El fin de semana dedicado a desempacar las maletas y recolocar los viejos muebles en el nuevo loft había tenido más que ocupada a la inspectora Beckett.

Lo que no se imaginaba era encontrarse con que Mariah, la que años atrás había sido su mejor amiga en la facultad, residía en el mismo bloque en el que se encontraba el loft que había alquilado temporalmente.

Habían pasado juntas parte del sábado y también del domingo, de hecho Mariah se había ofrecido a presentarle a sus amigos, pero Kate no tenía mucho cuerpo para fiestas, el lunes empezaba en el nuevo departamento y lo cierto es que le inquietaba el no saber cómo debía actuar.

Llevaba tantos años con los suyos que se sentía como un pez como fuera del agua.

"Cobarde, cobarde. Esto es lo que les sucede a las personas que no saben afrontar las adversidades"; es lo que le repetía la mente a la joven inspectora.

"Claro, es fácil huir de los problemas, volver a recubrirte con esas capas y esconderte en el caparazón cual caracol"

-Ahh –dijo Kate levantándose del sofá y apagando la tele, queriendo con este último gesto dar a entender a su subconsciente que deseaba que callase ya.

Las 10.00 pm, ¿se pensaba acostar tan temprano?

Estiró el brazo hacía la mesa que se encontraba en ese momento detrás suya y cogió el Iphone con la idea de encontrarse un mensaje o un MD en twitter de alguno de sus chicos.

Negativo.

Escribió a Espo y luego a Lannie, de ninguno obtuvo respuesta y decidió no insistir más.

Silenció el teléfono y se entretuvo en el baño observando cómo había comenzado a hacer de nuevo desde el viernes, esa marca. La misma que le hacía recordar que seguía viva, que le traía esos recuerdos… esas palabras.

Apagó la luz y se acostó, cubriéndose con la sábana hasta la barbilla.

Vueltas y más vueltas.

Las 00.00 am, la 01.00 am. Se levantó a mirar la hora, a cerciorarse de que realmente no había amanecido ya, se paso por el hall y bajo a la planta baja para cerciorarse de que también había cerrado con llave, tras esto reanudo de nuevo el camino dirección al dormitorio.

No supo cómo, pero en algún momento debió quedarse dormida

El bullicio que llegaba a través del ventanal de la habitación hizo despertar a la inspectora.

Ésta se incorporó al tiempo que un vahído la hizo agarrarse a la sábana, se llevó la mano derecha a la frente comprobando así la temperatura. No parecía indicar que tuviese fiebre, así que se incorporó y se dirigió al cuarto de baño preguntándose qué debería llevar puesto como primer día en ese departamento.

Esto le trajo a la mente el recuerdo de aquel día en el que se había hecho la misma pregunta mientras él la miraba sin quitarle ojo. Un suspiro escapó de sus labios y aún en chándal bajo a desayunar.

Al pasar por la mesa donde había dejado el Iphone vio que tenía 3 llamadas perdidas, al ir a mirar de quien se trataban volvió a sonar el teléfono y está lo cogió antes de poder mirar quien era.

-¿Kate?

-¿Alexis?

-Kate, necesitaba hablar contigo. Prometiste que me llamarías el viernes a la noche…

Mierda, la llamada a Alexis. La verdad es que ese fin de semana ni ella sabía bien dónde había puesto su cabeza.

-Perdóname Alexis, la verdad es que ni yo misma sé donde tengo la cabeza estos días…

-¿Te he hecho algo? –escucho preguntar a la joven

-¿Cómo?

-Sé que al principio la relación igual era más formal… pero en estos dos últimos años me había acostumbrado a esas charlas entre chicas, esas comidas juntas y esas salidas los domingos sin papa de por medio…

En ese momento Alexis dejo de hablar y se sucedió un rápido segundo de silencio que no paso desapercibido para ninguna de las dos

-Perdóname por nombrarlo Kate, de verdad que lo siento…

Kate tragó saliva antes de responder:

-Es tu padre cariño, no quiero, ni puedo pedirte que lo omitas en las conversaciones.

-De verdad, lo siento –dijo Alexis con un tono de voz más apagado de lo que en ella era habitual

-¿Quieres que me enfade de verdad? –dijo bromeando Beckett.

Alexis enseguida esbozó una sonrisa

-Me preguntaba si esta semana podríamos quedar para ir a ver una película juntas

Kate se quedó en silencio

-Prometo que no le diré A NADIE con quién he quedado ni dónde.

No estaba muy segura pero la verdad es que la echaba de menos y aunque en un principio había tenido ese "miedo" de no saber encajar con ella, el tiempo que había pasado con Castle la había acercado tanto a Alexis que para ella ya era como su hija mayor.

-está bien. ¿El sábado a las 15.15 pm donde siempre?

-Perfecto.

-Alexis tengo que dejarte, hoy empiezo en el nuevo departamento.

-Mucha suerte 'mommy'

Esto pilló descolocada a Kate y no supo reaccionar hasta varios segundos después de que Alexis hubiese colgado.

Tuvo el tiempo justo para arreglarse y peinarse antes de que el timbre sonase.

Un hombre más o menos de su edad y bastante atractivo le saludo desde el otro lado de la puerta.

-Michael Johnson, compañero de brigada y estoy seguro de que muy pronto también amigo

-Kate… Kate Beckett.

-Ya hemos escuchado hablar de ti, pero está claro que lo que cuentan no te hace justicia, eres incluso más guapa de lo que me habían dicho.

Kate frunció los labios y esbozó una sonrisa mientras meneaba la cabeza.

-Vamos mal como pretendas ganarte mi amistad con halagos. No me gustan –continuo mientras volvía a reírse al ver la perpleja cara que se le había quedado a Michael.

Claro que tú tampoco estás mal, dijo adelantándole mientras pulsaba la tecla del ascensor.

Lo había dicho sin pensar pero de nuevo el semblante volvió a cambiar y un halo de tristeza le sobrevino. Por suerte supo disimularla o si bien se le notaba en el rostro, Michael no hizo ningún comentario.

Al salir a la calle vio que un coche les tocaba el claxon y la cabeza de otro atractivo policía asomo por la ventanilla.

Al subir las murmuraciones entre ambos policías se hicieron constantes.

-Michael , ¿pero tú la has visto?

-Jon, te recuerdo que la tienes detrás –respondió riéndose mientras bajaba la ventanilla y se abrochaba el cinturón.

Jon se giró y se quedó mirando a Beckett y lo cierto es que Kate no pudo evitar fijarse.

Moreno, ojos marrones, no más de 35, seguramente de Canadá por el acento.

Empezaron el camino hacia comisaria, ambos policías eran agradables y además sabían hacer parte de sus conversaciones a la gente nueva sin hacerla sentir fuera de lugar y a Kate le reconfortaba eso, el saber que iba a tener compañeros como ellos.

La comisaria era el doble que la suya y Kate contaba con su propio despacho, casi del mismo tamaño que él de Gates.

El capitán la llamo y le puso al corriente de que había ocurrido con el antiguo inspector de policía, le recalcó la importancia que le daban a la lealtad y el compañerismo, esto le hizo pensar en Montgomery y con él la imagen de los suyos le volvió a rondar en la mente