Bleach y sus personajes pertenecen a Kubo Tite.

Simbología:

-blablabla…-diálogos (blablabla énfasis en la palabra o frase)

'Pensamientos'

" blablabla… persona que habla del otro lado del teléfono

Este trabajo esta un poco más fuera de lo cotidiano, espero no les parezca tan descabellado y lo disfruten, esta vez no puedo prometer cuando actualizaré pero trataré que sea lo más pronto posible. Se ubica en un universo alternativo, en epoca antigua, la localización está enteramente dispuesta a la imaginación de quien lo lea.

PERFECTO VASALLO

CAPITULO 1

No podía ver, solo sentía como era llevado por caminos tortuosos, el tumulto de las piedras le indicaba que estaban tomando atajos y las curvas que lo hacían tambalearse de un lado al otro le indicaban que no era el camino convencional si no uno escondido, quizás entre el bosque no lo podría asegurar, solo escuchaba la voz de su padre.

- Perdóname hijo, perdóname, es por tu bien, se cómo eres y sé que trataras de buscarme pero déjame resolver esto antes de involucrarlos más a ti y a tus hermanas.

Su padre solo trataba de protegerlos había encerrado a sus hermanas en un convento como protección, tampoco le dijo donde y en cuanto a él, lo amarró y lo vendó porque sabía que no cedería tan fácilmente, esconderse como un cobarde, trataría de involucrarse en la pelea para defender el honor de su familia, ya tenía 22 años ya era un hombre, sin embargo su padre tomo medidas extremas para protegerlo junto con sus hermanas, le dijo que lo llevaría a un lugar seguro, cruzando la frontera, de modo que escapar para buscar a su familia no era una opción.

Además la finca era enorme y entraría en calidad de peón, el único que sabría su identidad seria el dueño con el que su padre llevaba años de amistad pero que por razones de distancia no pudo presentárselo antes, lo protegería pero a cambio tendría que pasar desapercibido, la guerra involucraba ambos países y aunque no se meterían con una familia tan importante, no se libraba de las continuas inspecciones por parte de los soldados, encontrar un nuevo miembro salido de la nada en una familia tan conocida levantaría sospechas y podría descubrirlo. El dueño prometió que no dejaría que se lo lleven y que no recibiría maltratos ni labores demasiado duras como los demás peones, aunque era fuerte y había sido educado para tener múltiples habilidades, era un heredero de sangre pura y eso se debía respetar.

Salieron del carruaje, le quitó la venda de los ojos pero todavía no lo soltaba, todo estaba oscuro, la luz de la luna permitía que vislumbrase un bosque y delante de él un par de hombres parados delante de una caseta pequeña, se aproximaron, se revolvía para quitarse las amarras.

- Tranquilízate hijo – le reclamó su padre mientras lo sostenía junto al chofer, se acercaron a aquellos hombres.

- ¿Es él? – preguntó el más alto.

- Es Ichigo Kurosaki mi primogénito, a partir de este momento y por tu honor deberás cuidar de él – no lograba distinguir su rostro, volvió a intentar liberarse.

- ¡No necesito que cuiden de mi!, padre por favor yo puedo ayudarte.

- Es muy noble de tu parte querer tomar parte en una batalla de este tipo, pero tarde o temprano te darás cuenta que eres más valioso y peligroso vivo que muerto – le dijo el hombre más alto de cabello largo.

- Usted no me conoce, no moriría tan fácilmente.

- Lo harías, porque la habilidad no es nada sin estrategia, tu padre está haciendo algo muy noble al dejarte aquí hasta que seas verdaderamente útil en la batalla.

- Hijo, él es mi gran amigo Byakuya Kuchiki, cuidará de ti pero deberás pasar desapercibido como un peón suyo en esta finca, prometiste por tu madre en el cielo que obedecerías esta vez, confío plenamente en él y en ti para que permanecerás vivo escondido aquí – solo se limitó a apretar los puños y los dientes y a tragarse su ira, lo trataban peor que un niño pequeño.

- No te preocupes Isshin, se le asignará una tarea sencilla bajo la supervisión de alguien de mi entera confianza y la seguridad de que no será tratado como cualquier peón.

- Confío en ti amigo mío, te entrego a mi preciado hijo a tu cuidado, te aseguro que no causará problemas pues así lo prometió, ¿no es verdad hijo?

- Si, lo prometo padre – su padre se despidió con un fuerte abrazo y se retiró de nuevo al carruaje, partió nuevamente hacia el bosque, y cuando lo perdió de vista fue llevado por el brazo del acompañante del dueño adentro de la caseta donde lo liberó completamente.

Estaba iluminada por una lámpara de aceite, tenía una cama al costado de la ventana, un armario pequeño, una mesita con una silla y una estantería pequeña, una cortina dividía otro recinto más pequeño que parecía ser un baño, observaba el lugar mientras le quitaban las amarras y se sobaba las muñecas.

- Debes ser muy fuerte para que te amarren de esta manera, y testarudo también.

- Lo heredé de mi padre, no estaría escondiéndome aquí por mi voluntad.

- Lo entiendo y lo respeto, pero por ahora no hay nada que puedas hacer al respecto, mientras te encuentres en mi propiedad te pediré discreción y respeto, solo yo y mi fiel sirviente Náraku sabremos quién eres, si sucediera algo que te disguste en particular, deberás buscarlo inmediatamente, él es el encargado general de los sirvientes así que no habrán sospechas él me referirá todo aquello que por algún motivo escape nuestro control; dormirás solo aquí a diferencia del resto de sirvientes que duermen juntos en una barraca, mañana cuando se decida tu labor encontraremos la manera de justificarlo, todos los días se te traerá la comida por parte de una de las sirvientas, no tienes porque entablar relaciones con ninguno de los sirvientes si no lo deseas. Mañana temprano acudirás a la casa principal, se encuentra pasando unos árboles del pequeño bosque a lado de esta caseta, de frente pasando los establos, solo di que eres el nuevo y te llevarán ante mí inmediatamente, esta es tu llave, tu ropa y objetos personales te serán traídos; por lo pronto descansa, en el armario se encuentran algunas mantas, debido al papel que interpretaras no podemos ofrecerte nada más cómodo.

- Lo comprendo, gracias por ayudar a mi padre.

- Buenas noches Kurosaki – ambos hombres salieron dejándolo en aquel recinto, parecía estar hecho madera. Se recostó esperando conciliar el sueño aunque le sería difícil pensando en todo lo que había pasado y lo que estaría por pasar; qué tipo de trabajo le sería asignado y como pasaría desapercibido, prefería mil veces pelear a lado de su padre en la guerra que esconderse tan cobardemente.

Pero tenían razón, nunca había peleado en un combate real, solo entrenamientos, y si fuera asesinado entonces no quedaría nada para rescatar de su familia, sus hermanas quedarían abandonadas en el convento y la muerte de su madre sería en vano. Debería adaptarse por ahora.

Por la mañana los rayos de sol lo despertaron, el colchón era delgado y las mantas aunque limpias eran delgadas y viejas, incluso siendo un peón eso era inusualmente magnánimo por parte del dueño para ser el nuevo, lo sabía muy bien, él también había tratado con peones; debía interpretar su mejor rol para no comprometer a su padre, al amigo de su padre y a sí mismo; no mirarlos a los ojos, no responder y no hablar a menos que se lo solicitaran, eran las reglas generales que seguía la gente de rango inferior. Se aseó, se puso una camisa blanca abierta hasta medio pecho y remangada, un pantalón recogido hasta las pantorrillas y decidió caminar descalzo, las botas que tenía lo comprometerían demasiado para ser el primer día.

Al salir del recinto atravesó un pequeño bosque y logró divisar que se encontraba alejado de la casa principal, a unos kilómetros se veían algunos cultivos y un molino, los establos se encontraban más adelante, lograba distinguir barracas y a lo lejos una construcción amplia de dos pisos, debía ser el lugar al que tenía que acudir. Le tomó un largo tiempo llegar allá, se encontró con una puerta grande de madera abierta de par en par custodiada por dos guardias armados.

- Soy el nuevo – les dijo cuando lo miraron inquisidoramente.

- Por fin llegas, ¡crees que el jefe te iba a esperar todo el día! - le dijo uno de ellos – oye Kensei, llévalo con Sajin, él tenía que presentarse con algunos peones, hay que aprovechar eso para no molestar al jefe.

- Vamos peón – le dijo el tal Kensei indicando que lo siguiera, la casa principal era enorme, la entrada estaba llena de jardines, fue llevado por un pasadizo a lado de la entrada principal hacia otro patio grande, allí se encontraba un hombre alto con el pelo castaño claro largo amarrado en una coleta, un arma, y un látigo en la cintura y botas con estribos, parado mirando la entrada, a su costado otro hombre también alto y musculoso, de cabello azul con las manos atadas en la espalda camisa hasta medio pecho, botas oscuras simples y pantalones oscuros, ambos miraban la entrada principal.

- ¡Oye Sajin!, aquí te traigo a este, es el nuevo que esperaban llego solo así que resuelve eso con el jefe.

- ¡Rayos Kensei!, deberías hacer mejor tu trabajo y no dejar entrar a cualquiera, como se si este es el hombre que el jefe esperaba.

- Ese es tu problema y tu trabajo no me involucres a mi yo tengo que retornar mi puesto – le decía sin tomar importancia a los reclamos del otro regresando hacia la puerta.

- Maldita sea, muy bien escoria espero que seas tú al que esperaban o de lo contrario probaré la nueva molienda con tus dedos – le dijo el que parecía ser el capataz mirándolo a los ojos Ichigo no pudo contener el impulso de observarlo de vuelta, todavía no estaba acostumbrado a bajar la mirada – que me miras, será mejor que dejes esa actitud o no sobrevivirás un día en esta finca imbécil, cómo te llamas. – en ese momento abrieron la puerta de la casa, salió el hombre que había visto la noche anterior el sirviente Náraku.

- El jefe dice que pasen, los recibirá adentro aquí hace mucho calor, que esperas Sajin.

- Oiga patrón este hombre dice que es el nuevo a quien esperaban, ¿lo paso también?

- Si dice que es el nuevo es porque debe serlo ¿o no Sajin?, entren de una vez y dejen de perder el tiempo

Ingresaron por un pasadizo a otro patio interior más pequeño, al mirar arriba estaba rodeado de balcones adornados con flores, la casa era enorme, decorada con finas pinturas ornamentadas, el motivo principal de aquel patio en especial eran las flores de cerezo, bajo uno de los balcones se encontraba una oficina grande con las puertas abiertas de par en par y dentro podía distinguir que estaba el hombre de la noche anterior, sentado en un escritorio, al frente suyo en una silla apoyada contra una pared un hombre de cabello rosa y lentes vestido colorida y estrambóticamente.

- Esperen aquí – les indico Náraku cuando llegaron a la mitad del patio, pasando solo él a la oficina para hablar con el jefe.

- Estas de suerte nuevo – le dijo el hombre de cabello azul atado de manos con una guasona sonrisa – en tu primer día conocerás al botoncito de cerezo más dulce de este lugar, a mi me tomo seis días descubrir que esa delicia vivía aquí.

- Cállate Grimmjow, de por si tienes suficientes problemas como para seguir acumulando puntos a tu sentencia – le decía Sajin tratando de bajar el tono de voz.

- Ja, qué más da, ya fui azotado y probablemente me matarán, al menos disfrutaré mis últimas horas pensando en una bella mujer y lo que hubiera podido haber hecho con un poco más de tiempo.

- Adelante el jefe los recibirá – salió Naraku a la puerta de la oficina indicando que pasen. Entraron y Byakuya los vio despectivamente de pies a cabeza, Sajin saludó con un gesto formalmente, el hombre de cabello rosa también los observó pero su mirada no era despectiva sino más bien parecía que los desnudaba con la vista.

- A quien me traes esta vez Sajin – dijo Byakuya sin levantar la vista y prestando atención a uno de los documentos que tenía en su escritorio.

- Mi señor, este es Grimmjow, el peón de la señorita, con el que tuvimos problemas el día de ayer.

- Ah sí, ¿ya la mandaste a llamar Náraku?.

- Si mi señor, se encuentra en camino.

- Y este es un peón nuevo, no sé si tiene nombre puesto que acaba de llegar.

- ¿Cómo te dicen muchacho?. – el pelinaranja bajó la mirada, sabía que ese era el momento de actuar como debía.

- Ichigo señor, estoy a su servicio.

- Si muy bien, ya tengo tus papeles de venta, vienes muy recomendado, dime ¿sabes tratar con caballos?.

- Si señor he tratado con caballos en el pasado señor.

- Pero Kuchicki, míralo nomas, es formidable, tiene buenos músculos debajo de esa camisa, buenas facciones, ¿de veras lo mandaras a los establos?, hace tiempo que no tienes un buen semental en tus tierras – decía el hombre de lentes, Ichigo no sabía si decir algo o quedarse callado esperando que el dueño impusiera su decisión inicial, en ese momento se abrieron las puertas de la parte posterior de la oficina, e hiso su ingreso una mujer pequeña de delicadas facciones, piel blanca como la luna, cabello oscuro, ataviada con una blusa blanca, pantalón negro y botas de montar, con un fuete en la mano, seguida de una sirvienta regordeta de faldas largas hasta el piso y mandilón, como todas las que se encontraban en aquella residencia.

- Buenos días – dijo secamente, los sirvientes que se encontraban dentro incluyendo al capataz y Náraku hicieron una venia, igualmente el hombre de cabello rosa se paró para saludarla.

La presencia de aquella mujer en la habitación le dio un tono diferente al ambiente, parecía que se había adueñado del lugar apenas ingresó, era baja de estatura y delgada, sin embargo se podían distinguir curvas pronunciadas que no pasaron desapercibidas por los ojos de Ichigo, y la fortaleza de su personalidad rápidamente se dejó ver, caminaba segura a lo largo de la habitación, pasando a lado de ellos como si no existieran allí en ese momento, hasta llegar a un lado del escritorio donde dejo el fuete y se volteó mirando hacia ellos con actitud imponente y desafiante.

- Muy bien Rukia aquí lo tienes, qué quieres que haga con él.

Continuara…

Espero se enganchen con esta nueva historia que aunque me esta costando un poquito más trataré de actualizar frecuentemente, gracias por sus lecturas y espero sus reviews para saber como voy :)