Nota adaptadora: ¡Hola! Aquí otra adaptación. Los personajes e historia no son míos, todo crédito a su respectivos autores, yo solo los tomo y adaptado. Lenguaje subido de tono, escenas para mayores de edad, entres cosas, por lo tanto rated M.


Natsu.

—¿De dónde diablos salió ese pedazo de culo? —Saco la cabeza de debajo del capó del coche, sigo la línea de visión de Loke. Él deja escapar un silbido mientras sigue mirando por una de las puertas del garaje. Irritación y celos se disparan a través de mi cuerpo, y no tengo ni puta idea de por qué. Tal vez sea la forma en que lo dijo o el tono de su voz, pero miro más allá de él para ver de lo que está hablando.

La rubia en que la que ambos tenemos nuestros ojos, parece que acabara de bajarse de una pasarela. O solo estoy adivinando que una modelo de pasarela se vería así. Aunque a partir de las imágenes que he visto en revistas de modelos, sus curvas son mejores. Su cabello rubio platino cuelga todo el camino hasta su cintura, donde los extremos comienzan a encresparse. Me dan ganas de envolver mi dedo por uno de ellos, agarrar un puñado de ellos mientras bombeo de mi polla dentro de ella. Me pregunto cómo gemirá si me conduzco dentro y fuera de ella.

Su vestido corto abraza las curvas en los lugares correctos y muestra sus largas piernas. Mis ojos hacen un barrido hasta los ridículamente altos tacones que lleva puestos. No tengo idea de cómo puede incluso caminar en ellos en el concreto desigual que cubre el frente de mi taller. La forma en que está vestida me hace pensar que debe ser rica. De lo que está haciendo aquí no tengo ni puta idea porque ella claramente no encaja.

Ella nos mira, al igual que nosotros la estamos observando. Sus ojos chocolate encuentran con los míos, y es como un golpe bajo a mi sistema. Todo el aire sale de mis pulmones, y toda mi sangre corre a mi pene. Me hace sentir mareado, y me agarro del coche en que estoy trabajando en busca de apoyo.

Soy malditamente viejo, demasiado para conseguir una erección con sólo mirar a una chica. Veintiocho no es estar viejo, pero es demasiado para conseguir estar excitado por algo tan simple. Demasiado viejo para tener pensamientos sucios sobre una chica al azar, algo que no he hecho desde que era un adolescente cachondo. No voy a mojar mi polla en cualquier agujero al azar. Una media sonrisa tira de sus labios, y es como si estuviera tratando de jugar a la inocente o algo así. Debe ser parte de su juego.

Cuando finalmente su mirada deja la mía, siento una pérdida inexplicable. Mierda. Eso no puede ser bueno.

—Tengo esto jefe, —Loke dice con una sonrisa de comemierda en su rostro. Es una mirada que conozco muy bien, y puedo ver que está haciendo como que va a ir a saludar a la pieza de culo rubio en la parte delantera de la oficina. Antes de que pueda dar dos pasos, le estoy agarrando por el brazo.

Malditamente no va a estar pasando. Loke siempre tiene mujeres envueltas alrededor de su dedo. Tacha eso, están envueltas alrededor de su pene y es como más le gusta. Él tiene a cada mujer cayendo a sus pies cada vez que salimos, y es probablemente por qué siempre maneja su boca. Por lo que dice, me parece que tengo un "no hables conmigo" a través de mi cara, dándole un buen susto.

Tengo el impulso de huir sólo de pensar en hablar con ella, pero empujo la sensación de vuelta porque es jodidamente ridículo. Como ninguno de los dos tiene una oportunidad con una mujer así. ¿Quién sabe lo que está haciendo en una malditamente pequeña ciudad como esta?

Probablemente de paso y algo salió mal con su paseo. Hoy aquí, mañana ya no. El pensamiento me hace un nudo en la tripa. Voy a necesitar probarla antes de que se haya ido. Algo que estoy seguro no será fácil.

—Terminé de colocar el motor. Lo tengo. —La irritación en mi voz es clara, ordenando volver al trabajo. Quiero ser el primero en hablar con ella, pero veo que Juvia me gana la mano cuando entro en el frente de la oficina.

—¿Cuánto tiempo ha estado haciendo ese sonido?—Juvia le pregunta, sacando un bolígrafo de su cabello azul atado en una cola de caballo.

Cuando el pelo capta la luz de una determinada manera, casi parece un celeste.

—Bueno, yo estaba… —La Duquesa rubia deja de hablar cuando finalmente ve que me les he unido en la oficina. Un ligero rubor le golpea las mejillas, y eso hace que mi polla de un tirón. Doble Mierda. Un maldito rubor está haciendo que mi dolor de pene aumente con necesidad.

Oigo a Joey dejar caer el bloc de notas hacia abajo sobre el mostrador, y la miro ver poner los ojos en blanco y devolver la pluma a la cola de caballo.

—Estaba segura de que sería Loke. —Joey lo dice con una sonrisa en su rostro. Estoy seguro de que ella creía que sería Loke. Debido a que perseguir culos no es algo que haga. Pero parece que esta pequeña Duquesa me ha doblado algunas reglas.

—Está ocupado y necesita tu ayuda. —Es una mentira. Loke puede terminar el trabajo por su cuenta, pero no es necesario tener a Joey aquí husmeando o abasteciéndose de cosas que me puedan dar una mierda más tarde.

Ella resopla, pero sale por la puerta y dejándonos a la Duquesa y a mí solos.

Los dos simplemente nos miramos fijamente. Hay algo en ella, en la perfección con que está hecha, que me da ganas de tirarla al piso y follarla allí mismo. Estaría tan sucia cuando acabara con ella. La grasa en mis manos sería tinta corrida por toda su ropa, su pelo estaría salvaje después de que bombeara dentro y fuera de ella, y su maquillaje estaría manchado. Podría mirarla y saber lo que hice. Haría a esta mujer sucia para mí y le encantaría, tanto que me pediría que se lo hiciera una y otra vez hasta que estuviera goteando con mi semen.

Ella finalmente rompe el contacto visual, tirando sus ojos chocolate de los míos.

Es entonces cuando me doy cuenta de que estoy mirándola como un cachorro enamorado. Me aclaro la garganta y llego al tema antes de que me corra en los pantalones de solo pensar en todas las cosas que quiero hacer con ella.

—¿Su carro? —Mi voz sale más profunda de lo que quiero, mientras hago mi camino alrededor del mostrador. Necesito conseguir un poco de espacio entre nosotros y cubrir mi polla dura antes de que la ahuyente.

—Oh sí—dice ella, mordiéndose el labio. Quiero decirle que se detenga, pero sólo pongo mis brazos sobre el mostrador, esperando a que continúe—. Acabo de llegar a la ciudad, y comenzó a hacer un poco de ruido, unos golpes raros.

Se ve como un conejo asustado, lista para huir en cualquier momento.

Tengo que tirar de ella antes de que haga su ejecución. Si supiera lo que estaba pensando hace unos momentos, se habría largado. Supongo que los hombres con los que ha estado eran lisos y suaves con ella, algo de lo que no estoy seguro de que podría ser, pero infiernos, si me preguntara, con toda seguridad trataría de tenerla debajo de mí durante unos minutos. Pero no creo que unos pocos minutos volverían a ser suficiente con alguien como ella. Apuesto que su sabor dejaría a un hombre de rodillas. No está acostumbrada a hablar con un mecánico grasoso como yo. No, ella es más de trajes y club de campos de polo.

El pensamiento de que otra persona la toque, me tiene en una neblina roja que golpea mis ojos. No sabrían qué hacer con ella. Ni siquiera sé qué hacer yo, pero podría morir tratando de dárselo. Una mujer como ella debe ser adorada y follada con regularidad.

—Es probable que sólo sea la correa del ventilador, —finalmente le digo, tratando de sacar mis pensamientos como la mierda.

—¿Es una solución fácil? Tengo un montón de cosas que hay que hacer.

Me muerdo la lengua para no decir algo grosero. Estoy seguro de que la Duquesa aquí tiene un gran día de compras por delante y no quiere pasarlo en un garaje sucio con gente como yo. Extiendo la mano queriendo sus llaves, y ella salta de nuevo. Mira hacia abajo a mis manos, y me doy cuenta de que no son las más bonitas. Todavía están untadas con grasa del último coche que tuve mis manos. Muestran signos de mano de obra, algo que probablemente nunca ha hecho antes. Apuesto a que su piel es suave y sedosa por todas partes. Sus manos envueltas alrededor de mi pene se sentirían mucho mejor que las mías, que es todo lo que ha estado recibiendo desde hace mucho tiempo. Tal vez por eso mi pene me está pidiendo algo que no debería faltar en este momento.

—Llaves—chasqueo, haciéndola saltar de nuevo. Estoy irritado por rechazar mi mano, y no puedo evitar el tono de mi voz. Miro hacia arriba, y puedo ver que el pulso de su cuello empieza a aumentar mientras mira hacia la puerta. Veo lo que está pensando, pero le pongo fin al mismo.

—Sólo hay este taller en la ciudad, Duquesa. Dame las llaves.

Sus ojos grises me ven duramente por el apodo, devolviéndome una mirada gélida. Mierda. Incluso eso me atrae. Estoy empezando a pensar que no hay nada que pudiera hacer para que no me gustara. ¿Cómo puede alguien cabrearme y encenderme al mismo tiempo? No estoy seguro de cómo lo está haciendo, pero ella lo hace.

Excava en su bolso, tirando de sus llaves y lanzándolas a mí. Yo las cojo en el aire, deseando que simplemente me las entregara. Podría haberle robado un toque y averiguado si es tan suave como parece.

—Vuelve en una hora y estará listo para salir.—Señalo el portapapeles sobre el mostrador—. Complete el formulario con su nombre y número para que pueda llamarle si he terminado antes de que esté de vuelta.

Ella garabatea rápidamente su número antes de girar y salir del taller, y dándome una buena vista de su culo mientras se va. Saco mi teléfono y miro hacia abajo para ver su número y el nombre y me rio cuando veo que se identificó como "Duquesa". Lo Programo en mi teléfono antes de rasgar su número de la hoja y ponerla en mi bolsillo. No me gusta la idea de que está allí escrito para que cualquiera pueda acceder a él.

Rápidamente ingreso su GT Carrera en el taller y cambio su correa del ventilador en un tiempo récord. Me gustaría decir que es porque estoy tratando de conseguir sacar su mierda, pero me estaría mintiendo a mí mismo. sólo quiero que vuelva aquí. Durante todo el tiempo en el que trabajo en su coche, estoy irritado por la idea de que ella nunca me vaya a dar la hora del día. Soy una puta broma para alguien como ella. ¿Por qué intentarlo?

Sacando mi teléfono para darle una llamada, miro hacia arriba y veo que ya está de pie en la oficina delante de mí de nuevo. Esta vez la veo riendo de algo que Loke le acaba de decir, está más a gusto con él, entonces ella estaba conmigo.

Voy a putamente matarlo. Puede que sea un poco áspero alrededor de los bordes, pero su pelo café claro y ojos azules siempre parecen tirar de las mujeres. Él limpia mejor de lo que parece ser capaz de hacer. Veo a Juvia tratando de contener la risa mientras mira entre mí y lo que está pasando en la oficina principal.

—Saca el maldito auto y deja caer las llaves en el mostrador cuando termines, —chasqueo, lo que la hace reír aún más. Después de un segundo ella levanta la mano, extendiendo su dedo medio a mí.

Piso fuerte a través del garaje y tiro de la puerta un poco más duro de lo que pretendo. Me sorprende que la ventana de cristal de la puerta no se rompiera cuando esta choca con la pared. El sonido hace a la Duquesa saltar de nuevo. Mierda. Todo lo que parece hacer es saltar.

Loke simplemente se apoya contra el mostrador como si él no tuviera ninguna preocupación en el mundo y la irritación hierve dentro de mí. Miro hacia él y pone fin a la conversación que está teniendo—. Vuelve al trabajo. No te pago para coquetear con los clientes.

La Duquesa se ruboriza con mis palabras, mirando con vergüenza. Si por mí fuera, el rubor cubriría todas las partes de su piel. Sí, como obtendrás esa oportunidad, una voz en el fondo de mi mente dice. Las chicas como ella, que rezuman clase no me darán la hora del día. No importa lo duro que trabaje, o lo que tenga en mi banco, sólo piensan que son mejores que yo.

Mujeres como ella quieren a los hombres en trajes rígidos y cenas de cinco estrellas. Me encontré con un par de chicas como ella cuando crecía, y he aprendido a mantenerme alejado, y siempre lo hago, pero algo en ella me está empujando.

Loke le guiña un ojo en su salida, y me hace rechinar los dientes mientras se pasea por la puerta abierta. Si yo ennegreciera sus ojos, él no sería capaz de hacer un guiño de nuevo por un tiempo, pienso para mí. Una vez que paso a través de la puerta, me estiro y la cierro inmediatamente. Trato de reagruparme y hacer retroceder a todas estas emociones extrañas. Tomo aire y trato de suavizar las cosas.

—Todo arreglado. Era la correa, —le confirmo—. Sígueme a mi oficina, y voy a hacer tu cuenta.

Empiezo a caminar de nuevo hacia mi oficina y siento soltar el aliento que estaba conteniendo cuando escucho el clic de los tacones que me siguen. Miro las ventanas que recubren el garaje y veo tanto a Juvia como a Loke observando. Probablemente preguntándose por qué voy a llevarla a mí oficina y no sólo hago su registro de salida en la parte delantera. La quiero en mi espacio. Tal vez cuando estando en mi pequeño terreno, finalmente pueda obtener un olor de ella.

Me muevo para que se siente al llegar a mi oficina, y cierro la puerta detrás de ella. Entonces golpeó las persianas de la ventana que da hacia el taller para que nadie nos pueda ver. Sólo ella y yo ahora.

Tomando asiento frente a mi escritorio, la observo mientras se mueve en exceso la abertura del vestido en su regazo. Su esmalte de uñas de color rosa está perfectamente hecho, y mientras observo sus dedos jugar con el borde, en todo lo que puedo pensar es en mover de un tirón su vestido para ver si hace juego con las bragas.

Ella se ve tan fuera de lugar aquí. Al igual que la mayor parte de mi taller, mi oficina es un maldito desastre. Nunca tuve un buen escritorio o sillas porque estarían sucias en dos semanas. Todo está desgastado y viejo, así que no me preocupaba por que se dañaran. El contraste entre ella y esta habitación es otro recordatorio de que nunca estaría con alguien como yo.

Incluso si me sacara la lotería, seguiría siendo todo sobre apariencias con gente como ella. Sería compatible con sus cuentas bancarias, pero seguro como la mierda que no pertenezco allí.

—Fue una solución fácil.—Le digo mientras me pongo a llenar el recibo. Debería haber roto algo más y asegurarme de que se quede en la ciudad un poco más de tiempo—. Pero no irá demasiado lejos. —La mentira acerca del viaje deja mi lengua con facilidad, pero no tengo un momento de culpa en ello—. Manténgase cerca de la ciudad, quiero decir. —Alzo las cejas para medir su reacción.

—Oh, estaré en la ciudad por tiempo indefinido. —La forma en que lo dice deja claro que no está feliz por eso. Ella no parece que pertenece por aquí, ya que no hay mucho en este pequeño pueblo. Si quieres algo lujoso tienes que hacer un viaje de dos horas a Denver.

―Son veinticinco por la correa y la mano de obra.

Sin vacilar mete la mano en su bolso y saca una tarjeta de plata American Express.

—No recibimos esas. —No sé por qué, pero le digo que recibimos todas las tarjetas, pero no la Amex. Estoy dejando que ella saque sus propias conclusiones.

—Es todo lo que tengo a menos que pueda funcionar en un cajero automático o algo igual de rápido. —Ella comienza a levantarse de la silla como si me estuviera dejando.

—En este momento, no hay cajeros automáticos, y el banco está cerrado. Estoy cerrando el taller para pasar la noche, por lo que necesito recibir el pago. — Miento de nuevo con la misma facilidad que antes. Mantengo el desliz, porque quiero volver a verla. Tal vez sí puedo traerla de vuelta aquí mañana, puedo llegar a un plan de juego para hacer un movimiento hacia ella, o al menos averiguar quién es y por qué está aquí. Todo el mundo sabe todo en un pueblo pequeño como éste.

Ella se deja caer hacia atrás en la silla—. Pero…

La corto—. Puedes volver por la mañana con el dinero. —Me levanto y camino hacia la puerta por la que voy a salir, pero ella me detiene.

—Necesito mi coche esta noche. Todavía tengo algunos mandados que necesito hacer. Tengo planes.

Me detengo en la puerta, volviéndome a mirarla. Ella todavía está sentada en la silla, mirando hacia mí. Sus ojos me están pidiendo, como si estuviera tratando de conseguir que yo cediera, con una mueca en sus labios carnosos.

Mis ojos se mueven a su pecho y permanecen allí, y hace que su respiración se recoja. Me da una oportunidad, y voy a tomarla. Yo paseo de nuevo hacia la parte delantera de mi escritorio y me siento con mi culo en el borde por delante de ella, mis piernas casi están tocando las suyas.

—Me podrías pagar con otra cosa. —Mis ojos recorren su cuerpo, dejando que mi intención haya quedado clara. No sé lo que digo, pero las palabras salen de mi boca antes de que pueda tirar de ellas. Espero a que ella se levante y me dé una cachetada, o arme una tormenta fuera de la oficina, pero sólo se menea en su silla un poco.

—¿Qu-que hago? —Ni siquiera puede pronunciar las palabras, y yo no he terminado con ella, porque estoy impaciente. Si no se va largando entonces, voy a empujarla un poco más.

—Tira hacia arriba tu vestido. Quiero ver tu ropa interior.

Su cara se pone roja, pero ella agarra el borde de la falda como si fuera a hacerlo. Pero en lugar de eso simplemente pone un manojo en sus manos, los nudillos están blancos. ¿Es realmente putamente tímida? Nadie que se parezca a ella, y que se ha vestido así, es tímida. Ella es una Duquesa rica entrando en un lugar como este y preguntando. A la mierda, si ella quiere jugar a la tímida, le ayudaré a salir.

Me inclinó hacia adelante, yo la tomo por los brazos, su piel es suave como la seda en contra de mis dedos. Le pongo al frente de mí para que sus piernas vayan a cada lado de mis grandes muslos mientras me quedo sentado en el borde de la mesa. Ella deja escapar un chillido en respuesta, pero no hace ningún movimiento para detenerme. Interesante. No tenía idea de que esto sería tan fácil.

Me inclinó con la mano manchada, le doy la vuelta a su vestido, dejando al descubierto las bragas de satén blanco. Sus piernas se extienden lo suficiente para que pueda ver una pequeña mancha de humedad.

Mierda.

Ella está excitada, y ni siquiera he hecho nada con ella. La vista tiene mi pene empujando contra la cremallera de mis jeans, y doy la bienvenida al dolor. Porque Impide que me corra en los pantalones.

—Sostenlo, —le digo, indicándole que quiero que sostenga su vestido para mí. Necesito mi mano para esto.

—Pero ya te mostré. Ahora dame las llaves.

—Eso fue por la correa, los materiales. La siguiente parte es por la mano de obra.

Lamo mis labios sólo de pensar en la siguiente parte. Dios, lo que daría por enterrar mi cara entre sus muslos gruesos y hacerla gritar mi nombre. Me gustaría hacer que diga a quien se lo está dando. Que ella se está tirando al mecánico local. No a una polla con un traje, que estoy seguro de que es a lo que está acostumbrada.

—No voy a dormir contigo, —ella deja escapar, y me hace apretar los dientes. A pesar de sus palabras, el vestido queda amontonado en sus manos y se mantiene a sí misma mostrándose. Eso está bien, Duquesa. Finja todo lo que desee. Voy a jugar, eso me pone un poco más duro para ti.

—Créeme, cuando te folle, vas a implorarlo. —Me inclinó, paso los dedos por las bragas suaves, simplemente burlándome de ella un poco. Siento la mancha de humedad en contra de mis yemas, y necesito más. Uso dos dedos para tirar de la tanga hacia un lado y sentir su coño desnudo. Ni un puto cabello. Apuesto a que tiene cera. Pero para quien, me pregunto. La idea me pone celoso y enojado, no pudiendo contener el rugido que sale de mi pecho.

Sus ojos se amplían con el sonido, y yo rasgo las bragas, tirando estas de su cuerpo. Quiero ver el coño desnudo para mí, y quiero marcarlo como mío. La idea es primitiva y bárbara, pero no me importa. Quiero este coño para mí mismo. Sólo mío. Podría haberse hecho la cera para otra persona, pero estoy seguro como la mierda voy a poner mi marca en él.

—¿Qué estás haciendo? —Sus palabras salen sin aliento, pero no hace ningún movimiento para detenerme ni deja caer su vestido. De hecho, se inclina hacia mí un poco más. Ella dice una cosa, pero su cuerpo la está traicionando.

Llevo la ropa interior a mi nariz, oliendo su dulce aroma, y dejo que se llenen mis pulmones, casi lo pierdo cuando siento la mancha de humedad en mi cara. Sabiendo que no tengo mucho tiempo antes de que pierda la carga de esperma, dejo caer sus bragas en mi escritorio y libero mi pene de mis vaqueros.

—Oh Dios mío. Eres…

—Enorme, —termino por ella—. Lo sé.

Agarrando un lado de sus caderas, la tiro más cerca de mí. Usando mi otra mano, guío mi verga a los labios vaginales. Que se separan fácilmente en la cabeza de mi pene, y me encuentro con su pequeño clítoris duro pidiendo atención.

—Oh Dios.

—No es Dios, bebé. Es Natsu, —le corrijo mientras comienzo a mover la cabeza de mi pene hacia atrás y adelante en su clítoris. Quiero rasgar la parte superior de su vestido y chupar sus grandes tetas, pero sería arruinar el vestido, y yo no quiero que ella salga caminando de aquí con ellos viéndosele. Así que tomo su cadera un poco más fuerte, poniendo mi mano en su lugar.

—¿Qué estás haciendo conmigo? —Sus ojos vidriosos, las pupilas dilatadas. Ella está tan jodidamente caliente, el olor de su vagina llena la habitación. Sus jugos bañan la cabeza de mi pene, mostrándome lo mucho que quiere esto también. Su cuerpo está pidiendo algo de pene.

Toma todo en mí no decirle—, jugando con tu coñito, que ahora es mío. En su lugar suelto—, cobrarme la factura con tu vagina.

Ella gime, dejando caer la cabeza hacia atrás, su pelo cepillado mis dedos que están agarrando su cadera.

Se ve tan joven y pura, como si nunca hubiera conocido este tipo de placer antes. Mierda.

—Por favor, dime que eres legal, —gruño. No estoy seguro de si podría alejarme si me dijera que es menor de edad. Sólo podría hacer valer la pena el tiempo de prisión.

—Veintiuno —murmura, perdida en el placer. Putamente Gracias. No sé lo que habría hecho. Estoy seguro de que no podría evitar tirar de ella sobre mí en este momento.

—¿Te gusta esto?, —pregunto, aumentando la velocidad, frotando su clítoris de ida y vuelta con la cabeza de mi pene, deslizándome fácilmente a través de sus labios en ese coño jugoso—. Utilizas este coño para conseguir lo que quieres, ¿verdad? Yo apuesto a que tienes a los hombres envueltos alrededor de su dedo. —Las palabras me hacen sonar como un idiota, y lo sé. Yo empecé esto, pero no me gusta que ella tan fácilmente me dejara hacerlo. ¿Hace esto con todo el mundo? ¿Es este un juego? Aquí estoy, cayendo encima suyo y esto podría significar nada para ella, pero tal vez piensa lo mismo de mí. No tiene ni idea de que no le caigo a todas las mujeres. Diablos, ni siquiera he pensado en una mujer en años. Demasiado ocupado trabajando en mi taller. Hasta ella.

Empujo los pensamientos porque no voy a arruinar esto por mí mismo. Voy a disfrutar de esta perfección que tengo en mis manos mientras la tenga.

—Que te jodan. —dice las palabras furiosamente mientras trata de mover sus caderas. Ella está moviéndose como el infierno, queriendo hacer que vaya más rápido. Aprieto mi agarre aún más por lo que no puede tener lo que desea. Ella está obligada a tener marcas allí mañana por la forma en que la estoy sosteniendo.

Puedo decir que ella está a punto de acabar, su cuerpo se encadena apretado. Estoy tan jodidamente cerca también, pero estoy controlando esto. Tiene demasiado control de mí; yo por lo menos voy a conseguir esto.

—Pronto voy a estar follándote, Duquesa. Me vas a tomar dentro de tu pequeño coño hasta que se llene de cada gota de semen que tengo. Entonces lo haré una y otra vez hasta que me supliques que pare.

—¡Natsu! —grita mi nombre, corriéndose por mis palabras sucias. Lo ha hecho, probablemente, nunca le hablaron de esa manera, y yo putamente lo amo.

Me dejo correr con ella, liberando el semen que he estado acumulando en mis bolas desde que acercó su culo en mi tienda. Mi semen llena su clítoris, los labios de su vagina, y los muslos. Me descargo más duro de lo que me he venido en toda mi vida. Me corro tan duro, que veo estrellas. La intensidad mece a mi núcleo. Es algo que nunca había sentido antes, y el calor me llena el pecho.

Cuando por fin vuelvo a la tierra, ella está dejando caer la falda y alejándose de mí.

—Duquesa, —digo, para llegar a ella y con ganas de tocar sus labios con los míos. Quiero llegar, finalmente, tener un sabor de ella. Tenía que haber sentido lo que ha pasado aquí. Fue un cambio de vida. Hay algo entre nosotros, pero ella esquiva la mano y quita el cerrojo de la puerta.

Me toma un minuto conseguir mi polla todavía dura de nuevo en mis vaqueros antes de correr tras ella. En el momento en que llego a la parte delantera de la tienda, veo su coche tirando hacia fuera, el chirrido de neumáticos llenando mis oídos.

—¿Quién le entregó las llaves? —Miro y veo Juvia de pie detrás del mostrador. Le doy una mirada dura, y ella levanta sus manos en defensa.

—Estaban sentados allá. Pensé que estaba bien que se fuera. —Levanta una ceja en pregunta, pero no contesto nada.

No me jodas, ni siquiera sé su nombre.


Nota adaptadora: ¿Reviews? Uwu.