HELLSING NO ME PERTENECE; SIMPLEMENTE CREE LA HISTORIA DE MI DELICIOSAMENTE RETORCIDA CABEZA xD

Al fragor de la guerra el sonido resultaba atronador, la guerra consumía poco a poco la hermosa ciudad que alguna vez fue Londres, El Major amaba la guerra, reía con ella y se aferraba con dientes y uñas a ella.

El Capitán avanzó por el pasillo lleno de cuerpos mutilados de los soldados nazis, la sangre estaba fresca, su olor llenaba la nariz del Capitán, sus botas resonaban contra el suelo. Miró por una abertura que tenía el gran zeppelín, sus sentidos ultra humanos le permitían oler, sentir, degustar, oler y oír lo que los humanos no podían, la oscuridad ya no lo cegaba, solo daba aquel matiz extraño al paisaje.

Disparos distrajeron su atención, la risa del vampiro Alucard sonaba por todas partes, El Capitán quito el seguro de sus Mauser C69 y preparo sus granadas.

Un grito femenino se escuchó y guiado por éste dobló por un pasillo. Unos 27 soldados se empujaban tratando de alcanzar algo que no lograba divisar.

- Quítense de encima, mierda – dijo una voz femenina.

Escuchó el cerrar de mandíbulas y patadas impactando. Un soldado nazi cayó sin mandíbula.

El Capitán empezó a enojarse realmente ante la falta de disciplina de los soldados. Esto no se trataba de eso, nada de esta guerra tenía sentido y los veteranos vampiros solo aprovechaban.

- Ahhhh – gritó la chica.

La chica sonaba indefensa e inocente, frunció el ceño, no era una pelea justa, avanzó dos grandes pasos y se poso detrás de dos nazis. Los tomó por el cuello, a uno lo estampó contra el suelo mientras su cráneo reventaba, al otro lo tomó con las dos manos y apretó hasta que sus vertebras quedaron hechas astillas. Se adelantó otro paso y puso el pie en la cabeza de otro soldado, lo bajó con fuerza hasta que ya no hubo nada entre su bota y el suelo. La sangre se derramó rápida y silenciosamente. Los nazis retrocedieron ipso facto. La Draculina se echó hasta la pared.

- ¡No te acerques más! – advirtió

El Capitán avanzó otros dos pasos. Un escalofrío recorrió a la chica.

- No…por favor – suplicó

El Capitán pronto se dio cuenta que según la chica él iba a ser el que terminara el "trabajo".

Negó con la cabeza y se adelantó otro paso, pasó sus brazos por detrás de las rodillas y de la espalda y la levantó. El sintió como ella intentaba alejarlo de él y gruñó bajo. Caminó a través del laberinto de pasillos puertas y escaleras hasta llegar a una puerta con el título de Hauptsturmführer, la abrió de una patada y se metió al cuarto cerrando la puerta a su paso. Depositó a la Draculina en el suelo y le señaló una puerta al fondo.

Al ver que ésta no se movió la tomó de la muñeca y la condujo hasta la puerta, la abrió y le hizo un ademán de invitación con la mano. Ella se sonrojó y tiño sus mejillas de un ligero tono rosado contra su piel blanca.

Volteó los ojos y repitió el movimiento.

- Bueno al menos dame privacidad, ¿quieres? – soltó la chica.

El Capitán bufó y se salió del baño. Escucho como la puerta se cerraba, hubo silencio y después escuchó el deslizar de la ropa de la vampiresa, entonces cayó en cuenta, ella era uno de sus objetivos, Seras Victoria, la segunda vampiro de la mansión Hellsing, después de ver lo que había hecho con la teniente Zorin Blitz todos dejaron de verla como un "objetivo más". Ella era de alta amenaza pero hace un momento no le pareció así.

El Capitán escuchó el abrir de la llave del agua, un minuto después el pop del bote de shampoo. Caminó hacía el clóset y sacó unos pantalones de combate, un cinturón y una playera blanca de lo más chica que encontró y caminó a la puerta del baño, entró silente y depositó la muda de ropa en el suelo y salió.

Volvió al clóset y él se cambió la ropa manchada de sangre. Se fundó unos pantalones de combate y una camisa negra que quedaba justa con su cuerpo musculoso.

Recordaba hacia 125 años cuándo se convirtió en soldado, todos los ejercicios exigían un gran trabajo físico y desde entonces se había mantenido en forma y ejercitándose. Se sentó a pie de la cama y recargó la cabeza. Escuchó el cesar del agua y el deslizar de las cortinas de baño.

Esperó pero no abrió los ojos. Una esencia paso frente a él e inhaló aquél aire delicioso. Una mezcla dulce combinada con pólvora y sangre.

Inhaló más profundamente y sintió el peso de la chica sobre la cama.

Abrió los ojos y se encontró con los de la Draculina.

- Gracias… por la ropa y por lo de hace un rato… si no hubieras llegado yo… - dejó flotar la frase.

El Capitán solo asintió y estuvieron en un cómodo silencio.

La Draculina lo miró con más atención.

Tus ojos eran rojos cuando estabas allá… ahora son... azul claro – dijo mientras hacía un ademán de tocarle la cara.

Retiró la mano inmediatamente lo pensó.

- Yo… Lo siento – dijo mientras su rostro se pintaba de un rojo intenso.

El Capitán volvió a cerrar los ojos y escuchó un gruñido, miró a la chica y ésta se puso de un intenso color rojo, bajo la mirada y se mordió el labio. Hans se sentó a un lado y le hizo levantar la cara, entonces puso su muñeca frente a la boca de Seras.

La Draculina se quedó en paralizada en su lugar. Ella podía escuchar el delicioso bombeo de la sangre bajo su piel, pero se contuvo y aparto el brazo de Hans. Él, en un ágil movimiento se colocó encima de ella, permitiendo acceso completo a su cuello, Hans podía sentir la respiración de Seras contra su piel.

- ¿Estás… seguro? – preguntó nerviosa.

Él solo asintió.

Insegura la chica abrió la boca dejando ver sus colmillos blancos y filosos como navajas.

El Capitán sintió el hormigueo de su piel cuando su aliento lo rozó más cerca.

Al escuchar la sangre viajar por el cuello palpitante del hombre lobo se le hizo agua la boca. Acerco su boca y hundió los colmillos en su cuello.

El Capitán suspiró al sentir el drenar de su sangre. La Draculina lo hacía con el menor esfuerzo posible, `intenta no dañarme' pensó el hombre lobo y un atisbo de sonrisa asomó a su cara. Cuando el drenar de la sangre se hizo más insistente sintió un lengua de fuego lamerle la espalda, aquello resultaba excitante. La Draculina mordió más fuerte soltando un suspiro, entonces algo chocó contra sus dientes y sintió como se rompía, Hans se crispó un momento pero volvió a relajarse de inmediato.

Sintió los dientes alejarse de su cuello y ser reemplazados por una lengua, la Draculina estaba sellando las heridas.

- … gracias – dijo avergonzada.

Él solo asintió y se sentó de nuevo en el suelo recargando la cabeza en la cama.

-Bien, ¿cuál es el nombre de mi alimentador? – dijo la chica con humor.

El Capitán se quitó el collar de guerra y se lo pasó a la chica.

-Hau…haup… ¿eh? – estaba leyendo la línea de su cargo, le señalo con el pulgar la línea de abajo.

-Hans Günsche, es un buen nombre… – dijo como para ella misma.

El Capitán la miro con atención, notó que sus ojos azul intenso eran ahora de un brillante escarlata, tenía una gota de sangre en la comisura de sus labios rojos. Levantó la mano y con el pulgar le limpió la sangre.

Ella al contacto de su piel se sonrojó. Tenía una textura suave y firme.

Para ella era igual, el blanco de su piel resaltaba al lado de la acaramelada piel de Hans.

- Gracias – dijo apenada.

El simplemente se encogió de hombros y volvió a recargar la cabeza en la cama. Todavía tenía esa sensación del fuego en su espalda y luchaba para controlarlo.

La Draculina se sentó a su lado silente.

Bueno dime… - parecía dudar. - ¿por qué me salvaste?

El Capitán la miró con intensidad, sus ojos azul claro (del color de la nieve en contraste con el cielo) se clavaron en los de ella color escarlata. Suspiró, la verdad ni siquiera lo sabía, simplemente había salvado al enemigo. Pero algo había cambiado, ya no sentía esa incomoda sensación de ser vigilado siempre.

- ¿Tú me protegías? – preguntó con toda inocencia.

El hombre lobo asintió.

-Gracias – dijo y bajó la mirada.

El Capitán le levantó la cara y le sonrió de un lado, la Draculina se acercó y posó sus labios contra los de él. Él se quedó paralizado ante su reacción pero quedó envuelto entre los brazos de la Draculina, cerró los brazos en torno a su cintura y le devolvió el beso. Permanecieron un momento así y una explosión cercana los interrumpió.

El Capitán se levantó inmediatamente, podía escuchar los cimientos del zeppelín crujiendo. Miró a la Draculina y le ofreció la salida, corrieron pero en un punto Seras se paró.

-Espera, tengo que ver a mi ama.

El Capitán se paró y la miró.

-Están hacia el otro lado pero tú sal de aquí - le dijo empujándolo a la salida.

El hombre lobo suspiró y dejó que ella lo guiara.

Llegaron a una gran puerta y la abrieron de una patada.

Integra estaba en un extremo del gran salón y el Major estaba del otro sentado en un gran sillón con el doctor al lado.

-Vaya, pero que grata sorpresa, un nuevo miembro de Millenium, bueno trabajo Hauptstürmfuhrer. – dijo el Major con el mismo tono burlón y despreocupado.

-Seras, ¡Qué significa esto? – gritó Integra.

- Yo te puedo explicar solo hay que acabar con esto. – dijo mientras volteaba a ver al Major.

- Bien Capitán creo que ya puede finalizar su trabajo – dijo el Major con su sonrisa del lado.

Seras miró al Capitán y vio que sus ojos se habían convertido en unos ojos con ansia de sangre, de un carmesí intenso y de su cuerpo comenzaba a salir pelo de color gris, como el de su cabello.

Dio un salto hacia adelante y todo su cuerpo se trasformó en un gigante lobo de color gris.

Gruñó en dirección hacia el Major.

-Vaya, parece que ha ocurrido un… inconveniente – dijo el hombre gordo mientras pulsaba un botón de su sillón. El Doctor oprimió el control de eliminación de traidores, y el lobo simplemente esperó la muerte con los brazos abiertos, pero las llamas nunca lo arrasaron, miró al Doctor que oprimía más veces el botón pero no funcionó. Hans cayó en cuenta, el FREAK chip, la Draculina lo había roto cuando lo mordió. Aulló.

Una barrera de cristal comenzó a ascender desde el suelo y pronto quedo cubierto. El doctor sonrió.

El lobo gruñó aún más fuerte y Seras siseó. La Draculina se colocó frente a su ama para protegerla de cualquier ataque. Su brazo poco a poco fue convirtiéndose en una sombra y parecían serpientes revoloteando.

El gran lobo gris se lanzó contra el cristal pero no se quebró en añicos como esperaba.

- Gran trabajo doc. – dijo el Major.

El lobo gruño haciendo retumbar el cristal y se lanzó como una sombra, en el cristal empezaba a aparecer una gran rotura que se convertía en muchas más y más pequeñas.

El lobo volvió a estamparse contra el cristal y este comenzó a crujir en señal de ceder.

Se impulsó de nuevo y se estampó haciendo que el plexiglás se convirtiera en misiles disparados en todas direcciones. El lobo saltó el espacio que lo separaba del Major y del doctor.

Tomó al doctor es sus fauces y lo tironeo y azotó en el suelo hasta que quedó solo su tórax en su hocico. La sangre volaba por todas partes y las viseras también. Volteó a ver al Major que sacaba una pistola de su bolsillo. La gran sombra gris saltó sobre el cayéndose del sillón, en el suelo intento recoger de nuevo el arma pero una pata le rompió los huesos del antebrazo hasta dejar una masa gelatinosa como su brazo. Pisó con la otra pata su mano derecha pero algo duro interfirió su paso contra el suelo. El Major comenzó a reír.

-Vaya hasta que al fin descubrieron mi secreto

El lobo aplicó más fuerza y el brazo metálico se hizo añicos. La cara del Major se crispó en una mueca de dolor.

-¿Un robot? – preguntó Seras incrédula.

- Con que por eso no envejecía… - dijo Integra murmurando para sí misma.

El Major rompió a reír macabramente convulsionando su gordo cuerpo.

-¿Crees que un plan tan bien elaborado hubiera sido trazado con solo una vida humana? – dijo con sorna.

El lobo gruñó.

- Eres un demente, destruir Inglaterra solo por tu avaricia de conquista… maldito gordo – dijo Integra molesta.

El Major abrió los ojos con sorpresa y después los entrecerró.

-¿Destruir Inglaterra? ¿Crees que ese es mi objetivo?

Integra frunció el ceño.

-No mí querida Fraülein no. Destruir Inglaterra es simplemente por diversión. Destruir a tu querido Alucard ha sido mi objetivo desde el inició de la guerra.

Integra frunció el ceño hasta que sus cejas se juntaron.

¿¡Dónde está Alucard? – gritó Integra. El Major la sacaba de sus casillas.

El Major rió y pareció sumido en sus pensamientos, pronto señaló con la cabeza un pequeño control tirado en el suelo. Seras alargó su brazo ahora convertido en serpientes hechas de sombras hasta tomar el control y se lo paso a Integra.

-El pequeño botón verde – dijo el Major.

Integra lo presionó y a través de las pantallas restantes se dibujó la imagen de Alucard dándose un festín de sangre.

- Nuestro Scrhödinger debe de estar en camino – y comenzó a reír de nuevo maniacamente.

La imagen de Alucard pronto empezó a transparentarse y cada uno de los ojos acomodados en su cuerpo empezaron a cerrarse, la mirada del Nosferatu se encontró distante conforme sus ojos carmesí empezaron a cerrarse también.

-¡No Alucard, no cierres los ojos, te ordeno que permanezcas en este lugar! – gritó Integra con autoridad pero con un atisbo de súplica.

-Lo siento mi ama pero esta vez no – dijo el Nosferatu y se desvaneció dejando un sello en el piso.

-No… - murmuró Integra mientras una lágrima rodaba por su mejilla.

Se volvió para ver al Major tirado en el suelo sin brazos sonriendo a lo ancho.

-Al fin, lo logré, Alucard finalmente desapareció, que dicha. – y rompió a reír.

Integra lo miró furibunda y caminó con paso apretado hacia el sacando una pistola de su sobaquera. Antes de que pudiera mirarla bien Integra disparó las 6 balas de su revólver en su cara, enviando pequeñas esquirlas de metal roto. La mitad de su cráneo también era de metal.

Integra se quedó con el arma empuñada apretándola con fuerza, suspiró y murmuró:

-Seras, vámonos, tu siguiente orden es llevarme a la mansión a salvo.

-Sí señora – dijo Seras mientras se adelantaba un paso, una mano la detuvo por el hombro.

Seras volteó y vio al Capitán de nuevo en su forma humana. La miró con intensidad.

- Ehh, maestra… - dijo Seras apenada.

Integra se volvió.

-Hmm… - parecía sumida en sus pensamientos. – Bien hombre lobo, ¿cómo me aseguras que no te volverás contra Hellsing como contra Millenium?

El Capitán se reclinó sobre una rodilla y puso una mano contra su pecho.

-¿quieres unirte a las tropas de Hellsing? – preguntó Integra mientras sacaba un cigarrillo de una cajita. – Seras, fuego.

Seras se adelantó un paso y prendió el encendedor.

El Capitán asintió ante la pregunta de su nueva ama.

- Seras, Capitán, su misión es llevarme a salvo hasta la mansión. Vamos.

Los sirvientes la siguieron limpiando a cualquier FREAK o ghoul que se atravesara.

Al llegar a la mansión se le otorgó una habitación al Capitán y un uniforme con la insignia de Hellsing.

Antes de salir Integra del cuarto del nuevo miembro, Hans habló.

-Disculpe señora… me preguntaba si tienen pantalones de combate como estos, me permiten pelear mucho mejor – dijo con una voz grave y profunda con un extraño acento.

- Veré que puedo hacer – dijo Integra dando una calada a su cigarro.

-Gracias señora – dijo el Capitán

ASI CONCLUYE LA PRIMERA PARTE, ESPERO REVIEWS Y JITOMATAZOS PLIZZ xD