*Te importa si no sé que decir?*
Ok, sé que en mi último fan fic dije que no escribiría más cosas tristes, pero
sencillamente, al estar escuchando 'There is' de Box Car Racer y estar leyendo 'The Remus'
Aaaww files' en una página web, no pude resistirme... esto es un intento de song-fic con la
misma canción (There is). Hay veces en que la letra de la canción no encaja perfectamente con
la situación, pero de todas formas... es linda... ;_; espero que les guste... Aunque si, creo
que al final más que un song-fic terminará en un fic con estrofas de la canción insertadas de repente,
pero bueno... (Y por cierto, cambié un poco la situación de Remus en Hogwarts, para que encajara
mejor la historia...)
* * * * *
~This vacation's useless
these white pills aren't kind
i've given a lot of thought on this 13-hour drive~
~Estas vacaciones son inútiles
estas píldoras no son gentiles
he pensado mucho en estas 13 horas de conducir~
Jill tenía 15 años. A sus padres (muugles) los habían trasladado
de Francia al Reino Unido, por lo cual se uniría a Hogwarts
en el Sexto Año (Iba un año adelantada). No tenía muchas esperanzas
de que Inglaterra fuese mejor que Francia. En Beauxbatons, la escuela
de Magia a la cual asistía allá, casi no tenía amigos. Hablaba con
gente, pero no tenía amigos de confianza. Y en Hogwarts sería aún peor:
sería la nueva, y más encima la extranjera. Prefiero no pensar en eso
se dijo. Buscó su bolso, tomó su Walkman y se puso los audífonos. Ya estaba
aburrida del largo viaje desde París a Londres, y la música era lo único
en lo cual encontraba consuelo, paz.
Definitivamente no extrañaría Beauxbatons, pero tampoco le animaba la idea de
una escuela nueva... apenas llegaran irían a comprar sus cosas, ya que sólo
faltaban 2 días para que tuviese que abordar el Expreso de Hogwarts. De pronto
notó que sus padres, que iban sentados adelante de ella en el avión, iban
discutiendo. De nuevo. Parece que el único cambió que abrá será el país...
pensó. Le subió el volúmen a su música y cerró los ojos, intentando dormir a
pesar de las turbulencias.
Llegaron, y se dirigieron al Callejón Diagon. O mejor dicho, Jill se dirigió
al callejón Diagon, ya que sus padres tenían unos trámites muy importantes que
hacer en sus nuevos trabajos. Jill ya se había informado en como entrar, y al
ver por primera vez el Callejón, sonrió, por primera vez en varios días.
Estaba sola, y estaba en su mundo: el mundo mágico. Lástima que los Walkman ahí
no funcionan...
Comenzó a caminar, y a mirar cada vitrina. En todas partes habían cosas interesantes.
Se dirigió a Gringotts, a sacar algo del dinero que sus padres le habían depositado en
la sucursal de Francia. Luego, comenzó a comprar todos sus materiales. Decidió dejar
para el final la librería, ya que los libros le apasionaban y quería tener todo el resto
del tiempo para disfrutarlos.
Compró todo lo que necesitaba, y entró a Flourish y Blotts. Dió un vistazo, y volvió a
sonreir: era mucho mejor que la librería de París.
Se dirigió a la sección de Transformaciones, materia que le apasionaba bastante. Tomó un
libro, y al mismo tiempo una mano tomó el que se encontraba junto a ese. Jill volteó para
ver de quién se trataba, y vió a un chico de pelo castaño claro, casi rubio, ojos claros,
delgado, con aspecto de enfermo y un par de notorias ojeras. Por alguna razón, en el instante
en que vió al chico, a Jill se le congeló el corazón. Sus miradas se cruzaron por unos
segundos, y luego ella miró hacia bajo, tratando de ocultar sus sonrojadas mejillas. El chico
sonrió, pero al notar que el también se estaba sonrojando, dejó el libro y salió de la tienda.
El día llegó: Jill se bajó del auto de sus padres en la entrada de la estación de King Cross, y
el auto se fué enseguida. Suspiró, tomó su baúl, y se encaminó a su destino.
Había bastante gente en la estación. De pronto Jill se topó con el Andén 10, y recordó que no
estaba segura si el sistema para llegar al Andén 9 3/4 era el mismo que para el 7 2/5, en la
estación de París. Pensó en preguntarle a alguien, pero no sabñía a quien. No era muy buena en
las relaciones sociales. De pronto, sintió una suave voz detrás de ella.
-Perdida?
Era el chico de Flourish y Blotts. Se notaba que estaba muy nervioso, pero que se había armado de
coraje y le había hablado.
-La verdad, sí... Cómo entro en el Andén 9 3/4?
-Bueno, lo único que tienes que hacer es caminar hacia la barrera entre los Andenes 9 y 10, la
atravesarás y estarás en el 9 3/4
-Gracias
Jill estaba muy nerviosa, y no se dió cuenta de que había dejado al chico solo, sin siquiera preguntarle
cómo se llamaba, o en qué año iba. Después de entrar en el Andén, se sentó por unos minutos sobre su baúl.
No tenía apuro en subirse al tren, todavía estaba bien en la hora. Iba a sacar su Walkman, cuando recordó que
no funcionaría. De pronto, vió al chico subiendo al tren. Y por alguna extraña razón, como manejada por sus
impulsos, lo siguió. Qué le pasaba? Ella, la que no podía hacer amigos, siguiendo a un chico sin razón...?
Comenzó a recorrer el pasillo del tren, buscando un cubículo vacío. Miró dentro de uno, y vió al chico subiendo
su baúl.
-Disculpa... te molesto si me siento aquí?
-Cla-Claro que no, entra...
-Gracias
-Te ayudo?
El chico amablemente tomó el baúl de Jill, y lo puso arriba.
-Muchas gracias
-No hay de qué. Mi nombre es Remus Lupin
-Hola, yo soy Jill Fiorenza
-De dónde vienes? Tienes un acento extraño...
-Es cierto, vengo de Francia
-Oh, ya veo... y entrarás a primer año...?
-La verdad no, entraré a Sexto
-Yo voy en Sexto
-En serio...
Coversaron un poco más, incluso se rieron un poco. Pero sin embargo, aunque a ratos habían silencios bastante
incómodos, ellos no se sentían mal: era un sentimiento muy extraño, como si conectaran
perfectamente, como si no necesitaran hablar para entenderse.
Después de un largo viaje, el Expreso de Hogwarts llegó a la estación de Hogsmeade. Al bajar, Jill
y Remus se perdieron de vista. Una extraña sensación pasaba por los corazones de ambos: era como si
quisiesen seguir estando juntos. Se extrañaban.
~I missed the grinding concrete where we sat past 8 or 9
and slowly finished laughing in the glow of our headlights~
~Extraño el concreto demolido donde nos sentamos pasadas las 8 o las 9
y lentamente terminabamos riendo en el brillo de nuestros faros~
Al entar a Hogwarts, el direcor Jenkins se encontraba esperando a Jill para seleccionarla aparte, en su oficina.
Desoués de unos minutos salió, siendo ahora parte de la casa de Gryffindor.
Se encaminó al Gran Comedor, y lo vió a él: Sexto año, y también un Gryffindor. Sonrió. Sonrió... qué le ocurría
con ese chico?!
Se sentó algo lejos de las demás personas. Por alguna razón, solo algunos la notaron, pero la mayoría la ignoró.
Eso no le importó. No tenía mucha hambre, y quería dar una vuelta por el castillo, sola, de noche. A veces la
oscuridad la hacía sentir mas tranquila. Al ponerse de pie, Remus la vió. Y ella le sonrió a él, y él le sonrió de
vuelta. Y pudo sentir sus mejillas sonrojándose, y pudo ver las de él haciendo lo mismo. Se fué rápidamente. Se
dirigía a la Torre de Astronomía (el director ya le había indicado donde se ubicaba cada lugar, y ella tenía muy buena
memoria) pero se topó con el prefecto de Gryffindor, quien la hizo ir a la Sala Común.
Como era primer día, algunos se fueron a acostar de inmediato, pero muchos Gryffindors se quedaron comentando las
vacaiones en la sala común. Jill se sentó, no en un sillón, sino en el suelo, apoyándose en la pared. No se sentía
con ganas de tratar de iniciar una conversación con algún desconocido. Remus la miró, y un pensamiento muy
extraño pasó por su mente, uno que no había experimentado antes: quiso ir y sentarse junto a ella, lo quiso más que
nada en el mundo. Pero no lo hizo. No, sería muy impertinente...
Las semanas pasaron. Jill y Remus se hacían más cercanos, pero entre ellos. Remus tampoco parecía tener mucha vida
social. Los dos eran muy solitarios. Y aún siendo más amigos, la relación entre los dos seguía siendo extraña, la conexión que tenían era
intrigante, diferente... podían pasar horas sentados, los dos solos, en una habitación, sin hablar, pero se sentían
satisfechos. El simple hecho de estar juntos, era suficiente. Era como si se estuvieran dando una declaración de
amor: sabían que querían estar juntos. Lo sabían, pero no lo decían. Ambos sabían que se amaban mutuamente.
~I've given a lot of thought to the nights we use to have
the days have come and gone
our lives when but so fast
i faintly remember breathing on your bedroom floor
where i laid and told you but you sweared you loved me more~
~He dado muchos pensamientos a las noches que solemos tene
los días han venido y se han ido
nuestras vidas cuando pero tan rápido
debilmente recuerdo estar respirando en el suelo de tu habitación
donde me recostaba y te decía pero tu me jurabas que me amabas más~
Un día, Remus se decidió: sabía que la amaba, sabía que ella también lo sabía... tenía que decírselo. Quería vivirlo
con aún más sentimiento... quería saber a qué sabían sus labios, a que se sentía su piel.
Era una noche sin luna, muy estrellada. Después de la cena, Remus le propuso dar un paseo a la orilla del lago. Jill
aceptó, feliz.
Caminaron un largo tiempo, sin decir una palabra.
-Nos sentamos?
-Claro
...
-Jill, tengo algo que decirte
-Anda, dime... -Jill se veía muy nerviosa
-Jill, escucha: Sabes que te amo. Sé que me amas. Sé que encajamos perfectamente. De una manera muy, demasiado
extraña, pero encajamos de todas formas. Te amo Jill. He llegado a conocerte bastante, y eres una persona
maravillosa. Sólo con estar junto a tí, me siento pleno, feliz. Y quería saber si tú sientes lo mismo.
-Me siento exactamente igual que tú, Remus. Es extraño. Nunca había sido tan cercana a alguien, ni menos de una
forma tan extraña.
-Yo tampoco.
-Creo que... lo necesitábamos...
Remus se acercó a ella, la besó, y en ese instante, fué como si su conección de hubiera hecho más fuerte, más
real, más viva. Luego, Remus la abrazó, y se quedaron así sentados por un tiempo.
~Do you care if i don't know what to say,
will you sleep tonight or will you think of me,
will i shake this off pretend its all okay,
that there someone out there who feels just like me,
there is~
~Te importa si no sé qué decir,
dormirás esta noche o pensarás en mí,
me sacaré ésto pretender que todo está bien,
que hay alguien ahí que se siente tal como yo,
lo hay~
En los días siguientes, la relación ya no era solo silencio. Eran miradas, sonrisas, besos, abrazos, notas
hermosas, flores. Ambos estaban en su mundo. Si todo el resto de Hogwarts los ignoraba, no les importaba:
estaban juntos, los dos. Era perfecto. Todo era perfecto. Lo era.
Dos meses después, Jill le dió la noticia a Remus. Fué un día Sábado, detrás de los invernaderos, un lugar muy solitario.
-Remus... tengo algo que decirte
-Claro Jill, qué ocurre...
-Remus...
Jill lo abrazó, más fuerte, con más amor que nunca. Luego lo soltó.
-Remus, han vuelto a trasladar a mi padre. Nos vamos a Suiza.
-Que... qué?! No, eso no puede ser cierto, no...
-Sé que es terrible, pero no puedo hacer nada
-Pero... pero... y, cuándo te vas???
-Mañana en la noche
Los ojos de Jill se llenaron de lágrimas
-Pero Jill, eres la mejor persona que he conocido, yo te amo...
-Tu también eres la mejor persona que he conocido, Remus, y te prometo que jamás te olvidaré
Los ojos de Remus se humedecieron. Abrazó a Jill, y le dió un beso.
~Those notes you wrote me
i've kept them all
i'll give a lot of thought of how to write you back this fall
with every single letter in every single word there
will be a hidden message about a boy that
loves a girl~
~Esas notas que me escribiste
las he guardado todas
daré muchos pensamientos a cómo escribirte de vuelta este otoño
con cada simple carta en cada simple palabra habrá
un mensaje oculto sobre un chico que
ama a una chica~
En la tarde siguiente, Remus acompañó a Jill a la estación de Hogsmeade, para que tomara el tren
de regreso. En silencio. Se miraron a los ojos.
-Te amo, Jill
-Yo también te amo, Remus
Se dieron un último beso, un beso que jamás en su vida olvidarían. Como a ninguno le gustaban las
despedidas, Jill se subió al tren rápidamente, y sólo observó a Remus por la ventana. No le hizo ninguna
seña. Lo único, fué que en el vidrio con hielo, escribió 'Te importa si no sé que decir?'. Al leer
esto desde afuera, Remus, por primera vez desde que conoció a Jill, sintió que era una parte de él la que
se iba en el tren.
Y Jill sentía lo mismo.
~Do you care if i don't know what to say,
will you sleep tonight or will you think of me,
will i shake this off pretend its all okay,
that there someone out there who feels just like me,
there is~
~Te importa si no sé qué decir,
dormirás esta noche o pensarás en mí,
me sacaré ésto pretender que todo está bien,
que hay alguien ahí que se siente tal como yo,
lo hay~
* * * * *
N/A: Vaya, qué fic más extraño salió este... bueno, cuando lo comenzé a escribir sólo... escribí, sin saber
a dónde quería llegar. De todas formas, si les gustó, por favor dejen un Review... quien sabe, si me animan,
tal vez la continúe... Lo releo, y vaya, si no es mi estilo de fic... creo que me dejé llevar por la canción.
Pero después de todo, igual salió lindo, no creen?
Ok, sé que en mi último fan fic dije que no escribiría más cosas tristes, pero
sencillamente, al estar escuchando 'There is' de Box Car Racer y estar leyendo 'The Remus'
Aaaww files' en una página web, no pude resistirme... esto es un intento de song-fic con la
misma canción (There is). Hay veces en que la letra de la canción no encaja perfectamente con
la situación, pero de todas formas... es linda... ;_; espero que les guste... Aunque si, creo
que al final más que un song-fic terminará en un fic con estrofas de la canción insertadas de repente,
pero bueno... (Y por cierto, cambié un poco la situación de Remus en Hogwarts, para que encajara
mejor la historia...)
* * * * *
~This vacation's useless
these white pills aren't kind
i've given a lot of thought on this 13-hour drive~
~Estas vacaciones son inútiles
estas píldoras no son gentiles
he pensado mucho en estas 13 horas de conducir~
Jill tenía 15 años. A sus padres (muugles) los habían trasladado
de Francia al Reino Unido, por lo cual se uniría a Hogwarts
en el Sexto Año (Iba un año adelantada). No tenía muchas esperanzas
de que Inglaterra fuese mejor que Francia. En Beauxbatons, la escuela
de Magia a la cual asistía allá, casi no tenía amigos. Hablaba con
gente, pero no tenía amigos de confianza. Y en Hogwarts sería aún peor:
sería la nueva, y más encima la extranjera. Prefiero no pensar en eso
se dijo. Buscó su bolso, tomó su Walkman y se puso los audífonos. Ya estaba
aburrida del largo viaje desde París a Londres, y la música era lo único
en lo cual encontraba consuelo, paz.
Definitivamente no extrañaría Beauxbatons, pero tampoco le animaba la idea de
una escuela nueva... apenas llegaran irían a comprar sus cosas, ya que sólo
faltaban 2 días para que tuviese que abordar el Expreso de Hogwarts. De pronto
notó que sus padres, que iban sentados adelante de ella en el avión, iban
discutiendo. De nuevo. Parece que el único cambió que abrá será el país...
pensó. Le subió el volúmen a su música y cerró los ojos, intentando dormir a
pesar de las turbulencias.
Llegaron, y se dirigieron al Callejón Diagon. O mejor dicho, Jill se dirigió
al callejón Diagon, ya que sus padres tenían unos trámites muy importantes que
hacer en sus nuevos trabajos. Jill ya se había informado en como entrar, y al
ver por primera vez el Callejón, sonrió, por primera vez en varios días.
Estaba sola, y estaba en su mundo: el mundo mágico. Lástima que los Walkman ahí
no funcionan...
Comenzó a caminar, y a mirar cada vitrina. En todas partes habían cosas interesantes.
Se dirigió a Gringotts, a sacar algo del dinero que sus padres le habían depositado en
la sucursal de Francia. Luego, comenzó a comprar todos sus materiales. Decidió dejar
para el final la librería, ya que los libros le apasionaban y quería tener todo el resto
del tiempo para disfrutarlos.
Compró todo lo que necesitaba, y entró a Flourish y Blotts. Dió un vistazo, y volvió a
sonreir: era mucho mejor que la librería de París.
Se dirigió a la sección de Transformaciones, materia que le apasionaba bastante. Tomó un
libro, y al mismo tiempo una mano tomó el que se encontraba junto a ese. Jill volteó para
ver de quién se trataba, y vió a un chico de pelo castaño claro, casi rubio, ojos claros,
delgado, con aspecto de enfermo y un par de notorias ojeras. Por alguna razón, en el instante
en que vió al chico, a Jill se le congeló el corazón. Sus miradas se cruzaron por unos
segundos, y luego ella miró hacia bajo, tratando de ocultar sus sonrojadas mejillas. El chico
sonrió, pero al notar que el también se estaba sonrojando, dejó el libro y salió de la tienda.
El día llegó: Jill se bajó del auto de sus padres en la entrada de la estación de King Cross, y
el auto se fué enseguida. Suspiró, tomó su baúl, y se encaminó a su destino.
Había bastante gente en la estación. De pronto Jill se topó con el Andén 10, y recordó que no
estaba segura si el sistema para llegar al Andén 9 3/4 era el mismo que para el 7 2/5, en la
estación de París. Pensó en preguntarle a alguien, pero no sabñía a quien. No era muy buena en
las relaciones sociales. De pronto, sintió una suave voz detrás de ella.
-Perdida?
Era el chico de Flourish y Blotts. Se notaba que estaba muy nervioso, pero que se había armado de
coraje y le había hablado.
-La verdad, sí... Cómo entro en el Andén 9 3/4?
-Bueno, lo único que tienes que hacer es caminar hacia la barrera entre los Andenes 9 y 10, la
atravesarás y estarás en el 9 3/4
-Gracias
Jill estaba muy nerviosa, y no se dió cuenta de que había dejado al chico solo, sin siquiera preguntarle
cómo se llamaba, o en qué año iba. Después de entrar en el Andén, se sentó por unos minutos sobre su baúl.
No tenía apuro en subirse al tren, todavía estaba bien en la hora. Iba a sacar su Walkman, cuando recordó que
no funcionaría. De pronto, vió al chico subiendo al tren. Y por alguna extraña razón, como manejada por sus
impulsos, lo siguió. Qué le pasaba? Ella, la que no podía hacer amigos, siguiendo a un chico sin razón...?
Comenzó a recorrer el pasillo del tren, buscando un cubículo vacío. Miró dentro de uno, y vió al chico subiendo
su baúl.
-Disculpa... te molesto si me siento aquí?
-Cla-Claro que no, entra...
-Gracias
-Te ayudo?
El chico amablemente tomó el baúl de Jill, y lo puso arriba.
-Muchas gracias
-No hay de qué. Mi nombre es Remus Lupin
-Hola, yo soy Jill Fiorenza
-De dónde vienes? Tienes un acento extraño...
-Es cierto, vengo de Francia
-Oh, ya veo... y entrarás a primer año...?
-La verdad no, entraré a Sexto
-Yo voy en Sexto
-En serio...
Coversaron un poco más, incluso se rieron un poco. Pero sin embargo, aunque a ratos habían silencios bastante
incómodos, ellos no se sentían mal: era un sentimiento muy extraño, como si conectaran
perfectamente, como si no necesitaran hablar para entenderse.
Después de un largo viaje, el Expreso de Hogwarts llegó a la estación de Hogsmeade. Al bajar, Jill
y Remus se perdieron de vista. Una extraña sensación pasaba por los corazones de ambos: era como si
quisiesen seguir estando juntos. Se extrañaban.
~I missed the grinding concrete where we sat past 8 or 9
and slowly finished laughing in the glow of our headlights~
~Extraño el concreto demolido donde nos sentamos pasadas las 8 o las 9
y lentamente terminabamos riendo en el brillo de nuestros faros~
Al entar a Hogwarts, el direcor Jenkins se encontraba esperando a Jill para seleccionarla aparte, en su oficina.
Desoués de unos minutos salió, siendo ahora parte de la casa de Gryffindor.
Se encaminó al Gran Comedor, y lo vió a él: Sexto año, y también un Gryffindor. Sonrió. Sonrió... qué le ocurría
con ese chico?!
Se sentó algo lejos de las demás personas. Por alguna razón, solo algunos la notaron, pero la mayoría la ignoró.
Eso no le importó. No tenía mucha hambre, y quería dar una vuelta por el castillo, sola, de noche. A veces la
oscuridad la hacía sentir mas tranquila. Al ponerse de pie, Remus la vió. Y ella le sonrió a él, y él le sonrió de
vuelta. Y pudo sentir sus mejillas sonrojándose, y pudo ver las de él haciendo lo mismo. Se fué rápidamente. Se
dirigía a la Torre de Astronomía (el director ya le había indicado donde se ubicaba cada lugar, y ella tenía muy buena
memoria) pero se topó con el prefecto de Gryffindor, quien la hizo ir a la Sala Común.
Como era primer día, algunos se fueron a acostar de inmediato, pero muchos Gryffindors se quedaron comentando las
vacaiones en la sala común. Jill se sentó, no en un sillón, sino en el suelo, apoyándose en la pared. No se sentía
con ganas de tratar de iniciar una conversación con algún desconocido. Remus la miró, y un pensamiento muy
extraño pasó por su mente, uno que no había experimentado antes: quiso ir y sentarse junto a ella, lo quiso más que
nada en el mundo. Pero no lo hizo. No, sería muy impertinente...
Las semanas pasaron. Jill y Remus se hacían más cercanos, pero entre ellos. Remus tampoco parecía tener mucha vida
social. Los dos eran muy solitarios. Y aún siendo más amigos, la relación entre los dos seguía siendo extraña, la conexión que tenían era
intrigante, diferente... podían pasar horas sentados, los dos solos, en una habitación, sin hablar, pero se sentían
satisfechos. El simple hecho de estar juntos, era suficiente. Era como si se estuvieran dando una declaración de
amor: sabían que querían estar juntos. Lo sabían, pero no lo decían. Ambos sabían que se amaban mutuamente.
~I've given a lot of thought to the nights we use to have
the days have come and gone
our lives when but so fast
i faintly remember breathing on your bedroom floor
where i laid and told you but you sweared you loved me more~
~He dado muchos pensamientos a las noches que solemos tene
los días han venido y se han ido
nuestras vidas cuando pero tan rápido
debilmente recuerdo estar respirando en el suelo de tu habitación
donde me recostaba y te decía pero tu me jurabas que me amabas más~
Un día, Remus se decidió: sabía que la amaba, sabía que ella también lo sabía... tenía que decírselo. Quería vivirlo
con aún más sentimiento... quería saber a qué sabían sus labios, a que se sentía su piel.
Era una noche sin luna, muy estrellada. Después de la cena, Remus le propuso dar un paseo a la orilla del lago. Jill
aceptó, feliz.
Caminaron un largo tiempo, sin decir una palabra.
-Nos sentamos?
-Claro
...
-Jill, tengo algo que decirte
-Anda, dime... -Jill se veía muy nerviosa
-Jill, escucha: Sabes que te amo. Sé que me amas. Sé que encajamos perfectamente. De una manera muy, demasiado
extraña, pero encajamos de todas formas. Te amo Jill. He llegado a conocerte bastante, y eres una persona
maravillosa. Sólo con estar junto a tí, me siento pleno, feliz. Y quería saber si tú sientes lo mismo.
-Me siento exactamente igual que tú, Remus. Es extraño. Nunca había sido tan cercana a alguien, ni menos de una
forma tan extraña.
-Yo tampoco.
-Creo que... lo necesitábamos...
Remus se acercó a ella, la besó, y en ese instante, fué como si su conección de hubiera hecho más fuerte, más
real, más viva. Luego, Remus la abrazó, y se quedaron así sentados por un tiempo.
~Do you care if i don't know what to say,
will you sleep tonight or will you think of me,
will i shake this off pretend its all okay,
that there someone out there who feels just like me,
there is~
~Te importa si no sé qué decir,
dormirás esta noche o pensarás en mí,
me sacaré ésto pretender que todo está bien,
que hay alguien ahí que se siente tal como yo,
lo hay~
En los días siguientes, la relación ya no era solo silencio. Eran miradas, sonrisas, besos, abrazos, notas
hermosas, flores. Ambos estaban en su mundo. Si todo el resto de Hogwarts los ignoraba, no les importaba:
estaban juntos, los dos. Era perfecto. Todo era perfecto. Lo era.
Dos meses después, Jill le dió la noticia a Remus. Fué un día Sábado, detrás de los invernaderos, un lugar muy solitario.
-Remus... tengo algo que decirte
-Claro Jill, qué ocurre...
-Remus...
Jill lo abrazó, más fuerte, con más amor que nunca. Luego lo soltó.
-Remus, han vuelto a trasladar a mi padre. Nos vamos a Suiza.
-Que... qué?! No, eso no puede ser cierto, no...
-Sé que es terrible, pero no puedo hacer nada
-Pero... pero... y, cuándo te vas???
-Mañana en la noche
Los ojos de Jill se llenaron de lágrimas
-Pero Jill, eres la mejor persona que he conocido, yo te amo...
-Tu también eres la mejor persona que he conocido, Remus, y te prometo que jamás te olvidaré
Los ojos de Remus se humedecieron. Abrazó a Jill, y le dió un beso.
~Those notes you wrote me
i've kept them all
i'll give a lot of thought of how to write you back this fall
with every single letter in every single word there
will be a hidden message about a boy that
loves a girl~
~Esas notas que me escribiste
las he guardado todas
daré muchos pensamientos a cómo escribirte de vuelta este otoño
con cada simple carta en cada simple palabra habrá
un mensaje oculto sobre un chico que
ama a una chica~
En la tarde siguiente, Remus acompañó a Jill a la estación de Hogsmeade, para que tomara el tren
de regreso. En silencio. Se miraron a los ojos.
-Te amo, Jill
-Yo también te amo, Remus
Se dieron un último beso, un beso que jamás en su vida olvidarían. Como a ninguno le gustaban las
despedidas, Jill se subió al tren rápidamente, y sólo observó a Remus por la ventana. No le hizo ninguna
seña. Lo único, fué que en el vidrio con hielo, escribió 'Te importa si no sé que decir?'. Al leer
esto desde afuera, Remus, por primera vez desde que conoció a Jill, sintió que era una parte de él la que
se iba en el tren.
Y Jill sentía lo mismo.
~Do you care if i don't know what to say,
will you sleep tonight or will you think of me,
will i shake this off pretend its all okay,
that there someone out there who feels just like me,
there is~
~Te importa si no sé qué decir,
dormirás esta noche o pensarás en mí,
me sacaré ésto pretender que todo está bien,
que hay alguien ahí que se siente tal como yo,
lo hay~
* * * * *
N/A: Vaya, qué fic más extraño salió este... bueno, cuando lo comenzé a escribir sólo... escribí, sin saber
a dónde quería llegar. De todas formas, si les gustó, por favor dejen un Review... quien sabe, si me animan,
tal vez la continúe... Lo releo, y vaya, si no es mi estilo de fic... creo que me dejé llevar por la canción.
Pero después de todo, igual salió lindo, no creen?
