¡Y volvimos!

Gracias a todos los que están leyendo la continuación y a los que la esperaron hasta ahora, en verdad, gracias.

Ahora, unas aclaraciones: Una vez más, la historia está en Universo Alternativo. Cualquier duda o recomendación para la historia será bien recibida.


La Rosa entre las Llamas

(Continuación de "Bosque y Fuego")


Sinopsis: Una nueva realidad, un encuentro alterado y decisiones egoístas. ¿Tendrán, alguna vez, equilibrio y control? Con los sentimientos nunca se sabe.


"El sentimiento de vacío se ha reemplazado por la intriga. ¿Quién eres? ¿Porque estás aquí? ¿Dónde estuviste? ¿Qué es la alegría que siento a tu lado?"


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Un paso más ahogado en la nieve, otro esfuerzo por sacar al pie de su entierro y volver a andar. Otra pisada a la inmensa e inacabable calle de nieve en la que se esforzaba en doble por subir. Subir más alto para alcanzar el camino al que los conducía la anciana.

Yusuke estaba hartándose de tanto blanco obstáculo para sus pies, cuales sentía como amarrados a un ancla de dos toneladas. A su lado, con tantas mochilas a sus espaldas como el, para aumentarle la necesidad de esfuerzo, estaba su compañero de secundaria y trabajo, Kuwuabara Kazuma, el más reciente miembro del equipo, gracias a sus dotes psíquicos, tan potentes como para crear una espada hecha solo de espíritu, quien lo miro con la misma queja pero indispuesto a admitir agotamiento por su alta autoestima.

- Malditas mujeres...

El comentario de Yusuke fue un suspiro comparado con la brisa glacial de la zona, que intensificaba el frió a cada nuevo paso que daban para subir.

- ¿Es demasiado para ti, Urameshi?- le provoco su amigo, cabellos naranja y rostro deforme, con los efectos del frió por todo su cuerpo pero aguantando.

- Cállate- siseo con rabia- ¿Cuándo terminara esto?- miro hacia adelante. Botan y Keiko iban adelante, vestidas adecuadamente para la temporada pero sin perder el encanto femenino en sus detalles, y a su lado estaba Kurama, con quien parecían entablar una conversación a base de aliento congelado. Más arriba, la pequeña figura de una anciana se alzaba caminante- ¡Oye, vieja! ¿Este es el camino? Estamos subiendo al ojo de una montaña glacial.

- ¡Yusuke, baja la voz!- Botan se giró para reclamarle- Podrías provocar un derrumbe.

- Eso sucede en la televisión.

- ¿Y porque razón tantas veces?... Pero tú no puedes encontrarle nada informativo a eso.

- ¿Que estás diciendo?- inquirió Yusuke, suponiendo que por su tono se estaba burlando de su intelecto- ¿Me crees tonto?

Yukimura Keiko, la "novia" del detective espiritual, se volteo un poco para verlo.

- Todos lo creemos, ahora cállate.

- Yusuke- intervino Kurama, un tanto lejos, con la voz más suave entre las brisas invernales- Llegaremos pronto. ¿Verdad, señora?

- Estamos a dos kilómetros, jóvenes- les anuncio la anciana, para descontento de muchos.

- Tengo miedo...- Keiko reanudo la marcha y se acercó un poco a Botan- ¿Cómo es que esta mujer puede llevarnos a esta altura? Es increíble la resistencia que tienen los que viven en el invierno constante.

- A mí también me impresiona- admitió Botan.

Ciertamente, una anciana cercana a los ochenta y dos años los estaba llevando al destino. Al principio les había dado un mapa para que ellos mismos subieran pero al ver la inmadurez de Yusuke y la estupidez de Kuwuabara, se ofreció a sí misma para llevarlos. Arguyo que también era probable que se perdieran dado la altura de la nieve y, como eran visitantes, mejor guiarlos para evitarse el sentimiento de mala consciencia si resultaban devorados por lobos o muertos por congelamiento.

- Maldita vieja, tiene el cuerpo de acero. Se parece a Genkai.

- ¿Y porque Kurama no lleva las mochilas como nosotros?- se quejó Kuwuabara, al ver al joven pelirrojo con equipaje ligero- ¿Somos mula de carga?

- No, solo tú- dijo Yusuke.

Todos ansiaban llegar de una vez al final del camino que les dirigía la vieja, encerrada en abrigos livianos y titubeando algunas veces. Las muchachas y Kurama solían preocuparse de su salud, pero esta les dirigía una mirada de autosuficiencia y volvía a emprender su marcha.

Las brisas se sentían a filosos cuchillos y la nieve a sus pies un hoyo que parecía ansioso por devorarlos. Era muy difícil caminar y respirar el aire. Kuwuabara se pasaba una mano por el rostro para palparlo, por si acaso se había quedado tieso. Su compañero de carga sentía leves calambres, pero comparado a su entrenamiento apocalíptico con la Maestra del Reiko Hadoken era una tarea de sufridor solo en un cinco por ciento.

Kurama miro a los arboles cubiertos de nieve, visualizando a duras penas una imagen oscura entre segundos de un lado a otro. Continuo su camino, guardándose sus inquietudes, compartiendo otra charla insustancial con las dos únicas chicas del grupo solo para que olvidaran cuanto más faltaba por caminar en la nieve.

La anciana se detuvo donde se veía una cabaña bañada en nieve, con chimenea encendida y rodeada de un circulo de leña y alambre.

- Esta será su posada, jóvenes.

Yusuke dejó caer las maletas. Sus manos se sentían calientes por el esfuerzo y aun así estaban frías, Kuwuabara no dijo nada por orgullo hasta el final.

- ¡Al fin!

- ¡Muchas gracias, señora! No debió molestarse...- empezó a decir Botan.

- Es la única que queda en la zona y está disponible por...una pequeña causa que la hace no muy "apacible"- explico la anciana, a lo último un poco evasiva. El grupo callo. La mujer les había advertido con las mismas palabras lo mismo, cuando preguntaron por un lugar donde quedarse.

- No me parece mala- opino Keiko, viendo la cabaña. Bonita, de madera y dos pisos.

- Entren- pidió la anciana- Les haré un chocolate caliente antes de irme.

- Pero que amable...

Yusuke hizo un gesto despectivo, del que su novia se quejó y lo golpeo en el brazo. Botan fue la primera en entrar al interior de la cabaña. Al instante de ingresar, sintió el calor generado por el fuego de la chimenea como una bendición. El lugar no era suntuoso pero poco importaba. Tenía lo necesario. Un salón de estar que podía usarse como comedor para los cinco, seis...

- ¿Él nos habrá seguido...?

Antes de considerar cualquier cosa más, con sus amigos entrando atrás de ella, se oyó una segunda puerta abrirse. Su violácea mirada se fijó en quien la hubo abierto.

Botan vio a un joven de cabellos castaños y ojos grises, altura promedio de adolescente de veinte años y esbelto sobre ropas de abrigo pesado. Al encontrarse con Botan, pareció impresionado un momento y ella vacilo en qué hacer.

- Eeh...- Botan levanto una mano en gesto de saludo- Hola...

- Una...Una...

Mientras esto sucedía, el equipo entraba a la cabaña. La anciana fue la última en entrar y, al ver lo mismo que la parka, suspiro con pesadez y fastidio.

- ¡Una mujer!

Botan brinco ante el grito del muchacho, que un segundo antes daba la impresión de ser tranquilo y normal.

- ¡Al fin, una mujer aquí!- Tan rápido que ni Botan lo noto, tenía al varón tomándole de la mano fría y acariciándosela con censura- Piel tersa y joven. No como de esas arrugadas que vienen a molestar...

- Eeh...esto...

Yusuke expulso una leve risa ante lo que veía, a su lado Keiko estaba tan confundida como Kuwuabara de lo que pasaba. ¿Qué sucedía con ese joven?

Kurama se fijó en la anciana.

- ¿Él es el...?

- Oh, es el botones- contesto la vieja, como si supiera mucho más de lo que se le preguntaba.

- ¿El "pequeño problema"?- Vio a la anciana asentir.

La mirada fascinada del botones se concentró en la novia de Yusuke.

- ¡Qué bárbaro, dos mujeres!-Su rostro expreso una felicidad absoluta- ¡Tres, mujeres jóvenes, mujeres de verdad!

- ¿Tres...?

- Tú también eres muy bonita. Dime, ¿Cuál es tu color favorito? ¿Cuál te parece más cómodo, la seda o la tela?

Keiko arqueo las cejas, desconfiada.

- ¿Porque quieres saber eso?- De repente, su mano estaba atrapada entre las calientes del botones. Se sonrojo de indignación.

- Eso me hará una idea de qué tipo de ropa interior usas.

Y su respuesta, tan espontánea y a sonrisa de pervertido, la enfureció más.

Yusuke volvió a reír, a contrario del descontento y asombro general.

- Yo te puedo decir lo que ella usa ahora mismo...

- ¡Yusuke!

Dos impactos de lleno en dos cabezas, marca Keiko.

- ¡Diablos, golpea duro!- exclamo el nuevo personaje.

- Si, lo sé...- Yusuke se froto la cabeza.

- Hakudo, haz chocolate caliente para los visitantes.

- ¡Vieja, cálmate! ¿No que primero hay que darles una simpática charla para hacerlos sentir cómodos?- objeto el muchacho, mirando a Botan con una sonrisa torcida.

- Tú nunca hiciste eso con las mujeres que venían. Les dabas de comer y ya.

- ¡No puedes llamar "mujeres" a esas viejas de tus amigas! Me agobian cada vez que vienen...

- Ellas te dan trabajo, inútil- En la faz de ella apareció una ligera alteración en su mejilla izquierda, producto de un tic nervioso- ¡Ya, ve a trabajar! Prepara algo caliente para los jóvenes...

- Ya, ya...- se levantó del suelo el botones, pues el golpe de Keiko fue tan fuerte que lo echo al suelo junto a Yusuke, y se dirigió a un mueble por algunos paquetes.

- Siempre quejándose...- murmuro la anciana, yendo a la pequeña cocina, a la izquierda del salón principal, con mirada examinadora.

Kuwuabara cerró los ojos nervioso. Esa vieja tenía el mismo carácter que su hermana.

Yusuke sonrió. Aquel tipo era un pervertido bastante cómico. Su amiga de la infancia y Botan se alejaron del botones, quien hacia su trabajo con muy poca atención al verlas e imaginándolas desnudas. La anciana lo remato de un merecido golpe en la cabeza, gritándole que dejara sus "fantasías" en sus revistas indecentes.

Una repentina brisa fría hizo que todos se giraran a ver por donde había provenido la pequeña tortura. Se sorprendieron al ver a Hiei entrar por la ventana y pisar el suelo de la cocina con naturalidad, cerrando la ventana atrás de él.

- ¡Hiei!- exclamo Yusuke, sonando aliviado- Ya pensaba que no nos seguías porque te perdiste en la nieve...

- Estúpido- gruño el demonio de fuego- Usando a una vieja que apenas se puede sostener como guía, que vergüenza todos ustedes...

- ¡Eey!

- ¿Él es compañero suyo?- Se fijó la anciana.

- Si, es nuestro- Kurama bajo un poco la voz, inclinándose al aludido- ¿Encontraste algo?

Un gruñido, brazos cruzados y los ojos cerrados. Disgusto. No. No había encontrado nada.

- Esta bien- le dijo para aliviar ese mudo fracaso.

- Aquí tienen un poco de bebida caliente, si gustan- les ofreció Hakudo con una gala de anfitrión decente que hacía poco no tenía en absoluto. Las chicas no se confiaron y tomaron las tazas de la bandeja sin mirarlo- ¿Son todos, no hay nadie más?

- Somos los seis- dijo Yusuke, cogiendo una taza verde y aliviándose el frió de sus manos con el calor que portaba la taza- Y tú...Eres el empleador, ¿no es así?

- Sí, soy yo. Me llamo Kudomura Hakudo- Hizo una leve inclinación de cabeza- Soy el botones, el mejor empleado de esta posada.

- Por no decir el único, imbécil- arguyo la anciana.

Botan casi se atraganta con su bebida.

- ¿Cómo? ¡¿El único empleado?!

- Esta posada es mía, en realidad- dijo la anciana- A este idiota sus padres me lo encargaron para que trabajara aquí, y dado que es el único recibe lo que se merece de paga, no de mérito.

- ¿Qué relación tienen, si me permite preguntar, señora?- inquirió Kurama.

- Lamentablemente, él es mi nieto- Hakudo miraba cual animal salvaje a punto de lanzarse sobre Keiko y Botan- Mi estúpido nieto, tristemente. Muy triste.

En menos de dos minutos, Hakudo se demostró peor que un cerdo. Cuando Botan intentaba ser gentil con él, de inmediato perdía la paciencia por la mirada que le dirigía, mientras Keiko, que tenía experiencia con personajes como esos, reconoció que debía usar la fuerza bruta para callar sus proposiciones nada respetables.

- Oh, es divertido- opino Yusuke, tomando una segunda taza.

- Una Keiko molesta no me parece buen comienzo. Las dos, menos- le contradijo Kuwuabara.

- No es tan malo- dijo Kurama, solo por decir, viendo con rara sensación de melancolía como el demonio de fuego a su izquierda tomaba su bebida y devoraba una galleta- Y, durara poco en cuanto terminemos nuestro trabajo.

- Yo quiero esquiar, Kurama- Se echó atrás de la silla el detective espiritual, con un gesto de fastidio- Por favor, no me hables de trabajo.

- Ni que lo fuera para ti- replico Kuwuabara- Botan y Keiko están aquí por tu culpa.

- ¿La mía?- Se repuso de un enojado y torpe movimiento- ¡Ellas mismas se metieron! Botan quería ver un pueblo en nieve por primera vez y Keiko no me dio tiempo para negármele. ¿Y qué me dices de ti? ¿Esperas encontrar a una dama de las nieves?

- ¡Oye, Urameshi, no me provoques!- le reclamo al ver su cara burlona.

- ¿Y qué vas a hacer, tonto?

Hiei dejo la taza medio vacía sobre la mesa al oír un suspiro de la boca del pelirrojo a su lado.

- ¿Porque estas con estos tipos?

Kurama apoyo sus codos a la mesa. Acaricio la taza caliente delante de el para no ver a su hablante.

- Son amigos, y todos somos compañeros. ¿Entiendes eso?

Un leve movimiento de hombros, luego una desviación de la mirada. Así era él. Impredecible y tosco al hablar.

- Bien, los dejo.

La voz de la anciana fue escuchada luego de las quejas de las chicas y la batalla verbal de los inmaduros adolescentes.

- ¿Que ha dicho? ¿A dónde va?

- Me vuelvo a mi trabajo, que también es mi casa- le contesto a Botan, quien la veía con ojos esperanzados para que se quedara a controlar a aquel perverso chico.

- Pero, no lo entiendo, ¿esta no era su posada?

- Es parte de mis propiedades, pero actualmente es el lugar de trabajo y domicilio de Hakudo- Miro al aludido- Y espero que cumplas tu parte con todos los jóvenes que han venido aquí.

- Si, si, como no- El movió las manos perezosamente.

Botan se abrumo.

- Por favor, no se vaya. Quédese un poco más. ¡Oh, pronto será de noche, miré!

- No se preocupen, yo me volveré bien- sonrió la anciana, dirigiéndose a la salida- Suerte, jóvenes.

- ¡Espere!- Botan la siguió hasta la puerta- ¿No puede atendernos usted, u otro? Quien sabe lo que ese chico tiene en la cabeza...

Botan no era de hacerse ideas precipitadas sobre la gente pero ese pervertido tenia ideas muy claras y corruptas como para andarse con confianza.

- Te advertiré algo, porque entiendo tu ansiedad- pese a su baja altura, subió un brazo y apoyo su mano sobre el hombro de Botan- Cuídate de bañarte en cualquiera de las habitaciones. Bloquea todas las entradas posibles. Hakudo lleva un año aquí, conoce la cabaña y habrá hecho cambios para ver escabrosamente a los clientes. Clientes como tú.

Botan palideció.

- Buena suerte.

La mujer desprendió su brazo y contra la brisa que la golpeo dio marcha hacia adelante, en el terreno de nieve. La chica de cabello azul alzo una mano en suplica.

- ¡No, no se vaya, por favor!

Hiei miro con disgusto la taza ya fría, podía calentarla de nuevo pero perdería el encanto. Los gemidos de la ayudante del detective espiritual lo fastidiaron.

Hakudo aplaudió ostensivamente. Atrajo la atención de sus clientes y fingió una cara de póker para obviar sus verdaderas intenciones.

- Oigan, yo ya me presente. ¿Puedo saber a quién serviré?

- Oh, eso está bien. El vándalo de segunda es Yusuke, este es Kurama y el enano se llama Hiei. Yo soy...

- Si, si- Hakudo agito su mano, interrumpiéndolo- ¿Y las chicas?

- ¡Aléjate de nosotras!

- Ellas son Botan- señalo Yusuke a la aludida y luego a Keiko, divertido por la cara de espanto que las dos traían- Y ella es Keiko.

- Bonitos nombres. ¿"Botan" no sería también ese negocio de telas para...?

- ¡Eso no tiene ninguna relación con mi nombre!- exclamo ella, escandalizada.

- Muy bien, entonces- omitió el enojo de ella y se fijó en los muchachos, mirándolos unos segundos con detalle- ¡Perfecto!- apunto a Kuwuabara con el dedo- Tu eres muy feo, al lado tuyo cualquiera es mejor partido- Yusuke rio abiertamente, pero Hakudo no terminaba con su "evaluación" y lo señalo- Y tú tienes un aspecto de pandillero sucio.

- ¡Oye!

- Y el...- Hiei subió los ojos, su rojiza mirada parecía una flama viva que hizo temblar al pobre mortal- Muy terrorífico...

Kurama sonrió ligeramente, teniendo el impulso de calmar a Hiei de alguna forma, hablándole o tocando su hombro. Extraños impulsos que trataba de ignorar y jamás realizar, aunque los quisiera.

- Y ella supera a la "Botan". Es muy hermosa, señorita.

Despertó d sus pensamientos en cuanto escucho a Hakudo, mirándolo con unos ojos de...Oh, no otra vez...

- Imbécil- hablo Kuwuabara, un segundo antes que Yusuke diera otra sonora carcajada- ¿Que no ves que es hombre?

Hakudo miro con más atención a Kurama, quien dudo entre sentir vergüenza o indignación por el examen visual que le aplicaban.

- ¡Es cierto! ¡Argg!- gimió en un lamento- Un hombre. No, gracias, yo estoy para siempre con las mujeres- Negó con la mano y se fijó de nuevo en las chicas del equipo- Son dos chicas, al menos... ¿Quieren que les enseñe el baño, señoritas?

- ¡No!

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Oh… ¿Qué pasara? Con semejante pervertido, ni Keiko o Botan dormirán tranquilas.

¿Lo notaron? Kuwuabara apareció. No podía quedarse atrás por mucho tiempo y los recuerdos comienzan a azotar a ciertos personajes…Que nostalgia.

Nos leemos la próxima. Ojala le haya gustado hasta aquí.