NEVER LET ME GO

Esta es la historia sobre un amor que pudo abrirse a pesar de las barreras, que fue creciendo poco a poco y cuando quisieron darse cuenta, no había retorno hacia atrás.

Lunes 21.

Volver a Ohio, a Mckinley, especialmente por una causa tan trágica, le resultaba terriblemente doloroso a Quinn Fabray, más sabiendo que allí se encontraría con un enorme pasado y con el peso de quien alguna vez fue su novio, ya no iba a estar. Nunca más.

Mientras Quinn viajaba en el coche hacia la secundaria, tuvo que enjugarse los ojos varias veces que ya estaban rojos porque no quería aparecer frente a sus amigos con una imagen lamentable, a pesar de que la situación lo requería.

Se bajó del coche con un largo suspiro y entró a Mckinley. Cada pasillo que recorría hasta la sala del coro, le traía un recuerdo a su mente. Por ejemplo, en aquella esquina se había apoyado llorando cuando le contó a Finn que estaba embarazada, y en ese otro pasillo una vez se riñó a golpes con su mejor amiga Santana.

Escuchó voces desde lo lejos, seguramente estaban cantando y luego lo reconoció. Era la voz intensa y hermosa de Mercedes cantando I'll stand by you. Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas y antes de entrar, tuvo que refregárselos. Esperó a que Mercedes terminara de cantar y entró.

Allí estaban todos, mirándola fijamente porque nadie esperaba que Quinn viniera y ella sonrió tímidamente antes de ser abrazada por un abrazo grupal, que la llenó de una inmensa alegría.

Sam-. ¡Quinn! No te esperábamos –Quinn acarició suavemente su mejilla en un gesto de ternura y sonrió con nostalgia recordando el romance que habían tenido.

Quinn-. Lo sé. Vine lo antes que pude en cuanto me enteré.

Puck le dedicó un gran abrazo y ella se dejó hundir en su perfume masculino. Puck fue el primero con el que lo hizo y era además el padre de su hija Beth. Tantos recuerdos volvieron a llenarla de nostalgia.

Will se acercó a ella con una gran sonrisa y la abrazó también.

Will-. Me alegro que hayas venido. Finn era una persona especial para todos nosotros.

Mercedes estaba en un rincón secándose las lágrimas; había hecho una increíble interpretación de I'll stand by you, la misma canción que Finn le había dedicado a su supuesto hijo, cuando creía que era suyo.

Quinn saludó a todos intentando que una sonrisa saliera de las comisuras de sus labios pero apenas pudo hacerlo.

Todo el camino hacia allí estuvo pensando qué canción dedicarle a Finn y la verdad es que aún no se había decidido por ninguna… tenía tantas en su mente que de solo pensarlo se mareaba. Pero todavía tenía tiempo para tomar esa decisión.

Recorrió la sala con la mirada, algo inquieta, y notó que faltaba Rachel. ¿Dónde estaba? ¿Acaso era demasiado difícil para ella volver a aquí? Pensó que quizás no se apareciera y podía comprenderlo, todo el dolor que estuviera pasando, era lógico aunque la verdad es que una de las razones por las que había decidido regresar era para verla, poder darle un abrazo sincero y contenerla.

Se acercó a Santana y le preguntó por Rachel, Kurt intervino en la conversación.

- No quiso venir… pero creo que vendrá –Se frotó la frente mientras alargaba un brazo a su prometido Blaine y este le sonreía. Quinn asintió y luego se reunió con sus antiguos amigos para conmemorar a Finn.

Comenzaron a hablar de los buenos recuerdos, aquellos que aún no dolían, que eran inofensivos y solo quitaban sonrisas de sus rostros. Quinn se había enterado que había estado trabajando con Mr. Schue como profesor, entrenando a ND y pensó que Finn podría haber sido un excelente profesor. Aquello provocó un nudo en su estómago.

Todavía nadie le había querido decir cómo había muerto, al parecer nadie quería hablar de ello pero Quinn necesitaba saberlo. Cada detalle, por más doloroso que fuese.

Intentó persuadir a Santana pero ella dijo que no sabía, que no se lo habían dicho y que Kurt no iba a abrir la boca.

¡No tenía por qué ser su secreto! Ella también merecía saber la verdad. Esto la hizo enrabiar pero no dijo nada, iba a esperar a que se calmaran todos.

Al parecer, todos tenían una canción preparada y cuando fue el turno de Santana, se quebró faltándole un solo estribillo, saliendo corriendo y gritando del aula.

Quinn fue detrás de ella, ya que era su única mejor amiga, la que podría contenerla. Santana estaba sentada en el auditorio, enjugándose unas lágrimas. Ella se sentó a su lado y la abrazó, y dejó que su amiga llorara a mar abierto, descargándose en sus hombros.

S.- ¡Maldita sea! Solo quería que la canción saliera bien y lo arruiné –Quinn le secó unas lágrimas sonriéndole.

Q.- Lo hiciste muy bien la verdad, eres valiente, ¿Sabes? Yo aún no he podido cantar nada… simplemente no sé qué canción dedicarle.

S.- Podrías intentar con una carta. Yo… hice algo así, también –Quinn sacudió la cabeza negativamente.

Q.- No… necesito sacarlo de adentro, frente a todos… solo necesito tiempo para poder aclarar mi cabeza.

Se quedaron un rato en silencio contemplando el vacío, escuchando nada más que el silencio y aquello las tranquilizó; por un momento, todo se sintió bien, como si nada hubiese pasado y en cualquier momento, Finn aparecería sonriente por el auditorio. Pero nada de eso era real. Se había ido para siempre.

Cuando ambas volvieron al salón de coro estaba Rachel, lucía terriblemente mal, lo notó enseguida Quinn. Parecía que no dormía ni comía hacía días y a pesar de que intentó brindarles una sonrisa, se rompió a medio camino.

Quinn se acercó y sin vacilar la abrazó, como lo había planeado desde un principio. Ella le devolvió el abrazo y permanecieron así durante un tiempo que se extendió hasta que Mr. Schue carraspeó y se separaron.

Q.- Estoy aquí, ¿Sabes? Para lo que sea –Le acarició suavemente la mejilla y fue a sentarse a escuchar la canción que Rachel tenía preparada.

Cantó Make you feel my love. Su voz era mágica y hacía que la música se metiera dentro de la piel de todos los presentes allí; Quinn vio cómo su amiga lloraba mientras cantaba, las lágrimas le caían y sintió la necesidad de parar todo y abrazarla, llevarla a un lugar aparte y simplemente escucharla porque seguro tendría mucho que expresar. Algo más que una canción. Pero no lo hizo, se quedó escuchándola, sintiendo cómo su cuerpo temblaba de los escalofríos que le recorrían y cuando terminó, todos se acercaron a darle un gran abrazo.

Kurt-. Pensé que no vendrías. Me alegra verte –Le dijo su amigo, sonriendo a penas y pasándole un brazo por su espalda.

R-. Lo sé, yo tampoco creí que vendría pero… a último momento pensé que no podía faltar, necesitaba estar entre mis amigos.

Mr Schue-. Rachel, estamos aquí para lo que necesites, lo sabes ¿Verdad? –Ella asintió y sonrió pero su sonrisa parecía rota, algo muy precioso le había sido arrebatado: el amor mismo, y de eso no creía que habría vuelta atrás. Rachel pensó que jamás podría volver a enamorarse. No como con Finn. Jamás sentiría lo mismo… o bueno, eso fue lo que pensó en principio.

Cuando llegó el turno de Quinn, se decidió finalmente. Cantaría Keep holding on, lo tenía decidido. Esa canción significaba mucho para ella; cuando se enteró de que estaba embarazada, la cantaron juntos para darle su máximo apoyo, Finn se la dedicó y ahora ella quería dedicársela a él y a todos sus amigos presentes.

Se paró delante de todos y cerró los ojos mientras la letra comenzaba a salir de su boca, luego varias voces se unieron a su canto y esto hizo que le saltaran unas lágrimas pero continuó porque si todos habían podido hacerlo, ella también podría.

Cuando terminó, abrió los ojos dando un largo suspiro y miro hacia arriba "Esta va para ti… y para todos ustedes" Dijo y volvió a su asiento, con varias manos rozándole su hombro en señal de apoyo.

Los siguientes días transcurrieron igual de emotivos y tristes que el primer día pero Quinn tenía una importante noticia que comunicarles a Santana, Rachel y Kurt y solo esperaba que se lo tomaran a bien.

Fueron a almorzar y esperó luego de un rato para hablar.

Q-. Chicos quería decirles que me mudaré a NY –Todos levantaron la mirada sorprendidos, Santana arqueó las cejas.

S.- ¿Qué, no te va bien en Yale?

Q-. Me salió una pasantía para estudiar en NY y de paso estaré más cerca de ustedes

S-. ¡Vaya! Eso es buenísimo, Quinn –Sonrió dando un mordisco a su sándwich-. ¿Y dónde te hospedarás? –Quinn bajó la mirada, aquí vendría la parte difícil. Tomó aliento y habló.

Q-. Bueno, esperaba que ustedes pudieran hospedarme los primeros días, solo hasta que me acostumbre y pueda encontrar un lugar para alquilar –Kurt la miró seriamente, no le caía muy bien la idea, pudo verlo en su mirada pero volteó hacia Rachel esperando que dijera algo, sin embargo estaba muy callada. A penas había tenido tiempo de hablar con ella a solas. Todos la miraron y entonces Rachel levantó la vista como si estuviera perdida.

R-. ¿Qué? –Preguntó atónita.

K-. ¿Qué opinas de que Quinn se hospede con nosotros un par de días? –Rachel, sorprendida, clavó la vista en los hermosos ojos verdes de su amiga durante un momento, parecía que no había escuchado nada de la conversación.

R-. Claro, me parece bien –Y volvió a encerrarse en su propio mundo de fantasías.

Al día siguiente, los cuatro marcharían a NY y dejarían atrás Mckinley. El recuerdo constante de la muerte de Finn. Un cambio, que les vendría bien a todos.

Y aquí comienza la aventura. Justo cuando crees que no puedes volver a sentir algo en tu vida, el amor aparece de la nada, arrebatándote todas tus malas pasadas, haciéndote sentir especial nuevamente. Pensando que tu vida vale algo muy importante para esa persona, que es única y solo te quiere a ti, para toda la vida.