* Disclaimer: Los Personajes de Hetalia, no me pertenecen, todo es propiedad de Hidekazu Himaruya.
La canción 'Nada es Normal' aquí usada es propiedad de Víctor y Leo.

*Claim: USMex, América x México.

*Notas: Uso de nombres humanos, Paola Sanchéz es mi versión Nyo! de Pedro Sanchéz (MexicoNorte).

Si gustan, y se los recomiendo, escuchen la canción mientras leen, le da un cierto toque a todo que 3 ~

w w w. youtube. com/watch?v=sI0dvce1nd8 - Por si gustan~ ^^

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Espero les Guste~


Escuchabas tranquilamente como acababa tu padre la canción, seguía tu preferida, se detuvo un poco para tomar agua y le robo un beso a tu madre, quien le reclamo un poco a pesar de que no pensó al momento de corresponder, volvió a tomar su guitarra como solía hacerlo siempre a la hora de dormirlos, comenzó a tocar de nuevo. Ambos, él y ella, cantando. Siempre te había gustado esa canción por ello a pesar de ser la última que siempre tocaban hacías lo posible para permanecer despierta hasta escucharla…

La luz vas a apagar,

el cielo a encender,

todo está tranquilo por aquí

te voy a conocer me voy a apasionar

no hay mucho más que decir…

Veías de reojo como tus padres se abrazaban cada que empezaban con esa canción, apagaban las luces para que ustedes no lo notaran, apresar de que para ese tiempo ya estaban todos mas dormidos que despiertos, bueno todos excepto tu, ese era el momento que mas que gustaba del día cuando el mundo parecía desaparecer y solo quedaban ellos, y su pequeña espía, quien dormía con una sonrisa tranquila solo después de verlos salir de la habitación abrazados entre pequeñas risas y besos repartidos.

Estamos frente a frente

nuestros labios no resisten

Nuestros ojos son testigos

El amor existe~

Te mandaron por unas cosas pero a medio camino las olvidaste y preferiste seguir después de todo algo habrías de encontrar; de un momento a otro estabas en el centro de la cuidad mirando las tiendas de música que había ahí, mirabas los locales y a los sujetos que se colocaban fuera de ellos para revender o demostrar un poco de lo que sabían, con la esperanza de que tal vez alguien los encontrara y los llevara a la fama. Te encontrabas checando unas guitarras de una vitrina cuando comenzaste a escuchar la melodía de la guitarra, sabias que la canción era vieja pues hacía varios años que sus padres habían dejado de cantarles antes de acostarlos y para ese entonces ya lo era, te llamo un poco la atención el detalle pero preferiste ignorarlo siguiendo con lo que hacías.

Todo es tan real

Pero nada es normal.

Estabas tan metida en tus pensamientos que no te fijaste en el vendedor que tenías a un lado y te hablaba, un chico rubio aparentemente de tu edad, te miro con sus infantiles pero intensos ojos azules, te perdiste un poco en ellos, él estaba tratando de llamar tu atención con movimientos rápidos de su mano en tu cara, al despertar de tu ensoñación te apartaste rápidamente hacia atrás tropezando, al tratar sujetarte de algo lo jalaste al piso contigo, escuchaste un golpe al caer.

Jamás había vivido

un sentimiento tan profundo…

Hubo risas alrededor, unas cuantas exclamaciones de sorpresa y algunos reproches de los que iban pasando y no sabían lo que había sucedido en verdad. Ustedes en un extraño punto de la caída se desconectaron del mundo, solo estaban él y tú en ese lugar, el tiempo se volvió lento, sentiste el tiempo volver a cuando eras la pequeña intrusa dentro del mundo de tus padres, solo que ahora era diferente pues el momento era tuyo, así fue que como agua para chocolate sus miradas se mesclaron, su peso aun sobre ti, su aliento tan cerca…

Quedarme aquí a tu lado

es lo más lindo de este mundo…

– ¿Chicos, se encuentran bien? – La voz de una chica les regreso a la realidad, parecía ser que había visto todo y pensó que alguno de los dos se había lastimado que por ello no se movían del suelo. – What? – Él aun sobre ti tardo unos segundos en reaccionar, se aparto rápidamente comenzando a reír nervioso – HAHAHA Of curse Mary, don't worry el Hero está bien pero… – se levanto con cuidado, se limpio el uniforme y se quedo observándote de nuevo, tu aun no te movías, no podías, te sentías mareada solo de mover un poco la cabeza, frunciste el seño cerrando los ojos ante la sensación, ninguno se percato que en la caída te habías golpeado la cabeza, era cierto que eras cabeza dura pero ese golpe en seco te atonto más de lo que podía hacerlo una noche entera de bebida –Are you Okay? – Se hinco a tu lado y te extendió la mano buscando que te apoyaras en ella para levantarte, tú apenas podías sentarte y al hacerlo te entro una nausea horrible, cerraste los ojos de nuevo tomándote la parte trasera de la nuca por el golpe.

– Gringo tenias que Ay! Hijo de tu… – Por las ganas de vomitar te viste forzada a callarte los reproches, sin levantarte aun del piso te recargaste a tientas en una de las paredes del local.

–Alfred, ¿Que acaso tienes una cuota de accidentes que provocar? Tan solo en esta semana ya van dos personas que tiras, siete cosas que rompes y no te corre el dueño solo porque es tu padre, que si no... – La chica se acerco a ti, la miraste de reojo, su acento como el del chico los delataba de extranjeros, más la piel ligeramente tostada y su cabello castaño además de su actitud para con el rubio te recordaron a tu gemelo, quien hacia exactamente lo mismo contigo. – Déjame ver eso, no veo sangre así que no puede ser nada grave pero aun asi creo que será mejor que vayas a checarte por si acaso –de todo solo captaste bien lo primero y lo último.

-¿Emm? Sale, gracias igual estoy bien tampoco es para tanto… creo –susurraste apenas lo último, seguías haciéndote presión en la cabeza, el dolor estaba cediendo pero las nauseas permanecían, cerraste los ojos de nuevo tratando de pasar la sensación, al abrirlos una Coca-Cola estaba frente a tu rostro, parpadeaste confundida antes de ver a quien te la ofrecía, no supiste de donde ni como la había conseguido tan rápido, lo miraste con duda.

-Tienes cara de querer vomitar, te caerá bien – Se explico acercándote la bebida de nuevo, la tomaste asintiendo levemente, diste unos tragos, él tenía razón las nauseas cedieron.

- Gracias… si, sirvió- volviste a tomar un poco más, antes de intentar levantarte despacio, la chica que estaba a tu lado se aparto dándote espacio, trastabillaste un poco, el rubio rápidamente te sostuvo.

- C'mon tranquila que hay tiempo – Te ayudo a sentarte en una de las bancas de la plaza y no te soltó hasta que le aseguraste por enésima vez que estabas bien, era agradable a su manera no lo negabas pero también parecía no conocer el espacio personal, suspiraste; la chica volvió a la tienda antes, alguien tenía que atender a los clientes después de todo.

Todo es tan real

pero nada es normal.

El silencio se planto entre ambos, no era incomodo mas la sensación de que algo no cuadraba seguía ahí, se estaba haciendo tarde, tu celular sonó, tu hermano quería saber si habías acabado ya con las compras, le comentaste de tu olvido pero que irías por ellas antes de regresar, después del regaño que te dio por distraída le colgaste volteando a ver de nuevo a tu inesperado acompañante, sus penetrantes e infantiles azules chocaron de nuevo con tus chocolate, te entraron los nervios –Tengo que irme… ermm ¿Alfred? –Ese fue el nombre que escuchaste de labios de la castaña- Gracias por el refresco de nuevo – le sonreíste levantándote de tu sitio dispuesta a irte lo más rápido posible antes de empezar a atropellar las palabras.

-Oh, that's okay! Haha – Se levanto contigo, ya era hora de que regresara a su trabajo y dejara de usarte de escusa para no hacer nada, o al menos así lo viste tu en un inicio.

Ya estabas a medio camino cuando sentiste que te detenían por el hombro, estabas por zafarte de un golpe cuando lograste ver quien era- Um, so... dude, what's your name again? –sonrió nervioso, tal vez tratando de ocultar el hecho de que realmente no le habías dado tu nombre antes. Reíste al verlo tratando de ocultar su agitación, agradeciste al menos tú ya estar mas tranquila– Paola Sánchez – extendiste tu mano hacia él con una sonrisa suave en el rostro – ¿Tu, eres Alfred cierto? – Asintió sonriendo ampliamente, se te hacia un poco extraño el chico, pero era 'gringo' así que solo te repetiste que no podías esperar mucho, el correspondió tu gesto.

-Alfred F. Jones, thank's dude y lamento lo que paso – Su mano aun sujetaba la tuya, parecía no percatarse de este hecho, el tacto era cálido pero tenias prisa.

-No te apures, esas cosas pasan – Apretaste un poco mas su mano para ver si reaccionaba, nada. – emm… Alfred, mi mano… –miraste ambas manos aun juntas, el pareció reaccionar y con una risa escandalosa la soltó.

-HAHA Sorry, no sé qué me pasa hoy – se rasco un poco la nuca, iba a comenzar a decir algo no supiste bien que pues tu teléfono volvió a sonar.

-Mierda, si, si, no te preocupes estoy bien, Alfred lo siento te tengo que dejar, ¡nos vemos! – Saliste corriendo a rumbo a la camioneta mientras contestabas el celular, tu padre y tu hermano te comerían viva a preguntas. No te percataste de tu cartera cayendo de tu bolsillo.

Te voy a conocer me voy a apasionar

No hay mucho más que decir.

Días después él apareció en la puerta de tu casa con tu cartera en la mano, tú no te habías molestado en tratar de recuperar la si tenias credenciales importantes y algo de dinero pero para el momento en que la recordaste ya la dabas por perdida, además no estabas segura en que parte de tu "pequeño paseo de compras" podía haberse caído.

Le agradeciste el favor invitándolo a comer con tu familia, no pensaste que todos lo verían con recelo, el pobre no pudo acabar más nervioso y tu mas avergonzada, para la fortuna de ambos tu gemelo noto lo incomoda que estabas así que trato de amenizar el ambiente con una plática al azar sobre deportes después de eso, la comida se volvió una divertida discusión sobre soccer, futbol americano y beisbol, acabaron en el patio de atrás de tu casa jugando mientras tus hermanas y tu mamá hacían de comentaristas y porristas, ya que después de unos escasos cinco minutos de juego tuviste que entrar a la contienda para apoyar a tu invitado, lo estaban haciendo trizas. Tu gemelo se les unió, te pareció divertido el hecho ya que normalmente era él quien espantaba a todo hombre que se te acercara. Acabaron hechos polvo pero toda la tensión del inicio había desaparecido.

Alfred se fue ya noche después de cenar, pues todos habían insistido que se quedara, ahora les agradaba aun más de lo que te hubiera gustado pues tus hermanos no dejaban de molestarte respecto al "güerito", cada que podían, incluso tu padre se les unía de vez en cuando. No supiste cómo pero para cuando cerraste la puerta después de despedirlo, y agradecerle de nuevo la molestia, solo eras consciente de que tenías una cita con él para el siguiente fin de semana. Gruñiste por lo bajo.

Suspiraste de nuevo, cambiando de posición en la cama, no podías dormir llevabas ya varios días así, por más que lo intentaste no lograbas conciliar el sueño, según tus hermanas eran los nervios por la cita, las mandaste por un tubo después de ese comentario, el chico te agrado cierto, era divertido y todo pero realmente se acababan de conocer no era como si se fueran a casar…

Estamos frente a frente

nuestros labios no resisten

nuestros ojos son testigos

el amor existe~

Todo era un caos, tu familia corría por toda la casa asegurándose que todo estuviera listo para los invitados, tus padres eran buenos organizadores debías admitirlo, habían logrado poner en orden a todos a pesar de la desvelada del día anterior en las despedidas de soltero, aunque bien tampoco es que al resto le costara mucho cooperar, a veces te daba por pensar que lo que realmente querían es que te salieras ya de la casa pero cuando veías lo preocupados que estaban por asegurarse de tu bien después de ese día, por no perder contacto, no podías evitar sonreír.

El vestido blanco era sencillo nada muy extravagante, ese no era tu estilo después de todo, no tenia tirantes se ajustaba como corsé con poco arrastre atrás, unas zapatillas blancas y unos guantes largos de seda lo complementaban, el collar con tu cruz de plata adornaba tu cuello, una diadema blanca con un pequeño arreglo de una rosa roja y plumas adornaba tu pelo, el cual estaba suelto y caía hasta un poco abajo tus hombros, te mirabas en el espejo cuando tu madre entro a la habitación donde estabas terminando de arreglarte, habrías preferido que fuera en la tuya pero esa estaba más accesible al pasillo y la ocuparon para guardar los regalos, te sonrió limpiándose las lagrimas con cuidado tratando de evitar que se corriera su maquillaje, te acercaste a ella y le ayudaste con eso abrazándola después, se quedaron unos minutos así. Suspiro –Y así van a comenzar a irse, nunca pensé que este momento llegaría tan pronto- al principio no entendiste muy bien a qué se refería, después caíste en cuanta que tanto tú como tu gemelo estaban mas con un pie fuera de la casa, que dentro de ella. El se iba a casar dentro de unos meses más con una la hija de una amiga de la familia la cual conocían desde pequeños, ambos siempre se habían espantado a los pretendientes, pero lo dejaste con ella porque era tus mejores amigas, sabias que era buena y realmente te agradaba, ¿Qué mejor que eso? Nada. Itzili por su parte nunca te explico sus razones para haberte ayudado aquel día, aunque tiempo después te enteraste que ambos eran compañeros de carrera, se llevaban bien y para el poco tiempo que le costó ganarse la confianza de tu gemelo, no podía ser malo. También te enteraste que él procuraba por su hermana y su prima, la chica castaña que conociste el día de la caída, y apoyaba a su padre en la tienda de música cada que podía, no era un genio en cuanto a ciertas cosas pero tampoco lo hacía mal, supiste todo esto porque una semana después de su cita apareció en tu puerta ahora buscando a tu hermano, no pudiste evitar preguntar.

-Vamos mamá no es para tanto, solo somos nosotros dos a los chaparros aun les falta tiempo-Ella negó con la cabeza, ambas sabían que lo que decías era mentira. A pesar de que para ti tus hermanos siempre serian los "chaparros" el menor de ellos ya estaba por los 15 años. Eran 9 hermanos en total, tú y tu gemelo los mayores, luego seguían por diferencia de tres y cuatro años, Martin y Marcela, de ellos eran las mellizas Fernanda y Catalina, luego René y Miguel, y el más pequeño de todos era Carlos. Le sonreíste de nuevo –Bueno tal vez no, pero eso no significa que dejaremos de vernos, y sabes que por cualquier cosa todos tienen mi nuevo número, no te quiero ver triste que no es mi funeral –bromeaste un poco, ella rio y se enderezo, arreglándote un poco el cabello.

-bueno, eso es cierto pero más les vale no faltar a las fiestas los traeré de las orejas si eso llega a pasar ¿capito?- Reíste un poco por eso, asintiendo. Gracias a ella, todos en la casa manejaban el italiano como segundo idioma desde pequeños se los inculco después de todo era su lengua natal. Se dieron un abrazo de nueva cuenta y salió de la habitación, tu gemelo entro después de ella.

-¿Segura que no quieres escapar? La camioneta esta abajo aquí tengo las llaves y si te lanzas el huerto de papá te hará más suave el golpe… - Dijo asomándose por la ventana, como si midiera los riesgos de la caída.- Aunque sus tomates podrían darle un toque dramático a tu vestido y un final de película a tu huida – Volteo guiñándote un ojo.

Reíste, y se suponía que la de los planes malos eras tú.- También te voy a extrañar tamalero, pero según a lo que hable con mamá es capaz de llamarle a la mafia para localizarnos si es que no asistimos a las fiestas familiares, así que ten por seguro que nos veremos más que seguido –le sonreíste, el bufo.

-¿Quién dijo que te extrañaría coda del mal?- a pesar de sus palabras te abrazo por la cintura, acariciando un poco tu espalda – Ya hable con el idiota, se ha portado bien pero rectifique mi amenaza de cuando empezaron a salir solo por si acaso, si te hace algo lo mato. – dejo un beso en tu nuca.

-Lo matamos.- Itzili rio negando - Ya sabes estas cosas son familiares, además es muy probable que primero lo castre o algo por el estilo... –alzaste los hombros restándole importancia, se golpeo la frente con la mano.

-Creo que me equivoque, a quien debí de darle protección es a él, no sabe la que le espera – Soltó una carcajada, le diste un puntapié. – Vaya que eres agresiva mujer, tranquila loba que solo juego- Le sacaste la lengua. Por momentos como esos adorabas a tu gemelo, aunque no se lo dijeras abiertamente, era el único en tu casa que parecía estar realmente conectado contigo y con lo que necesitabas, a pesar de que cuando crecieron la mayoría del tiempo fueran como perros y gatos, si alguno se encontraba en un apuro el otro le ayudaba sin necesidad de pedirlo directamente, como la vez de la cena, como infinidad de veces antes y después de eso.

Coloco su mano sobre tu cabeza, cuidando no despeinarte. –Entonces… ¿Vas a estar bien cierto? – En respuesta a eso apartaste su mano de tu cabeza, y le diste un beso en la comisura de los labios, como hacías cuando eras pequeña y pasaban más tiempo juntos que separados- Claro tonto, sabes que si algo llega a pasar serás el primero en saberlo – Te sonrió, dándote un pico en los labios, la manera en que sellaban la promesa de niños de volverse a ver sanos y salvos.

-Mas te vale, codita – dijo mientras cerraba la puerta de la habitación tras de sí.

Todo es tan real

pero nada es normal…

-Paola, querida ¿Estas lista?- Era tu padre.

Abriste la puerta saliendo de la habitación, los guantes de seda ya puestos y todo parecía estar listo, lo abrazaste– Oh viejito no sabes lo que te voy a extrañar… -derramaste una lagrima, la atrapaste rápidamente antes de tener que entrar arreglarte el maquillaje de nuevo.

-Te vez preciosa mi niña así que no hay necesidad de llorar, yo aun no me muero –Con que de ahí habías sacado ese sentido del humor, al fin entendías porque los conocidos suyos al conocerte te comparaban con él al hacer bromas, te separaste un poco del abrazo riendo.

-Cierto viejo, no hay que ser… Como se dice ¿gilipollas?

-Vaya momentos elijes para querer aprender los insultos de mi país natal- Sonrió negando. Tú y tus hermanos habían crecido en Latinoamérica por cuestiones laborales de tu padre, así que cada uno de ustedes había aprendido se le daba más el acento del lugar donde le toco enseñarse a hablar, nadie podía negar que en su hogar había de todo. Al final acabaron por instalarse en México de nueva cuenta, ya que fue el lugar al que llegaron primero, sabían maldiciones en italiano por el gusto de tu madre de usarlas en contra de tu papá, él por su parte usaba las de su país solo en ocasiones esporádicas cuando se enfadaba o solo porque se le daba la gana, así que ustedes estaban más familiarizados con insultar al estilo "capone". – Anda vamos, que Romamá – Sonrieron ambos al recordar el apodo de cariño que tú y tu hermano le dieron a tu mamá cuando niños– no ha de tardar en venirnos a sacar a patadas – Asentiste, sabias muy bien que ella era capaz.

Jamás había vivido

un sentimiento tan profundo

- Puede besar a la novia – Después de esas palabras te desprendiste del mundo, te perdiste en sus labios.

La fiesta de la boda paso… ¿tranquila?… bueno fue un gran desastre aunque nadie niega lo divertido, nada menos se podía esperar con la cantidad de familia, amigos y conocidos que tenían por invitados, aun te preguntas como es que cupieron todos en la casa, supiste de labios de tus hermanos que casi los mata tu mamá por el desastre que había quedado, te reclamaban el por qué ellos tenían que recoger eso, y que ni siquiera estaba tu doble en turno para vengarse con él, pues al parecer tu gemelo había tenido la misma idea que ustedes, fugarse del festejo.

Esa noche estará en tus recuerdos siempre, ese día se lo agradecerás al cielo eternamente.

Quedarme aquí a tu lado

es lo más lindo de este mundo…

Sabias por experiencia propia las ansias que se sentían al estar en una sala de espera, mientras una de las personas que amas esta dentro de un quirófano, y tu sin poder hacer nada más que esperar a lo que diga el doctor pero apenas tenias tiempo de razonar eso para compadecerte de tu esposo, y de cómo lo estabas tratando en ese momento, cuando las contracciones venían, cada vez mas seguidas y con más fuerza, te olvidaste de tus pensamientos anteriores y apretaste con más su agarre, hizo una mueca de dolor tratando de tranquilizarte, apenas parecía lograr algo y las contracciones volvían, a ese paso acabarías por matarlo ahí mismo. No necesitaste hacerlo, él se desmayo tan pronto el doctor comenzó a sacar al bebé.

-Felicidades, es madre de un hermoso varoncito- Apenas te mostraron a tu niño sonreíste orgullosa aunque estabas agotada, suspiraste y maldijiste por lo bajo a tu querido idiota por haberse desmayado, luego te retractaste cuando lo escuchaste casi aullar de felicidad al otro lado de la sala, por el cansancio acabaste perdida en los sueños de Morfeo.

Todo es tan real

pero nada es normal

Como el parto no tuvo complicaciones, y su niño nació sano, pudieron regresar pronto a su casa, los recibieron sus familias con una gran manta de felicitación, todos habían tenido la oportunidad de conocer al pequeño en el hospital pero aun así no daban tregua al momento de querer verlo, si alguien decía yo, el resto no tardaba en apuntarse. Agradeciste la pequeña fiesta de bienvenida, tu madre te dijo que no te preocuparas por el desorden, ella se encargaría, escuchaste unos pequeños bufidos de tus hermanos mientras comenzaban a recoger todo. Ambas rieron ante esa reacción, cargo por última vez en el día a su nieto, tu padre la abrazo por la espalda mirando también al pequeño, poco después le susurro algo al oído, no supiste que pero por el sonrojo de Romamá, entendiste que era mejor quedarte con la duda.

Todos se fueron de la casa después de dejarla arreglada, les agradeciste ya que aun con el apoyo de Alfred no habrían podido limpiar todo hoy, menos con lo cansada que aun te encontrabas, el niño estaba en la cuna y tu recostada en las piernas de tu esposo mientras veían la televisión, tocaron la puerta y él se tuvo que levantar por que de seguro era el repartidor, tu tomaste el control y comenzaste a cambiar canales al azar, te detuviste solo al escuchar una melodía familiar, sonreíste al recordarla.

-¿Que es tan divertido, eh linda? – Volteaste a ver a tu pareja, apenas ibas a explicarle cuando lo viste comiendo pizza con medio pedazo de queso callándole de la comisura del labio, la caja ladeándose y el tratando de hacer equilibrio, no pudiste evitar reír de buena gana mientras te parabas a ayudarle, le robaste el queso de la comisura con un beso, secuestraste la caja de pizza antes de que callera y le tobaste el ultimo trozo de su rebanada, el se coloco a tu lado abrazándote para robarte un beso y tomar otra rebanada, ambos ya habían pasado varias veces por la misma situación pero esta vez ambos podían asegurar que era diferente pues tenían a su pequeño Alex al fin en casa.

-Todo es tan real, pero nada es normal. – Susurraste con el final de la canción que aun estaba en la TV, mientras te embriagaba esa extraña sensación de plena felicidad.


Espero y les haya gustado, si es así por favor no se olviden de dejar review!

¡Alcabo se acepta de todo! hasta maldiciones mal hechas de Arthur~

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Sooo~! Sin mas...Muchas gracias por leer!

Se ha descubierto que el botonsito de abajo vuelve a los autores más felices...

¿Quieres coperar a la causa? ^^

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Ciao~!