. Los gemelos ya estaban atendiendo la tienda que tanto trabajo les había costado poner y era su primera semana. El papá de Ron ya se había ido al ministerio junto con Percy y los hermanos mayores de Ron, como siempre, estaban fuera del país en sus respectivas ocupaciones.

Harry se había quedado esa última semana con los Weasley con el permiso de Dumbledore. Como siempre su verano lo había sufrido junto a los Dursley, pero seguramente ese era el último, ya que estaba a punto de cumplir mayoría de edad y podría tomar sus decisiones, como no volver a aquella casa en Privet Drive.

Era su último día de vacaciones y junto con su amigo y familia, iría a comprar todos sus útiles al callejón Diagon. Estaba especialmente ansioso ya que al fin conocería la tienda de los gemelos que ya daba que hablar. Otra cosa por la que se alegraba es que probablemente se encontrarían con Hermione, a quien solo había visto una vez en sus vacaciones.

Ya desayunados caminaban por las frías y húmedas piedras del callejón Diagon revisando la lista de materiales:

-... Tres conjuntos de sencillas túnicas de trabajo (negras), un par de guantes protectores (piel de dragón o semejante), una capa de invierno (negra, con broches plateados)...

Había algo de nostalgia en este último paseo de compras escolares de su vida, pero a pesar del natural temor a la incertidumbre de salir del colegio, lo llenaba de alegría saber que al fin podría hacer algo que fuera totalmente su decisión, sería auror y enfrentaría a Voldemort junto a Lupin y al director. Había sido difícil lograr las calificaciones que necesitaba para ello pero estaba teniendo éxito, solamente le quedaba este año y con la ayuda de sus amigos estaba saliendo bastante bien en sus finales.

- Harry, mi mamá dijo que le dejáramos la lista con los libros y que fuéramos a ver la tienda- Ron estaba muy entusiasmado y le quitó el papel de las manos para entregárselo a la señora Weasley. Llegaron a la tienda guiados solo por un mapucho en el que estaban garabateados un par de números apenas legibles. Fue una suerte que Ron ya la hubiera visto, porque de lo contrario jamás hubieran llegado.

El negocio era un lugar acogedor, un tanto pequeño pero aún así con el espacio suficiente como para que los compradores probaran y disfrutaran de todos los artículos que la gran vitrina dejaba ver. Había dulces que convertían a los consumidores en aves de gracioso aspecto, petardos en forma de dragones alados, bengalas que cambiaban de color a medida que pasaba el tiempo... en fin, todo lo que se podía esperar de una tienda de bromas que se precie de serlo. El que salió a recibirlos fue Fred que, haciendo una reverencia, les saludó:

- Oh grandes compradores de esta humilde pero gran Tienda de trucos, pasen por aquí y deléitense con nuestro gran surtido en bromas y fetiches varios...

A lo que apareció George agregando: Señor Potter, cual es la razón por la que nos honra con su presencia...

Harry y Ron entraron a la tienda hablando con los gemelos y comenzaron a revisar la sarta de bromas que ahí había.

Cuando Harry estaba examinando unas esposas especialmente extrañas, una voz que arrastraba las palabras se escuchó detrás de él:

Vaya, vaya, así que esto es la "gran" tienda de los pobretones Weasel ... Ah y como siempre, el gran Harry Potter esta donde la chusma abunda...

Cierra la boca y lárgate Malfoy - dijo Harry amenazando con golpearle.

Oh, ya tienes ganas de pelear, Potter. Pero si ni siquiera hemos llegado al colegio y ya estas buscando problemas- se acercó amenazadoramente al moreno y tomando las esposas agregó:

¿Y estas porquerías venden aquí?, si son una...- pero su frase se vio abruptamente interrumpida por un estruendoso haz de luz azul que ,como por arte de magia, les juntó sus muñecas derechas.

Un silencio se apoderó de la tienda

Lo primero que se escuchó fueron las carcajadas de los gemelos Weasley que eran los únicos que sabían lo que había pasado. Harry los miró con una expresión de súplica cuando se fijó en el nombre del juguete que lo había unido a Malfoy: "Esposas fusiona bobos"

- ¡¿Qué está pasando?! - gritó Draco con ira, y palideció aún más de lo que ya era al escuchar la respuesta de los vendedores de la tienda

Están atados, es un juego de esposas. No podrán separarse hasta que reúnan todos los ingredientes necesarios para hacer un hechizo.

En ese instante llegó Lucius Malfoy

- ¿Que estás haciendo en esta pocilga Draco?, vámonos de aquí.

- Espera padre...

Lucius que salía de la tienda volteó a ver y se encontró con la mirada desafiante de Harry que levantaba la muñeca que lo unía a su hijo

- ¿Que es esto?- preguntó calmadamente acercándose a los chicos

- me atrapó con estas esposas- acusó Draco tirando de la muñeca de Harry y mirándolo con desprecio. Lucius sacando su varita, intentó un hechizo para separarlos, el cual no resultó.

Ante esto, Fred les reiteró la forma en la que funcionaba el juego y advirtió, orgullosamente, que ningún hechizo surtiría efecto sobre la cerradura.

Lucius, después de escuchar las instrucciones de Fred, intentó obligarles (no de la mejor manera) a que le entregasen los ingredientes.

Las cosas empezaban a complicarse cuando aparecieron los padres de Ron, los que, al darse cuenta de que este estaba insultando y amenazando a sus hijos, comenzaron una discusión con él.

- Deberían cerrar esta tienda, es obvio que chicos fracasados como estos causarían este tipo de problemas- y dirigiéndose exclusivamente al señor Weasley agregó- ¿los haces trabajar aquí porque no pudiste pagarles la universidad o solo porque así no tienes que preocuparte de alimentarlos?

- si tanto te molesta mantén a tu hijo alejado de aquí, no aceptamos mortífagos de mierda en locales perfectamente limpios, gracias.

La señora Weasley trataba de calmar las cosas porque veía que los ánimos cada vez se caldeaban más y preguntó con voz fuerte y firme a los gemelos cuáles eran los ingredientes. Hubo un silencio, las miradas de todos apuntaban hacia los dos chicos

No sabemos cuáles son los ingredientes... Aparecerán en las esposas después de 24 horas.