Hielo
Lo odio.
Lo odio.
¿Por qué tenía que ponerse a salir con Lavander¿Por qué?
¿Por qué teníamos que tener esa estúpida pelea, justo en ese maldito momento?
¿Por qué tuve que reaccionar de esa manera tan increíblemente violenta y enviarle encima esa bandada de pájaros?
¿Por qué tiene que ser tan estúpido y cabeza hueca?
¿Por qué tiene que derretirme con solo una mirada?
¿Por qué tengo que quererlo tanto?
¿Por qué…?
Lo odio.
Lo odio y me odio a mi misma, también.
¿Cómo solucionarlo¿Cómo darle fin a esta ironía absurda?
Podría matarlo.
Si. Eso estaría bien.
Aunque… debería dar muchas largas y engorrosas explicaciones, o tomar demasiados recaudos como para que nadie note que fui yo.
Solucionemos eso.
Lo mato, y después me mato.
Correcto.
Aunque… hay muchas cosas que aún no experimenté, tantas cosas que me gustaría ver, hacer y conocer…
No tendría sentido matarme. No ahora.
Y él… ¿también habrá algo que le gustaría disfrutar¿Habrá algo que le haga ilusión?
No. Claro que no.
Si tiene el corazón de hierro y el alma de hielo¿cómo va a ver algo que le falte, algo que necesite, o que desee? Si es un robot, no tiene sentimientos, puedes verlo en el fondo de sus ojos de hielo, esos ojos azules, tan azules que a veces te dan escalofríos, cuando pasas demasiado tiempo sumergida en ellos, y te sientes helada, desamparada como un cachorrito mojado bajo la lluvia, como si realmente hubieras pasado el tiempo en el océano, y no en sus ojos…
Y entonces, una sola mirada a su cabello basta.
Porque si sus ojos son el mar, es su cabello el fuego.
Su cabello. O sus labios. Según que roja opción te resulte más tentadora en ese preciso momento…
"¿Hermione, te encuentras bien?" me saca de mis pensamientos la voz de Harry.
Si, claro que estoy bien grandísimo tonto, solo el hombre que amo más que al mundo acaba de demostrar que es desmerecedor de pertenecer a la misma línea evolutiva que yo, ya que acaba de elegir como prospecto de consorte a un títere de felpa cuyo cerebro no se encuentra donde debiera, sino entre los pechos; obviando eso, todos los planetas giran sobre su órbita en un tiempo cronométricamente sincronizado.
Lo miró a los ojos.
Parpadea, confundido, y algo avergonzado, como lo delata el tenue rubor en sus mejillas. Nunca me había tenido tan cerca. Pobrecito, soy un monstruo, no debí haber pensado esas cosas tan horribles… Es tan inocente…
Y, sin embargo, sus ojos no dicen lo mismo.
Sus ojos no me permiten aplicarle ningún adjetivo que se asemeje siquiera a la palabra "inocencia".
Porque en el fondo de esos ojos esmeralda se puede sentir ese núcleo vibrante, denso y frío, ese infierno que bulle en su interior y que será su arma clave para derrotar a Voldemort.
O no. Quizás, después de todo, Dumbledore tenga razón y su inmenso amor por Ginny sea la salvación, tanto suya como nuestra…
Pero no es ÉL.
Por mucho que intente distraerme con los ojos verdes, y aunque sea su dueño la causa de todo este martirio, solo los azules me satisfacen, solo ese color pálido, casi anodino, es mi consuelo.
¿Consuelo¿De qué?
De ser el último orejón del tarro.
De que me utilicen, de que yo no sea más que un mal necesario, una gorda enciclopedia que ellos pueden consultar a su antojo.
De que no me tomen en cuenta, de que yo no comparta sus bromas, de que no me vea como mujer, sino simplemente como "Hermione" , de que, a pesar de todo, yo no me aleje de ellos, de que me preocupe más el bienestar de ellos que por el mío propio, de que lo quiera aún más de lo que se merece, de que…
Merlín.
Maldición, maldición, maldición.
Por los catorce dioses, no son ellos… ¡soy yo!
Yo tengo la culpa de que no me vean más que como una niñata tonta, de que mi círculo social se reduzca a sus amigos, de que mi vida completa gire en torno al moreno y el pelirrojo…
¿Y de cuando a esta parte eso te disgusta?
Si¡ay, ya te acostumbraste, Hermione, si ya forma parte de tu vida.
Si no eres como las otras chicas que requieren un séquito de hombres babeando a tu alrededor.
Si ni siquiera requieres un novio para poner celoso al que amas, como le sucede a la pelirroja, pues sabes que eso solo sería causa de otra inútil pelea.
Porque darías lo que fuera por pasar cada segundo a su lado, por dar tu vida por protegerlo, por ser quien limpie sus lágrimas, quien lo consuele, quien lo regañe.
Aunque él esté con Lavander.
Aunque hayan tenido esa pelea idiota.
Aunque sea estúpido y cabeza dura, lo quieres.
Lo quieres.
Lo quieres, y porque lo quieres, es que lo odias, que quisieras destrozarlo lentamente y hacerlo sufrir durante largos y agónicos minutos…
¿Por qué?
Por arruinarse la vida. Por seguir al lado de esa muñeca de porcelana que no lo aprecia en lo más mínimo, que no lo conoce ni la mitad de lo que tú si lo conoces, que no sabe consolarlo, que no sabe mimarlo, que no sabe quererlo… Por no estar contigo, básicamente.
¡Para ya!
Si no es cierto. Si es meramente egoísta. Si en realidad no te importa lo que ella sepa o no, si lo quiere o no, si lo cuida o no, sino simplemente tu necesidad de acurrucarte a su lado, de hundir tus dedos en esa cabellera de fuego, de hundirte en ese impávido mar de hielo que son sus ojos…
Hielo.
En eso debes convertirte.
Quiérelo, si te place, si te hace feliz.
Pero que no lo sepa. Que no lo note.
Hazlo sufrir un poco más. No le perdones tan fácil esta ofensa que acaba de hacerte.
Porque es cierto. Fue un desafío deliberado y abierto hacia mi, como Víktor lo fue hacia el.
No es Lavander. Daría lo mismo que fuese cualquier otra.
Solo tú, Ron, yo y esa chica sin rasgos delimitados, solo definido con precisión el papel que debe jugar dentro del gran tablero.
Juega este estúpido juego si quieres, Ron.
No me importa. Tengo paciencia y sé esperar.
Te cansarás algún día. Te conozco lo suficiente como para saberlo.
Y entonces, algún día, quizás, me veas como una mujer, y yo pueda considerarte como algo más que un crío.
Hasta entonces, Ron, seremos hielo. Tu corazón, tus ojos y mis sentimientos.
Todo será hielo. Quizás, algún día, mi pelirrojo, tu cabellera llameante pueda derretir esto que hoy construyo, no por propia decisión, sino por necesidad y luego de largas cavilaciones.
Porque no me lastimaras. No más. Tu, yo, todos, seremos simple y puramente de hielo.
Notas de la Autora:
Tenía ganas de escribir algo desde el punto de vista interno de un personaje, primera persona de ser posible, y además, tenía ganas de escribir algo cortito y relacionado con Hermione. Juntamos las tres cosas y sale esto.
No es muy sofisticado pero tampoco buscaba algo muy sofisticado al escribirlo, sino solo algo de esparcimiento después de los más o menos 20 días en los que no pude sentarme delante de un teclado.
Verán que Hermione habla por momentos en plural y por momentos en singular. No es un error, sino que hay cosas (el ser vista como "mujer", por ejemplo) que solo le interesa que provengan de Ron y no de Harry, por eso el singular. Al final habla de Ron en segunda persona y no en tercera como en el resto del fic; se me plació, simplemente.
A menos que me asalte la inspiración de repente, cosa que dudo, esperen de mi fics de este tipo: esporádicos, cortos y sin demasiada trama.
Ahora si, sé que están ahí, así que más les vale darle al botoncito de "go" de más abajo¿si¡Por favor!
