- No irás, para estas misiones de reconocimiento hay suficientes idiotas de clase baja ansiosos por demostrar que sirven para algo.
- No conozco ese planeta, y me estoy aburriendo bastante desde que no me dejas tomar misiones nuevas.
- No cederé por un capricho tuyo, si quieres hacer algo útil ve a ayudar a tu madre al laboratorio.
- Uf, qué entretenido. Hace siglos que no hay nuevos proyectos. Además, mamá guarda lo mejor para ella sola.
- Eso no me importa. Tu lugar es acá, si quieres irte en alguna misión espera a que Trunks se digne a mover su trasero, irás con él.
- ¿Con él? Hace meses que no sale del planeta. Vamos, papá. Si no me permites salir del planeta te fastidiaré todos los días hasta que aceptes.
- ¿Crees que te mereces el privilegio de ir sola en misión luego de tu último fracaso?
Eso último fue como una puñalada a su orgullo, en su última misión a duras penas regresó al planeta, fue víctima de una emboscada en un planeta de mercenarios, de no ser por el rápido actuar de su escolta habría perecido en un indigno planeta. El imperio dominaba toda la galaxia norte, pero ese poderío hacía que también tuvieran muchos enemigos y ella, en su calidad de heredera, era un frecuente objetivo de ellos.
- No puedes tirarme a la cara eso. Fue una situación aislada, no volverá a pasar.
- Tú le llamas una situación aislada a sobre estimar tus habilidades y largarte sola a un planeta que no conocías sin la autorización de tu rey. Yo le llamo idiotez. Si no tuviera al hijo de Kakarotto siguiendo todos tus pasos hubieras muerto. Claro que no volverá a pasar, porque no volverás a salir de este planeta sola.
- Lo que tú quieres es que muera de aburrimiento. Sabes que iré de todas formas, lo quieras o no.
- Lo sé – La chica era obstinada y terca como su madre, no lograría hacerla cambiar de opinión, pero no estaba dispuesto a arriesgar su vida, aunque nunca lo reconocería en voz alta le preocupaba la seguridad de su hija, había pasado el susto de su vida cuando la vio llegar moribunda en brazos de su soldado, no permitiría que la situación se repitiera - pero no irás sola. Irás con tu escuadrón, es una orden.
- Hump – frunció el ceño y se volteó, dándole la espalda al rey – como quieras, pero no es necesario, sólo será un gasto de recursos. Partiré en tres días – se retiró de la sala del trono ignorando a los guardias que hicieron una reverencia cuando pasó a su lado meneando la cola con enfado.
Tres días después estaba lista para partir, fue al salón del trono para despedirse de su padre. No lo encontró allí, por lo que se dirigió al salón contiguo donde solía reunirse con los generales a planear los siguientes pasos para hacer crecer el imperio y prolongar su poderío.
- ¿Papá?
Estaba concentrado mirando un plano de la galaxia, supuso que acababa de salir de una sesión de entrenamiento ya que sólo vestía un traje de spandex azul y sus botas blancas. No pareció escucharla ni notar su presencia hasta que estuvo muy cerca de él y tomó su brazo.
- ¿Ya te vas? – preguntó sin mirarla.
- Sí, mamá está revisando por última vez la nave.
- Te lo vuelvo a decir, no es necesario que vayas.
Ignoró las últimas palabras de su padre y miró el holograma que mostraba los dominios del imperio – es grandioso ¿no crees? ¿Alguna vez pensaste en qué hubiera sido de tu vida si te hubieras quedado en la Tierra?
- Ni loco me hubiera quedado en ese planeta de seres inferiores.
- ¿Y si mamá hubiera decidido no acompañarte?
- Habría sido una lástima – hubo un cambio en su semblante, de pronto se puso más serio de lo que ya estaba - Eso hubiera retrasado nuestros planes de conquista. Sabes que todos sus aportes tecnológicos han sido de gran ayuda para construir este imperio – nunca reconocería frente a otros que además la hubiera extrañado.
- ¿Y qué hay de nosotros? Trunks y yo. No estaríamos acá contigo.
- Claro que sí, hubiera regresado a buscarlos. Al menos a Trunks, es el heredero de todo.
- ¿Y yo?, ¿No hubieras vuelto por mí?
- Dado todos los desastres que has causado, no hubiera sido una mala idea dejarte en ese planeta con tu madre. Allí estarías a salvo de tu estupidez.
- Qué injusto. ¿y perderme de toda la entretención? Me alegra que mamá haya decidido venir. No imagino mi vida en un planeta tan… aburrido.
- Entonces no hagas que desee enviarte para allá.
- ¿No tienes una nave que abordar?
- Sí, me voy – se acercó más al rey y le dio un cariñoso beso en la mejilla. Sabía que detestaba esas muestras de cariño, pero por alguna razón de ella las aceptaba, al menos cuando nadie los veía – nos vemos en una semana – se volteó y comenzó a dirigirse a la puerta.
- Bra – la vio voltear, llevaba su traje de spandex gris y la armadura clásica saiyajin que en el lado izquierdo del pecho tenía grabado el símbolo de la familia real, se veía imponente – cuídate, no toleraré otra falla.
- Me verás volver en gloria – y salió del salón.
Estaba intranquilo, un mal presentimiento se apoderaba de su mente, decidió volver a la cámara de gravedad para entrenar y así olvidarse de esos pensamientos.
Revisó los últimos detalles, se despidió de su madre y abordó la nave individual. Disfrutaba de los viajes en soledad y el resto de su escuadrón agradecía ese gusto, ya que la chica era realmente un dolor de cabeza, su carácter era explosivo, y cuando se enfadaba era como tener una versión inmadura del rey dándoles órdenes todo el tiempo. El único que parecía a gusto con ella y que no huía de sus berrinches era su guardián, con frecuencia alababan su paciencia, aunque realmente pensaban que era un idiota al defenderla todo el tiempo, diciendo que era una chica agradable. Su nave dejó la bahía de aterrizaje, inició comunicación con su escuadrón y les dio las últimas órdenes antes de activar el sistema de hibernación, el viaje no tomaría más de un día, y luego en el planeta estaría unos días recorriéndolo y recopilando la mayor cantidad de información posible, de haber habitantes tendría que entrar en contacto con ellos e informarles que en adelante serían parte del imperio y tendrían que colaborar con ellos, por voluntad o por la fuerza. Activó la hibernación y se acomodó en la butaca mientras el gas invadía sus pulmones, a los pocos segundos se sumió en un profundo sueño.
Despertó abruptamente del sueño inducido, miró la pantalla evaluando los parámetros del sistema, por la hora notó que aún no había completado ni la mitad del trayecto, supo inmediatamente que algo estaba mal con la nave, intentó comunicarse con otro miembro de su escuadrón esperando obtener algo de información de ellos, aunque supuso que, si la falla era sólo de su nave, ninguno contestaría por estar en suspensión. Pese a los misteriosos cambios, permanecía tranquila.
- Tarik, maldita sea, contesta – presionó un par de botones en su scouter, la señal que comunicaba con su planeta tampoco funcionaba. Trató de comunicarse con el resto y sus intentos fueron en vano. Su paciencia era frágil y comenzó a sentirse molesta por no poder dar con ninguno de sus compañeros.
Pensó en una última opción, no quería recurrir a eso por lo arriesgado que era que la descubrieran manteniendo una frecuencia exclusiva con su niñero, como solía llamarlo, pero no quedaba otra alternativa, tanteó debajo de la butaca buscando una manilla que jaló cuando la encontró abriendo un pequeño compartimiento del cual sacó otro scouter, lo cambió por el que tenía puesto y comenzó a manipular los botones hasta que a los pocos minutos dio con la frecuencia que buscaba.
- ¿Quién es? – su voz era seria y demandante.
- ¿Cómo que quién es? ¿Quién más podría comunicarse contigo en esta frecuencia?, eres todo un despistado.
- Su alteza, lo siento, disculpe mi imprudencia. Pensé que alguien había interceptado la señal.
- Vamos, estás solo en esa nave, Son ¿Quién te regañará por tener un trato más relajado conmigo? Por favor deja las formalidades para otro momento.
- Sabes que no quiero acostumbrarme a eso. En fin ¿En qué puedo ayudarte? Te imaginaba durmiendo, el viaje es largo.
- ¿Por qué no estabas inducido?
- Me gusta disfrutar el viaje, es el mejor momento para estar solo con tus pensamientos.
- Eres un saiyajin muy extraño. Mi nave salió de ruta, y no sé si pueda retornar. Los demás no contestan, así que tuve que recurrir a ti para informarte del cambio de planes. Me uniré a ustedes en cuanto pueda despegar del maldito planeta donde iré a caer, no hay mucha información de él en el sistema.
- Princesa, dame las coordenadas de destino, no dejaré que caigas sola en un planeta del que no sabemos nada.
- ¿Por qué? ¿Crees que no puedo yo sola?
- No es eso, pero sabes que tu seguridad es lo primero. Eres la princesa de mi raza, no puedes andar por el espacio sin tu escolta.
- Bah, tonterías, detesto esas formalidades absurdas. No entiendo por qué mi padre insiste en rodearme de escoltas que sólo estorban, excepto por ti, no creas que te incluyo en el grupo de idiotas… pero no te conviertas en uno.
- Entonces no me fuerces a hacer cosas en contra de tu voluntad. Por favor, te pido que me des las coordenadas. No puedes ser tan obstinada.
- Mide tus palabras, soldado. Te recuerdo que hablas con la hija de tu rey.
- Y yo te recuerdo que hablas con tu único amigo. Y uno de los pocos seres que te aguantan, si es que no soy el único que no es de tu familia.
- Uh, golpe bajo. Con el tiempo te has vuelto más atrevido para hablarme.
- A veces no me dejas más opciones. Envíame las coordenadas para ir a buscar tu trasero real, princesa.
- Como quieras – tecleó algunos datos en la pantalla y envió su localización y los datos sobre su destino – es extraño que el sistema se haya desconfigurado de esta manera, una vez que retornemos a Vegitasei tendré que dársela a mamá para que lo revise. Seguramente algún idiota lo ha manipulado.
- Si eso es cierto, habrá problemas – miró el mensaje recibido en la pantalla, los datos comenzaban a traspasarse, una vez que toda la información estuvo descargada, tecleó unos cuantos comandos para modificar la ruta de su nave, notando que la nueva era bastante alejada de su objetivo inicial – Princesa, ¿qué demonios? Este planeta está en un punto demasiado alejado de la galaxia.
- No tengo idea, Goten. Es primera vez que lo veo.
- ¿Segura de que esta no es otra de tus formas de hacer lo contrario a lo que el rey quiere?
- ¿Crees que soy una chiquilla malcriada?
- ¿La verdad o deseas que sigamos siendo amigos?
- En serio te estás ganando una paliza cuando lleguemos a tierra.
- No podrías conmigo, pero si quieres intentarlo, acepto con gusto – como buen soldado de elite jamás le diría que no a una batalla, mucho menos a una con un miembro de la realeza.
- Estás loco. Por más que me agraden nuestras conversaciones, creo que es momento de finalizar esta. Trata de comunicarte con mi escuadrón, infórmales del cambio, nos vemos en un par de horas.
Cambió su scouter y comenzó a llamar a otro miembro del escuadrón, al poco rato consiguió comunicarse.
- Zarisa, ¿qué sucede, Goten?
- Bra estuvo tratando de comunicarse, ¿Has salido de la hibernación recientemente?
- Nada de eso, ni siquiera he conseguido activarlo, algo ocurre con el sistema – presionó algunos botones de su scouter – no tengo ningún intento de comunicación, el tuyo es el primero. ¿Estás seguro de que se intentó comunicar conmigo?
- Esto es extraño, dame un momento, uniré a Tarik – volvió a manipular el scouter, el cual dio unos pitidos cuando logró establecer comunicación – Tarik, Son Goten, necesito tu reporte de estado.
- Demonios, así que no soy el único que no ha podido activar el maldito mecanismo de hibernación. ¿Qué mierda sucede con esta porquería?
- Yo tampoco pude activarlo, me tiene loca, no sé qué diablos hacer en esta porquería de nave – Habló Zarisa.
- ¿Han tomado contacto con la princesa? – preguntó Goten parando sus reclamos.
- No, nada de ella desde la última vez que escuché su melodiosa voz dándonos órdenes – Tarik acompañó sus palabras de una burlesca risa.
- No es gracioso – regañó seriamente Goten - Zarisa tampoco ha tenido noticias de ella. Acabamos de cerrar comunicación, su nave salió de ruta y se dirige a otro planeta, me ha enviado las coordenadas y me reuniré con ella en un par de horas, me ha dicho también que estuvo intentando comunicarse con ustedes, por algún motivo su scouter no pudo dar con sus frecuencias.
- Otra vez nos meteremos en problemas por esa cría – exclamó molesto Tarik - ¿De qué forma la defenderás esta vez Goten?
- Basta, no olvides que es la princesa de quien hablas, Tarik – sonaba realmente molesto.
- Vas a tener que empezar a asumir que estás loco por ella, Goten. De otra manera no me explico esa pasión que te invade cuando se trata de defenderla – Se burló Zarisa – Sabes que si lo que buscas es un revolcón la princesa está muy fuera de alcance para ti. Es sólo cosa de que lo pidas y podría satisfacer tus necesidades.
- Eres una zorra, Zarisa – Se rió escandalosamente Tarik – Pero pierdes el tiempo, el único lugar donde Son Goten se hundirá tiene sangre real.
- Ni aunque me lo ordenara el rey, Zarisa – Respondió molesto, el curso que había tomado la conversación lo tenía incómodo, cómo diablos se atrevían a pensar que sus intenciones con la princesa pudieran ser esas. Ciertamente si un comentario así llegaba a oídos de su abuelo o del rey sus días estarían contados.
- Tú te lo pierdes, pero ya sabes, cuando te aburras de la presumida princesa, estaré más que feliz de recibir tus atenciones.
- ¿Podemos enfocarnos en el asunto principal? La princesa ha perdido contacto con el escuadrón, me reuniré con ella en unas horas, ustedes sigan su curso hacia el objetivo y esperen allá, nos uniremos en breve – cortó la comunicación, molesto. Los últimos acontecimientos lo tenían preocupado, era totalmente anormal que el sistema de comunicación no funcionara como es debido, igualmente el sistema de navegación. Esperaba que no tuvieran más problemas, sabía que la princesa era difícil y que había sido un capricho salir en esa misión, el mismo rey lo había llamado para comunicarle de sus intenciones y le había encomendado la misión, como siempre, de velar por su bienestar y no dejarla sola en ningún momento. Pensó que lo más adecuado, dado lo que estaba ocurriendo ahora, debió haber sido viajar con ella en la misma nave, pero sabía que disfrutaba de su soledad, además el viajar juntos sólo habría servido para alentar más los rumores sobre su interés más allá de la protección de la chica. Eran sólo rumores, no tenía otras intenciones con ella, apreciaba lo suficiente su vida como para intentar propasarse con ella, aún cuando ella fuese una descarada que tratara de seducirlo, pero sabía que eso no era más que un juego de su parte, gozaba viendo como todos se rendían a sus pies, era una mujer muy bella y segura de si misma, que ya se había metido en ese tipo de problemas con otros soldados, los que habían terminado degradados a funciones muy por debajo de su rango, él no sería uno de esos. Su mayor anhelo era convertirse en el general de las tropas de elite, el ser el chaperón de la princesa era un paso más para eso.
Dejando de lado sus últimos pensamientos estableció comunicación con la princesa - Alteza, he logrado comunicarme con los demás, al parecer el sistema de hibernación de todas las naves presenta fallas.
- Eso es imposible, mi madre lo revisó antes de salir.
- No sé a qué se deba, pero ni Tarik ni Zarisa han podido activarlo, no he probado el mío debido a que si funciona no podría comunicarme con usted.
- Deja de tratarme así, nadie está escuchando todo el tiempo nuestras conversaciones.
- Alteza, hay un código que respetar.
- "Alteza, hay un código que respetar" si pudieras escucharte sabrías lo tonto que suenas. Besarás mis pies y el suelo por donde camino una vez que lleguemos a ese condenado planeta.
- Como diga, alteza.
- Argh, eres terrible, soldado.
- No más que usted. Según veo estamos prontos a aterrizar, por favor no haga nada indebido. Espere a que vaya por usted.
- No sigo órdenes de soldados.
Estaba en su modo difícil, tendría que poner a prueba nuevamente su paciencia para tratar con ella – Está bien. Pero no te alejes demasiado.
La nave aterrizó en el planeta de destino, se apresuró en poner el sistema en reposo y abrir la compuerta para poder salir, ojalá antes de que ella descendiera de su nave, la chica era impetuosa y temía lo que podía hacer si se encontraba con algún habitante de ese desconocido planeta. Encapsuló la nave como medida de precaución, si alguien la encontraba y se apoderaba de ella no tendría como volver más que en la nave de la princesa, no quería pasar por una situación incómoda al encontrarse con el escuadrón. Corrió hacia la nave de ella y la vio bajar mientras ataba su cabello en una cómoda cola alta.
Lo miró molesta – No puedes dejar de ser mi sombra ¿cierto?
- Perdería mi cola si dejo de seguir tus pasos.
- Quizás la pierdas si me sigues tanto, comenzaré a pensar que lo haces por otros motivos – en su rostro se dibujó una sonrisa coqueta.
Estaba jugando con él, pero no mostraría emoción alguna, no caería tan fácil en sus manipulaciones. Tenía claro que la princesa no tenía un real interés en él y aunque lo tuviera estaba más allá de sus posibilidades.
Presionó un botón de su scouter para analizar el entorno – No parece haber nadie en este sector – cerró los ojos y se concentró tratando de identificar algún ki que pudiera haberse escapado del rastreador, nada…, al parecer estaban en medio de la nada en un planeta desierto. ¿Por qué motivo alguien había desviado la nave de la princesa hasta ese punto en la galaxia? Algo no lo dejaba tranquilo, la situación era muy extraña. Un punzante dolor se apoderó de su cuerpo y lo hizo caer al suelo.
Vió pasar un rayo de energía directo hacia Goten, el cual logró penetrar en su hombro para hacerse camino atravesándolo, un grito de dolor salió de su boca y cayó de rodillas al piso. Eso era inesperado, miró en todas direcciones buscando a su atacante, pero no vio señales de otra persona allí más que ellos. Adoptó su posición de combate y le habló a Goten.
- ¿Puedes luchar? ¿Qué ha sido eso? – la preocupación se hacía presente en sus palabras.
Se reincorporó mientras tocaba su hombro y sus guantes quedaban totalmente teñidos con su sangre – Esto es lo que me gano por ser tu niñero – escupió molesto al suelo - me ha dado duro, no está inutilizable, pero sí limita mi movimiento un poco. Estaré bien.
- Al menos ha sido en tu lado izquierdo, es una suerte que seas diestro – dejó de lado por unos segundos su preocupación y le regaló una sonrisa – No bajes la guardia, no veo a nadie cerca, debemos descubrir de donde ha salido ese ataque.
- Súbete a la nave – dijo secamente.
- ¿Qué? Tú no me das órdenes.
Otro rayo de energía pasó, esta vez impactó en el suelo cerca de ella, haciendo que saltara hacia atrás y perdiera el equilibrio. Quedó sentada en el suelo mirando hacia todas partes tratando de encontrar al responsable de esos ataques.
- ¡A la nave! No volveré a repetirlo, hazlo o te tomaré yo mismo y te meteré ahí – gritó realmente molesto, si la princesa quería conseguir que los mataran iba por muy buen camino.
Goten se acercó a ella cuando vio que no le hacía caso y en ese momento otro rayo de energía atravesó su muslo y rozó levemente la pierna de la princesa causando un corte superficial.
- ¡Goten! – esta vez lo vió caer y retorcerse en el piso por el dolor. Lo ayudó a pararse para luego romper parte de su traje y hacer un torniquete que aplicó en su muslo para evitar que se desangrara – Vaya escolta me ha tocado, te has dejado herir dos veces – se refugiaron detrás de unas rocas para evitar ser vistos.
- Tú tampoco lo has visto, esto es anormal, el rastreador no marca ninguna presencia y cuando busqué algún ki por mis propios medios no encontré alguno – debemos despegar cuando antes. Alguien tuvo la intención de que cayeras acá sola, claramente no era para darte una calurosa bienvenida, pretenden matarte.
- No me iré sin saber quién está detrás de esto – se paró dispuesta a ir hacia el lugar de donde provino el último disparo, pero fue detenida por el fuerte agarre de Goten.
- No seas insensata, debemos marcharnos, podemos volver, pero con el escuadrón completo y algunos refuerzos, y obviamente, sin ti. Es claro que tú eres su objetivo.
- Pero sólo te han atacado a ti.
- Me parece lógico que quieran eliminarme primero y así dejarte desprotegida. Quizás no pretendan eliminarte inmediatamente, sino llevarte con ellos.
Mientras hablaban una explosión los hizo voltear hacia donde antes se encontraba la nave de Bra, la cual ahora no era más que una llameante chatarra.
- ¡Demonios! ¿Quién mierda está haciendo eso?
- Debiste encapsularla inmediatamente. Debemos buscar un lugar seguro para hacer aparecer mi nave y largarnos de acá.
Asintió seria, esta vez le haría caso, no tenía intenciones de repetir la historia de su última misión, sería darle la razón a su padre y quedar como una inútil.
Exploró el terreno cercano con la vista, no había un solo lugar donde pudieran hacer aparecer la nave sin arriesgarse a que la destruyeran antes de poder despegar.
- No puedo creer que dos saiyajin estén escondidos evitando una batalla. ¡Es una vergüenza!
- No seas ridícula, no puedes pelear contra un enemigo que no da la cara, en este momento tienen la ventaja contra nosotros, no sabemos cuántos son, no sabemos dónde se encuentran ni qué son. Saca la nave de la cápsula acá, es nuestra mejor opción – le pasó la cápsula y se paró del suelo valiéndose de su brazo sano para apoyarse en la roca que los resguardaba.
- Tendremos que compartir el espacio – lo miró dejando ver algo de inseguridad en sus ojos.
- ¿Se te ocurre una idea mejor? – comenzaba a sentirse fastidiado, ese estaba siendo un pésimo día y el dolor de sus heridas se hacía más fuerte con cada movimiento, no eran heridas ordinarias, había sido herido en múltiples ocasiones, pero en ninguna había sentido esa sensación quemante que recorría su cuerpo, ese rayo de energía debía ser algo más que un simple disparo de ki.
Accionó el mecanismo y lanzó la cápsula al suelo donde prontamente apareció la nave de Goten lista para ser abordada, después de todo era un genio, había dejado el sistema en reposo, por lo que su partida sería más rápida. Miró hacia Goten quien tenía un pésimo aspecto, su hombro comenzaba a tomar un extraño color gris, lo cual la preocupó bastante.
Como adivinando sus pensamientos, esbozó una segura sonrisa para darle a entender que lo que tenía era nada – Vamos, entra en la nave, ¿cuántas veces más tengo que repetirlo para que me hagas caso?
- ¿Puedes moverte? Te ves como la mierda, Son.
- Puedo volar, despreocúpate por mí y pon a salvo tu maldito trasero ¿quieres?
Se acercó a la nave, pero dudó un momento y se volteó a ver si Goten la seguía, en ese momento escuchó el grito de alerta proveniente del soldado y lo siguiente que sintió fue su cuerpo sobre el de ella evitando que recibiera una potente nueva descarga, seguida de una segunda que impactó de lleno en la espalda del joven guerrero que ya no era protegida por su armadura.
- Mierda, mierda, ¡Goten! ¿Estás vivo? – Lo tomó de los hombros y lo sacudió para hacerlo reaccionar.
- Algo… - tosió sangre, lo que lo preocupó, pero más pendiente seguía de que la chica de una buena vez se metiera en la jodida nave.
Lo tomó como pudo y lo metió a la nave, miró hacia un lado y pudo verlos, cinco individuos completamente cubiertos por una especie de traje con casco y unas peculiares armas en sus manos, se dirigían a pasos apresurados hacia ellos, sus armas no lucían como unas ordinarias y pensó que, claro que no lo eran si habían logrado tumbar a un guerrero saiyajin. Le dio una última mirada a su compañero, lucía realmente mal, la butaca de la nave se había manchado rápidamente con su sangre, la cual no dejaba de brotar por la herida que tenía en la espalda. Pensó que lo mejor sería largarse de ese maldito planeta cuanto antes, cerró la compuerta de la nave y reactivó el sistema de navegación ingresando las coordenadas de Vegitasei. La nave recibió una descarga de energía, seguramente eran los idiotas de casco. Volvería, juró que volvería a ese planeta y los mataría a todos. Esperaba que ese impacto no hubiera dañado de manera importante la nave y pudieran salir de ahí. Despegaron y suspiró aliviada cuando comenzaron a alejarse, pero aún tenía un grave problema…
- ¿Goten? ¿Estás conmigo? No me digas que te morirás, te creía más fuerte – estaba nerviosa y molesta al mismo tiempo, en múltiples ocasiones había visto la muerte de cerca, era el destino de un saiyajin morir en batalla, antiguos compañeros de escuadrón, soldados de su padre, los había visto caer en misiones, pero esta vez lo sentía distinto, con ninguno de ellos tenía una relación más allá de lo protocolar, Goten era su guardián y su amigo, quien la había acompañado en cientos de misiones y en su día a día, no podía morir así.
Tardarían por lo menos dos días en llegar a Vegitasei, no estaba segura de que él pudiera aguantar tanto tiempo. Un recuerdo llegó a su mente, su madre alguna vez le había dicho que en caso de estar mal heridos era conveniente que activaran el mecanismo de hibernación, de esa forma ralentizarían sus constantes vitales y alcanzarían un estado de inconsciencia que liberaría al cuerpo del estrés ocasionado por las heridas y el dolor, dándoles una oportunidad de sobrevivir. Antes de activarlo, buscó algo en la nave que la ayudara a contener la hemorragia, encontró unos paños que colocó rápidamente sobre la herida, luego de girarlo para que quedara de lado en la butaca, debía comprimirla para que el sangrado disminuyera y le diera más posibilidades de sobrevivir esos dos días que demorarían en llegar a su planeta, donde podría recibir atención medica adecuada. Se abrazó a su cuerpo comprimiendo la herida, era la única forma en que ambos cayeran en la butaca y ella pudiera seguir ejerciendo presión sobre su espalda, además de brindarle el calor suficiente a su cuerpo que cada vez estaba más frío.
- Gracias, princesa – dijo en un susurro – se supone que soy yo el que debe protegerte a ti y no al revés, sospecho que, si sobrevivo a esto, me quedaré sin trabajo.
- ¡Cállate!, no gastes tus energías, después de lo que has hecho nadie te sacará de mi servicio, has salvado mi vida arriesgando la tuya, sólo… no te mueras ¿está bien? Activaré la suspensión programada, espero que sobrevivas si no yo misma patearé tu inerte trasero hasta el infierno. El soldado acomodó su cabeza contra el borde de la butaca, buscando algo de comodidad. Ella a su vez acomodó la suya contra su cuello - Espero despertar en Vegitasei sin una desgracia en mis brazos – dijo preocupada antes de caer inconsciente producto del gas que ya se había liberado en la nave.
Abrió lentamente los ojos y evaluó su entorno, aún estaba abrazando a Goten, por lo que bufó en fastidio, por un momento pensó que todo había sido un mal sueño, pero no, ahí estaba de frente a la realidad, alguien había intervenido su nave, la había hecho caer en un miserable planeta, donde un grupo de idiotas la atacaron e hirieron de gravemente a su escolta, el cual se debatía entre la vida y la muerte, deseaba que estuviera más del lado de los vivos. Le habló con la intención de despertarlo, pero no recibió respuesta. Temió lo peor, una fuerte sensación de angustia recorrió su espina y se albergó en su pecho, estaban a minutos de llegar a su planeta, no podía haber perecido, no así, estando tan cerca. Deshizo el abrazo, el trozo de tela con el que cubrió la herida no se movió, se había adherido completamente, evitó tocarlo nuevamente para no causarle dolor. Le dio pequeños golpes en la cara buscando una reacción, pero nada, el tipo parecía muerto… inhaló y exhalo un par de veces y se concentró en su ki, era tenue, bastante más apagado de lo que estaba acostumbrada a sentir, se quedó observándolo y pudo ver que respiraba, lenta y pesadamente, pero lo hacía. Lo zarandeó para despertarlo, pensó que era mejor que estuviera consciente y hablando que en ese estado letárgico.
Emitió un suave quejido, estaba mareado por la pérdida de sangre, trató de moverse, pero fue inmediatamente detenido por el fuerte dolor que le causaban sus heridas.
- Qué bueno que despiertas, por un momento pensé que tendría que informarle a tu familia de tu deceso – dijo en voz baja – no intentes moverte, estamos a minutos de aterrizar.
- Comunícate con la base. Debes dar aviso de nuestra llegada.
Asintió y le quitó el scouter para ponérselo y comenzar a buscar la frecuencia adecuada.
- Vamos, que alguien conteste – un pitido la alertó de la conexión satisfactoria.
- Control de aterrizaje, Soldado Goten, esto es irregular, no se esperaba su retorno hasta dentro de tres días. No hay plataformas disponibles para su aterrizaje.
- Me importa un carajo, habilita la plataforma real.
- No estoy autorizado para hacer tal cosa. ¿y quién demonios habla?
- Tú maldita pesadilla si no haces lo que te estoy ordenando en este momento. Soy tú jodida princesa – no tenía paciencia para tratar con subordinados, menos en ese momento tan crítico.
- Princesa, lo siento mucho. Inmediatamente se habilitará la plataforma de aterrizaje.
- Procura que un equipo médico se acerque a la plataforma cuanto antes, tenemos un soldado herido.
- ¿Está usted bien?
- No es para mí, idiota. Sólo haz lo que se te ordena – y cortó la comunicación.
Miró al saiyajin que la acompañaba, tenía los ojos cerrados y una sonrisa en la cara - ¿Por qué estás tan contento?
- Eres terrible, no pierdes oportunidad para maltratar a otros.
- Digamos que no es el momento para perder tiempo ¿o sí? Además, sólo es un tarado – secó el sudor de su frente y acarició su cabello. No sabía porqué lo hacía, verlo en tan mal estado debió hacer surgir su lado protector – pronto estarás mejor.
- Gracias.
Pasaron unos pocos minutos y la nave aterrizó en la plataforma indicada. Trató de abrir la compuerta, pero la pierna herida de Goten bloqueaba la manilla.
- Esto dolerá ¿bien? Pero te prometo que seré lo más rápida que pueda – debía mover su pierna, tomó aire y lo contuvo para hacer la maniobra que les permitiría salir. Un ahogado grito salió de la boca de Goten. Pudo jalar la manilla e inmediatamente la compuerta se abrió permitiéndole ver el exterior. Lo primero que vió fue a un confundido Bardock que la miraba sin entender que demonios hacía ella en la nave de su nieto.
- Princesa… ¿Está herida?
Se bajó rápidamente, su armadura y su cara estaban manchadas de sangre, no había reparado en ese detalle, pero no le pareció importante – no hay tiempo para tener conversaciones, soldado. Ayúdame a bajarlo – apuntó hacia el interior de la nave, no era una petición, era una orden.
El maduro saiyajin se acercó y su expresión se tornó seria cuando vió que en el interior se encontraba su nieto mal herido – ¿Qué sucedió? – preguntó mientras lo cargaba fuera de la nave.
- Demasiados sucesos extraños, fuimos atacados. ¡¿Dónde diablos está el equipo médico que solicité?! – estaba perdiendo la calma, la situación era crítica, ya se ocuparía del incompetente que respondió su llamado – debes llevarlo inmediatamente a un tanque de regeneración, ha perdido mucha sangre, nos tomó dos días regresar.
Ambos corrieron hacia el interior de la base, Bra iba abriendo compuertas y quitando del camino a todo aquel que se les cruzara. Les tomó unos minutos llegar al área médica, donde exigió que lo pusieran inmediatamente en un tanque.
Se quedó callada mirando el tanque que comenzaba a llenarse de líquido. Estaba absorta en sus pensamientos mientras inspeccionaba en detalle la cara del saiyajin moribundo. No había notado que sus venas habían tomado un color gris que hacía que se viera fatal. Definitivamente el ataque que había recibido era algo más que un simple disparo.
- ¿Me dirás ahora que pasó?
La profunda voz de Bardock la sacó de sus cavilaciones, volteó para ver al guerrero. Su porte era imponente y su expresión seria era capaz de intimidar a cualquiera, menos a ella, iba a responder, cuando la puerta de la sala se abrió dejando entrar al rey.
- ¿Qué demonios significa esto? ¿En qué problema te has metido ahora? – espetó molesto Vegeta.
Bardock hizo una reverencia y se quitó del medio dándole paso para acercarse a su hija.
- Padre…
Miró hacia el tanque de recuperación y luego a su hija de pies a cabeza inspeccionado su cuerpo en busca algún daño – Estás herida – dijo señalando el corte de su pierna – haz que te atiendan.
Se fijó en la herida de su pierna, le parecía algo menor que sanaría solo, pero luego recordó la reacción que generó en el cuerpo de Goten, rasgó la parte de su traje que cubría su pierna y pudo ver el gris subiendo hasta su rodilla, lo que sea que fuese eso, se estaba expandiendo. Miró con preocupación a su padre, pero decidió no decir nada al respecto, esperaba que no hubiera notado lo que ella sí.
- ¿Qué pasa ahora? – preguntó molesto.
- Nada… - desvió la mirada para que no notara que le estaba mintiendo.
- Dime en este mismo instante qué ocurrió ¿por qué has llegado antes del tiempo estimado y por qué él está así? – dijo apuntando al tanque de recuperación donde se encontraba Goten.
- Alguien intervino el sistema de navegación y el de comunicación, cambiaron mi ruta y me enviaron a un planeta lejos, en los límites de la galaxia, Goten cumplió con seguirme, como le ordenaste, cuando llegamos el planeta parecía desierto, hasta que comenzamos a recibir ataques, los cuales iban dirigidos principalmente a él, intentaron matarme y Goten lo evitó recibiendo un poderoso ataque que lo dejó como lo ves. Logré verlos antes de huir, cargaban unas extrañas armas que lanzaban descargas de energía, pero no eran ordinarias, si lo miras bien podrás notar que algo extraño está ocurriendo con él. ¿Ves esas marcas grises que recorren su cuerpo?
El rey se acercó al tanque y lo vió – La herida que tienes en la pierna… ¿Fue causada por lo mismo?
Supo que ya no podría mentir, pero lo intentaría. En verdad le asustaba lo que eso podía hacer a su organismo, pero si reconocía su temor quedaría mal frente a su padre y Bardock, quien seguía ahí, callado, escuchándolo todo – No, me dañé al intentar llegar a la nave.
- Es la última vez que desobedeces mis órdenes, nada de esto estaría pasando si no hubieras decidido ser una cría terca. Si este tipo muere será tu responsabilidad.
Sintió vergüenza por estar siendo regañada en frente de Bardock, sabía que con eso tendría material para ser objeto de sus burlas cuando entrenaran.
- Está bien, padre – no quería darle más motivos para estar molesto. En el fondo sabía que tenía razón, si no hubiera insistido tanto en ir en esa maldita misión en ese momento probablemente estaría entrenando con Goten y su hermano bajo la atenta supervisión de Bardock, sin embargo, ahí estaba deseando que todo saliera bien y lo viera salir pronto del tanque.
- Y deshazte de esa ropa, estás impresentable - Vegeta le dio una última mirada a su hija y salió de la sala.
Suspiró y buscó contención en los brazos de Bardock, con el rey fuera de escena podía bajar la guardia y buscar consuelo en su tutor.
- No creas que yo no te reñiré ¿Cómo es posible que los atacaran así? Este incompetente y tú siempre andan con niñerías, deben estar siempre atentos a su entorno ¿acaso no han aprendido nada? – la alejó de su cuerpo para darle una mirada de reproche.
Lo miró con sus grandes ojos azules, los cuales contenían una pena profunda que sólo se permitía mostrar con él – No ha sido como tú crees, Bardock. En serio fuimos emboscados. Algo muy extraño sucedió, todo el sistema de mi nave fue intervenido, ni siquiera podía comunicarme con mi escuadrón – estaba a punto de hacer una pataleta de niña consentida.
- Entonces, ¿cómo diste con Goten? – preguntó sospechando que la respuesta de la peliazul sería una mentira.
Aunque la confianza que le tenía a Bardock era enorme, no estaba segura de contarle sobre el juego de scouters que compartían en secreto, pensaría que tenía un trato especial con él. El veterano guerrero mal interpretaría la situación y probablemente le daría una paliza a Goten por tener ese tipo de acercamientos con su princesa. No había nada oculto en su relación, pero sería difícil explicar el por qué de la existencia de esa frecuencia privada. Ni ella tenía muy claro por qué le había dado ese scouter de frecuencia única a Goten. Pensó que tendría que conseguir otro par, ya que el suyo desapareció con su nave en ese maldito planeta.
- Sólo pude contactarlo a él.
La miró con desconfianza levantando una ceja – Eres pésima mintiendo, he visto el otro scouter que carga Goten en ocasiones.
¡Demonios! La había atrapado – Estúpido Goten, está bien, nos comunicamos por una frecuencia distinta, sólo para que nadie se entere de mis planes y para que él pueda tratarme sin formalidades, sabes cómo detesto esa estupidez de parte de ustedes.
- Bueno, cuando el chico salga de esta dejarán de hacerlo, sabes muy bien lo que le pasaría si alguien se entera de eso y malinterpreta lo que pasa entre ustedes.
- Tonterías, él y yo somos amigos. Además, es mi niñero, es obvio que nuestra relación sea cercana si es mi sombra.
- Lo que tú digas, pero ten cuidado, no quiero saber que las cosas se han enredado entre ustedes dos. Mantén las distancias, niña.
Volteó los ojos en fastidio – Claro, claro, como quieras.
- Deberías irte a descansar antes de que tu padre te llame para que le des todos los detalles, lo que te ha pasado es grave, si se puede probar que el sistema ha sido intervenido desde adentro, rodarán cabezas y si ha sido externamente, eso hará que estalle un verdadero conflicto. El imperio y, en específico tu padre, tiene demasiados enemigos. Luego de la derrota de Freezer y su padre Cold, gran parte de sus fuerzas juraron lealtad al rey, pero otros idiotas se largaron y formaron su propia coalición. No me sorprendería descubrir que alguno de esos genios esté detrás de esto. O quizás alguna de las colonias ha decidido rebelarse. Son muchas las opciones, así que cualquier detalle que recuerdes puede hacer la diferencia.
- No me importa quién haya sido, sólo sé que volveré y cobraré venganza contra todos los responsables de esta falta de respeto.
Soltó una fuerte carcajada que molestó a la peliazul – Admiro tu valor, pero ahí te equivocas, tú no volverás a dejar este planeta en mucho tiempo.
Malhumorada, se dispuso a sacar el demonio que la invadía cuando alguien se burlaba de ella, por un momento se sintió tentada a darle un gran golpe en la cara, pero se contuvo por el respeto que le tenía, en su lugar bufó – Ya veremos, si papá piensa que me quedaré de brazos cruzados está muy equivocado.
- Guarda tus energías, mocosa – le dio una mirada al tanque de recuperación donde su nieto luchaba por su vida, su rostro reflejó preocupación, él no era un hombre que se caracterizara por demostrar interés por los demás, pero le tenía un especial cariño al menor de su clan, se había hecho cargo de él desde que era un niño, sabía que perderlo sería duro, no sólo perdería a un buen soldado, sino también a una parte importante de su vida – Te dejo, debo informarle a mi familia del estado del chico.
Lo miró con ojos serenos, podía leer su expresión a la perfección – Estás preocupado ¿cierto?
Sus facciones se endurecieron y miró sus manos - No todos los días te bañas en la sangre de uno de los tuyos – con esas últimas palabras se retiró de la sala.
Ya sola frente al tanque de recuperación, exhaló con fuerza, fijó su mirada en las facciones del joven que permanecía totalmente ajeno al mundo a su alrededor. Esperaba que la máquina fuese lo suficientemente potente para sanar totalmente sus heridas y que en poco tiempo volviera a estar bien. Miró con preocupación su propia herida, debía encargarse de ella y también averiguar qué era eso gris que comenzaba a correr por sus venas. Apoyó su mano contra el cristal del tanque – Estarás ahí un buen tiempo, casi te mueres. Espero que papá no te remueva de tus funciones.
- No lo creo. Nadie más te aguanta como él. Eres un verdadero dolor de cabeza.
Se volteó para encontrarse frente a frente con ese par de ojos azules que eran iguales a los de ella, se cruzó de brazos y frunció el ceño – siempre con lo mismo, deberías cambiar el repertorio principito.
- Y tú deberías dejar de ser tan terca. Papá está furioso, no para de decir que debería encerrarte y tirar la llave.
- Que lo intente – se encogió de hombros - ya se le quitará – volteó nuevamente a ver el tanque y le pareció que su vista se nublaba un poco, pero no le dio importancia, pensó que sería el efecto de la luz sobre el cristal.
Mientras, su hermano posó una mano en su hombro y se lo apretó suavemente – Sabes que pasará bastante tiempo ahí ¿cierto?
Escuchó la voz de su hermano como si estuviera muy lejos – lo sé, pero no me preocupa, sé que saldrá de esta y volverá a ser mi fastidioso niñero – de pronto sintió muy cansada, lo atribuyó a la experiencia vivida, seguramente la adrenalina liberada en su cuerpo ya comenzaba a regresar a niveles normales haciéndola sentir agotada.
Su cambió no pasó desapercibido por Trunks que la tomó por el brazo para voltearla hacia él – ¿Estás bien? deberías descansar, luces fatal – se quedó mirándola fijamente al no tener respuesta de su parte, en eso notó que unas extrañas marcas comenzaban a aparecer en su cuello. Con poca delicadeza tomó el cuello de su traje y lo corrió para ver su hombro, las marcas eran mas notorias ahí - ¿Qué demonios es esto, Bra? ¿Bra?
La princesa no respondió, lo siguiente fue verla caer al piso desmayada.
