Disclaimer: los personajes y lugares aquí nombrados pertenecen a CLAMP, yo solo escribo sobre ellos por diversión.
Breves notas: aunque hace tiempo que no actualizo mis otros fics (no sé si os alegrará saber que al menos poco a poco voy escribiendo) hice este pequeño fic para una amiga y he querido compartirlo con vosotros también, espero que os guste y nos vemos en los reviews~
Le gustaba la navidad. Podía ponerse bonitos kimonos, pasear con sus amigos por el mercado navideño del Templo Tsukimine y, lo más importante, no tenía que asistir a clase, no tenía que estudiar y no tenía que soportar a molestos compañeros.
—¿Sabíais que la palabra "mercado" proviene de…?
Chiharu suspiró, por supuesto, Yamazaki era uno de sus molestos compañeros, pero no le importaba demasiado soportarlo. Eran amigos desde que eran pequeños y le gustaba desde… Bueno, realmente no recordaba cuándo ni por qué empezó a gustarle. Lo miró de reojo y comprobó que seguía inventando historias que Sakura y Shaoran creían sin siquiera cuestionar la veracidad de sus palabras, rodó los ojos y lo agarró del cuello de la camisa para llevárselo de ahí.
—¡Deja de contar mentiras, Yamazaki! —Suponía que sus amigos, como siempre, se habrían quedado confundidos y divertidos por su costumbre de cortar las historias del chico a la mitad.
Se detuvo unos cuantos metros más allá de sus amigos y lo zarandeó antes de cruzarse de brazos para después comenzar a decirle que no debía inventar nada, que era una mala manía que no le gustaba para nada. Yamazaki se dedicó a sonreír con gesto sereno, como ya era habitual en él, hasta que terminó de hablar y él señaló hacia arriba. Chiharu miró hacia el punto que había llamado la atención del chico y alzó una ceja, tan solo era una planta que colgaba sobre sus cabezas.
—En la tradición occidental, cuando dos personas están juntas, bajo el muérdago, tienen que besarse. —Antes de que ella pudiera replicar nada y decirle que no dijera mentiras tontas como esa, él continuó—. ¡Me lo dijo Eriol! Tienen que besarse, si no lo hacen la planta se vuelve gigante y los persigue para aplastarlos.
—Eso es otra de tus mentiras, ¿verdad? Eriol no te dijo nada de eso.
Yamazaki se encogió de hombros y le repitió con seriedad que lo había hecho y que era verdad. Después de eso, no creer a Yamazaki era tarea difícil. O quizás es que simplemente quería hacerle caso por una vez y creer una de sus mentiras.
—No quiero que un muérdago gigante me persiga… —murmuró, sonrojándose de repente. Se acercó los pasos que la separaban de él y se puso de puntillas para poder darle un beso en la mejilla.
Yamazaki giró la cabeza en el último momento, haciendo que sus labios recibieran el beso de su amiga; por extraño que pareciera, ella no se quejó. Cuando se separó, Yamazaki se alejó unos pocos pasos, confundiendo a Chiharu. ¿No le habría gustado cómo lo había besado o…?
—En realidad, la parte de que el múerdago se hace gigante sí era una mentira. —Confesó de buen humor, y después volvió con sus amigos sin dar ocasión a la chica de decirle nada, huyendo como un cobarde.
—Idiota Yamazaki con sus tontas mentiras… —Masculló ella antes de regresar también con sus amigos, esta vez con una sonrisa tímida y un sonrojo que la delataría ante cualquiera.
