Odorikuruu

Nami se movía entre las mesas con la bandeja bajo control en sus manos sorprendida por la actitud que estaba demostrando su nakama. Aunque en un primer momento había pensado que nadie mejor que ella misma para ese puesto, el que ahora tuviera el cuerpo de una niña de ocho años resultaba algo perturbador para ponerse a bailar en el escenario del bar. No quería ni pensar a qué clase de gente podría llegar a animar de haberlo hecho. A pesar de este pequeño, en todos los sentidos, detalle aún le costaba un mundo creerse que el puesto como bailarina lo hubiera cogido Robin.

De todos sus nakama Robin era, junto a Zoro, a quien le costaba poner visualizar dejándose llevar durante una fiesta, su actitud durante todas las fiestas en las que participaron lo dejaba bien claro, pero aquí se encontraba en un bar repleto de desconocidos encima de un escenario bailando con una facilidad asombrosa.

¿Cómo es posible?, no podía evitar dejar de preguntarse Nami.

¿Cómo era capaz Nico Robin de bailar de aquella manera? Cierto que, cuando quedó claro que quien se encargaría del baile iba a ser Robin, Nami le aconsejó que de sentirse algo cohibida pues lo mejor era imaginarse dos cosas: o que no había nadie presente, algo harto complicado con tanta gente y con tanto gritería, o el imaginárselos desnudos pues de esa manera perdían poder de intimidación aunque, al mismo tiempo, podían ganar bastante desagrado dependiendo del físico que pudieran gastarse los presentes. Bueno, tal vez había encontrado otra manera mejor porque, a la vista estaba, Robin estaba disfrutando increíblemente de su baile.

Cuando salió al escenario e iba caminando por la pasarela todos y cada uno de los presentes en el bar desaparecieron de la vista de Robin dejando el lugar completamente vacío. No tardó mucho en empezar a ser llenado pero por alguien a quien no le importaba que estuviera presente puesto que el estar bajo su atenta mirada le gustaba, tal vez demasiado, y además porque sería un lugar de lo más lógico para que estuviera él. Un bar.

Su atención se dirigió a esa mesa donde se encontraba sentado, disfrutando de una buena jarra de biiru, Zoro pero pronto su mirada fue atraída a otra mesa en donde Zoro se encontraba llenando su vaso con sake. Y así con cada una de las mesas presentes fueron siendo ocupadas, una por una, de una ingente cantidad de Zoros que sobrepasaban a la singularidad del resto de sus nakama presentes.

Sea lo que sea parece que le va muy bien, pensó Nami curiosa porque la atención de Robin se encontraba dirigida, en estos momentos, a una mesa vacía pero que se ganó un guiño por su parte. O sea quien sea.

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ENDorFin
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Odorikuruu: Bailar en éxtasis.

Riku: Agonía de la separación.