Samantha Shepard, el primer personaje que cree en el ME. La quiero con locura y siempre imaginé como era su vida más allá del juego. Esta historia intenta reflejar esa vida antes de convertirse en la gran comandante que será en el futuro y que se nos presenta en el juego. Espero que vosotros disfrutéis tanto leyendo sobre ella tanto como yo escribiendo. De nuevo agradezco los consejos de Katzempire.


Hannah estaba en la cocina esperando a su hija Samantha. Tal y como prometió a su padre antes de marchar, se levantaba cada mañana dos horas antes de la entrada a clase para realizar los ejercicios que solían hacer juntos. Era algo de lo que se sentía orgullosa, la disciplina que siempre mostró hacia ellos.

"Mamá ya estoy aquí."

"¿Que tal? ¿Todo bien?"

"Si mamá, he corrido en la cinta 8 km, y he realizado la tabla que me mandó papá. Me doy una ducha rápida, me arreglo y enseguida estoy aquí."

Sonrió con dulzura a su madre mientras marchaba al baño. Cuando llegaron Hannah pidió al jefe de la cuadrilla de la estación unos días para que ambas se acomodaran y se acostumbraran a su nuevo hogar. Ya había ocurrido otras veces, pero después de 4 años sin separarse, este era su primer destino sin estar junto a Nathan. A Sam le costó mucho despedirse, aunque ya tenia 16 años y era toda una mujercita, estuvo llorando por su padre largo rato. Solo cuando este le prometió que la llamaría todos los días, se relajó un poco.

Una larga toalla cubría su torso aún desnudo mientras se secaba su cabello ocre dorado ensimismada con sus pensamientos. Había sido una semana algo rara, apenas se cruzó durante esos días con nadie en la estación. Con los pocos datos que tenia calculó que no debía de haber más de 10 o 12 jóvenes como ella. Aunque estaba deseosa de hacer nuevos amigos, esperó a estar en clase para ver a todos los que hubiera. Una vez se secó, se vistió con sus vaqueros, una blusa y un cinturón para ajustarse. Terminó de peinarse como le gustaba, con la raya a un lado y dejando caer su cabello tras las orejas llegándole este hasta el final del cuello. Cuando concluyó que estaba lista salió dispuesta a desayunar.

"Hmmm, que buena pinta tiene el desayuno mamá."

"Todo no es suficiente para mi pequeña, que madre seria si no recompensara a mi hija por su esfuerzo."

"Entonces trabajamos de manera recíproca, yo siento que debo pagaros por todo lo que hacéis por mi."

"Sin duda no te merecemos. Bueno Sam, ¿estás preparada para tu primer día de clase?"

"Estoy lista. Veremos que me depara el día. Y yo no desearía estar con nadie más."

Hannah y Samantha salieron de su modulo juntas. Lo que se habilitó como el colegio para los hijos de los allí destinados estaba de camino a la central de mando de la estación. Conforme caminaban los soldados saludaban a la Teniente primero Hannah Shepard, mientras Sam les observaba. Ya fuera por precaución o costumbre todos saludaban - 'El saludo es una muestra de respeto entre los miembros de la alianza, cuyos orígenes se remontan al medievo' - le dijo su padre.

"Bueno hemos llegado. Que te vaya bien el día Sam."

Samantha abrazó a su madre y le dio un cálido beso en la mejilla. De inmediato entró en el instituto.

"A ti también mamá. Luego nos vemos."

Aquél recinto estaba bien realizado, se notaba que ya preveían aquella situación y que no era un prefabricado adicional. Constaba de 6 módulos donde se realizaban las distintas clases, más otros 5 que eran la sala de la dirección y del profesorado, salón comedor, enfermería y los aseos.

"Jovencita, ¿A que esperas para entrar en clase?"

"Oh, disculpe señorita. Es mi primer día aquí."

"Ah, tú eres la nueva. Me habían informado sobre tu llegada. Por favor pasa a la clase y te presentas."

Entraron en el primer modulo de la izquierda. Incluyéndose a si misma había 15 chicos y chicas. Cuando entró junto a la profesora comenzaron a murmurar. Algunos de los murmullos mencionaban su color de cabello, el hecho de como lo llevaba peinado, su ropa, su aparente tranquilidad.

"Alumnos, por favor un poco de silencio. Tenemos una nueva compañera de clase. Adelante, cuéntanos algo de ti."

"Hola buenos días. Me llamo Samantha Shepard. Llegué hace una semana, junto a mi madre que por petición propia pidió este destino. No sabría deciros de donde soy, pues llevo toda mi vida de nave en nave y de estación en estación. Podría decirse que mi hogar es la galaxia."

"Muy bien, por favor siéntate donde quieras y comenzaremos la clase. Sacad vuestros pad de datos y comencemos."

Hasta el almuerzo todo trascurrió sin incidentes. Cuando estaba en el comedor y al poco de sentarse en una de las mesas, un pequeño grupo de tres chicos empezaron a acercarse a ella. Tal y como sus padres le enseñaron desde pequeñita analizó a los tres. Estaba más que claro que eran los matones, el hecho de que uno de los alumnos se apartara con algo de miedo al cruzarse se lo confirmó. Cuando estaban a su altura el que parecía el jefe se adelantó un paso.

"Hola preciosa, soy Gustav Mikelson bienvenida a mi estación. Como es tu primer día debemos darte algunas novedades. Yo soy aquí el que manda. Creo que queda claro. Y todos vosotros sois mis lacayos. Si te mando algo tu obedeces y así no habrá consecuencias. Como primera tarea debes pagarme un tributo para que yo y mis chicos podamos almorzar. Por ser una chica te haré un descuento, con unos 30 créditos nos vale."

Sam nunca se dejó avasallar por nadie, gracias a la educación y entrenamiento que recibió de sus dos padres. Como contrapartida jamás comenzó una pelea y nunca se aprovechó de sus habilidades. Siempre hacia lo correcto, y ayudaba a quien lo necesitaba.

El chico comenzó a ponerse algo nervioso, claramente acostumbrado a que la aparente fuerza que demostraba junto a sus 'guardaespaldas' pusiera nervioso a quien hablara. Pero Sam, mantenía una serenidad nada habitual. Eso hizo que de nuevo el resto de los alumnos comenzaran a murmurar, también sorprendidos por la aparente falta de reacción de la nueva. Sin levantarse de la mesa y con toda tranquilidad respondió a su amenaza.

"Primero, por favor no me llames preciosa. Tengo un nombre y si no queda más remedio, prefiero que me llames por él cuando te dirijas a mi. Segundo, no eres mi dueño, así que me podrás mandar todo lo que quieras que al menos yo, no pienso hacerte caso. Tercero, no voy a pagarte 'tú' almuerzo, ya que yo tengo el dinero justo para el resto del día."

El resto de chicos comenzaron a murmurar algo más en alto, pues no era la primera vez que alguien se enfrentaba al chico, pero al final todos se rendían a él. A Gustav le envalentonaba que alguien que se resistiera acabara cayendo igual. Si además era una chica casi le excitaba.

"Vaya chicos tenemos una zorrita con huevos. Ten en cuenta que si no cumples mis normas podrían pasarte cosas malas."

Mientras decía aquello colocó su mano sobre el hombro de Sam, apretándolo hacia abajo. Sam lejos de sentirse intimidada, sin siquiera levantarse de la mesa le cogió el brazo y lo apartó con cierto desdén, pero sin pasarse. Aún no había hecho nada que realmente le molestara. Gustav comenzó a cabrearse, aquella joven no se dejaba avasallar, y no mostraba miedo alguno. Sin pensarlo, apretó su puño izquierdo y realizó un leve giro de cadera para propinarle un puñetazo en el hombro.

Lo acontecido a continuación hizo que el comedor enmudeciera. Sam se levantó con rapidez, y paró el torpe movimiento del chico bloqueándolo con el antebrazo, a la vez que le agarraba de la otra muñeca, y se la retorcía con un hábil movimiento haciendo que gritara por la tensión, y colocándose tras él mientras le sujetaba el brazo, consiguiendo inmovilizarlo por completo. Sus compañeros se quedaron absortos al ver la velocidad de aquella chica y se quedaron sin saber muy bien que hacer, pues Gustav estaba entre ellos y ella.

"Puta, suéltame o te juro que lo pagarás muy caro."

Sin mostrarse enfadada ni molesta con suavidad le contestó.

"Si me lo pides por favor, y me dejas en paz, estaré encantada de soltarte."

"¿Por favor? maldita zorra, mi padre es el jefe de esta estación. Como no me sueltes haré que expulsen a la puta de tu madre y al gilipollas de tu padre."

Eso ya colmó su paciencia, no le molestaba que la insultaran a ella, pero cuando mencionaban a sus padres... eso era distinto. Empujándolo a la vez que lo hacia girar y antes siquiera de que él reaccionara, con la palma de la mano le golpeó en el centro de la cara, haciendo que un pequeño reguero de sangre le brotara de la nariz mientras gritaba de dolor.

"¡Hija de puta! te prometo que te lo haré pagar."

Se levantó para contraatacar, con la intención de propinarle un salva de puñetazos con toda la rabia que sentía en ese momento, pero de nuevo paró en seco su ataque y volvió a propinarle un fortísimo golpe, esta vez en la mandíbula sonando un leve crujido y haciendo que cayera redondo contra el suelo. Los demás chicos, incluyendo los compañeros de Gustav, gritaron de miedo.

"¿Que demonios está ocurriendo aquí?"

El director hizo acto de presencia pues los alumnos no acudieron a la siguiente clase, que realizaba él en persona. De inmediato se percató del alumno que yacía en el suelo, apartando con cuidado a los jóvenes se agachó y comprobó que aún respiraba. Aún consciente de que no solía conseguir respuesta preguntó lo que en aquél momento tocaba.

"¿Quien ha sido el que a agredido al señor Mikelson?"

Lo siguiente sorprendió a todos los allí presentes, más incluso al director, acostumbrado a que los alumnos no dijeran nada.

"He sido yo señor. Siento haber sido algo brusca pero solo he actuado en defensa propia."

"¿Es eso cierto?" - dijo dirigiéndose a los dos chicos que estaban separados del grupo a sabiendas de que eran inseparables.

"No es verdad señor, esta niñata a golpeado a Gustav sin razón, cuando nos acercamos a saludarla."

Ambos sintieron como el poder que tenían gracias a su amigo se desvanecía cuando algunos alumnos les replicaron.

"Es mentira señor director, Gustav la insultó y amenazó e intentó golpearla."

"Es cierto señor director, mantuvo la calma hasta que Gustav se pasó."

"Bien. Usted señorita acompáñeme. El resto iros a clase de inmediato."

Sam, era consciente de lo que había hecho, por ello estaba preparada para las consecuencias. Siguió al director hasta la enfermería. El análisis reveló que le produjo una leve fractura en la mandíbula, pero con un poco de medigel, se curaría rápido. Dejándolo sobre la camilla marcharon a la sala de profesores y entraron en su despacho.

"Muy bien jovencita. Ahora llamaremos a tus padres, a no ser que prefieras que no lo haga y me quieras contar lo ocurrido."

"No señor, estoy conforme."

A pesar de la situación, mostraba una disciplina inusual. Estaba acostumbrado a que los jóvenes intentaran irracionalmente justificar lo que hubieran hecho. Pero aquella joven parecía tener claro que se había excedido y asumía las consecuencias. Sacó su pad de datos y revisó los datos personales, cuando se fijó en su apellido, se quedó pensativo pues le resultaba familiar.

"Perdona jovencita, ¿Tu padre es Nathan Shepard?"

"Si señor."

Ahora lo recordaba, durante la guerra del primer contacto el jefe de operaciones Nathan Shepard fue su compañero de pelotón, en más de una ocasión salvó su vida aún poniendo en peligro la suya propia, de hecho si no fuera por él, aquella herida con la que se retiró habría sido peor, pues le hirieron gravemente en una pierna. Aquella jovencita era la pequeña de las fotos, que Shepard le enseñaba orgulloso en los momentos tranquilos que tenían.

"¿Tu padre está destinado aquí?"

"No señor, solo estamos mi madre y yo. Si necesita contactar con ella está en la central de tránsito, extensión 6458."

"Muy bien así lo haré."

Aún esperaba algo de miedo en el rostro de Samantha, pero mantuvo la serenidad en todo momento.

... ... ... ... ... ...

"¿Qué tal está mi pequeña? ¿Se va adaptando a su nuevo destino?"

"Se la vé muy contenta cariño, no te preocupes. ¿Tú como estás? ¿Y Ernesto? Estaba muy afectado por lo que vio en la colonia."

"Creo que está ahogando sus penas con whisky, le ayudo todo lo que puedo, pero tarde o temprano lo descubrirán, y cuando lo hagan le licenciaran. Desde luego no es el amigo con el que tantos años hemos pasado. Las atrocidades de Mindoir le están afectando más que a nadie que haya visto."

"La guerra afecta a cada uno de mil maneras distintas, tú y yo lo sabemos que hemos luchado juntos. Por eso pedí este destino y lo sabes, no me ha afectado como a Ernesto, pero necesitaba una temporada tranquila después de haber estado allí."

"Lo se Hannah, si esta galaxia tiene un cáncer, sin duda son los esclavistas batarianos."

'Teniente segunda Hannah Shepard, tiene una llamada entrante del director del instituto.'

"Nathan te dejo, creo que Sam lo ha vuelto a hacer"

"De acuerdo, pero no seas muy dura, sabes de sobra que lo que haya ocurrido no lo habrá provocado ella. Un beso y luego hablamos."

"Un beso cariño, hasta luego."

... ... ... ... ... ...

Tuvo que esperar al jefe de la estación, pues también recibió una llamada del director. Saludó al Mayor Fredrik Mikelson y este le devolvió el saludo como correspondía.

"Teniente, ¿sabe que ha ocurrido? El director ha sido parco en palabras. Solo me ha mencionado que mi hijo está en la enfermería."

"Señor, temo que haya sido mi hija la que lo ha mandado ahí, pero puedo asegurar más allá de protegerla como madre que solo lo habrá hecho en defensa propia."

"No me extrañaría, desde que mi esposa falleció Gustav se ha vuelto algo rebelde. Me cuesta bastante mantenerlo en vereda."

"Lo siento señor, le acompaño en el sentimiento."

"Gracias Teniente. ¿Como está su marido? Me extrañó mucho que no vinieran juntos."

"Se quedó en la Einstein, arreglando todo lo bien que se puede la colonia de Mindoir."

"Si, me he enterado del ataque, batarianos bastardos."

"Yo después de ver todo aquello, tras la primera toma de tierra, decidí tener un poco de paz. Por eso pedí este destino administrativo. Si me permite señor, ¿De que conoce a Nathan?"

"Estuvimos juntos en el programa EGC. Debo decir que he conocido a pocos soldados tan duros. Yo me retiré en el N4 cuando en un descenso sin control me partí dos vertebras. ¿Qué tal le fue a él? ¿Consiguió superar el curso N6 y conseguir el emblema N7?"

"No señor, también se retiró por un accidente mientras cursaba el N5."

"Bueno, haber llegado a ese nivel ya dice mucho de su resistencia."

En cuanto llegaron al instituto se separaron, Hannah en dirección al despacho del director y Fredrik a la enfermería.

"Gracias por venir señora Shepard. Antes de empezar permítame ir a buscar al Mayor. Voy un momento a la enfermería, el chico ya debería estar despierto. Si me hace el favor de esperar."

"Tómese el tiempo que necesite."

En cuanto el director se marchó se giró hacia Samantha.

"¿Y bien señorita?"

Confiaba plenamente en su hija, pues nunca les mintió. Le contó con detalle todo lo ocurrido, desde el principio hasta el final sin dejarse apenas detalles.

"Y eso es todo, mamá. Ya sabes que no me importa que se metan conmigo, pero nadie amenaza y ensombrece el buen nombre de mis padres."

"Estoy de acuerdo en todo, salvo en el ultimo golpe. Podías haberlo matado."

"Mamá, tú y papá me habéis enseñado a controlar mi fuerza. Se cuanto golpear y con que intensidad."

Al cabo de unos minutos, el director junto a Gustav y al Mayor entraron en el despacho. Gustav explicó lo que según él había ocurrido, difiriendo drásticamente con lo que Sam contó. Su padre con claro gesto de disgusto, le propinó un tortazo. Sabia de sobra que estaba mintiendo. Antes de que dijera nada Sam se acercó a Gustav.

"Perdón por haberte pegado tan fuerte, ha sido desmedido."

"¿No tienes nada que decir?"

"Estás perdonada. Siento haberte insultado."

"Oh, a mi eso no me importa. Pero no vuelvas a amenazar a mis padres."

El Mayor Mikelson supo ver el orgullo y respeto que sentía la hija de Nathan al decir aquellas palabras. Tras el incidente Gustav tuvo que pagar 30 horas de trabajos para el instituto, ademas del castigo que le impuso su padre.

... ... ... ... ... ...

"Así que le rompiste la mandíbula al hijo del Mayor Mikelson, ¿Eh?"

"Lo sé papá, he obrado de manera exagerada. Pero tú y mamá sabéis que cuando hablan mal de vosotros me molesta mucho."

"No se lo digas a mamá, pero estoy muy orgulloso de ti. Mi princesa guerrera."

"¡PAPÁ! Qué ya no soy una niña."

"Ya lo sé, pero para mi siempre serás mi pequeña. Bueno te dejo, que tengo que realizar un nuevo descenso. Hoy ha sido un día complicado y muy triste."

"¿Quieres compartirlo conmigo?"

"Creo que aún eres muy joven para escuchar algo tan triste."

"Papá, se como funciona esta galaxia, gracias sobre todo a vosotros."

"Muy bien, si crees que estás preparada. Durante la exploración de la colonia, encontramos en el interior del centro de energía los cuerpos de una familia. Un ingeniero que sirvió en la alianza, su esposa y su hija, que tendría los mismos años que tú. Ver esa joven bajo el cuerpo de su madre... querían proteger a su pequeña. Solo eso...

Nathan no pudo contener unas lagrimas que comenzaron a caerle por las mejillas, a la vez que Sam al imaginárselo hizo lo propio.

"Vale papá, sin duda es algo muy triste y me apena muchísimo haberlo escuchado. ¿Te sientes mejor al contarlo?"

"Si un poco, gracias por querer escucharme."

"Cuidate papá. Mañana te vuelvo a llamar."

Sam cortó la transmisión y se recostó en la cama pensando en aquella familia, y en como los batarianos sesgaron sus vidas. Qué habría sido de aquella joven de haber sobrevivido. Hacia tiempo que rondaba en su cabeza una idea y después de aquello lo tenia claro. Continuaría la estirpe de soldados Shepard y en cuanto terminara el instituto a los 18, ingresaría en la alianza.

Quería evitar por todos los medios a su alcance, hechos como el acontecido en Mindoir. Tal y como imaginaba y le contaba a sus padres cuando era mas pequeñita, con su propia nave y una fiel tripulación surcaría la galaxia para ayudar a todo el que lo necesitara.