JUSTO EN EL CORAZÓN

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La mirada es una bala que se dispara no con un arma y pólvora si no con los ojos y un alma, pero es quizás más letal que una bala porque una bala puede pegar en cualquier parte, una mirada siempre pega en el corazón

Anónimo

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PRÓLOGO

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Sakura Haruno habría de recordar siempre la escena de Hamlet en donde éste era visitado por el espíritu de su padre asesinado que reclamaba venganza, porque no podía evitar compararlo con el destino que había caído sobre sus hombros desde la noche en que miró la obra por primera vez.

En aquella ocasión, Sakura sentía muy afortunada al poder mirar todas esas cosas y vestida de la manera en que esta noche lucía. Su acompañante, Sasori, había sido muy espléndido al regalarle el vestido, el collar y los zapatos de marca costosa, el arreglo del pelo y todo lo necesario para lucir como una gran dama. Ni en sus sueños más locos creyó poder lucir tan elegante, y deseó que su mamá hubiera vivido para verla así.

La madre de Sakura había fallecido hacia 3 meses, pero aún le dolía bastante recordarla. De su padre no sabía nada, pero lo culpaba de la precaria situación en la que vivían, ya que las había dejado cuando ella era bebé. Sakura nunca se quejó por vivir estrecheces económicas hasta que su progenitora enfermó y no pudo costearle el tratamiento que seguramente habría salvado su vida.

Pero desde que conoció a Sasori poco tiempo después, ella logró dejar atrás su vida de carencias y abrirse paso en Ropponji, y codearse con la crema y nata de Tokio como si fuera oriunda de ahí. En esos tres meses se dedicó sólo a divertirse para olvidar sus penas. Lo que no sabía es que al tener de pareja a Sasori estaba muy cerca de abandonar ese dolor… para siempre.

Sasori le había prometido que la llevaría a un restaurant de lujo donde podría probar los platillos más deliciosos, incluso ése sushi con oro comestible que ella solamente había visto tras las vitrinas acompañadas de unos precios exorbitantes. Pero ahora que estaba saliendo un rato de su ensimismamiento se percató de que se estaban alejando de las zonas concurridas, las luces eran un poco menos brillantes y el ruido disminuía conforme avanzaban.

Sin podérselo explicar, un escalofrío le recorrió la espalda y la paranoia hizo presa de su psique al sentirse observada…

Entonces se dio la vuelta, sin notar que Sasori sacaba de su bolsillo una aguja senbon con la intención de clavársela en un punto vulnerable de su oreja; si ella no moría por la disimulada lesión, el veneno que dicha aguja tenía impregnado haría el resto del trabajo. Así mataba Sasori, de manera lenta y sin ocasionar daños mayores a los cuerpos de sus víctimas.

Pero a escasos momentos de que llevara a cabo su fechoría, Sasori también se distrajo al notar la presencia de alguien muy conocido para él.

El hombre frente a ellos era alto, de cabello negro y largo recogido en una coleta baja, de expresión adusta y vestido con un traje negro, dándole un aspecto impecable. Sin embargo, no parecía contento de ver a Sasori.

―Itachi… ―murmuró Sasori, y en una fracción de segundo comprendió que no tenía tiempo que perder, así que rápidamente rodeó el cuello de Sakura con uno de sus brazos…

Un disparo.

Sakura no podía creer lo que estaba presenciando. Parecía como si todo transcurriera en cámara lenta frente a sus ojos: A Sasori amenazándola con una aguja enorme, al extraño sacando un revólver de su chaleco y disparando una sola vez, a Sasori cayendo al suelo como un saco de papas, con los ojos abiertos y una congelada mueca de impresión que le combinaba muy bien con la bala que se le había incrustado en la frente.

Estaba muerto.

El tal Itachi miró a Sakura a los ojos, y ella sintió que bien podría perderse en la intensa profundidad de su mirada.

La chica se moría de miedo y angustia, ¡su novio había sido asesinado frente a sus narices, y ahora los segundos de ella estaban contados! Sabía que si intentaba huir la mataría; sabía que si se quedaba ahí, él la mataría. Entonces, ¿qué debía hacer?

Cuando lo tuvo a menos de un metro de distancia y lo vio apuntar el arma hacia ella, Sakura sintió que su vida llena de frivolidades pasaba frente a sus ojos y los cerró antes de ver el final de ésta.

Hubo un silencio muy largo. Demasiado largo.

Sakura abrió un ojo y luego el otro. Se quedó sumamente impresionada, pero no por el "arma" que lo apuntaba. Mejor dicho, no había ningún revólver a la vista: las manos de Itachi se mantenían juntas como sujetando una pistola invisible que la señalaba a ella mientras éste la miraba inexpresivo.

Bang

Sakura e Itachi se miraron por un minuto que pareció eterno. Los ojos de él eran profundos como la noche, y tan intensos que ella sintió que la capturaban por completo y le transmitían un mensaje codificado que no era capaz de interpretar en esos momentos, pero que la intrigaron lo suficiente para querer averiguarlo.

Suspiró aliviada, al final de cuentas ella se había salvado de morir y… ¿acaso él le había sonreído?

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Primero que nada, ¡Feliz año 2014 a todos! Lástima Margaritooo, me van a tener que aguantar otro año jajajaja (ok, ese fue un pésimo saludo, no estoy borracha, ¿vale? XD)

No sabría decir si esto es un one-shot o lo alargaré. Todo surgió cuando MonoChronus (o Cass, como yo la llamo) subió en su cuenta de Deviantart un fanart ItaSaku que se titula igual que este fanfic y me inspiró muchísimo. Casi de la manga me saque una trama que enloqueció a Cass. Ella me insistió mucho para que publicara lo primero que se me ocurriera a pesar de que no estoy segura si podré extender al máximo la idea o dejarlo así. Por el momento cumplo con lo segundo, y si el Kami de los fanfics me ayuda, quizás lo continue. '

Al igual que Cass, yo quiero proseguirlo, sólo que no tengo ni pajolera idea de cómo lo haré jajajajaja Si la escuela y el negocio no me atarean demasiado, puede que algo mejor salga de todo esto. Aprecio sus comentarios, ¡ya nos estaremos viendo de nuevo por aquí!

Erinyes Sybilla Out.